Anderiza

«No sé si en la final de 1988 jugamos once contra once, o catorce contra ocho»

Aquí está la entrevista que le hice a John Benjamin Toshack en el Teatro Principal de San Sebastián, el pasado 22 de febrero, durante el festival Korner.

Si quieres saber qué dos o tres cosas necesita alguien para ser un entrenador, por qué decidió Toshack despertar a los jugadores en Oviedo a las cuatro de la mañana para subirse al autobús, o qué hizo Arconada cuando iban ganando 10-0 al Mallorca Atlético y encajó un gol en el último minuto, dale al play:

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Contra el secuestro de ‘Fariña’

Alfredo Bea Gondar, exalcalde de O Grove (Pontevedra), fue condenado a cuatro años de cárcel por narcotráfico en la Audiencia Nacional, pero el Supremo lo absolvió por un defecto de forma. Después fue condenado a otros cuatro años y siete meses por blanqueo de capitales. El periodista Nacho Carretero describe esos hechos, probados judicialmente, en su libro ‘Fariña‘, una historia magnífica del narcotráfico en Galicia. 

Bea Gondar denunció al autor y a la editorial Libros del K.O. por injurias y calumnias, y les reclamó una indemnización de medio millón de euros. Durante el proceso también pidió el secuestro del libro, una medida que la jueza ha tomado ahora de manera cautelar. Es una medida desproporcionada, como explica el autor Nacho Carretero en este vídeo.  Y amenaza la supervivencia de una editorial pequeña que ha ido elaborando este tesoro periodístico.

Como protesta contra el secuestro de ‘Fariña’, me uno a los #BodegonesdelKO que ha ido publicando a gente en las redes sociales. ¡Que viva Libros del K.O. cabrones!

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Guajes

¿Por qué en Asturias llaman GUAJES a los chavales? Me contó Alfonso Pombo que llamaban así a los niños mineros: porque cargaban vagones (wagen) o quizá porque lavaban mineral (washer). Estos mineritos de 1920 cargaban vagones de carbón en la mina Turca, en Aller (Asturias). La foto es de José Luis de la Cruz y está en el Archivo Histórico Minero.

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Los jueves, columna

A partir de hoy, los jueves publicaré una columna en la última página de ‘El Diario Vasco’. Mucho ánimo a todos y que sea leve.

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‘Potosí’ gana el premio Euskadi de literatura

Esto es un alegrón: me han dado el premio Euskadi de literatura, en la categoría de ensayo, por el libro Potosí.

La crónica periodística intenta abrir huecos para que entre la luz de otras historias, de otras personas, de otros lugares que no suelen ser muy atendidos. Me parece bueno que una sociedad mire a otras, que conozca otros modos de vivir y cuestione los propios, que piense cómo están relacionadas las vidas de aquellos con las vidas nuestras. Que piense, también, en los mecanismos que producen la injusticia y en sus beneficiarios. ‘Potosí’ es un intento de abrir un poco la ventana. Espero que el premio sirva para que otros lectores se asomen. 

Y como me quedé sin abuelas, copio aquí las palabras del jurado. 

«Ander Izagirre ha elaborado un relato certero sobre las condiciones infrahumanas en las que miles de personas luchan por sobrevivir. A través del día a día de una niña minera y de su pequeña historia de miseria y esperanza, se refleja el terrible drama que durante siglos, y hoy más que nunca, están padeciendo los mineros del Cerro Rico de Potosí. Alejado de sentimentalismos y derivas estériles, el lector se encuentra ante un libro de encomiable calidad literaria y que posee la doble virtud de informarnos e interpelarnos”.

Muchas gracias al jurado y al Gobierno Vasco. Felicidades a los ganadores en las demás categorías: Arantxa Urretabizkaia, Fernando Aramburu, Asier Serrano, Leire Bilbao, Matias Mujika y Mikel Valverde. 

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Las primeras páginas de ‘Potosí’

Publicamos en Zenda las primeras páginas de ‘Potosí’ (Libros del K.O.): 

Las mujeres no pueden entrar a la mina -dice Pedro Villca-.

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El mejor trabajo del mundo

Este es el trabajo que más envidio: el de la persona que decide exactamente cuáles son los tramos de las carreteras -incluidas las más minúsculas y remotas- que merecen ir subrayados en verde en los mapas Michelin porque son los más bonitos.

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Cinco reportajes en la radio

El pasado 30 de julio empecé mis colaboraciones veraniegas en Onda Cero, en el programa ‘Un alto en el camino’, dirigido por Susana Pedreira. Serán cinco reportajes durante cinco domingos, siempre a las 8.30 de la mañana, minutillo arriba, minutillo abajo.

