Historico por Tag: risoterapia

El macho que llevo dentro

24 Oct

Mike, Yago y Ander acaban de nacer

Anteayer nació Yago. Nació con 23 años. Le gusta bailar hip-hop y break en el parque con los colegas. Está buscando algún curso en Lanbide porque no le sale curro. Suele parecer avinagrado, aunque es bastante pacífico, y le entran ataques de risa a menudo. Bueno, cuando no le entra la depre, porque se siente solo en el mundo.

Y eso que anteayer nacieron otros también: su bro’ Ander; Leo, el bohemio; Mike, un hijo de escoceses que toca la guitarra en la calle; Anartz, tío de izquierdas y mendizale, y Salva, miembro del movimiento de hombres por la igualdad. Cada uno de su padre y de su madre, vaya. Prácticamente lo único que tienen en común es Mario: un madrileño sexy que hace trabajillos de modelo y actor, y cuando no le salen pone cocktailes. Mario no nació ayer, sino que lleva ya años alumbrando nuevos hombrecillos.

Por si alguien no se ha enterado de nada, estoy hablando de mi primer taller drag king. Quien no sepa lo que es un taller drag king, que se lea este artículo de M en Conflicto, quien dinamizó la actividad, organizada por Pikara Magazine. En resumen, se trata de practicar técnicas de performar la masculinidad, con el objetivo de desnaturalizar los géneros: es decir, así como sabemos que una mujer no nace sino se hace (Simone de Beauvoir), un hombre también se puede hacer. El fundamento teórico de esta práctica es la teoría queer, que nos enseña que los géneros son construcciones sociales y nos anima a transitar entre las identidades «mujer», «hombre», «heterosexual», «lesbiana», etc., en vez de vivirlas como categorías fijas e inmutables.

La primera vez que tuve a un king frente a frente fue con las Medeak en las Jornadas Feministas de Euskal Herria de 2008. Además de interesarme como propuesta teórica y política, he de reconocer que me quedé fascinada con uno de los kings. En fin, nos pasa a casi todas. Una de las cosas más interesantes de los drag king, como siempre comenta M en Conflicto, es explorar las dinámicas de deseo que genera: en mujeres que se definen como heteros (pese a que saben que eres una mujer), en lesbianas (aunque estás performando la masculinidad), en hombres que se definen como heteros (pese a que tienes aspecto de hombre), en hombres que se definen como homosexuales (aunque sepan que eres una mujer)… Lo explica de maravilla en este post. (Una curiosidad: si leéis los comentarios, veréis que ahí le dejé el mío animándole a colaborar con Pikara, que en aquél momento era un embrión). Nosotros no ligamos demasiado, aunque fue curioso pasar de ese rol pasivo de ponerte guapa, que los chicos te miren y te aborden, a dedicarnos a buscar a chicas que nos motivasen, pensar en cómo entrarlas y temer su rechazo.

Se trata de un taller muy valioso para reflexionar sobre los géneros: cómo se construyen, cómo se reproducen, cómo los percibe la gente, cómo performamos feminidad y masculinidad en nuestro día a día… Otra utilidad del king es testar cómo nos sentimos ante la ambigüedad. A la gente le desconcierta muchísimo no poder clasificarte automáticamente como hombre o mujer. Y yo misma sentí resistencias tránsfobas (por decirlo de alguna manera) al ver por ejemplo a un compañero drag con su barba y unas tetas generosas.

Los drag king no tienen por qué imitar y parodiar la masculinidad más hegemónica y burda. Hay tantas masculinidades como hombres, y tantos kings como masculinidades. Hay kings sensibles, tímidos, intelectuales, femeninos, osos, punkies… Lo que ocurre es que a veces elegir un personaje típico como fue en mi caso el rapero, puede resultar más fácil para empezar. También se tiende a la caricatura porque una de las funciones de los talleres drag king es la de permitirnos imitar esas actitudes consideradas masculinas que nos han vetado a las mujeres, porque no son de señoritas. Así es que nos lo pasamos genial tocándonos el paquete, diciendo tacos, hablando de culos y tetas, poniéndonos farrucos… Pero también fuimos conscientes de lo aburrida y encorsetadora que es la masculinidad hegemónica. Eso de apostarte en la barra birra en mano y hablar de deportes no es lo mío.

En todo caso, una de las lecciones más interesantes que he sacado de esta experiencia es que no se trata de buscar modelos fuera sino de explorar mi propia masculinidad. Estábamos cenando en un restaurante chino (la camarera, que se reía todo el rato, estuvo genial cuando se dirigió a nosotros con un: «Chicos, chicas: ¿queréis postre?»), y cuando me puse a manejar los dineros, Anartz (drag king de una buena amiga que me conoce mucho) dijo: «Ahora ha salido tu lado masculino auténtico». Al día siguiente, fui consciente de roles asociados a la masculinidad que me salen de forma natural todo el rato, pese a que en espacios queer he tendido a definirme como femenina.

