Historico por Tag: comunicando

Periodismo borreguil

7 Feb

Hoy Pikara Magazine ha recibido una crítica: nos reprochan no haber dicho nada sobre la ablación ayer, Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina. Entendería que nos reprochasen no hablar de algo, pero me ha dado qué pensar que el reproche sea que no hablemos de algo el día que toca hablar de ese algo.

A ver, está claro que es una buena idea que haya un día al año para conmemorar aquellas realidades olvidadas o a aquellos colectivos que siguen discriminados. Me parece necesario que haya un día del Orgullo Gay-Lesbo-Trans y una gilipollez que alguna gente reclame un día del Orgullo Hetero. Lo que sorprende, repito, es que a un medio como Pikara, que dedicó una de sus primeras entrevistas a Adriana Kaplan, antropóloga de referencia en la lucha contra la mutilación genital, se le eche en cara que no dé la talla el «día de». Digo yo que es más criticable que ciertos medios sólo atiendan a ciertas realidades el día señalado internacionalmente para ello.

Lo cierto es que esa presión cala. Por ejemplo, me supo mal que no me diera tiempo a subir el especial «El papel de las mujeres en la reconstrucción de Haití» en enero. Me hubiera gustado incluso publicarlo el día del aniversario del terremoto. Entonces hubiéramos sido uno de tantos medios que hablaron sobre Haití ese día. En cambio, el 1 de febrero probablemente fuimos el único medio que se acordó de Haití.

Por otro lado, estos días me encuentro pensando qué podemos ofrecer el 8 de marzo. Pienso: «Es que una revista feminista se tiene que salir ese día. Tenemos que sorprender. Tenemos que ser una referencia». Pero digo yo: ¿por qué leches una revista que se dedica día a día precisamente a visibilizar a las mujeres, luchar contra el sexismo y dar espacio a debates feministas tiene que echar el resto el 8 de marzo? ¿Acaso vamos a poder hacer algo diferente a lo que ya hacemos todo el año?

Cuando explico la teoría del agenda setting en mis cursos de comunicación, la gente suele tener la idea de que los directores de los medios deciden todo en base a grandes intereses ideológicos. Suelo insistir mucho en que, por desgracia, priman más las inercias. Y la reina de las inercias tal vez sea el empeño en publicar lo que va a publicar la competencia. Una pensaría que un periódico tiene que apostar por diferenciarse, por contar lo que nadie más cuenta. Pero lo cierto es que si la competencia publica una noticia que a ti se te ha escapado, tienes bronca asegurada, por más que acostumbres a publicar temas novedosos que no salgan en ningún otro medio. Esto a mí me parece periodismo borreguil.

Ayer probablemente todos los medios de comunicación dijeron algo sobre la ablación. Sacarían a la política de turno en el homenaje de turno, o dedicarían un minuto a la campaña de la gran ONG de turno. Algunas incluso hablaron con alguna mujer africana que ha sufrido la mutilación genital en sus carnes y ahora se dedica a luchar contra dicha práctica. No me parece mal, pero a mí me gusta haber hablado de ello hace dos meses.

Unai Aranzadi explicó hace poco en su muro de Facebook cómo se gana la vida. Contaba algo así: Primero se va a hacer reportajes a una región en la que se vive un conflicto olvidado (por ejemplo, Chechenia). Después, intenta sin éxito vendérselo a algún medio. Meses después, un atentado suicida en Moscú hace que súbitamente a todo el mundo le interese el conflicto checheno y quiera publicar las crónicas de Aranzadi. Tengo algún periodista freelance más en mente al que le han pasado esas cosas: buenos reportajes han sido absolutamente ignorados, y cuando ha habido un pretexto informativo, les han llamado para pedírselos. E incluso los han premiado. Pero digo yo: ¿hacen falta pretextos informativos para publicar una buena historia, para dar a conocer algo que no se sabe, o que incluso se acalla?

Yo aspiro a dirigir un medio que critica el régimen de Mubarak antes de que la gente se subleve. O que se pregunta cuál es la situación de las mujeres en, por ejemplo, Yemen, sin necesitar pretextos. O que no espere a que asesinen a un periodista en Filipinas para denunciar la violencia que sufren quienes se dedican a dicha profesión en ciertos países. Vaya, llamadme rara, pero aspiro a contar lo que nadie cuenta, antes de que se convierta en noticia, o rescatar los temas que tan fácilmente caen en el olvido. La pena es que no tengo dinero, ni para comprar esas historias ni para vivir de escribirlas. Pero esa es otra historia.

