GUIPÚZCOA

San Sebastián: un paseo por el hueco y el viento

He escrito un paseo por San Sebastián para la revista Jot Down.

En un extremo de la bahía de La Concha está Oteiza y en el otro Chillida. Paseamos para unirlos a los dos, y para unir de paso a lagartijas donostiarras con fusileros escoceses, a esqueletos de ballenas con avestruces metafísicas, a pintores con corsarios.

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Presentamos la guía Donostia-San Sebastián

El próximo martes veremos una colección de cabezas que llevan cien años dando vueltas por San Sebastián,  homenajearemos a la lagartija endémica donostiarra y recordaremos el pacto de 1482 por el que Guipúzcoa prometió no invadir Inglaterra, un asunto olvidado que quizá obligue a la Real Sociedad a conformarse con un empate en Mánchester, si no queremos recibir sanciones de las Naciones Unidas.

Vamos a presentar la guía Donostia-San Sebastián el martes 10 de septiembre, a las 19.00, en el Club Vasco de Camping (calle Prim, 35; entrada por el lado del río). Esa mañana, a las 11.00, lo presentaremos para la prensa en la librería Elkar de la calle Fermín Calbetón.

En la presentación de la tarde organizaremos un pequeño concurso, una búsqueda del tesoro sin movernos de la sala, con algunos premios. Y después, si queréis, nos tomaremos algo por ahí.

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MFotos: Alberto Muro.

Los recorridos de la guía pretenden dos cosas. Al caminar por los paisajes y escenarios más clásicos, pretenden ir más allá de la mera contemplación, pretenden explicar cuál es su historia, cuáles fueron las apuestas de la ciudad y por qué son así esos paisajes de postal (no: el paseo de La Concha no ha existido siempre, en su lugar estuvieron a punto de convertir el perímetro de la bahía en un gran puerto mercante con muelles, almacenes y vías de tren). Y al recorrer los barrios, los parques, los montes y las riberas, también pretenden descubrir algunas pequeñas sorpresas, como el último reducto de bosque autóctono dentro de la misma ciudad, algunas atalayas balleneras o restos de fuertes y batallas carlistas.

La guía incluye diez recorridos a pie y una vuelta en bici, caminatas por los montes y las costas, varias excursiones en coche por los alrededores, una historia de la ciudad, diez hayques, rutas de pintxos, fiestas, eventos culturales, planes deportivos  y una extensa guía de alojamientos, bares, restaurantes, tiendas y servicios turísticos.

Copio el final de la introducción: “De los diez recorridos a pie que propone esta guía, el más interesante será quizá un undécimo: un vagabundeo sin rumbo, guiado por la intuición y abierto al asombro. Caminar por la ciudad como por un bosque. Pero perderse en la ciudad es una destreza que requiere mucho aprendizaje. Empezamos: adelantamos un pie, luego el otro y paseamos por paisajes de postal, rincones con miga y relatos con sorpresa”.

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Donostia a pie

Azala-DONOSTIA-4.inddAcabo de publicar la guía Donostia-San Sebastián, una guía para conocer la ciudad caminando, una guía para propios y marcianos. Ya está en las librerías y en la web. Es de la editorial Sua, con textos míos y fotos de Alberto Muro.

Los recorridos de la guía pretenden dos cosas. Al caminar por los paisajes y escenarios más clásicos, pretenden ir más allá de la mera contemplación, pretenden explicar cuál es su historia, cuáles fueron las apuestas de la ciudad y por qué son así esos paisajes de postal (no: el paseo de La Concha no ha existido siempre, en su lugar estuvieron a punto de convertir el perímetro de la bahía en un gran puerto mercante con muelles, almacenes y vías de tren). Y al recorrer los barrios, los parques, los montes y las riberas, también pretenden descubrir algunas pequeñas sorpresas, como el último reducto de bosque autóctono dentro de la misma ciudad, algunas atalayas balleneras o restos de fuertes y batallas carlistas.

La guía incluye diez recorridos a pie y una vuelta en bici, caminatas por los montes y las costas, varias excursiones en coche por los alrededores, una historia de la ciudad, diez hayques, rutas de pintxos, fiestas, eventos culturales, planes deportivos  y una extensa guía de alojamientos, bares, restaurantes, tiendas y servicios turísticos.

