SADA Javier
El toro contra el tigre en la plaza del Chofre
El regreso de las corridas de toros a San Sebastián, con borbones y todo, me parece un asunto insípido. Para espectáculos buenos, los que montaban nuestros bisabuelos: en 1904, en la plaza del Chofre, metieron a un toro y un tigre dentro de una jaula. Y apostaron por un bicho o por el otro. El toro empitonó al tigre, lo zarandeó, lo pisoteó y lo lanzó contra los barrotes con tanta fuerza que acabó rompiendo la puerta. El toro y el tigre se escaparon al ruedo. Los mikeletes -policías forales guipuzcoanos- sacaron sus fusiles y dispararon a los animales, muchos espectadores también sacaron sus pistolas y se liaron a tiros. Las balas rebotaron por todas partes. Un espectador murió (Juan Pedro Lizarriturry) y otros dieciocho quedaron heridos. Al final, un señor bajó de la grada a la arena y mató al tigre con un tiro de revólver. Hoy han vuelto las corridas de toros a San Sebastián, después de tres años de ausencia, y justo ayer la Diputación de Guipúzcoa anunció que recuperará la sección de Mikeletes.
Tenemos toreros, borbones que disparan a elefantes, mikeletes, pero ciento once años después al menos ya no tenemos tigres a mano. Me dice mi madre que hoy mismo se han llevado de casa a las dos gatas que llevaban años en mi familia. Es un problema de alergias.
Conocí esta historia en uno de los libros de Javier Sada: San Sebastián. La historia de la ciudad a través de sus calles, plazas, barrios, montes y caminos (Txertoa).
Luego la leí, ampliada y con enlaces a fuentes interesantes, en esta entrada del blog Aryse.
P.D.: Tauromaquia: me dirán que es una ceremonia exquisita…
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