Pichorradicas y logomaquias

Pasen y siéntense

Qué genios, le pusieron el nombre para que no fuera nadie. Isla de El Hierro.

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Almo beach

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Líchestein

La secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE escribe así Liechtenstein:

Chacón

En 1997, tras nuestro viaje ciclista por los Alpes, volvíamos en coche desde Austria y nos hizo ilusión parar a comer el bocadillo en Liechtenstein. Entramos al país, seguimos unos metros buscando un sitio, algún parque donde preparar el bocata junto a una fuente, a ver, vete un poco más adelante, un poco más adelante, a ver, mira, yo creo que al otro lado de ese puente… Y al otro lado de ese puente ya era Suiza. Buscando un sitio para el bocata, atravesamos el país de este a oeste.

Liechtenstein. Nombre oficial: Fürstentum LiechtensteinCuánto nombre para tan poco país. Así que entiendo a Chacón, Líchestein y va que chuta.

Por cierto, Líchestein es uno de los dos únicos países que están rodeados por países que no tienen salida al mar. Ajá.
Lichi
 Foto de aquí.
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Cállate, pinchatripas

«Cállate, penca del diablo, pata de afilador, albarda, zurupeta, tía chamusca, estropajo (…). Te lo digo a ti, zurrapa, trotona, chirigaita, mochilera, trasgo, pendón, zancajo, pinchatripas, ojisucia, mocarra, fuina (…). Patas puercas, verruga peluda, estaferma, escorpión cebollero, liendre sebosa. Tu casa huele a fogón meado».

El zapatero a la Jerónima, en Réquiem por un campesino español (Ramón J. Sénder).

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Susan Sontag en el albergue de peregrinos

Sontag

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Así triunfé en el atletismo, una vez y para siempre

La historia ha olvidado mis hazañas y mis asombrosas estadísticas en el mundo del atletismo. En todas las pruebas en las que participé (una), subí al podio. Supera eso, Usain Bolt.

Ocurrió en los últimos días de 2002, en la San Silvestre de Trintxerpe. Y fue un triunfo colectivo: recibimos el premio al mejor disfraz. Jo. y Ju. hicieron de atletas africanos y yo les hice de liebre, con un cronómetro en una mano y una zanahoria en la otra. (No: yo no era un conejo que huía de dos cazadores hambrientos, como señalaron a nuestro paso algunos espectadores poco informados; por suerte, el jurado tenía suficientes conocimientos de atletismo, un acertado gusto por el humor conceptual y el buen criterio para darnos el premio, a pesar de nuestros temores de que quizá preferirían a esas cuadrillas que corrieron vestidas de recogedores de chapapote, porque el Prestige se había hundido unas semanas antes, Trintxerpe es territorio de gallegos y creímos que el jurado podría valorar cuestiones geopolíticas por encima del puro arte. Pero se hizo justicia: nos dieron el trofeo y, además, en el sorteo posterior de regalos, me tocó una botella de whisky JB, con lo que alcancé el 100% de victorias en el atletismo y el 40% de alcohol en una botella). Dentro fotos:

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3.463 nombres de ovejas

En un trabajo memorable, M. Aizpurua recopiló 3.463 nombres propios que los pastores vascos daban a sus ovejas. El 24 de abril de 1983, por ejemplo, entrevistó a Jose Mari Iztueta, pastor de Berastegi, padre de Josu Iztueta. En su rebaño Jose Mari nombró, entre otras muchas, a las siguientes ovejas:

-“Juan Tomas”:  así llamada porque tenía las patas lanudas, igual que Juan Tomás, un chico del pueblo que salía a bailar en fiestas con los pantalones bastante levantados, dejando a la vista sus canillas peludas.

-“Joxe Txorizo”: era el apodo de un mendigo que solía refugiarse de chabola en chabola. Esta oveja compartía la costumbre de meterse en todas las chabolas.

-“Ahuntxe”:  de ahuntz, cabra, porque le gustaba caminar por lo alto de los muros.

