Para leer a pedales
Ahora que empieza lo bueno en el Tour, traigo un poco de lectura ciclista. Ya perdonaréis la teletienda.
Penurias, malandanzas, fanfarronadas, locuras, traiciones, alegrías, hazañas, tragedias y sorpresas del Tour de Francia
«Pélissier, ganador del Tour de 1923, protestaba contra la dureza del reglamento: ‘Pronto nos colocarán plomo en los bolsillos’. El pequeño Robic, ganador del 47, se cargaba de plomo para bajar más rápido. El sufrimiento que impone el Tour es de plomo, pero también lo es el empeño de los ciclistas. En ese equilibrio se mueven los quince episodios de este libro: historias trágicas como la de Tom Simpson -que murió en el Mont Ventoux- o divertidas como la de Vicente Blanco -un cojo bilbaíno que se dopaba con bacalao y que pedaleó hasta París para salir en el Tour-; las grandes batallas entre Coppi y Bartali, Anquetil y Poulidor, Merckx y Ocaña, o las hazañas de Induráin, Hinault y Armstrong; pero también las malandanzas de secundarios como Walkowiak -que se arrepintió de haber vencido- o el argelino Zaaf -que cuando estaba a punto de ser el primer africano en ganar una etapa, se emborrachó y cayó mareado-«.
Si alguien quiere comprarlo, puede escribirme a anderiza (a) gmail.com
[Sí: poniendo una arroba en el lugar de ese (a)].
El libro, ganador del Premio Marca de Literatura Deportiva 2005, comienza en las mismas carreteras que recorrerán el jueves y el viernes los ciclistas (y allí estaremos, en alguna cuneta, aplaudiendo a Hoogerland y compañía):
«La leyenda del Tour nació con un grito. En 1910, el ciclista Octave Lapize atacó desde la salida en la etapa Luchon-Bayona, la primera que recorría los caminos pirenaicos. En su escapada de 326 kilómetros, el francés pedaleó durante catorce horas y por el camino se topó con cinco monstruos que entonces nadie conocía: Peyresourde, Aspin, Tourmalet, Soulor y Aubisque. Lapize excavó la ruta de los mitos a golpe de dolor. Llegó a la cumbre del Aubisque gimiendo como un perro; tiró al suelo la bicicleta, se dirigió hacia uno de los organizadores del Tour y, cuando sus pulmones reunieron un poco de aire, cinceló la primera sentencia en las tablas del ciclismo: ‘¡Asesinos!'».
Para abrir boca os dejo también estos dos capítulos, dos aventuras de los secundarios del Tour:
>«Ojalá nunca hubiera ganado el Tour».
> La gran bilbainada de Vicente Blanco, el Cojo.
Y textos recientes sobre ciclismo, en este blog:
>El pedal izquierdo de Wouter Weylandt (Giro 2011).
>A pesar del alambre (Tour 2011).
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- gentedigital - Para leer a pedales, con @anderiza http://fb.me/S8BjDjwQ
Una de las cosas que me gustan del tour son tus crónicas de ciclismo. Venga, no me pongas textos que ya he leído y disfrutado, que a esos puedo volver cuando quiera.
Iba a decir -orgullosa- que yo tengo «Plomo en los bolsillos», lo he leído y releído y me chifla. Un regalazo de cumpleaños que nunca me hubiera imaginado y que me hizo una ilusión enorme.
Ahora, de paso, añado: Mòmo quiere que Ander le cuelgue toooodos los capítulos en la «güep» para no ir a la «teletienda» ¡jijiji! pero descuida que, si el autor no te convence para que compres un volumen, ya te lo presto 😉
Ander, un poquito de marketing que veo a la gente muy agarrada, en plan ¡Todos los ejemplares que venda Ander vía email tendrán una dedicatoria personalizada!
Si tiramos de tópico, para Ander sus libros son como sus hijos, ¿prestarías un hijo de Ander a un amigo sin fecha de vuelta? ¿en qué mundo vivimos? ¿y si te lo devuleven con las orejas dobladas y el brazo subrayado? ¿qué cara pondría Ander? A ver si recapacitamos un poco. Vamos a comprarle todos un hijo a Ander, y si no nos gusta lo tiramos a la hoguera de San Juan el año que viene y punto.
¡Ei, ei, que me malinterpretáis! Tengo el libro y por su culpa me siento ahora a disfrutar del tour con mi padre y hermanos. Lo he regalado y recomendado. Y, encima, el estanco -el único- de Sant Pol es punto de venta oficial de Plomo en los bolsillos. Lo que le reclamo a Ander son crónicas nuevas, no que cuelgue los capítulos de Plomo.
Marta, Mòmo ya tiene el libro y añadiré que además de comprarlo vía e-mail a la cuenta de Ander, también está disponible en el estanco de Sant Pol y seguramente ostenta el récord de libro más vendido (es que es un estanco, no una librería, y mi padre decide qué libros quiere vender, jeje).
Lo leí hace dos veranos, durante el Tour. Estuve una semana por Ansó, Zuriza, Linza, Belagoa,… Me recuerdo al anochecer con una caña en la mano (cerveza, of course) disfrutando y leyendo esas extraordinarias, emocionantes y, en ocasiones, divertidísimas historias de los esforzados ciclistas.
Un consejo: comprar el libro y llevarlo en la mochila. Os aseguro que será plomo en los bolsillos pero no os pesará un solo gramo en la mochila.
Qué majos todos. Esto demuestra una cosa: leer mis libros te hace buena persona.
Mómo, Marc y demás familia Roig: no tengo ninguna duda de que, gracias a vosotros,el punto donde más se ha vendido el libro es en un estanco. Madre mía.
Marta, seguro que te moló porque el mejor personaje de todos es un bilbaino…
Escéptico, gracias por querer un hijo mío. El tuyo tampoco está mal, es tan guapo que ni parece tuyo.
Fernando, qué buenos sitios para leer. Oye, espero que hayas tenido buena caza fotográfica navarra, ya contarás (y ya mostrarás).
Qué libro más güeno, cachis.