Historico | 6 mayo, 2012

Cuba y el sexo: sobre pingas caribeñas, modas europeas y prejuicios sexistas

6 May

 

No elijo esta foto (tomada en una discoteca gay) por ser representativa de nada, sino porque me encanta

En el imaginario europeo, Cuba se asocia inmediatamente al sexo. Buena parte de la población se ha creído el estereotipo. Al menos cuando hablan con las turistas: los hombres (tanto jineteros profesionales como jóvenes aspirantes) repiten como loritos el mito de que “nadie te va a follar mejor que un cubano”. Olivia, de Krudas Cubensi, habla mucho de las pingas mágicas de los cubanos; de que Cuba ha estado tan ligada tradicionalmente al turismo sexual, que los cubanos se han creído eso de que sus pingas son únicas y maravillosas, y eso influye en que la sociedad cubana sea especialmente falocéntrica. Puede ser. De las mujeres no puedo hablar; no sé si también susurran a los turistas que cuando prueben un «bollo» cubano no querrán otra cosa.

Al hilo del mito de que “en Euskadi no se folla”, he debatido con diferente gente sobre si se puede decir que una sociedad determinada es o no más sexual. Yo creo que, aunque nunca está bien generalizar, en Cuba se nota mucho la menor represión. Se nota que el sexo no sólo no es pecado ni por asomo, sino que es entendido como uno de los mayores placeres de la vida, que no sólo hay que gozar, sino cultivar, desarrollar. Otro tema además es que con el auge del reguetón, el sexo está presente a todas horas. Puedes encontrarte con vídeos como este (uno de los que más han escandalizado, debido a las escenas lésbicas y de sexo en grupo) en el taxi, en la cafetería por cuenta propia, en la discoteca…:

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Fui a una santera de Habana Vieja que me tiró las cartas. Entre otras muchas cosas, me dijo: “Veo poco sexo. No tienes sexo todos los días”. Me reí por dentro y pensé que eso era cultural: ¿hay alguna vasca que tenga sexo todos los días? Se lo conté a mis amistades cubanas, y la reacción fue en todos los casos una mezcla de cachondeo y lástima hacia mi escasa (según sus parámetros) vida sexual. “Por supuesto que tengo sexo todos los días, si es lo mejor que hay”, me decía la gente. No sé hasta qué punto será real o será un decir.

En todo caso, Cuba no es que sea tampoco el paraíso de la libertad sexual. De hecho, cuando charlas con la gente, ves que su realidad tiene que ver más con la nuestra que con la fantasía caribeña que nos hemos montado. Coitocentrismo, juicios morales sexistas, mitos como el de la virginidad femenina y demás patrones machistas siguen vigentes. Las conversaciones con mis conocidas de allá no distaban mucho de las que tengo con mis amigas de aquí: las mismas alegrías, problemas y frustraciones. Incluso una de las cosas que más gracia me hizo es que en Cuba a todo lo que suena a relaciones y sexo liberal le llaman: «vivir a la europea». Las pelis españolas subidas de tono y el turismo ávido de sexo salvaje son los responsables de que nos atribuyan esa fama. Ahora, que desde mi punto de vista es innegable que el erotismo está mucho más integrado en la vida cotidiana cubana, y eso es una auténtica gozada.

Norma, una de mis mecenas, me planteó la siguiente cuestión: ¿cómo afecta la menor influencia de la moral católica en la sexualidad de las jóvenes y en su capacidad para decir “sí” y “no”? Así que fue un asunto que pregunté mucho y en el que también observé mucho. Saqué las siguientes conclusiones generales (que, como conclusiones generales que son, resultan simplistas y generalizadoras): (más…)

Cirujanos que amasan pizza… y licenciadas que se abren paso en un nuevo mundo de hombres)

6 May

Fuente: Havana Times

Yusdel dejó su trabajo como cirujano en un hospital de la Habana para irse a Matanzas a regentar una cafetería por cuenta propia junto con otro socio. Su cometido es hacer pizzas. Tomó la decisión con ánimo de cambiar de aires tras una ruptura sentimental, pero también influyó la certeza de que amasando ganaría más dinero que operando. Su amigo Yoendry también acaba de renunciar a su puesto de economista para emprender su propia cafetería con sus hermanas en un barrio periférico de la capital cubana.

Durante 2011 ha habido un bum de nuevos negocios por cuenta propia, aprovechando las facilidades brindadas por el Gobierno de Raúl Castro. Así es que en las ciudades, prácticamente en todos los barrios, hay lo menos dos cafeterías por cuadra. La mayoría son mostradores instalados en viviendas a pie de calle, con un letrero rudimentario en el que anuncian la oferta, que normalmente incluye café, jugo o refresco y comida rápida. Los precios son en moneda nacional, baratísimos. Recordemos que un dólar equivale a 24 pesos cubanos. Pues el café vale un peso, el jugo natural (guayaba, tamarindo, mango, mamey…) tres pesos, las pizzas individuales a partir de 1′ pesos, los bocaditos unos 5 pesos… Algunos establecimientos venden cajitas de comida, que cuestan alrededor de 20 pesos (o sea, menos de un euro) y que contienen el tradicional plato cubano: arroz congrí (con frijoles), un trozo de carne (normalmente de puerco), viandas (boniato, plátano, malanga, papas o yuca; fritos o cocidos) y a veces algo de ensalada.

La gente se ha lanzado con ilusión al emprendizaje, pero no es fácil. En el caso de las cafeterías, si el hogar no reúne las condiciones, hay que alquilar una lonja por unos 100 pesos al día (es decir, 3.000 al mes; 125 dólares). A eso hay que sumar el pago por la licencia de cuentapropista y por la seguridad social. Y otro gran problema es cómo conseguir materia prima. Por ahora no existe venta al por mayor, salvo alguna nueva gran superficie, cuyos precios son iguales que los de los pequeños mercados. Os he contado la procesión diaria que realiza la gente para llenar la nevera; pues se convierte en odisea cuando una no necesita un queso, sino veinte. Además, no todo el mundo puede conseguir un coche para transportar la mercancía. Recordemos que, en este sistema loco de la doble moneda, los cuentapropistas se ven obligados a comprar buena parte de los alimentos en divisas (la harina, por ejemplo), para elaborar productos que venden en moneda nacional a precios asequibles para el bolsillo del cubano medio.  Por todo ello, muchos negocios han quebrado en menos de medio año y otros se encuentran reduciendo personal. (más…)