MAISANO Pina

Contra la mafia

-Cuando la mafia mató a mi marido, muchos amigos dejaron de saludarme. Si nos cruzábamos por la calle, hacían como que no me conocían. Me quedé con un hijo y una hija y nadie me apoyó. Las asociaciones de empresarios callaron, los partidos se desinteresaron, el Estado me ignoró. Me sentí muy sola. Fueron unos años de mucho desamparo. Hasta que decidí pasar al contraataque.

Son palabras de Pina Maisano, viuda de Libero Grassi, un icono de la resistencia ciudadana contra la mafia. Grassi, dueño de una fábrica de pijamas en Palermo, se negó en 1991 a pagar el pizzo -el chantaje de los mafiosos-, así lo declaró en una carta abierta publicada en el Giornale di Sicilia, y fue asesinado en 1992.

Doce años más tarde, en 2004, las calles de Palermo aparecieron empapeladas con miles de pegatinas de un grupo anónimo llamado Addio Pizzo («adiós al chantaje»), que animaba a rechazar las extorsiones. Una periodista preguntó a Pina Maisano si conocía a los autores de las pegatinas.

-No, yo no los conocía, pero le dije a la periodista que para mí era como si fueran mis nietos.

Unos días más tarde, tres jóvenes fueron a visitarla al taller donde trabajaba y se le presentaron: «Pina, somos tus nietos».

Así empezó Addio Pizzo, un grupo de jóvenes que impulsó una rebelión ciudadana, primero clandestina y luego cada vez más tronante. Hoy en día, más de 700 establecimientos de Palermo se han adherido al movimiento contra la mafia, rechazan la extorsión y lucen una pegatina en sus escaparates para fomentar el «consumo crítico» entre los palermitanos. Si consumes aquí, no contribuirás a la mafia, dicen. Los impulsores de la campaña, que han editado una guía de comercios antimafia, están contentos con la extensión de esta conciencia cívica y con las grietas que le han abierto al silencio, pero afirman que la mayoría de los comerciantes de la ciudad sigue pagando el pizzo.

Pina Maisano participa con entusiasmo en el movimiento de sus «nietos». Acude a manifestaciones, sale en los medios, viaja por escuelas de toda Italia para hablar con crudeza sobre los estragos de la mafia y desmontar el glamour de los matones, y se ha convertido en uno de los personajes más populares de la resistencia ciudadana. Es una señora menuda, de movimientos suaves, que muestra con media sonrisa la última foto que le hicieron a su marido, en una chalupa, en Mondello, cerca de Palermo, dos días antes de que le pegaran tres tiros. Lo cuenta con un tono casi inaudible, con un cariño y una dulzura que estremecen.

Además de la reunión con Maisano, estos días he hecho otras visitas y otras entrevistas en Palermo y en Corleone para un reportaje sobre los movimientos sociales que están luchando contra la mafia en Sicilia, tanto en el campo como en la ciudad. Cuando llegue a casa, me pondré al teclado.

42

Escribe tu correo:

Delivered by FeedBurner



Escribo con los veinte dedos.
Kazetari alderraia naiz
(Más sobre mí)