Historico | 16 mayo, 2012

eldiario.es

16 May

Cádiz. Semana Santa. Plácida desconexión. Me prohíbo entrar a internet más de una vez al día, apago el móvil durante ratos largos, me olvido todo lo que puedo de Pikara, con el sentimiento de culpa de la madre que se va por primera vez de vacaciones dejando a la niña con los abuelos. Me despierto de la siesta que me he echado en una torre de cristal desde la que se ve el mar, la catedral, y un paisaje calcado a mi añorada Habana, pero en blanco. Entro al correo y me encuentro con un escueto mensaje de Juanlu Sánchez pidiéndome mi teléfono. Se lo doy. Me entero por su firma de que ahora es el subdirector del periódico digital que está montando Nacho Escolar. Empiezo a fantasear con que me va a proponer colaborar. «No me voy a ilusionar, que seguro que quiere pedirme el contacto de alguien, hablar de colaboraciones con Pikara…»

Me llamó uno o dos días después, en los que ya no apagué tanto el teléfono y en los que la curiosidad me reconcomía por más que intentase centrarme en el pescaíto frito y las canaíllas. Charlamos sobre eldiario.es y me empezó a hablar de opciones de colaboración con Pikara. (Jo). Siguió: «Bueno, June, nos gustaría contar contigo. A ver qué te apetece, pero a nosotros nos gustaría que hicieras…» «Que diga ‘información’, que diga ‘información’…», pensé. «Información». Cómo no podía ver mi sonrisa de oreja a oreja, me mantuve en mi papel de feminista dura y coherente: que para sumarme quiero garantías de que se me va a escuchar, de que se van a tomar en serio la perspectiva de género, que no quiero ser la nota violeta en un medio androcéntrico… Pero estaba eufórica.

¿Por qué? Porque hace un año dejé mi trabajo en una organización social porque tenía un síndrome de abstinencia de periodismo de la leche. Tenía los ojos puestos en Pikara, pero descubrí que cuando una dirige un medio (por muy pequeño que sea) y además necesita otros trabajos para comer, hace de todo menos escribir en esa revista que montó precisamente para escribir a sus anchas. Además, arranqué este blog, que reforzó mi faceta de opinóloga, con lo que la gente pensaba en mí para escribir artículos de opinión, participar en tertulias, comentar noticias en la radio (casi todo gratis, por cierto)…  En enero me animé a irme a Cuba por mi cuenta, a modo de auto-regalo (financiado finalmente vía crowdfunding): 28 días haciendo entrevistas y escribiendo como loca. Lejos de saciarme, me recordó que eso es lo que quiero hacer.

Total, que para mí fue muy importante la llamada de Juanlu. Frente a quienes me proponen bloguear sin cobrar (porque piensan que bloguear no es un trabajo), en eldiario.es quieren que haga información, y pagan. (Hay que ver cómo anda el patio para que haya que elogiar a una empresa porque pague a quienes trabajan para ella). Lo dicho: estoy encantada porque supone adquirir el compromiso de dedicarme a lo que realmente me gusta, para lo que estudié Periodismo, para lo que renuncié a un contrato indefinido en plena crisis. Además, voy a aprender un montón del equipazo que están formando.

eldiario.es arranca como tal en septiembre, pero hasta entonces han montado Zona Crítica, un «blog de urgencia» para informar sobre la que nos está cayendo.

 

«Te digo yo que eres hetero»

16 May

Ilustración de Emma Gascó para Pikara Magazine

 

Hace poco aprendí una palabra: «heterodesignar». Dícese de la acción de decir a otra persona lo que es. Por ejemplo, decir a alguien que se siente vasco que, le guste o no, es español porque Euskadi pertenece a España. O al revés, vaya, decirle a alguien que no se puede sentir español porque vive en Euskal Herria, que es una nación. Me la enseñó una persona a la que heterodesigné: le empecé a discutir el hecho de que no se siente mujer (sí, yo tenía el transfeminismo en modo off). Poco después me sentí heterodesignada, y me dio qué pensar.

Primero ocurrió que le dije a una amiga por teléfono que tenía ganas de echarme novia. Me contestó que eso de cambiarse de acera está muy bien como chiste, pero que no es real. Le contesté que me gustan las mujeres, que he tenido rollos, historias y cuelgues por mujeres. Pero que por circunstancias nunca había tenido novia. Me contestó que no lo sabía.

Otro día, estaba con un grupo de amistades y salió el tema de la heteronorma. Cuando dije que también me gustan las tías, se pusieron a preguntarme cosas como: «Pero, a ver, ¿te parecen guapas o te ponen?» «¿Te las follarías?» «¿Con qué tipo de mujeres te acostarías?» Todo en condicional, dando por hecho que no me he acostado con mujeres.

La tercera situación se dio cuando estaba tomando algo con tres lesbianas que conozco del entorno laboral, hablando precisamente de salir del armario. Una le dijo a otra de broma: «June todavía no entiende, pero estamos trabajando en ello». «¿Qué te hace pensar que no entiendo?», le contesté airada. «Pues porque en tu blog y las redes sociales hablas a menudo de tu vida sentimental y nunca he leído nada que indique lo contrario». Le dije que en mi blog y en Pikara me he desmarcado de la heterosexualidad, que en Facebook he hablado de chicas, y que lo que ocurre es que tengo mala suerte con las mujeres (comentario medio de broma).

He dudado en escribir este post, porque me siento muy expuesta cuando hablo de este tipo de temas. Me creo a pies juntillas que «lo personal es político», pero le doy muchas vueltas cada vez que cuento algo de mis relaciones o de mi vida sexual, porque sentirse expuesta tiene su aquel. Pero eso de que por mi vida virtual se me presuponga hetero, me dio qué pensar. ¿Debería visibilizar mi no heterosexualidad? ¿O en realidad el sesgo está en quien lee? No me identifico con ninguna etiqueta (ni bisexual, ni hetero ni lesbiana), y hablo de mi relación con las mujeres con normalidad, sin esconder nada, cuando sale el tema con las amigas, en el trabajo o incluso con la familia (ahí con menos normalidad, pero lo hago). Pero se ve que para visibilizar la diversidad sexual es importante explicitar las cosas.  (más…)