Copio el final de la introducción: “De los diez recorridos a pie que propone esta guía, el más interesante será quizá un undécimo: un vagabundeo sin rumbo, guiado por la intuición y abierto al asombro. Caminar por la ciudad como por un bosque. Pero perderse en la ciudad es una destreza que requiere mucho aprendizaje. Empezamos: adelantamos un pie, luego el otro y paseamos por paisajes de postal, rincones con miga y relatos con sorpresa”.

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Sí que es bonito, sí

La noche del 31 de diciembre una amiga me envía un mensaje desde La Habana. Me dice que están cocinando pata de puerco con frijoles, arroz y yuca, que beberán ron y que luego cantarán en un karaoke y saldrán a bailar salsa. Imagino que igual hasta terminan en la playa.

Imagino también a un cubano preguntándome qué hacemos los vascos para celebrar el año nuevo.

Pues nada, algunos nos levantamos a las siete de la mañana con un sueño horrible y subimos una montaña bajo la lluvia. Hundiendo los pies en el barro, agachados contra el viento, alcanzamos el primer ochomil del año (Adarra, 8.110 decímetros). En la cumbre nos felicitamos, nos damos besos y abrazos, y en el minuto en el que posamos quietos para una foto, arrecia el chaparrón, sopla un vendaval, temblamos y dejamos de sentir los dedos de las manos.

Ajá.

Bueno, no sé, también te encuentras en la cumbre con una amiga inesperada y le felicitas el año con otro par de besos, es bonito. También hay unos voluntarios muy amables que ese día reparten vasos de caldo, es bonito. Y hay desconocidos que se refugian de la lluvia y el viento contra unas rocas, de pronto abren la mochila, sacan una botella de champán y unas copas y reparten tragos y buenos deseos entre la gente que anda por allá, y en las copas la lluvia se mezcla con el champán, sí que es bonito, sí.

Busco ahora mismo, 1 de enero, vuelos a La Habana para diciembre de 2013 y encuentro alguno por 400 euros.

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Estrenar diciembre y ya de paso cerrarlo

El sábado 1 tocaba estrenar diciembre y sus nieves. En vez de subir al Txindoki por el camino de los epa (epa…, epa…, epa…, epa…, epa…), el Maquinetti propuso subir por la hendidura que abre la regata de Muitze. Se cumplió su intención: en la primera hora y media no vimos a nadie. Yo descubrí un cacho de mundo que no conocía y que parecía casi sin estrenar. Casi. Veíamos las huellas recientes de un par de botas y de un perro.

Nieve profunda, viento norte, cumbre, higos, saludos y bajamos por el camino habitual y concurrido (epa, epa, epa). En el ostatu de Abaltzisketa comimos arroz con hongos, alubias con berza y morcilla, pollo de caserío, pantxineta y café. Lo declaramos el mejor banquete de todo diciembre, sin necesidad de esperar treinta días más.

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Y qué hace el monte con tanta agua

Que sí, que sí, que también me gusta el otoño, que después de la temporada de playa también disfruto la de los hayedos. Me gusta pasar dos días encerrado en casa mientras diluvia y luego, un domingo por la mañana, ver un sol inesperado y llamar corriendo a J.: «¿Y si cojo el tren, paso por tu casa y nos vamos a ver qué han hecho los montes con tanta agua?».

Aitzondo Irusta

Aitzondo Irusta

Aitzondo Irusta

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Excursiones por cinco ríos

Os propongo cinco planes para andarines y ciclistas: excursiones por la orilla de los ríos Urumea (de Hernani a Ugaldetxo), Bidasoa (de Sunbilla a Lesaka), Ebro (de Elciego a Lapuebla), Lea (de Mendexa a Munitibar) y Biduze (de Guiche a Bidache). Este último me dejó marcada en los pies una interesante cartografía de ríos y afluentes.

Escribí un reportaje con esas cinco rutas para el número de junio-julio de la revista Euskal Herria, ahora en los quioscos. Las fotos son de Koldo Badillo. El número también trae un reportaje magnífico de Santi Yaniz sobre «Lapurdi, la costa de los corsarios», otro de Alberto Muro sobre el macizo calcáreo de Itxina… ¡y el fotógrafo Iñaki Mezquita publica unas fascinantes imágenes de cópulas! (de insectos).

