Rigor científico
11 Mar
La prueba real que hicimos el viernes en bares de copas de Bilbao ha tenido una repercusión alucinante y ha generado un montón de reacciones airadas. La responsable del área de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao defiende que Bilbao es una ciudad tolerante y pregunta por qué hemos elegido esta localidad y no otra para hacer el estudio (¿acaso importa? ¿cree que el objetivo de la prueba era manchar el nombre de nuestra gloriosa Villa?). La Asociación de Hosteleros de Bizkaia ha difundido un decálogo de propuestas y reflexiones absolutamente xenófobas (y que nada tienen que ver con su sector): reclaman por ejemplo que se expulse a las personas sin papeles que no tengan medios de vida suficientes. Periodistas, tertulianos, analistas y gente diversa han cuestionado la validez de la prueba, diciendo que no tiene rigor científico (pese a que hemos explicado por activa y por pasiva que no se trataba de hacer un estudio).
Me entristece que mostremos que hay bares que aplican criterios racistas abusando así del derecho de admisión, y mucha gente, en vez de indignarse y comprometerse en aportar algo contra esta realidad, se centre en cuestionarnos y deslegitimarnos. Puedo entender a quienes defienden intereses concretos, como es el caso de la asociación de hosteleros o del Ayuntamiento, pero no logro entender qué motiva esa actitud en la gente que ha opinado en comentarios del periódico, de blogs en los que se ha hablado del tema o en las redes sociales. Nos tachan de injustos y se muestran sumamente preocupados por la metodología empleada y por si los resultados permiten o no extraer conclusiones. Les preguntaría si se han molestado en pensar en cómo se han sentido los participantes. No, no se trata de un ensayo científico hecho en un laboratorio con cobayas. Se trata de una prueba real.
Los participantes son personas que sufren discriminaciones a diario, y las que padecieron el viernes las sufrieron de verdad. Y volverán a enfrentarse nuevas. Eso es injusto. Lo sé no porque me lo diga un estudio sociológico validado científicamente. Lo sé porque me he molestado en escucharles. Y ellos en escucharme a mí, claro. Vaya, hemos compartido uno o muchos ratos juntos. Y creedme que a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad le hierve la sangre escuchando sus historias. Contaré alguna inventándome sus siglas para no identificarlos.
– A Y. el portero de un local al que no fuimos porque ya no aguantábamos más humillaciones le dio una paliza hace no mucho. A M., N. y O. no les dejaron entrar hace apenas unas semanas en algunos de los bares a los que fuimos el viernes. Como conocen sus derechos y no se cortan a la hora de recordarlos, uno de los bares no les discriminó este viernes porque al portero le ha quedado claro que no se achantan. En cambio, en los otros bares sufrieron respuestas violentas e intimidaciones cuando fueron a pedir las hojas de reclamaciones. El dueño de uno de los locales llamó a N. «hijo de puta» y «julandrón».
– X. fue seleccionado para participar en un programa de televisión que implica viajar y vivir aventuras. No ha podido concursar porque no tiene papeles. Y no tiene papeles porque en España a día de hoy la única vía de conseguirlos (dejando a un lado el matrimonio) es estar tres años en situación irregular, viviendo en ese limbo administrativo que implica trabajar en la economía sumergida y vivir bajo la amenaza constante de la expulsión, entre otras cosas. Él lleva dos años largos. Le habrán pasado mil cosas más duras que no poder participar en un programa de la tele, pero tendríais que ver cómo lo cuenta. Le hacía un huevo de ilusión.
– B. lleva cinco años sin ver a su niña porque arrastra una orden de expulsión por vender en el top manta que le ha impedido obtener el permiso de residencia con el que podría traerla o ir a visitarla.
– Z. ha sido una de las decenas (siendo prudentes) de personas estafadas por una abogada que promete papeles a los inmigrantes a cambio de grandes sumas de dinero. Este tipo de estafas no son nuevas, y algunas de las estafadoras están reincidiendo.
