Historico | febrero, 2011

Palabras que levantan muros

27 Feb

Reproduzco dos comentarios de El Jukebox en mi post sobre uso no sexista del lenguaje. Y le dedico esta entrada.

El lenguaje ahora se utiliza (…)  en cualquier tema, para retorcerlo, doblarlo, contorsionarlo, llevarlo hasta sus límites y construir ahí auténticos muros impenetrables de forma que no haya manera de ver nada, como las celosías de los conventos.

(…) Me resulta un fenómeno fascinante: hemos alcanzado cimas terribles, como ERE -aún peor en su versión extendida: “expendiente de regulación de empleo”- que enmascaran lo que quieren decir de una forma extraordinaria. Pero hay otras: “cambio de modelo de negocio”, “nuevo paradigma”, “no respondes al perfil requerido”, “interdisciplinar”, “multicultural”, “transversal”, “nicho de mercado”… (…) ¿Por qué ahora? Supongo que porque han florecido los gurús, los especialistas en la nada, los consultings, (…)… gente especializada en dotar de discursos ininteligibles según tarifa. Para que no se entienda nada y el negocio prospere al margen de sus resultados deben parapetarse en lo intangible, el compromiso con el significado de las palabras ha de ser lo más tenue posible.

Me dejó muy pensativa, y desde entonces encuentro ejemplos por todos lados. Pero no sólo de gente que utiliza las palabras para construir muros, sino de periodistas que se dejan arrastrar por esa tendencia, que olvidan que su trabajo es explicar lo que pasa a la gente y mimetizan con esas expresiones vacías. Me preocupa especialmente el periodismo económico, porque me parece obsceno que en tiempos de crisis (y de no crisis, porque hay gente que siempre ha estado y estará en crisis) este periodismo se limite a infumables crónicas bursátiles y emplée expresiones como «el estado de ánimo de los inversores». Como contaba en otro post, me gustaría que me explicasen quiénes son esos inversores y por qué nuestras vidas dependen en buena parte de su estado de ánimo, como lo hizo un reportaje sobre paraísos fiscales muy recomendable. (más…)

El cisne negro. El problema no es el ballet, es el sexismo

23 Feb

El cisne negro

El domingo vi ‘El cisne negro’. Me fascinó. En el momento todo era una mezcla de sufrimiento y deleite (masoquismo placentero, vaya), pero es de estas películas que después vas rumiando, sacándoles mucho jugo. Y que quieres volver a ver para quedarte con los matices que la ansiedad y el suspense no te dejaron apreciar. Claro que buena parte de mi flipe tiene que ver con algo que no sabréis de mí: me encanta el ballet clásico (como cualquier tipo de danza, por otro lado). Por ello, me temo que en este post muchas pensaréis que defiendo lo indefendible.

Bueno, habréis leído la sinopsis y, si no, el vídeo es bien claro. Así que paso directa a mis divagaciones posteriores. Las bailarinas de ballet clásico encarnan un modelo de feminidad extremo que también tiene dos caras. La película lo refleja muy bien. El público ve al cisne blanco: están preciosas con sus vestidos vaporosos, gráciles cuando se enamoran; lánguidas y frágiles cuando les rompen el corazón. Pero esas delicadas bailarinas esconden un lado grotesco: pies ensangrentados y deformados por las puntas, desórdenes alimentarios y trastornos de ansiedad, rivalidad… Todo ello muy femenino también. (más…)

Plumas y lenguas

20 Feb

Orientación sexual

Cuestiono justo esa idea, pero la foto me venía que ni pintada. No he logrado saber quién lanzó esa campaña

 

Un blog recopila fotos de la infancia de gais y lesbianas para demostrar que nacieron así. Desde que leí esa noticia, no puedo quitármela de la cabeza. Me horroriza sobremanera. Vale, entiendo que en Estados Unidos hay una gran preocupación por los suicidios de adolescentes homosexuales. Entiendo que, en ese contexto, en un momento dado pueda ayudar a lograr mayor aceptación la idea de «el pobrecillo no tiene la culpa de ser como es». Pero eso no quita para que esa idea me parezca profundamente homófoba. Por más que sea una propuesta hecha por gais. (más…)

Visibilizadas y empoderadas

17 Feb

 

Lenguaje sexista

Ilustración sacada de aquí (pincha en la imagen)

 

Periódicamente, algún periodista me cuestiona palabras que, como feminista que soy, uso mucho. Especialmente, los verbos «empoderar» y «visibilizar». Sus principales argumentos son que suenan mal y que no son del todo correctos: que «empoderar» es un calco del inglés, que el contexto en el que usamos «visibilizar» no se corresponde con la definición de la RAE… Que son palabros, vaya.