Os dejo la entradilla del reportaje sobre las cinco excursiones por ríos:

«Hubo un tiempo en que los ríos fueron las arterias de nuestro país. Por ellos entraron las culturas, el comercio, las ideas. Dieron de beber a las primeras poblaciones y luego a las grandes ciudades. Sus aguas regaron cultivos, ofrecieron pesca, movieron la prosperidad de ferrerías y molinos, sirvieron de vía de transporte para las gabarras y los botes que surcaban los cauces y para los trenes que obedecían sus trazados. Luego los invadimos, los ahogamos, los envenenamos y los sepultamos en la contaminación y el olvido.

Hace dos o tres décadas, con la forzosa readaptación industrial y la nueva conciencia ecológica, los ríos vascos empezaron a revivir. Los cauces y las riberas acogieron de nuevo una abundancia de peces, anfibios, mamíferos, aves, plantas y árboles que  parecían a punto de desaparecer. Y además de esta recuperación de los espacios naturales, empezamos a ver los ríos como espacio de ocio y disfrute. Se rehabilitaron caminos de sirga, senderos y calzadas, se trazaron itinerarios para caminantes con un esfuerzo notable por la divulgación del patrimonio histórico y natural: en estas rutas encontramos ahora parajes deliciosos y huellas de los viejos oficios y las viejas vidas.

Proponemos cinco caminatas fluviales: Biduze, Bidasoa, Urumea, Ebro y Lea. Son paseos llanos y sencillos, descritos para caminantes pero idóneos también para ciclistas, que nos ayudarán a redescubrir el paisaje y la historia de nuestros ríos».

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50 milioi urteko txangoa

«Urrats bat eman eta denboran atzera egingo dugu hamar mila urte. Beste urrats bat, beste hamar mila urte. Paseo labur batean Pirinioak altxa ziren garaira iritsiko gara eta, pixka bat aurrerago, dinosauroen desagerpenera. Lurrean oina jartzen dugun bakoitzean, glaziazioak, beroaldi globalak eta aro epelak zeharkatzen ditugu. Zumaia eta Deba arteko txango bat proposatzen dizuegu, kostalde honetako altxorrak ezagutu eta planeta nola eraldatu den ikusteko».

Deba-Zumaiako flyscha. 50 milioi urteko txangoa (Nora aldizkariaren apirileko alean).

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El origen de las especies en la lucha por la vida

A finales de marzo de 2011 conocí los hayedos aún invernales de Oberan y al salir al asfalto vi una señal terrible de la llegada de la primavera: docenas de ranas aplastadas por los coches. Esta vez he vuelto a mediados de marzo, un par de semanas antes que en 2011, y he visto charcas con montones de huevos de rana y charcas con renacuajos de impacientes y largas colas. Supongo que dentro de unos días se repetirá, sobre el asfalto, el holocausto anfibio.

Responso mudo: Memories of green.

Mientras tanto, a finales del invierno ocurre en los bosques guipuzcoanos otra transformación hermosa: los simios descienden a tierra y se convierten en seres humanos. Entre el darwinismo y el creacionismo, algunos incluso parecen bajar directamente por escaleras desde el cielo. Estos humanos te devuelven el rosario de tu madre, son felices con vino y un trozo de pan y también, cómo no, con caviar y champán, y se esponjan con el primer sol tibio de la primavera, que se derrama suave y pegajoso como la yema pinchada de un huevo frito.

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Hay otras chistorricas en la vida de los hombres

Esta mañana, en la cumbre del Adarra, había niebla, viento, hielo, una temperatura de cinco o seis grados bajo cero y una sensación térmica de «creo que se me ha caído una oreja».

Más tarde, en Besabi, ha salido el sol.

La chistorrica, hacia la que hubiéramos ido todos con las manos vacías, es un tesoro sobre el cual viviremos. Con esta realización, una página se dobla. Una nueva vida empieza…

Hay otras chistorricas en la vida de los hombres.

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Escribo con los veinte dedos.
Kazetari alderraia naiz
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