¿Cómo puede importarnos más la imagen de nuestra ciudad o de nuestros bares que esas historias? En la presentación de Pikara, la clown Virginia Imaz dijo que cuando se sabe una cosa, ya no se puede hacer como que no. Sabéis que en Bilbao hay bares (al menos ocho) que discriminan. Sabéis que las personas que sufren esa discriminación sufren otras muchas terribles, debido tanto al racismo social como al institucional. ¿Váis a seguir mirando para otro lado?
Ander Izagirre ha dedicado un post a este tema (El Jukebox y Miguel Sánchez-Ostiz han hecho otro tanto) y también ha mantenido encendidas discusiones en las redes sociales. Con su permiso, reproduzco lo último que ha dicho en Facebook.
A mí me ha sorprendido lo mismo que a June: me da la impresión de que resulta incómodo señalar los casos tan graves de racismo como los que desvela Sos y que en esto sí que nos la cogemos con papel de fumar: ¿racismo?, no, hombre, no es para tanto.En vez de fijarse en la gravedad de los hechos, que son terribles, la gente sale por peteneras, poniendo pegas que no vienen al caso: pues a los tíos también les cobran por entrar en algunas discotecas, la acción de Sos no es un estudio científico, también los nacionalistas discriminan…Y en los peores casos asumiendo posturas racistas, convencidos además de que no son racistas sino «realistas» («los moros robaron bolsos en ese bar, así que es normal que no les dejen entrar»; yo me alegro de que ningún vasco haya robado nunca nada, será por eso que a mí me siguen dejando entrar).Incomoda pensar en la manera en que son tratados muchos emigrantes que viven entre nosotros, preferimos mirar a otro lado y ser complacientes con nosotros mismos.
Otra cosa no, pero en este país que no nos toquen las apariencias.
Si ciertos empresarios no quieren que entren personas de raza distinta a la autóctona en sus negocios es por la sencilla razón de que esas personas están la mayoría de veces a la cabeza de las agresiones y delitos tanto fuera como dentro de esos locales. La gente se harta, y toma medidas para que los clientes que se comportan estén más seguros y tranquilos. Esto no es racismo, es defensa de lo tuyo. Todo mi apoyo para estos empresarios.
Celta, yo me alegro mucho de que ningún vasco haya robado nunca un bolso ni haya tocado el culo a una chica en un bar, porque así los dueños no me ponen pegas para entrar. Qué bien que no haya chorizos autóctonos. Esto no es racismo, es una celebración de lo mío, tralarí tralará.
Ahórrate tu patético discursito demagógico. No estás hablando con un cani de la ESO, te lo advierto. ¿Hay delincuentes o gente sinvergüenza en España? desde luego, ahora, ¿justifica eso que tengamos que importar más de estos individuos (y mucho peores) desde el tercer mundo? Desde luego que no. Sólo un anti-racista lobotomizado como tú podría tragar con tal despropósito. Los delincuentes y demás personas no gratas de este país nos los tenemos que tragar sin más remedio porque son de aquí, pero ni por un segundo tenemos que aguantar a inmigrantes venidos de los peores lugares del planeta que ni se comportan, ni agradecen todo lo que les damos aquí. Desde hace tiempo ya es de dominio público que los inmigrantes tercermundistas tienen una mucho más elevada criminalidad que los autóctonos europeos, y no esque haga falta que los dueños de los locales de ocio lean sobre estos estudios estadísticos para no dejar entrar a esta gente en sus negocios, esque ellos, sus empleados y su clientela habitual los sufren a diario. Por eso les prohíben la entrada a sus establecimientos, porque los conocen. No son prejuicios, son juicios.
Pues sí que es mala idea, la importación de delincuentes.
Celta, tú comes y tienes la vida que tienes porque tu país malcompra productos a esos países y les vende armas para que ellos los gobiernos ricos de países tercermundista establezcan sus dictaduras fomentando la violencia y que sus gentes no tengan otro remedio que irte a visitar. Demasiada suerte tenemos, ¿no crees?
Se ve que en este blog tenéis demagogia para exportar por miles de toneladas XD.
