Así se fabrican guerrilleros muertos
‘Así se fabrican guerrilleros muertos’ es el segundo reportaje que escribí en Colombia, con fotos y vídeo de Pablo Tosco. Habla de un negocio siniestro dentro del Ejército colombiano: los falsos positivos. Secuestraban a jóvenes para asesinarlos, luego los vestían como guerrilleros y así cobraban recompensas secretas del Gobierno de Álvaro Uribe. La Fiscalía ha registrado 4.716 casos de homicidios presuntamente cometidos por agentes de las fuerzas públicas. Los observadores internacionales denuncian la dejadez, incluso la complicidad del Estado en estos crímenes masivos.
Entre otros casos, seguimos la historia de Luz Marina Bernal, una de las Madres de Soacha que rompieron el silencio y destaparon el escándalo.
El reportaje arranca así:
«-Así que es usted la madre del comandante narcoguerrillero -le dijo el fiscal de la ciudad de Ocaña.
-No, señor. Yo soy la madre de Fair Leonardo Porras Bernal.
-Eso mismo, pues. Su hijo dirigía un grupo armado. Se enfrentaron a tiros con la Brigada Móvil número 15 y él murió en el combate. Vestía de camuflaje y llevaba una pistola de 9 milímetros en la mano derecha. Las pruebas indican que disparó el arma.
Luz Marina Bernal respondió que su hijo Leonardo, de 26 años, tenía limitaciones mentales de nacimiento, que su capacidad intelectual equivalía a la de un niño de 8 años, que no sabía leer ni escribir, que le habían certificado una discapacidad del 53%. Que tenía la parte derecha del cuerpo paralizada, incluida esa mano con la que decían que manejaba una pistola. Que desapareció de casa el 8 de enero y lo mataron el 12, a setecientos kilómetros. ¿Cómo iba a ser comandante de un grupo guerrillero?
-Yo no sé, señora, es lo que dice el reporte del Ejército».
El reportaje entero se puede leer aquí: ‘Así se fabrican guerrilleros muertos’ (El País).
El trabajo lo hicimos con el magnífico apoyo de Oxfam Intermón. Y con la enorme ayuda de Alejandro Matos, Lucila Rodríguez-Alarcón, Diana Arango, Sandra Cava y Gloria Moronta. Muchas gracias.
Luz Marina Bernal. Foto de Pablo Tosco.
Sebastián Montero Vallejo #
Hola, Ander. Soy colombiano, y siento cierto alivio al darme cuenta de que las cosas terribles que suceden en mi país todavía les preocupan a algunos y, que, aún más, son abordadas con profesionalismo y humanidad por periodistas como tú. Aunque he leído material al respecto e incluso hablado con una madre víctima de este flagelo, se me salieron de nuevo las lágrimas leyendo tu reportaje. Solo puedo darte infinitas gracias por haber escrito sobre este tema, mandarte un abrazo y decirte que me conmueve y me enorgullece la dignidad de personas como tú, que escudriñan y se adentran en el mundo de «los otros». Y sé que muchas personas aquí van a sentir lo mismo, personas atropelladas y silenciadas que tal vez lean tu texto o sepan a oídas de él y que pensarán que no todo el mundo es indiferente y que incluso un español que vive al otro lado del océano se sensibiliza por sus problemas y hace un esfuerzo por que su dolor no se lo lleven tan fácilmente el olvido y la impunidad. Mil gracias, y, por favor, déjame despedirme llamándote: «hermano».
Ander Izagirre #
Hermano Sebastián, te agradezco mucho tu mensaje. Tus palabras me conmueven. Solo quiero decirte que pudimos hacer este trabajo gracias a muchos colombianos y colombianas que trabajan allá para denunciar estos crímenes y luchar contra la impunidad, que nos atendieron, nos guiaron y nos ayudaron de una manera muy valiosa. Sin esa gente que lucha en Colombia, nosotros no hubiéramos conocido apenas nada. Ojalá esa lucha siga teniendo eco, porque la divulgación en este caso es especialmente importante, para frenar nuevos ataques y para quebrar esa terrible impunidad.
Te dejo, por si tienes interés, el primer reportaje que escribí en Colombia:
http://www.jotdown.es/2013/11/la-nadadora-entre-los-tigres/
Un abrazo.