TOUR DE FRANCIA

Cuando las ciclistas cambiaron de marcha

En 1910, el Tour de Francia dio cinco monedas de oro al primero en subir el Tourmalet sin bajarse de la bici. Pero había un precedente: ocho años antes, la ciclista Marthe Hesse ya lo había conseguido con una bici con cambio de marchas, ese invento «adecuado para inválidos y mujeres».

He publicado este reportaje en Pikara Magazine sobre las ciclistas que pedalearon entre el desprecio, la indiferencia y la burla: «Cuando las ciclistas cambiaron de marcha«.

Entre otros muchos motivos, porque hemos dedicado más tiempo a los debates sobre las azafatas de los podios que a las propias corredoras.

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La lotería de ‘la Pulga’

He recibido una carta de Rosi, sobrina de Vicente Trueba, ‘la Pulga de Torrelavega’, ganador del premio de la montaña en el Tour de 1933. Me da las gracias por haber hablado de Trueba en esta entrevista del ABC Cultural, «después de 74 años», y me manda un billete de lotería.

Trueba también debió haber sido el ganador final en el Tour de 1933, si no hubieran cambiado el reglamento sobre la marcha. Incluí su historia como capítulo nuevo en la 8ª edición del libro Plomo en los bolsillos. Y lo colgamos aquí, en abierto, para quien guste:

Aquel Tour que le robaron a la Pulga de la Torrelavega‘.

*

Bola extra: en la 9ª edición de Plomo también amplié y reescribí el capítulo dedicado a Walkowiak.

El ciclista que se arrepintió de ganar el Tour‘.

«Roger Walkowiak es un señor de 63 años que acaba de jubilarse como tornero en un taller mecánico industrial, y se pone muy nervioso cuando un periodista le pregunta por cierto asunto que él preferiría olvidar: su victoria en el Tour de Francia de 1956. 

—Nunca hablo de eso, ni siquiera con mi mujer».

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La taza de Vicente Trueba

Esta mañana me ha llegado un paquete postal, lo he abierto y me he encontrado con una taza y un platillo de porcelana.

«Esta es la taza en la tomaba café Vicente. Quiero que tengas un recuerdo de él».

Vicente: Vicente Trueba, la Pulga de Torrelavega, primer rey de la montaña de la historia del Tour de Francia, en 1933. Reglamento en mano, Trueba también debió ser el ganador final en París, pero en la clasificación aparece sexto.

En la octava edición de ‘Plomo en los bolsillos’ incluimos el capítulo ‘Aquel Tour que le robaron a la Pulga de Torrelavega’ (se puede leer aquí), y envié un ejemplar del libro a Rosi Gómez, sobrina de Trueba (gracias a Libros del K.O.).

Ahora Rosi me manda la taza, el platillo, tres sobres de azúcar con el retrato y la biografía de Vicente Trueba (de la colección de sobres «Ilustres de Cantabria»), una caja de bombones belgas y un montón de recortes de prensa y de fotos de hace cincuenta, sesenta, ochenta años -en la imagen solo he puesto algunos-.

Josefina Bedia, viuda de la Pulga, vino con Rosi a la presentación de ‘Plomo’ en la librería Gil de Santander hace tres años. Entonces ella tenía 98. Murió hace unos meses, con 100. Además de recordarnos que a su marido le habían robado el Tour, nos explicó que en aquella época ni sabían lo que era el dopaje, que no habían visto ni una aspirina en su vida. Y que el secreto dietético de Trueba era otro:

-La leche de sus vacas. Las ordeñaba él mismo, eso era lo mejor que había. 

Vicente Trueba comprim

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El ciclismo, un invento de periodistas

En el Tour de Francia de 1903, el primero de la historia, pedaleaban 60 corredores y un periodista: Géo Lefèvre rodaba en el pelotón durante algunos kilómetros, paraba en una estación, se subía al tren para adelantarse, se unía de nuevo a los corredores de cabeza y recogía sus testimonios en marcha.

El texto sigue en Papel (la revista dominical del diario El Mundo).

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A su enemigo le esperaba una mujer

Vicente Trueba, la Pulga de Torrelavega, corona primero casi todas las montañas de los Alpes. Pero desde las cumbres hasta la meta quedan muchos kilómetros, los perseguidores se organizan y lo atrapan siempre. Un día se cae en la bajada, otro día pincha, otro se encuentra con un viento en contra terrible. Nunca consigue ganar una etapa. El día en que dos ciclistas lo atrapan casi al final y queda tercero en el sprint entre los tres, Trueba rompe a llorar.

El 12 de julio de 1933, el diario ABC publica estas líneas:

“Nadie podrá arrebatarle ya una doble satisfacción: la de que su imagen fulgure en la actualidad cinematográfica y la de haber perdido, en provecho de Archambaud, y a causa de la rotura de un freno, el primer puesto de la etapa Niza-Cannes. Porque en Cannes aguardaba a Archambaud una mujer: su madre”.

En la foto, Archambaud en la meta de Cannes.

Archambaud

(Photo by Keystone-France/Gamma-Keystone via Getty Images)

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Escribo con los veinte dedos.
Kazetari alderraia naiz
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