Aquí se puede oír -incluso escuchar- el primero de los cinco: Luis Ortiz Alfau, superviviente del campo de concentración de Gurs.

El domingo 6 de agosto hablaremos del campesino que ordeñó las nubes en la isla de El Hierro.

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Presentamos ‘Potosí’ en San Sebastián, Tolosa y resto del mundo

Empezamos con las presentaciones del libro Potosí.

24 de enero, a las 19.30: SAN SEBASTIÁN. En la cripta de la Biblioteca Central, calle San Jerónimo, Parte Vieja. Presentará don Daniel Burgui.

25 de enero, a las 20.00: TOLOSA.  Bidaiarien Txokoan. Josu Iztuetak aurkeztuko du.

21 de febrero: MADRID. En la librería Traficantes de sueños. C/ Duque de Alba, 13.

2 de marzo: BARCELONA. En la librería Altaïr. Gran Vía, 616. Presentará Martín Caparrós.

También lo presentaremos en Pamplona y Bilbao, pero todavía no hemos concretado la fecha. Avisaremos.

‘Potosí’ llega pronto a las librerías y ya está a la venta en la web de Libros del K.O.

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Copio de la contraportada:

“El Cerro Rico de Potosí, emperador de todos los montes, pirámide de todos los minerales, palacio de todos los tesoros, es hoy un vertedero de escombros que amenaza con derrumbarse sobre los diez mil mineros que entran todos los días.

Potosí fue el escenario de los conquistadores españoles que acumularon la plata, de los barones mineros que instauraron el primer capitalismo boliviano, de la revolución de 1952, las masacres militares y la última guerrilla del Che. Del subsuelo salieron los obreros que tumbaron dictaduras; ahora salen niños que se manifiestan y consiguen leyes para trabajar a partir de los diez años.

En ‘Potosí’ están los mecanismos de la riqueza extraordinaria y de la pobreza tan ordinaria. En ‘Potosí’ está la violencia. Al final de la cadena hay una niña de doce años que entra a trabajar en la mina. Esa niña se llama Alicia y ‘Potosí’ cuenta su historia”.

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Encontré el tesoro zapoteco

El 30 de noviembre, San Andrés, mi abuela Maritxu me hacía siempre uno de mis regalos favoritos: «Vete a la librería Zubieta, elige el libro que quieras y que nos lo apunten en nuestra cuenta».

Se lo conté ayer a doña Rebeca Llaguno. Es una maestra jubilada que vive en Yatzachi, un pueblo remoto, pequeño y menguante de la Sierra Juárez (Oaxaca, México). Como era víspera de San Andrés y yo ya no tengo abuelas, doña Rebeca entró en su habitación y salió con un regalo para mí: un librito amarillento de 1985. Es el alfabeto zapoteco que ella elaboró, con otros cuatro maestros y lingüistas, y que sirvió para empezar una escritura común de la lengua zapoteca: una joya.

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Doña Rebeca fue maestra en muchas comunidades indígenas de las sierras de Oaxaca. Ahora sus hijos le preguntan a veces si no quiere irse con ellos a la ciudad, pero ella no quiere moverse de su casa de adobe. En Yatzachi apenas quedan unas 180 personas. Muchos emigraron a California, otros a la ciudad de Oaxaca, se marcharon los jóvenes, se instalaron lejos y ahora solo vuelven para llevarse a los viejos.

-Cuando veo a alguno caminando por el pueblo, me alegro: ¡todavía queda gente!

-¿Y qué hace usted durante el día?

-Tengo dos pollos, arranco hierbas, visito a algunos vecinos que ya no pueden caminar, les hago la compra.

Cada vez hay menos gente: los pumas, las panteras y los jaguares bajan de vez en cuando a las calles de Yatzachi, de noche, cuando no hay humanos a la vista. Algún vecino tiene diez o quince borregos: el puma se come un par de borregos pero los mata a todos.

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Cuando era niña, los maestros castigaban a los alumnos si hablaban zapoteco: les cobraban una multa de cincuenta centavos -el jornal de sus padres-. «Si veíamos a un maestro por la calle, nos escapábamos. Para que no nos oyera hablar en zapoteco. Para que no nos preguntara en español, porque teníamos que responderle en español. Entonces, cuando venían y nos hablaban en español, los niños teníamos miedo y nos quedábamos mudos. Así nos fuimos quedando mudos.  Hoy ya nadie habla el zapoteco».

Su hijo Salvador Galindo trabaja en proyectos para revitalizar las dieciséis lenguas indígenas que se hablan en el Estado de Oaxaca. Ya contaré esa historia.

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Escribo con los veinte dedos.
Kazetari alderraia naiz
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