Doblaje racista

24 Ene

En la facultad nos contaban que la industria del doblaje nació en España durante el franquismo como mecanismo de control y censura de las pecaminosas películas estadounidenses. A veces el resultado de dicho control era grotesco: en Mogambo, hicieron creer que dos amantes eran hermanos, transformando una relación adúltera en incesto. Lejos queda aquello, pero acabo de comprobar cómo el doblaje sigue imprimiendo los prejuicios más cutres de nuestra sociedad.

¿Recordáis que en el último post os recomendé Welcome? Pues la están echando en La2. Yo la he visto dos veces en versión original: hablan inglés, francés y kurdo. Como os contaba, el protagonista es un joven kurdo al que un entrenador de natación de Calais ayuda a prepararse para intentar cruzar el Canal de la Mancha a nado. Entre ellos hablan en inglés. Por motivos obvios, el chico habla mucho mejor inglés que el entrenador. Sin embargo, gracias al doblaje, el exnadador habla en perfecto castellano y al joven Bilal le han puesto un absurdo acento de morito. Claro, el del acento tiene que ser el otro, el extranjero.

No es el único caso: también les pusieron acentos absurdos a los protagonistas no blancos de la serie Perdidos: el extorturador irakí y el fornido cura nigeriano. Se ve que el responsable del doblaje no sabe que ambos países han estado bajo dominio británico muchos muchos años. En cambio, el canalla Sawyer se caracteriza por un marcado acento sureño que el doblador obvia completamente.

Hasta hace dos años, en los ciclos de cine navideños de SOS Racismo poníamos las películas dobladas. El último año, una chica se acercó a preguntarnos si las proyectábamos en versión original. Al decirle que no, contestó: «Gracias, pero yo no veo arte mutilado». Nos pareció una respuesta de lo más snob. Pero lo cierto es que estoy cien por cien de acuerdo y que cada vez soy más intransigente. Por si queda alguien a quien no le convenzan los argumentos habituales (echa por tierra el trabajo de los actores y actrices, nos perdemos un montón de matices, es uno de los motivos por los que somos uno de los países en los que peor se habla inglés…) ahí va otro más para hacer campaña contra el doblaje. Es lo que nos faltaba: que para las pocas películas en las que hay diversidad, los dobladores se encarguen de convertirlas en bodrios racistas.

Para un hombre de verdad, «no» nunca es «no»

21 Ene

«No es no». Es un lema recurrente para concienciar contra las agresiones sexistas. Por si alguien piensa que se trata de una obviedad que sobra recordar, ahí van tres escenas cinematográficas en las que «no» resulta ser «sí». Y, por más que sea ficción, es el cine el que nos muestra grandes amores que ansiamos vivir, el que nos enseña las claves del romance, de la mano de actores que encarnan el éxito, que adornan nuestras paredes y carpetas durante la adolescencia. Ahí van las tres películas que me han animado a escribir este post:

Troya: La están echando ahora y me estoy tirando de los pelos. Por todo, pero centrémonos en el tema de este post. Al principio de la película, Paris (Orlando Bloom) irrumpe en la habitación de Helena. Esta le pide que se vaya. «Lo de anoche fue un error». Él se acerca a ella, le acaricia el cuello y le dice: «¿Quieres que me vaya?» Helena se quita la túnica y se entrega a su amado.

Hacia la mitad de la peli, el temible Aquiles (Brad Pitt) salva de ser violada a la prima sacerdotisa de Paris y Héctor, Briseida. De noche, ella irrumpe en su cama con un cuchillo, dispuesta a matar al guerrero para evitar que corra más sangre (minuto 2′ 18» del vídeo). Él la anima sin mostrar un ápice de miedo: «Hazlo», le dice una y otra vez. Ella duda. Él la agarra de la muñeca, la tumba y la besa. Ella, cómo no, sucumbe gustosa a los placeres de la carne (en concreto, del cuerpazo desnudo de Pitt), retira el cuchillo de su cuelo y se deja hacer. Pese a que luego Aquiles la maltrata y esclaviza, se nos sigue mostrando como el héroe bruto por fuera y sensible por dentro. «Eres libre», le acaba de decir. «Si te hice daño, no fue mi intención». Se estrechan la mano. «Vete». Ella le pone cara de cordera degollada, y obedece.

