¡Mediterráneo!
Soy más de Paco Ibáñez que de Serrat, así que esta mañana he cantado: «Pedalear, pedalear / hasta encontrarte con el mar».
Seguimos. Sigo con J., que me acompaña pedaleando desde casa hasta la frontera italiana. Eso es un amigo. (En los últimos dos días, el concepto «un amigo» se ha reducido a algo tan simple y tan valioso como «alguien -un bulto- a quien puedes seguir a rueda durante horas y horas de viento en contra»).