Por tanto, para la próxima experiencia king, voy a sustituir a Yago (que no tiene nada que ver conmigo) por alguien que me permita conectar con aquellas cualidades que son mías, pero que tal vez no desarrollo tanto, o no soy tan consciente de ellas, como en el caso de mis cualidades asociadas a la feminidad. Así que mi próximo king rozará los 30 años, será exitoso, ambicioso, emprendedor, micromachista (bajo el barniz de tío progre enrollado), algo ególatra, seductor…

El king es interesante también como ejercicio de autoconocimiento. La cuestión es que cuando identificas todas las piezas que componen lo que eres, puedes reordenarlas y construir el puzzle como más te apetezca. Reconocer todas esas actitudes, ver cuáles hemos potenciado y cuáles hemos reprimido, distinguir cuáles son elegidas y cuáles impuestas, cuáles nos hacen felices y cuáles nos lastran. Como ya he defendido en alguna otra ocasión, la teoría queer resulta muy liberadora, porque esto de reconocer el género como una performance, como un disfraz de quita y pon, permite romper un montón de esquemas mentales rígidos, y vivir tanto la feminidad como la masculinidad (y la ambigüedad) de forma más ligerita y satisfactoria.

Porque, para quienes tengan estos prejuicios freudianos de que los talleres drag king denotan envidia de pene (o, en jerga feminista, que se trata de imitar modelos masculinos), conviene subrayar que el resultado no es necesariamente renegar de la feminidad, sino incorporar (o descubrir) nuevos elementos para enriquecer nuestra identidad. Por simplificar un poco, no soy partidaria de renunciar a los tacones y la minifalda, sino de alternarlos con los calzoncillos y la gomina. Porque ambas opciones son igual de artificiales en mí, y a la vez es tan propio de mí jugar con unas como con otras. Mucho más divertido que limitarnos a vestir de uniforme igualitario, dónde va a parar.

Si os tienta la idea, espero que pronto organicemos otro taller o una quedada drag. Aviso: me consta que no soy la única que tiene la cabeza puesta en la próxima vez. Esto engancha.

De izquierda a derecha, Mario, Yago, Leo, Mike y Ander, en un bar del centro de Bilbao

El taxista santero

7 Jun

Tremenda tormenta, fotografiada por Beatriz Uriarte Alonso. Íbamos de Trinidad hacia La Habana

 

Me encantan los taxistas. No sé si estaréis de acuerdo, pero a mí me parece que cuando una viaja por ahí siempre dan un montón de pistas sobre la idiosincrasia del país. Recordaréis que en Colombia me marcó el taxista uribista, un joven exmilitar que llevaba tatuado en el pecho Made in Colombia. Cuba no es el mejor país para charlar con taxistas, porque acostumbran a llevar el reggaeton a un volumen de volverse loca. Pero hubo una excepción de lujo: el taxista santero. (más…)

Vecinos se movilizan contra la apertura de un templo católico en San Sebastián

14 May

SAN SEBASTIÁN, 14 May/ MKZ Press

Centenares de vecinos y vecinas se han manifestado hoy en San Sebastián contra la apertura de la iglesia de Riberas de Loiola. Los manifestantes han argumentado que ya hay demasiados templos católicos en la ciudad, y que esta apertura convertirá el barrio donostiarra en un foco de inseguridad y conflictividad.

El portavoz de la asociación vecinal de Loiola,  ha defendido que el barrio sufrirá eventuales problemas de percepción de inseguridad ciudadana ligados a la llegada de fieles cristianos a la iglesia. En ese sentido, ha mostrado su desasosiego por que los creyentes traigan a la ciudad enfermedades ya erradicadas, como la pedofilia o la homofobia. Además, ha resaltado que la presencia elevada de católicos alterará la esencia de este tradicional barrio y generará problemas de convivencia.

La plataforma ha repartido entre el vecindario  carteles rosas para colocar en ventanas y balcones como señal de rechazo al centro de oración. «Hemos elegido ese color para reivindicar el respeto a todos los derechos fundamentales, incluidos los de las mujeres, los colectivos perseguidos por su condición sexual y el derecho a una convivencia normalizada en nuestro barrio, frente a quienes defienden exclusivamente la libertad de culto».

Las protestas vecinales, en plena campaña electoral, han recabado el apoyo del Partido Populista, cuya portavoz ha reclamado la aprobación de una ordenanza municipal que regule que este tipo de templos se instalen «lejos de los núcleos residenciales», en lugares como polígonos industriales. También se ha sumado a la protesta la Asociación de Hosteleros, cuya presidenta ha advertido que los líderes espirituales de esta confesión no pagan los vinos en los bares y que en un establecimiento nocturno sorprendieron a uno realizando tocamientos a una joven.