Oceans Eleven: Otra de Brad Pitt, pero en esta es George Clooney el acosador que se sale con la suya. Clooney organiza un atraco a un casino para vengarse del dueño, Andy García, que es el nuevo compañero sentimental de su mujer, Julia Roberts, quien no le esperó mientras él estaba en prisión. Se pasa toda la película cortejándola, en plan «reconoce que sigues pensando en mí», y convenciéndola de que García no es de fiar. Ella le manda a paseo varias veces. Finalmente, Clooney consigue demostrar que el magnate de los casinos no la quiere como ella se merece. Roberts podría pensar: «Vaya, se ve que no hago más que enrollarme con indeseables». Pues no, se va con Clooney, que para eso es la chica.

Welcome: Pensaréis que eso me pasa por ver cine comercial. Pues el cine independiente también tiene tela. Os recomiendo muchísimo la película francesa Welcome, muy adecuada para sensibilizar contra las políticas migratorias. Pero suspende en perspectiva de género. Intentaré no destripárosla mucho. Un entrenador de natación ayuda a un chico kurdo a prepararse para intentar cruzar el Canal de la Mancha a nado y llegar a Londres, donde le espera su novia. El entrenador no le ayuda por altruismo, sino para impresionar a su ex, voluntaria de una ONG que le dejó por un compañero de la asociación, harta de su indiferencia hacia las injusticias. En un momento dado, se encuentran en el piso de él. Él se abraza abatido contra el regazo de ella. Ella se muestra incómoda. Él empieza a acariciarle los pechos. Ella se resiste y le pide varias veces que pare. Él no para. Follan. Ella se queda sentada sobre la mesa, con la mirada perdida. Se siente vacía. Le dice que eso no puede volver a pasar (o algo así).

Con todo esto, ¿cómo nos puede extrañar que a algunos hombres les cueste captar un mensaje tan sencillo como que «no es no»? No lo estoy justificando. Estoy diciendo que el problema no lo tienen sólo los agresores: una sociedad en la que se nos bombardea con esas escenas como esas transmitiéndonos que son románticas, apasionadas y envidiables, está enferma. Y no hablo de la imagen de violador que solemos tener en la cabeza: el desconocido que nos ataca de noche. Hablo del compañero de clase que te mete mano en el pasillo o en la discoteca, del chico con el que sólo quieres besarte y te presiona para hacer algo más… Que levante la mano la que no haya vivido una situación así de joven, en la que haya acabado haciendo algo que no quería e incluso dudando de qué es lo que realmente quería.

Maitena Monroy, formadora de autodefensa feminista, explica en sus cursos que si a la mujer se le niega su capacidad de ser sujeto de deseo y se la relega a la condición de objeto, lo único que puede hacer es provocar. El sujeto actúa, el objeto provoca reacciones. Así, el hombre machista se erige en intérprete de sus deseos para justificar sus agresiones. Y la sociedad lo acepta: si Nagore Laffage subió al piso de Yllanes, será porque algo buscaba. Volviendo al cine, Clooney, Pitt y el entrenador francés saben mejor que las mujeres lo que éstas quieren. Ellas dicen que no, pero ellos saben que quieren decir que sí. O, si no lo quieren, ya querrán. Basta con insistir un poco. Y aquí entra también ese contraste entre hombre decidido y mujer voluble. Ellos saben lo que quieren y van a por ello. Ellas dicen una cosa pero sienten otra. O cambian de idea. O dudan eternamente. Así se nos muestra sistemáticamente en el cine.

¿Qué podemos hacer las mujeres ante tal percal? Desmontar ese aprendizaje de género. Aprender a conectar con nuestros deseos y expresarlos con claridad. Si quiero algo contigo, tranquilo que ya te lo diré bien claro. Si no te lo digo es porque no quiero nada. Así que déjame en paz. Lo único que lograrás si insistes será verte convertido en un acosador.

En estos momentos, Aquiles, herido de muerte en su famoso tendón, agoniza en los brazos de Briseida. «Me has dado paz en una vida de guerra». Ella le besa. No quiere irse. Él le ordena que se vaya. Y ella obedece.

The End?

Sabían que les iban a asesinar y siguieron informando

15 Dic


Hoy he asistido a la entrega del Premio Portell a la Libertad de Expresión que concede la Asociación Vasca de Periodistas (AVP). Este año, el premiado ha sido Terry Gould, periodista norteamericano autor de «Matar a un periodista. El peligroso oficio de informar (Los Libros del Lince)». Me he quedado muy impresionada con lo que nos ha contado. Insiste en algo sobre lo que me hizo reflexionar por primera vez Gervasio Sánchez en su charla este verano en Santander: se habla mucho de los corresponsales de guerra, pero a quienes realmente habría que reconocer es a los periodistas locales de las zonas en conflicto.

