Porvenir
Los vascones del siglo IV tenían fama de ser muy buenos arúspices y ornitomantes (o sea: leían el futuro en las entrañas de los animales y en los vuelos de los pájaros). Por qué no voy a leer yo mi porvenir en la grasa que deja el chorizo.
Once de la mañana del 1 de enero, tras subir al monte Adarra y bajar a Besabi, cuatro barritas energéticas:
Igual que el primer párrafo marca el tono de todo el libro, deseé que las primeras horas marcaran el resto del año. Por la compañía, por el rito, por la sencillez, por la facilidad para convertir la pesadez en alegría. Leí la grasa del chorizo y no lo vi claro. No importa mucho. En los libros, en las películas, en los mensajes y en los platos, siempre leemos lo que queremos. Si hace falta, achinamos los ojos hasta leerlo.
Luego hay que abrir los ojos y no insistir. Se arranca un pedazo de pan, se rebaña la grasa, se saborea despacio y a correr.
*
El 1 de enero a media tarde recibí un mensaje. Esta era la última frase, creo que por despiste: «Termina bien el año».
Que terminéis bien el 2014.
Fernando #
Ya veo que has empezado el año haciendo régimen.
Lo digo porque no se atisba ningún vaso de vino.
Que sea un buen año, Ander.
Y que nosotros lo leamos.
Ander Izagirre #
Que sea un año con muchos paseos y que te siga encontrando en mitad de puentes, buscando luces, amigo Fernando.
escéptico #
Mañana pagarás esos excesos.
¡Feliz año a todos!
Ander Izagirre #
Noté cierta pesadez, sí. Por eso el baño purificador de después. Para echar la morcilla en la bahía.
Nicolás Dorronsoro #
En Uruguay hemos comido asados como para ver el futuro de varias reencarnaciones…
Ander Izagirre #
🙂