El Gobierno vasco se ha comprometido a mediar entre católicos y vecinos, desarrollando un programa de interculturalidad que favorezca el entendimiento entre ambos colectivos. «Pondremos todos los medios necesarios para garantizar una integración normalizada de los cristianos en la sociedad vasca. Eso sí, tienen que entender que tienen derechos, pero también obligaciones».

¡¡¡¡¡A jugarrrrr!!!!

9 Oct

De entre todas las desigualdades de género, una de las que más lamento es la disposición a jugar. Observad a parejas con un poder adquisitivo medio-alto a vuestro alrededor: ¿a que a menudo él invierte su dinero y su tiempo en jugar? Se me ocurren: un estudio de fotografía en casa, festivales de música, playstation, club de aviación, campeonatos de mus, una harley, paintball, comprar guitarras…

 

Cuando he preguntado cuáles eran las aficiones de sus compañeras, me hablaban de cosas prácticas como la restauración de muebles, y se daban cuenta de que gastaban mucho menos tiempo y dinero en ellas. Por ejemplo, ¿qué porcentaje de quienes compran avioncitos y barquitos son mujeres? Salvo esas horrorosas muñecas de porcelana, casitas de muñecas y pijadas similares, los fascículos de coleccionista se dirigen a los hombres. Las mujeres quedamos para hacer footing o nos apuntamos juntas a bailar o a aerobic. El principal objetivo: mantenernos en forma. Muchos hombres adultos, en cambio, siguen quedando para echar un partidito de fútbol, baloncesto, squash o lo que sea. Juegan.

 

Ese aprendizaje empieza muy pronto: el famoso anuncio de Max Center en el que el niño juega abstraído con un cohe y la niña posa a cámara barbie en mano es como la vida misma. Además, los juguetes sexistas que nos tocan sirven para aprender a hacer «cosas de mujeres»: cuidar bebés, planchar, barrer, cocinar, tejer, lucir modelitos… Y cuando nos convertimos en mujeres, teniendo una doble jornada laboral y unos hijos e hijas de los que estar pendientes, como que no es plan dejar ese deber de lado para irnos a jugar. Incluso cuando no tenemos responsabilidades familiares, se nos hace raro dedicarnos al disfrute lúdico, más allá de lo que tiene que ver con mantenernos deseables (ir de compras, las sesiones de belleza…) 

También hay un componente de autoexigencia: si la fotografía no es lo nuestro, ¿cómo vamos a gastar cientos de euros en una cámara? No se nos ocurre que disfrutar con ella sea un motivo de sobra. Más aún, a las mujeres nos cuesta más, por lo general, hacer el payaso. Pensad en una reunión familiar o de amistades: ¿acaso no son los hombres los que aportan la vis cómica en la mayoría de los casos? ¿Cómo es que los hombres son más dados a contar chistes? Y cuando se trata jugar con una criatura, ¿quién juega más a lo loco, tirándose por los suelos, saltando, convirtiéndose en niño por unos minutos?

Creo que debemos tomarnos esta cuestión tan en serio como otras aparentemente más cruciales. Ya sabéis que últimamente hay muchos cursos de crecimiento personal dedicados a que cada quien conecte con su niño interior. El problema es que no suelen tener perspectiva de género. Os animo a que este puente os propongáis hacer algo cien por cien lúdico que normalmente no os permitáis hacer. Y a los chicos, os pido que acompañéis a las mujeres de vuestra vida en ese proceso, dándoles el tiempo y el espacio que necesitan. ¡Disfrutad!

Qué bonito es Israel

28 Ago

Magapola nos habló en su blog de Burka Babes, un libro que recopila las viñetas en las que Peter de Wit ilustra situaciones absurdas entre mujeres que visten el velo integral. Podéis ver más y leer una entrevista al autor aquí. Magapola nos lo dio a conocer en plena polémica, cuando el velo era motivo casi diario de debate y la derecha proponía prohibir el burka incluso en localidades donde ni siquiera había población inmigrante. Era todo tan surrealista que me encantó la propuesta de De Wit. Quitémonos las gafas lilas un rato, desconectemos de tanto debate exasperante y tronchémonos. Una mujer con burka le llama freak a una monja. Otra luce un burkini: bikini sobre el burka. Me encanta. 

Y el gran descubrimiento de la semana (eskerrik asko, Ander), al hilo de reirnos de absolutamente todo, es un cantante ecuatoriano llamado Delfín Hasta el Fin. Os dejo con sus dos grandes hits, uno dedicado al 11-S y el otro al maravilloso Israel. ¿No creéis que el mundo iría mejor si dedicáramos menos energía a confrontar y más a reirnos? Y para terminar, una recomendación literaria ideal para completar este post veraniego absurdo: La conjura de los necios.