Uno que se salió del mundo

Después del madrugón, empezamos la subida a la Peña Amaya, a la que J. bautizó con mucho ojo como el Uluru burgalés.

Pasamos por los restos de un castro celta muy extenso, donde hace dos mil años los cántabros sufrieron el asedio de las tropas del emperador Augusto. Se encaramaron a una fortaleza en lo alto de la cercana Peña del Castillo, en la que aún se aprecian muros de hace dos mil años, trincheras y pasos excavados en la roca. En ese mismo nido de águilas se refugiaron los visigodos y luego los castellanos, para resistir diversos asedios moros.

Qué emoción, le dije a J.: en este mismo lugar alguna vez caminarían dos tipos como tú y como yo, dos celtas que verían esta misma montaña de enfrente, que tendrían los mismos latidos acelerados al subir la cuesta. De qué hablarían, cómo sonarían sus voces, qué ilusiones tendrían, qué temores masticarían, sabrían hacia dónde queda el mar, qué parte del mundo conocerían, qué sentirían al ver acercarse por la llanura a las tropas romanas.

Un poco más adelante encontramos a un señor de barbas borrascosas recogiendo setas. Se llamaba José y vivía abajo, en el pueblo de Amaya, pero nos dijo que subía a la peña a diario.

Cuando J. sacó del bolsillo unas gafas de sol, José se inquietó:

-Eso es malo. Esas gafas y los tatuajes y esas cosas. La gente que lleva tatuajes vive menos.

-¿Y eso? ¿Porque se pasa la tinta a la sangre o algo así? –preguntó J.

-Es que ahora la gente no es libre. Gastan lo que no tienen. Y los que llevan esas gafas y los tatuajes y los pendientes y esas cosas… Esos viven menos. El setenta o el ochenta por ciento de la humanidad está sucia. Ahora hablan de la crisis y los recortes. Eso es Dios, que está limpiando.

“Por eso me fui a vivir a lo alto de la peña. Allí construí unas cabañas y me pasé cuatro años allá arriba. Me sentía más libre. Bueno, vivía allí hasta septiembre. Luego con el frío bajaba al pueblo.

José nos señaló un majuelo en la base de la pared: a partir de allí subía un pasillo empinado y rocoso hasta la meseta de la Peña Amaya. La parte superior de esta montaña es una inmensa explanada rocosa, de un par de kilómetros de largo, en la que podría aterrizar un Jumbo.

Allí estaban las cabañas de piedra que utilizaba José para salirse del mundo.

*

Por la base de la Peña Amaya, hacia la Brecha de Rolando burgalesa y la Peña del Castillo, donde se refugiaron celtas, visigodos y castellanos:

Etiquetas:

votar

6 Comentarios Dejar comentario

  1. Tu capacidad para encontrarte con las personas que me gustaría ser de mayor sigue intacta. Empezaré por dejarme la barba.

    • Ander Izagirre #

      Ni se te ocurra, V. Lo de parecerte a él, digo. Lo de la barba me parece bien.

  2. Gloria #

    Si José utilizaba las cabañas de piedra para salirse del mundo y J. parece estar regresando de una de ellas, ¿también J. salió del mundo? ¿Ha regresado entero? ¿Vio a los visigodos?

    • Ander Izagirre #

      J. es un visigodo, Gloria. No hay más que ver su coche.

  3. Muy buenas sean cuando esto leas.

    No sé como empezar, pero lo voy a hacer diciendo que cuando esta semana me he comprado la revista Líbero y he visto que se anunciaba un libro de un tal Ander Izaguirre sobre esos intangibles del fútbol que tiene la Real, he pensado: ¿de qué cojones me suena a mi este tío? Google me lo ha dicho. Y mi sorpresa ha sido mayúscula cuando he visto quien eras (si me permites el tuteo). Hará dos semanas que diste una charla sobre tu experiencia como periodista a los alumnos de Lucía Mtez. Yo soy uno de los que estaba allí escuchando y flipando con tus historias. Cuando hablabas de tus experiencias al conocer al hombre aquel de Bérriz o a aquel otro del Monte Ulía, inmediatamente pensé en Joselón y ¡vaya sorpresa! cuando he visto que ya lo conoces. Personalmente lo conozco porque soy de un pueblo de la zona, Tapia, cerca de Villadiego, que veo que también conoces.

    Y si no sabía como empezar, tampoco sé como terminar así que lo dejaré diciendo que fue un placer escucharte y en adelante, me temo, que será un placer leerte.

    Un saludo

3 Trackbacks

Escribe tu correo:

Delivered by FeedBurner



Escribo con los veinte dedos.
Kazetari alderraia naiz
(Más sobre mí)