Guijarros

Me convenía un cambio de costa y he venido a esta, más soleada, más nítida, donde los tomates maduran cuando por fin dejas de mirarlos y donde abundan los días sin expectativas. Sin expectativas, las horas fluyen a través de ti como si te atravesara un río, y van arrastrando, removiendo y ordenando las ideas como guijarros en el fondo del cauce, hasta que quedan bien pulidos y encajados.

Después del primer chapuzón en la playa, sin tiempo ni para secarme, me encontré con un texto titulado “Nuestro único paraguas” (en el libro La felicidad de los pececillos, de Simon Leys, a quien he traído conmigo sin conocerlo de nada, porque lo recomienda Eresfea y siempre le obedezco).

Según cuenta Leys, durante el escándalo sexual que estuvo a punto de hundir la carrera del actor inglés Hugh Grant, un periodista estadounidense “le hizo una pregunta… muy estadounidense: `¿Va ahora usted a un psicoterapeuta?’ ‘No -respondió Grant-, en Inglaterra leemos novelas’”.

“Medio siglo antes que él”, sigue Leys, “Carl Gustav Jung había formulado en términos más técnicos el exacto corolario de esta misma noción: ‘Cuando un individuo pierde contacto con el universo mítico, y su vida se ve así reducida al único dominio de los hechos, su salud mental se encuentra en gran peligro’. Dicho de otro modo: la gente que no lee novelas ni poemas corre el riesgo de estrellarse contra la muralla de los hechos o de reventar bajo el peso de las realidades. Y entonces es preciso llamar con toda urgencia al doctor Jung y a sus colegas para tratar de reunir otra vez los pedazos” (…)

“Unamuno hizo un buen diagnóstico: `El hombre, por ser hombre, por tener conciencia, es ya, respecto al burro o al cangrejo, un animal enfermo. La conciencia es una enfermedad’.

“Nuestro equilibrio interior es siempre precario y está amenazado, pues somos constantemente el blanco de pruebas y agresiones de la realidad cotidiana. El resultado de las luchas de la vida es siempre incierto, y, en resumidas cuentas, es quizá un personaje de Mario Vargas Llosa el que ha dado la mejor descripción de nuestra condición común: ´La vida es un tornado de mierda, en el que el arte es nuestro único paraguas´”.

No sé si el único. A estos días sin expectativas vine con dos novelas, los artículos de Leys, un libro-reportaje, un taco de películas pero también con la bici, porque las ideas y las decisiones me quedan mucho más pulidas después de pedalearlas.

Etiquetas:

votar

9 Comentarios Dejar comentario

  1. alvarhillo #

    ¿Por qué costa andas? si estás cerca y necesitas un cicerone, dame un toque.

    • Ander Izagirre #

      Varios cientos de kilómetros más al norte de la tuya, Alvarhillo, qué pena. Me habría encantado que me hicieras de cicerone.

  2. Bea #

    Qué sensación tan curiosa, ¿verdad? Cuando las ideas y los sentimientos se asientan, uno siente que tiene más peso, que está más pegado al suelo, pero a la vez te encuentras más ligero, como con más sitio.
    Ufff. «Espesez» mañanaera, perdona. Disfruta mucho.

    • Ander Izagirre #

      Pues la has clavado, espesa Bea.

  3. mendi #

    Del comentario se deduce que tú has ido con unas cuantas «expectativas» a la costa Mediterránea, miamol
    besarkada bat

    • Ander Izagirre #

      No creas, Mendi, Sobre las expectativas: precisamente he venido a ahogarlas. Eso da mucha paz.

  4. Conclusión: tengo que leer (os) más

  5. Si nos fijamos en la prensa o en la tele la tendencia es hacia lo banal: deporte, cotilleos, películas predecibles y series simplonas. Todo aquello que te permita desconectar de una realidad cada vez más complicada sin utilizar más de media neurona. Cada uno cubre su necesidad de evasión como buenamente puede. La frase del personaje de Vargas Llosa es resultona pero me chirría bastante, a no ser que su definición de arte englobe casi todo, que no lo creo. Nuestras abuelas leían a Corín Tellado y nuestros abuelos a Marcial Lafuente Estefanía, era su forma de entretenerse y ponerse en otra piel ¿eso es arte?
    La cultura, el arte o como lo quieran llamar no nos salvará de nada más que del aburrimiento, y eso en el mejor de los casos.

    • Ander Izagirre #

      Entretenerse es fantástico, son admirables quienes consiguen salvarnos del aburrimiento. Pero creo que los libros, las películas, los poemas, también sirven para pensarse y para aclararse un poco.

      Me he acordado de estas líneas de Chuck Pahlaniuk:

      “Aprender a escribir implica aprender a mirarse uno mismo y al mundo muy, muy de cerca. En el peor de los casos, tal vez aprender a escribir nos obligue a mirarlo todo más de cerca, a ver las cosas de verdad, aunque sólo sea para reproducirlas en la página (…)

      O tal vez… tal vez todo este proceso sea nuestro entrenamiento para algo más grande. Si podemos reflexionar y conocer nuestras vidas [o las de vidas de otros, añado yo], podemos permanecer lúcidos y dar formas a nuestros futuros. La inundación de libros y películas que sufrimos –de tramas, planteamientos, nudos y desenlaces- podría ser una forma que tiene la humanidad de hacerse consciente de toda nuestra historia. De nuestras opciones. De todas las formas en que hemos intentado arreglar el mundo en el pasado”.

3 Trackbacks

  • Ander Izagirre - Guijarros: Me convenía un cambio de costa y he venido a esta, más soleada, más nítida, donde los tomates maduran...…
  • leire - Guijarros: Me convenía un cambio de costa y he venido a esta, más soleada, más nítida, donde los tomates maduran...…
  • gentedigital - Guijarros, última entrada de @anderiza http://fb.me/1cGb1h0BY

Escribe tu correo:

Delivered by FeedBurner



Escribo con los veinte dedos.
Kazetari alderraia naiz
(Más sobre mí)