Terry Gould investiga en su libro la vida de siete periodistas asesinados por informar contra el crimen organizado, la corrupción y la impunidad en los países en los que vivían. Repito: investiga sus vidas, no sus muertes. Lo que le interesa es profundizar en lo que ha llamado la psicología del sacrificio: qué lleva a una persona que sabe que está en riesgo de ser asesinada por su labor periodística, a seguir desempeñándola.

Los siete protagonistas de su libro dijeron unos días antes de ser asesinados cosas como «yo seré la siguiente». Tomaros diez segundos para pensar cuán bestia es saber y expresar que te van a matar dos días antes de que se cumpla tu pronóstico. Pese a ser conscientes de ello, continuaron trabajando hasta el final, hasta que la autoridad de turno ordenó al sicario callarles la boca. El colombiano se llevó tres balazos, según nos contó Gould: uno en el corazón, para que dejara de sentir así; uno en la boca, para que dejara de hablar así, y uno en la cabeza, para que dejara de pensar así. Eso sí, una cosa que me atrae del libro es que no se trata de retratos complacientes: no esquiva las caras oscuras de la personalidad «compleja» (según el propio escritor) de los protagonistas, en los cuáles, detrás de su generosa entrega a contar la verdad se escondía la necesidad de redimirse por errores pasados.

Sólo una de las muertes ha tenido eco mediático: la de Anna Politkovskaya. Decidió incluirla en el libro dado que fue asesinada sólo unos días antes del día en el que se habían citado para hablar del asesinato de otros dos periodistas rusos. Me parece muy importante ese llamado a rescatar la memoria de quienes cuentan lo que pasa en sus propias casas, viendo el sufrimiento de sus vecinos, narrando las muertes de sus allegados. Dado que seguimos rigiéndonos por el esquema «nosotros» y «los otros», a mí me resulta evidente que ese trabajo es mucho más complicado que el que se va a informar sobre el sufrimiento ajeno. Sin embargo, el periodista local rara vez despierta la admiración del corresponsal de guerra.

Gracias a Lucía Martínez Odriozola, presidenta de la AVP (y, como sabéis, co-impulsora de Pikara) por darnos a conocer a Gould.

Parir con placer. ¡Pikara!

18 Nov

Aluciné cuando leí a Casilda Rodrigañez hablar sobre la posibilidad de parir con placer. Si me permitís la frivolidad. yo lo hice ayer: después de nueve meses de gestación, ha nacido Pikara Magazine. ¿Ha sido niño o niña? Pues yo diría de intersexual. Rebelde y deslenguada ya desde ahora. E idealista y comprometida de por vida, aunque le vayan diciendo eso de «ya madurarás y verás las cosas de otra manera).

Quedan muchas cosas por subir y mejorar, pero os invito a que echéis un vistazo, nos ayudéis a difundirla (y si andáis generosas, a financiarla haciéndoos soci@s) y os animéis a colaborar, ya sea proponiendo temas, escribiendo, aportando fotos o ilustraciones, formando parte de nuestra blogosfera. Veréis que me acompañan viejas amigas blogueras: Magapola, Entrenomadas, Nán, Mónica, Alicia, Ander… La presentación tendrá lugar este sábado a las 20.30 en la Librería Anti de Bilbao.

Espero que la disfrutéis. Gracias a quienes me habéis acompañado en este proceso.

Pikara

23 Jul

Ya es un secreto a voces: en noviembre un grupo de periodistas feministas lanzaremos una revista digital que esperamos que no deje a nadie indiferente. Os contamos entre las lectoras y lectores, por supuesto. Se llamará piKara y supone una apuesta por un periodismo feminista, joven, fresco, con humor, transgresor, provocador, incómodo, comprometido, rebelde, transformador.

 

No os voy a contar mucho por ahora. Sólo que la revista tratará temas sociales y culturales (emociones, salud, migraciones, ecología, arte, movimientos sociales), siempre con perspectiva de género pero no entendida como «temas de mujeres para mujeres» sino rompiendo precisamente con los mandatos sexistas. Queremos trascender la mera denuncia para visibilizar resistencias y alternativas, dando mucha voz a quienes no tienen cabida en los medios generalistas, a quienes viven, luchan, disfrutan, comunican y crean desde los márgenes. Queremos provocaros emociones varias: la indignación cuando hace falta, pero también la risa, la ternura, la sorpresa, la excitación, la confusión.

