Ciclistas que se empeñaron en ser últimos
En el número 6 en papel de la revista Jot Down he publicado ‘El Tour de los caracoles. Historias de ciclistas que se empeñaron en ser últimos’.
Arranca así:
«El 26 de julio de 2008, la víspera de llegar a París, había tres ciclistas muy nerviosos. Dos de ellos se jugaban la victoria en el Tour de Francia y tenían que exprimir sus fuerzas en una contrarreloj de 53 kilómetros. El tercer ciclista nervioso, al que nadie prestaba atención, se enfrentaba a un reto endiablado: debía pedalear lo más despacio posible, perder todo el tiempo que pudiera, pero sin acabar fuera de control y quedar eliminado.
Los dos ciclistas que necesitaban pedalear muy rápido eran el abulense Carlos Sastre (maillot amarillo) y el australiano Cadel Evans (segundo clasificado, con 1 min 29 s de retraso). Evans solo le quitó 31 segundos y Sastre ganó el Tour.
El ciclista que necesitaba pedalear muy despacio, pero no demasiado despacio, era el belga Wim Vansevenant. Aspiraba a terminar el Tour en última posición por tercer año consecutivo: sería una marca histórica. Lo tenía complicado».