El viernes me congratulé en las redes sociales de que Berria fuera el único periódico vizcaíno (dije «vasco» en un lapsus bilbocentrista) que no eligió como foto de portada el triunfo del Athletic ante el Manchester y que, más aún, optó por la manifestación del 8-M en Bilbao. Alabé a Berria no sólo por esa apuesta, que califiqué de «valiente y comprometida con el feminismo», sino por la excelente cobertura de las movilizaciones del 8 de marzo: doble página de apertura, análisis de Maite Asensio, y en la página cuatro una gráfica y potente columna de Onintza Enbeita que ilustra por qué sigue siendo necesario este día: como contrapunto y denuncia de la invisibilidad a la que seguimos abocadas las mujeres el resto del año. Por cierto, Berria está demostrando su compromiso no sólo el 8-M sino todo el año, dedicando cada vez más espacio a contenidos sobre género.
El caso es que comenté algunas de estas cosas y varias personas me contestaron diciendo que bajo criterios periodísticos tiene más sentido llevar a portada la victoria épica del Athletic, que eso sí que es noticia. Reproduzco lo que he contestado (en cierto tono panfletero, lo reconozco, pero me reafirmo en el contenido):
«Yo no he defendido la decisión de Berria bajo criterios periodísticos. La he calificado de valiente (por ir contra corriente) y de comprometida con el feminismo. Entiendo que lo de Manchester fue una pasada, que generaba mucha expectación entre buena parte de la población vizcaína (sobre todo entre los hombres) y que por tanto es noticia. Sin embargo, bien podríais darle una vuelta a que os parezca normal que un periódico dedique tanto espacio al fútbol. El fútbol es un juego, un entretenimiento, que apasiona fundamentalmente a la población masculina. A la mayoría de las mujeres (y a muchos hombres) el fútbol nos importa una mierda. Sin embargo, se le dedica un espacio desproporcionado en los medios.
Por el contrario, el 8 de marzo no es una fecha tonta como San Valentín. Es un día para la lucha por los derechos de las mujeres. Este año no era un 8 de marzo más, es el 8 de marzo que se enmarca en un punto de inflexión para las mujeres: después de décadas de avances, ahora desmantelan los institutos de las mujeres, recortan en política social, nos quitan el derecho a abortar, y existe una ofensiva antifeminista de la leche, cada vez más agresiva. Así pues, que un periódico considere que la vida real, los problemas de la mitad de la población, son más noticiables que unos tíos jugando con un balón, me parece más que respetable.
Deberías darle una vuelta a pensar que informar sobre juegos es periodismo con mayúsculas, y dar una buena cobertura a un movimiento social de masas que ha permitido que vuestras madres, hijas y hermanas sean reconocidas como ciudadanas sea un tema ideológico. El sobredimensionamiento que se le da al fútbol también es una apuesta ideológica».
En los días previos al 8-M le estuve dando vueltas a la cuestión de la participación de los hombres en esta jornada de reivindicación feminista. Por un lado, en Facebook asistí a un interesantísimo debate sobre esta cuestión, a raíz de un post de un hombre que cuestionaba la presencia masculina en las manis. ‘Indignados contra el heteropatriarcado lo resumió bien en FB: «Es precisamente un abrazo la decisión de no ir al 8 de marzo, es cohesión pura y dura. Ana Calvo Maestro si el feminismo es «el modo de vida que tiene en cuenta, valora y considera el coste social que tiene cada paso que damos» no puedes negar que la decisión de no ir al 8 de marzo (con lo divertido que es) es una decisión feminista porque tiene en cuenta la falsa visión de la realidad que proyectaría (un movimiento feminista lleno de hombres, cosa deseable pero de momento ilusoria) volviendo a cobrar protagonismo el cuerpo con barba hasta en el único día institucionalizado y con visibilidad mediática que tienen las mujeres».
El peligro de acaparamiento es real. También por FB se me invitó a una acción sobre masculinidades y cuidados convocada el 8 de marzo a las 7 de la tarde en la Plaza Arriaga (o sea, media hora antes de la mani, en el lugar desde el que arrancaba la mani y en el que habría muchos medios). No dudo de la buena voluntad de sus promotores. Pero el resultado hubiera sido que un acto sobre masculinidades se habría celebrado el día destinado a la visibilidad de las mujeres y habría compartido protagonismo mediático. Planteé en la página del evento mi oposición a que se organicen actividades sobre las masculinidad el Día de las Mujeres, y hay que destacar la humildad que demostraron al escuchar mi opinión y replantearse la fecha de la acción.
Luego fui a la mani y me alegré de que hubiera unos cuantos hombres, claro. De la misma forma que está bien que la gente que se define hetero vaya a la mani del Orgullo, está bien sentir el apoyo de los hombres este día. Ahora, creo que deben ser cuidadosos, evitar protagonismos, y que su presencia no se convierta inconscientemente en marcaje a las mujeres. Es decir, algo que me preocupa es que muchas mujeres terminen yendo con sus novios en vez de dedicando esa jornada a disfrutar y berrear con sus amigas, libres de la mirada masculina. Cada quien que haga lo que quiera, por supuesto, pero creo que es importante llamar la atención sobre la necesidad de estar juntas ese día. Porque otro motivo por el que necesitamos este día de lucha es el subidón feminista. Salir a la calle a gritar sin cortarnos, sin miedo a que nos llamen feminazis, cosas como «El Papa no nos deja comernos las almejas», «Ante la duda, tú la viuda», «La talla 38 me aprieta el chocho», «Vamos a quemar la Conferencia Episcopal por machista y patriarcal», «La Virgen María también entendía», «Somos malas, podemos ser peores»… Es un día para apropiarnos de las calles, para gritar que la calle y la noche también son nuestras.
La sensación de ocupar las calles duró poco: terminamos la mani de subidón, fuimos a la zona de bares en la que terminamos después de las manis, y topamos con el partido del Athletic contra el Manchester. De repente se rompió la magia, el momento de complicidad entre mujeres, de subidón feminista. La gente estaba pendiente del fútbol. Nos refugiamos en un bar que no tiene tele, y una feminista terminó convenciendo a la camarera de que pusiera el himno rojiblanco. Fútbol masculino 1- Revolución feminista 0, pensé yo.
Moraleja: seguimos necesitando como agua de mayo espacios en los que defender la visibilidad de las mujeres. A las mujeres se nos ha enseñado a olvidar que somos la mitad de la Tierra, se nos ha enseñado a aceptar que lo masculino es universal y nos incluye. A los hombres se les ha enseñado a sentirse dueños del espacio público, a disfrutar agarrando la pancarta o el micrófono, a aceptar como normal que el fútbol acapare las portadas de los periódicos. Si queremos cambiar todo esto, el proceso de los hombres no tiene que ser el de agarrar la pancarta y el micrófono a favor de la igualdad (por bienintencionado que sea el gesto), sino respetar nuestro espacio, apoyar en la sombra nuestro proceso, centrarse en revisar sus actitudes cotidianas, cuestionar las actitudes machistas a las que asistan, no ceder a la presión del corporativismo masculino…
Os dejo con el vídeo de la mani del 8-M en Bilbao que se han currado Andrea Momoitio y Lorena Conde:
Azken oharra: Berriaren konpromiso feminista hori dela eta (beste arrazoien artean) proiektuari laguntza eman nahi badiozu, BerriaLaguna egin zaitezke: http://www.berria.info/berrialaguna/
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