Ya sabéis eso de que lo que no se nombra no existe, frase que condensa por qué es necesario hacer un uso no sexista del lenguaje que visibilice (sí, visibilice) a las mujeres. Y no se trata de usar el tedioso «vascos y vascas», o de dar rodeos para no usar el masculino genérico. Yo creo que basta con ser consciente de que cómo hablamos es un reflejo de cómo pensamos. Si hablamos en masculino, estamos imaginando el mundo en masculino. (más…)

Bardem contra Streep. ¿Por qué se premia por separado a actrices y actores?

16 Feb

He tenido mi primer debate por Twitter, y este post es el resultado de esa reflexión colectiva. Así que va el relato con arrobas y todo. Todo empezó cuando @anderiza me preguntó por qué creo que hay categorías diferentes en los Goya (al igual que en los Oscar) para premiar a actrices y actores. (más…)

San Valentín: ¿nos lo cargamos o le damos la vuelta?

14 Feb

Annie Sprinkle y Beth Stephens

Annie Sprinkle y Beth Stephens en una de sus bodas de colores http://loveartlab.org

Sí, sí, está claro que es un invento (o al menos un recurso) de los centros comerciales y demás agentes que sacan tajada de ello para incentivar el consumo. Y está también  claro que alimenta todo lo peor del ideal del amor romántico que tanto daño nos hace a mujeres y hombres y que se encuentra en la base de la violencia machista. La cuestión es que San Valentín es una celebración institucionalizada, y que hoy 14 de febrero nos la meterán hasta en la sopa. Así que yo pregunto: ¿nos lo cargamos o le damos la vuelta?

Yo estoy por lo segundo. Por una parte, porque me parece más viable ir cambiando desde dentro celebraciones arraigadas que hacer una lobotomía a quienes creen en ellas para que las ignoren. Por otra parte, porque a mí me gustan las celebraciones y los rituales (para gustos están los colores), y me entristece que la alternativa sea erradicar cosas que nos hacen sonreir sin plantear alternativas. (más…)

Empieza una nueva aventura

10 Feb

Mari Kazetari

Mari Kazetari, según Inge Rodríguez

Estoy contenta. No llevaba ni un año en Mari Kazetari, pero necesitaba algún tipo de empujoncito que me revitalizara como bloguera. Así que no dudé en aceptar la invitación de Leandro y sumarme a la comunidad de Gente Digital. Gusta que cuenten con una.

Para quien no me conozca, soy June Fernández, periodista feminista. Bueno, es por resumir, pero soy muchas más cosas, y acostumbro a hablar en mis blogs de lo que me da la gana. Si el hecho de que me defina como feminista te activa prejuicios, te animo a que me sigas leyendo, a ver qué pasa. Puede que cambies la imagen estereotipada que tenías de las feministas o que te reafirmes en que somos una panda de radicales resentidas. Radical puede que a ratos, pero desde luego que no soy una resentida. Para mí el feminismo suena así. Bueno, otras veces suena así. Pero lo digo porque se trata de atreverse a dibujar saliéndose de las líneas. Esa puede ser una buena definición.

Como periodista, tuve la suerte de empezar en El País. Aprendí mucho, disfruté publicando reportajes que me motivaban e hice buenos amigos. Un año después de cambiar de rumbo, mal que me pesase, echaba mucho de menos el periodismo, pero el panorama estaba muy feo como para intentar volver a los medios. Mi maestra (léase con mayúsculas) Lucía Martínez Odriozola me contestó al plantearle mi crisis profesional-existencial: «¿Y por qué no creas tu propia publicación?» Y no encontré ningún motivo para no hacerlo. Así que con el apoyo de mis compañeras de Kazetarion Berdinsarea Itziar Abad, Maite Asensio y la propia Lucía, y con el subidón que me dio que una serie de locas de la vida creyeran en el proyecto (muchas de ellas sin conocerme de nada), para cuando me quise dar cuenta estaba presentando Pikara Magazine en la librería Anti. Me encanta haber creado Pikara. Me ha dado fuerzas además para dedicarme de lleno al periodismo con visión de género, que es lo que me apetece. Y en esas estamos.

La ilustración la ha hecho mi amiga Inge Rodríguez. Tiene que ver con que Ander dice que eso de la visión de género le suena a una especie de superpoder, en plan rayos láser. Y no voy a ser yo quien le lleve la contraria. Así que ándate con ojo, que en un pispás te convierto en una miembra. La que avisa no es traidora.