 

Y para ello contamos con un equipo de gente estupenda que os iremos dando a conocer poco a poco (aunque a muchas ya las conocéis de la blogosfera) Por lo pronto, dos colaboradoras ya han salido del armario:

 

Entrenomadas en su Facebook: «Cuando la periodista June Fernández me dijo que quería contar conmigo para la revista que está montando, me alegré muchísimo. Ahora que ya sé quiénes participan en ella aún me alegra más. Se trata de un proyecto innovador, atrevido y diferente. Se llamará PIKARA, saldrá dentro de poco y romperá moldes. Abstenerse tiquismiquis, bienvenid@s el resto»


Placida en su blog: «June Fernandez es una joven periodista, compañera de militancia, que vale un huevo y a la que tengo mucho cariño. June sigue reinventándose a sí misma, y ahora trabaja en la creación de una nueva revista digital, joven y feminista. Le he prometido colaborar».

 

Así que dejo que os vaya picando el gusanillo. Pronto tendremos web en la que colgar novedades. Os invito a que escribáis al e-mail revistapikara(a)gmail.com para que os mantengamos informad@s, nos contéis qué os gustaría leer en piKara e incluso propongáis colaborar en la revista. Hemos creado una página en Facebook que os animamos a seguir.

La imagen la publicó Entrenómadas en Facebook cuando habló de la revista y me parece ideal. ¡Fuera corsés!

Estados de ánimo

26 May

Está mal que una periodista diga esto, pero los medios de comunicación generalistas cada vez me provocan más sensaciones encontradas de aburrimiento, indignación y perplejidad, sazonadas con carcajadas e improperios. Sobre todo, me cabrea que, con esto de perseguir la neutralidad y la objetividad, se olvide que el objetivo -y me atrevo a decir que incluso el deber- de el o la periodista es que la gente entienda lo que está pasando. Es alucinante ver la cantidad de noticias que no explican absolutamente nada. 

Ejemplo nº1: la violencia de género. Nos encontramos con unas noticias tipo absolutamente predecibles que no nos aportan nada más que quedarnos con la idea de «una muerta más, otra muerta más…» O sea, el famoso efecto narcotizante. Cada dos por tres lo mismo. Cero esfuerzo de explicar por qué ocurre que cada año entre 50 y 80 mujeres son asesinadas por sus compañeros o ex compañeros. Como mucho, se pone la coletilla «violencia de género» y ya hemos cumplido, pero no se dan datos o reflexiones (de la mano de fuentes expertas) que expliquen por qué la violencia de género es un fenómeno distinto a otras formas de violencia doméstica.

En los medios generalistas rara vez se profundiza en nuevas claves de análisis. Por ejemplo, ¿en qué porcentaje de los asesinatos el agresor ha utilizado un arma de fuego? ¿Qué porcentaje de las armas de fuego está en manos de hombres? ¿Cabría reflexionar sobre el uso de las armas? ¿Convendría preguntarse si hay relación entre tener un empleo o un hobby relacionado con la violencia y el uso de la misma para gestionar conflictos?

Ejemplo nº2: La trata de mujeres. Una vez más, la noticia siempre es la misma: desarticulada una mafia aterradora que explotaba a mujeres sometiéndolas con ritos de vudú. Lo terrible es que en pocas noticias se nos cuenta lo verdaderamente importante: qué ha pasado con las víctimas. Y, peor aún, a veces se cuenta sin reparos: «fueron detenidas por estar en situación irregular». ¡Y el periodista o la periodista se queda tan ancho! ¿No debería de llevar esa noticia a un reportaje de denuncia de que la policía está deteniendo a mujeres víctimas de trata en vez de protegerlas, anteponiendo su condición de inmigrantes sin papales al de víctimas de explotación sexual? He escrito el siguiente artículo denunciando eso.

Ejemplo nº3: La crisis. Me alucina que el periodismo generalista haya adoptado el mismo lenguaje vacío e hipócrita de quienes cortan el bacalao. ¿Pero qué demontres es eso del «estado de ánimo de los inversores»? ¿Quiénes son esos inversores que determinan la situación económica -y, por ende, el sufrimiento, la miseria, la precariedad- del grueso de la población de todo el mundo? No me extraña que a la gente le sea más útil culpar de la crisis a colectivos más cercanos, tangibles y discriminables, como los inmigrantes. Frente a ese estilo vacuo, de vez en cuando ves algún reportaje majo que te ayuda a entender las cosas. Os recomiendo el reportaje «Paraísos fiscales» de Documentos TV. Veo que está en Youtube. Es útil porque ayuda a poner cara (y la tienen muy dura) a esa masa indefinida de «inversores».

