Trekking de la costa vasca
Este libro-guía describe el itinerario a pie desde Baiona hasta Muskiz en trece etapas (dos etapas por la costa de Lapurdi, cuatro y media por Guipúzcoa y seis y media por Vizcaya).
La ruta no presenta dificultades técnicas como para desanimar a nadie y tampoco hace falta ser un atleta o un montañero experimentado (conviene tener un poco de fondo y de costumbre andarina, eso sí). El itinerario transcurre por caminos claros, la guía ofrece alternativas sencillas a los tramos más salvajes y las etapas pueden alargarse o acortarse fácilmente, según el gusto y las fuerzas de cada caminante.
Dejadme que os recomiende algunos tramos.
-Paseos sencillos y vistosos, para casi todos los públicos:
-Desde San Juan de Luz hasta Hendaia (la bahía de San Juan de Luz, los acantilados de Sokoa, la bahía misteriosa de Loia, el castillo de Abaddia…).
-Desde Zumaia hasta Sakoneta, por el borde del flysch (espectacular con marea baja).
-Desde Gernika hasta Bermeo, por las marismas y los arenales de Urdaibai.
-Desde Plentzia hasta Getxo, por las calas y playas de Barrika y Sopelana y los acantilados de Punta Galea.
-Sudando un poco más:
-Desde Pasajes hasta San Sebastián, por la desconocida ruta litoral del monte Ulía, con muchas sorpresas.
-Desde Elantxobe hasta Gernika, con los miradores tremendos de Ogoño y Atxarre y el paisaje holandés de las marismas domesticadas de Urdaibai.
-Desde Portugalete hasta El Covarón, con las ascensiones al Serantes y a Punta Lucero, dos atalayas sobre la ría del Nervión.
-Y mi etapa favorita:
-Desde Hondarribia hasta Pasajes, por el sendero litoral de Jaizkibel. Es la etapa más dura (echadle unas ocho o nueve horas) pero permite conocer el tramo más hermoso y desconocido de toda la costa vasca. Se puede repartir en dos o tres excursiones. No os lo penséis mucho, porque pronto empezarán a cargárselo con las obras del superpuerto exterior. (¡Ay! Se me cae el alma a las botas).
Copio: «La montaña de Jaizkibel se extiende entre Hondarribia y Pasaia como el lomo de un gran saurio, como una bestia de arenisca tendida junto al mar. Por sus pliegues tendremos que buscar un sendero tortuoso, en el tramo más salvaje y solitario de toda la costa vasca, un recorrido rompepiernas que exige muchas horas y buena forma física. A cambio ofrece una recompensa sabrosa, un itinerario muy poco transitado en el que se van desplegando paisajes colosales: acantilados de vértigo, valles profundos, calas recónditas, laberintos rocosos, rasas litorales, esculturas de arenisca erosionada».
Y para acabar, os dejo un fragmento de la introducción:
«Caminaremos durante trece jornadas por ese umbral, desde la desembocadura del río Atturri hasta el promontorio rocoso de El Covarón. La ruta merecería la pena ya sólo por los paisajes: marcharemos por el borde de acantilados y a través de arenales, bordearemos bahías amplias y calas recoletas, contemplaremos islotes, recorreremos cabos y atravesaremos estuarios. Conoceremos las pocas joyas naturales que han resistido la intervención humana: sistemas de dunas, bosquetes litorales, humedales en los que reposan aves migratorias, calas vírgenes pobladas de aves marítimas, peces, moluscos y crustáceos, acantilados en cuyas capas pétreas se registran algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de nuestro planeta.
Además del escenario natural, este viaje permite seguir el rastro de la aventura marítima vasca. Es fácil evocar el pasado en los puertos históricos, los museos navales, las atalayas balleneras y los viejos cargaderos de mineral, pero también sentiremos el pulso muy vivo de los ajetreos actuales: grandes puertos como los de Pasaia o Bilbao, que registran tráficos muy intensos de mercancías, o puertos como los de Donibane Lohizune, Hondarribia, Zumaia, Mutriku, Ondarroa, Elantxobe, Bermeo y tantos otros, que se afanan con la pesca, los astilleros y las fábricas de conservas».
Que aproveche.