Periodismo borreguil

7 Feb

Hoy Pikara Magazine ha recibido una crítica: nos reprochan no haber dicho nada sobre la ablación ayer, Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina. Entendería que nos reprochasen no hablar de algo, pero me ha dado qué pensar que el reproche sea que no hablemos de algo el día que toca hablar de ese algo.

A ver, está claro que es una buena idea que haya un día al año para conmemorar aquellas realidades olvidadas o a aquellos colectivos que siguen discriminados. Me parece necesario que haya un día del Orgullo Gay-Lesbo-Trans y una gilipollez que alguna gente reclame un día del Orgullo Hetero. Lo que sorprende, repito, es que a un medio como Pikara, que dedicó una de sus primeras entrevistas a Adriana Kaplan, antropóloga de referencia en la lucha contra la mutilación genital, se le eche en cara que no dé la talla el «día de». Digo yo que es más criticable que ciertos medios sólo atiendan a ciertas realidades el día señalado internacionalmente para ello.

Lo cierto es que esa presión cala. Por ejemplo, me supo mal que no me diera tiempo a subir el especial «El papel de las mujeres en la reconstrucción de Haití» en enero. Me hubiera gustado incluso publicarlo el día del aniversario del terremoto. Entonces hubiéramos sido uno de tantos medios que hablaron sobre Haití ese día. En cambio, el 1 de febrero probablemente fuimos el único medio que se acordó de Haití.

Por otro lado, estos días me encuentro pensando qué podemos ofrecer el 8 de marzo. Pienso: «Es que una revista feminista se tiene que salir ese día. Tenemos que sorprender. Tenemos que ser una referencia». Pero digo yo: ¿por qué leches una revista que se dedica día a día precisamente a visibilizar a las mujeres, luchar contra el sexismo y dar espacio a debates feministas tiene que echar el resto el 8 de marzo? ¿Acaso vamos a poder hacer algo diferente a lo que ya hacemos todo el año?

Cuando explico la teoría del agenda setting en mis cursos de comunicación, la gente suele tener la idea de que los directores de los medios deciden todo en base a grandes intereses ideológicos. Suelo insistir mucho en que, por desgracia, priman más las inercias. Y la reina de las inercias tal vez sea el empeño en publicar lo que va a publicar la competencia. Una pensaría que un periódico tiene que apostar por diferenciarse, por contar lo que nadie más cuenta. Pero lo cierto es que si la competencia publica una noticia que a ti se te ha escapado, tienes bronca asegurada, por más que acostumbres a publicar temas novedosos que no salgan en ningún otro medio. Esto a mí me parece periodismo borreguil.

Ayer probablemente todos los medios de comunicación dijeron algo sobre la ablación. Sacarían a la política de turno en el homenaje de turno, o dedicarían un minuto a la campaña de la gran ONG de turno. Algunas incluso hablaron con alguna mujer africana que ha sufrido la mutilación genital en sus carnes y ahora se dedica a luchar contra dicha práctica. No me parece mal, pero a mí me gusta haber hablado de ello hace dos meses.

Unai Aranzadi explicó hace poco en su muro de Facebook cómo se gana la vida. Contaba algo así: Primero se va a hacer reportajes a una región en la que se vive un conflicto olvidado (por ejemplo, Chechenia). Después, intenta sin éxito vendérselo a algún medio. Meses después, un atentado suicida en Moscú hace que súbitamente a todo el mundo le interese el conflicto checheno y quiera publicar las crónicas de Aranzadi. Tengo algún periodista freelance más en mente al que le han pasado esas cosas: buenos reportajes han sido absolutamente ignorados, y cuando ha habido un pretexto informativo, les han llamado para pedírselos. E incluso los han premiado. Pero digo yo: ¿hacen falta pretextos informativos para publicar una buena historia, para dar a conocer algo que no se sabe, o que incluso se acalla?

Yo aspiro a dirigir un medio que critica el régimen de Mubarak antes de que la gente se subleve. O que se pregunta cuál es la situación de las mujeres en, por ejemplo, Yemen, sin necesitar pretextos. O que no espere a que asesinen a un periodista en Filipinas para denunciar la violencia que sufren quienes se dedican a dicha profesión en ciertos países. Vaya, llamadme rara, pero aspiro a contar lo que nadie cuenta, antes de que se convierta en noticia, o rescatar los temas que tan fácilmente caen en el olvido. La pena es que no tengo dinero, ni para comprar esas historias ni para vivir de escribirlas. Pero esa es otra historia.