No sabía qué foto poner y he encontrado a Mafalda.

¿Qué demontres es eso del periodismo con visión de género?

2 Abr

Periodismo con perspectiva de género, periodismo incluyente, comunicación no sexista… ¿Comunicación feminista? Huy, eso todavía suena muy fuerte a demasiada gente. Pero no anda desencaminado quien piense que el resto de nombres son eufemismos. Las dos redes en las que participo han publicado sendos textos que condensan muy bien lo que pretendemos. Os invito a leerlos, o al menos los siguientes fragmentos: 

Comunicación feminista, una mirada revolucionaria, artículo de Kazetarion Berdinsarea (página 7)

Cuando el periodismo presume de objetivo, imparcial y neutro, insiste en realidad en mantener una mirada androcéntrica y seguir reproduciendo por inercia los roles tradicionales de género. Nosotras nos hicimos periodistas porque creemos en la comunicación como una herramienta de transformación social, y es por ello que no nos apura posicionarnos y defender, frente al ideal falso de periodismo neutro, trabajos que denuncien las discriminaciones y desigualdades, y visibilicen modelos más igualitarios y justos.

Estamos convencidas, además, de que transversalizar la perspectiva de género nos hace mejores profesionales, ya que, si uno de los objetivos del periodismo es explicar a la ciudadanía qué está pasando, quien obvie las desigualdades entre mujeres y hombres que persisten en todos los ámbitos de la vida difícilmente podrá hacer un buen análisis. Es decir, reparar en cómo las cosas afectan de forma diferente a mujeres y hombres, y por qué afectan de forma diferente, nos parece una herramienta de análisis fundamental para entender y explicar las realidades sociales.

Manifiesto de Bogotá, creado como colofón de los III. Encuentros de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género

Capaces de imaginar un mundo libre de violencia para las mujeres; capaces de imaginar un mundo donde mujeres y hombres compartamos la vida, los derechos, los recursos, los sueños y también las incertidumbres y la esperanza; capaces de construir un imaginario colectivo rico en dignidades y libre de sumisiones y abusos…

Periodistas de 17 países de cuatro continentes dejaron sus salas de redacción, sus calles y campos de batalla para anunciar al resto de colegas en el mundo que necesitamos abandonar la mirada sesgada y excluyente; cambiar nuestras rutinas profesionales para escuchar más, ver mejor y comprender la complejidad y diversidad del momento histórico que nos ha tocado testimoniar; que exigimos ver a las mujeres, que no las excluyamos de nuestros relatos, que nos decidamos a vivir nuestra profesión con el riesgo que supone aventurarse por nuevos caminos, por rutas aún no transitadas, sin antiguas brújulas que solo marcaban el norte del poder.

En la foto, las asistentes al encuentro de Bogotá. Mari Kazetari en la segunda fila.

Ahotik at-en elkarrizketa

2 Abr

Hurrengo elkarrizketa EGK-ren (Euskadiko Gazteriaren Kontseilua) aldizkarirako egin didate. Bi emakume gazte eta kazetari genero ikuspegia duen kazetaritzari buruz hitz egiten egon gara:

“Komunikabideak gazteei buruz aritzen dira, gazte horien generoa kontutan hartu gabe, eta genero ikuspegia funtsezkoa da errealitatea ulertzeko»

Telebista piztu eta… gizonentzako desodorante baten iragarkiak erasan nau: fl ishfl ish egin eta emakume guztiak bere oinetara ditu. Ez ote dago horrelako desusaingarririk emakumeentzat? Emakumeentzako desodoranteak semealabek gure besapea musukatu ahal dezaten omen dira…

Komunikabideetan eta, batez ere, publizitatean, rol oso tinkoak mantentzen dira eta begirada guztiz androzentrikoa da. Emakumeentzat soilik feminitatearekin lotzen diren produktuak zuzentzen dira: kosmetika, konpresak eta garbitzeko produktuak. Emakume zein gizonek kontsumitzen dituzten produktuen iragarkiak, berriz, gizonei zuzenduta daude gehien bat (edariak, kotxeak…); gizona baita gizarte patriarkal honetan zentroa, izaki unibertsala. Iragarkietan islatzen den arrakasta kontzeptua ere maskulinotasunaren balioei argi lotuta dago.

Segi irakurtzen! (3. orrialdean)