-“Hankamotxa”: se rompió una pata, se le pudrió y se la cortaron. Se quedó hankamotz: coja.

 -“Txorroskilero”: el txorroskilero (afilador) que pasaba de vez en cuando por Berastegi tenía el pelo muy rizado. Esta oveja también.

-“Saihetsean harrak egindakoa”:  la que tenía gusanos en el costado.

-“Putre”: buitre, porque tenía el cuello largo y sin pelo.

-“Pikona mutur-beltxa”: Pikona se le dice a la que tiene la mandíbula inferior más corta que la superior. Mutur beltz: morro negro.

Hay una oveja de la que no se explica el motivo del nombre, que parece obvio, sino una circunstancia muy misteriosa:

-“Pinto”: desapareció un año entero y regresó.

Ya estamos tardando en reeditar Ardi izenak. Analisi linguistiko eta morfologikoa (UEU, 1985), de M. Aizpurua.

(Actualización: me dice Xabi que el libro está en PDF. Gora UEU!).

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Euskamasutra:

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Mecagüenlaleche, ya empieza a llenarse el buzón de propaganda electoral

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¡Aaaaah, el rinoceronte!

Surge un problema gracioso cuando el escritor coloca las cláusulas de una oración en situaciones ambiguas, entre dos sujetos, de manera que dudamos un poco hasta entender a cuál corresponden. El presidente Theodore Roosevelt describe así una cacería en Kenia: «Opté por hacer un pequeño ruido y, después de meditarlo durante un rato, con el rabo y las orejas levantadas, el rinoceronte se alejó». (National Geographic, enero de 1911).

Por suerte, todo el mundo sabe que los hombres no pueden levantar las orejas.

 


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Cholita o señorita

Crees que en un segundo viaje empiezas a conocer el país. Hasta que un simple cartel callejero te enciende mil preguntas y te descubre que apenas has rascado un poco, que no te enteras de casi nada y que necesitarías media vida para empezar a enterarte.

El penúltimo día te explican las diferencias entre señoritas, chicas, cholas, chotas y birlochas. Al día siguiente tomas el avión de vuelta a casa y, con un oceáno de por medio, ya es fácil hacer como que sabes algo.

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Mi amigo del otro lado

Mi amigo J., de 35 años, no tiene ordenador y entra en internet una vez cada tantas semanas, si le pilla de paso alguna biblioteca pública. Cuando escribo en este blog un texto que le puede interesar, le llamo por teléfono para que lo lea. Una vez quise enviarle un e-mail importante, pero como suelen cerrarle su cuenta de correo electrónico por falta de uso, imprimí el mensaje, lo metí en un sobre, le puse un sello, escribí sus señas y lo eché al buzón. A ver, ¿cuántos habéis bajado a la calle a echar un e-mail al buzón?

Pero mi amigo J. también tiene su agenda electrónica. Suele ser un papelito mal recortado que lleva plegadísimo en la cartera, donde anota con letra enana los asuntos que quiere consultar la próxima vez que entre a internet, así, sin mucha prisa. La última vez que vi su ciberagenda, estaba de lo más prometedora: Urumea, Jaca Palacio Congresos, Saint Lary Hincapie-Pereiro, Méridienne verte.

Vamos a hacer una prueba. No voy a avisar a J. sobre este post. Veremos cuánto tarda en descubrirlo -si es que lo descubre alguna vez- y si nos deja algún comentario -suele hacerlo muy de vez en cuando, con un curioso seudónimo-. J., tú que vives al otro lado de la brecha digital, dinos: ¿sois felices allí, vuestros amores os corresponden al menos en un veinte o veinticinco por ciento, hay algún paraje llamado Greenland o Groenlandia, soñáis con cangrejos, con niños ciegos, os acordáis de cómo se asfixió el ciclista Tom Simpson, tenéis fresas allí, al rezar os acordáis de las caravanas del desierto?

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Escribo con los veinte dedos.
Kazetari alderraia naiz
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