Mira bonita, si tienes que quejarte a alguien del precio al que los países como España compra mercancías, o explota los recursos naturales, en el tercer mundo, hazlo frente al cacique negro, sudamericano o asiático de turno, pero no me vengas a mí con los manidos cuentos chinos de «los blancos del primer mundo explotamos y exclavizamos al resto». Para empezar, yo estoy contra el capitalismo, capitalismo absurdo, destructivo e insostenible que no ha inventado ni implantado el hombre blanco, sino el judío usurero. En segundo lugar, blancos, negros, árabes, judíos y asiáticos, TODOS ellos alguna vez a lo largo de la historia de la Humanidad han esclavizado a otros, pero la única raza que condenó el esclavismo y le puso fin en sus tierras fue la blanca. Y en tercer y último lugar, a estas gentes del tercer mundo no les hace falta que los del primero les vendamos armas para matarse entre ellos. Ya lo han hecho a lo largo de la historia de mil maneras imaginables con sus propios métodos.
No te vayas a equivocar, yo estoy tan en contra de que la peor escoria del tercer mundo invada Occidente como de que engendros sionistas como EE.UU. invada el tercer mundo en busca de recursos naturales y/o por motivos geoestratégicos.
Bien, el tema central ¿es el rigor científico? Bueno, si la batalla es en torno a ese asunto vamos al tema. Sostengo que en este caso lo tiene porque si la intención de sus autores no era científco sus resultados sí lo son. Así se descubrió la penicilina, por cierto.
Resulta hilarante que quienes defienden que todos los moros son ladrones porque una vez un moro les robó se dediquen a divagar sobre el carácter científico o no de lo sucedido el pasado viernes.
La sociología es una ciencia y la encuesta, uno de sus principales instrumentos. No hay muestreo sociológico -sea sobre el tema que sea, lo mismo me da político que sanitario- que alcance el porcentaje de representatividad que ocho locales nocturnos bilbaínos ostentan respecto al total de cuantos existen en la ciudad.
El trabajo realizado por SOS Racismo el pasado viernes es tan científico que nadie aceptaría una apuesta de un euro sobre las posibilidades que una pareja de magrebíes tiene de entrar en cualquier local de ocio nocturno bilbaíno, incluidos todos los no afectados por la citada prueba.
Hay que recordar también que con 3.000 audímetros instalados en España se establecen los índices de audiencia de todo el país, cuestión que al fin y al cabo sólo mueve algunos cientos de millones de euros.
Para colmo, la superioridad científica del experimento de SOS Racismo sobre cualquier encuesta es que está basado en lo que hacemos, no en lo que decimos. Finalmente, el experimento ha sido tan científico que ha llevado a retratarse, en cadena, a la responsable de Igualdad del Ayuntamiento, a la asociación de hosteleros y los cientos de comentaristas.
He ahí la secuencia completa del genoma humano.
Qué grande eres, El jukebox. Y no sólo cuando me das la razón. 😉
Grazie. Me temo que, al menos en este tema, te la seguiré dando. 🙂
A veces cuando no tienen otros argumentos, hablan de técnicismo o de ciencia. E incluso en muchos casos, quieren crear castas de técnicos y de personas con derecho a opinar.
Por otra parte, esto ha sido una prueba verídica de realidad social, periodismo o contraste sociológico.
En el caso de partir un grupo muy numeroso (más de 30 personas) de local en local, podremos comprobar que entramos la mitad, que casualidad, y si reclamamos la entrada del resto o les dejan pasar si quieren caja esa noche, o nos echan a todos.
Además, te pueden mirar mal si te mezclas y vas de cena con inmigrantes, sobre todo si en el grupo hay vasquitos y neskitas, negros y latinoamericanas. Alguno reproducirá comentarios sobre los macho-negros, las buscadoras latinas, los vasko-solerones, las torti-neskas que pegan a todo y bailan como locas con negros y pechugonas.
Si sales a pasarlo bien, a conocer o a tomar algo, con gente no habitual, nada diferente, puede que suceda (se notan esos pensamientos en las miradas.
De todas formas, las reacciones en blog y comentarios del Chorreo, no me convencen, es lo que hay ante un ordenador y puede ser fruto de 4 aburridos xenófobos que radicalizan ideas recibidas en los mass media.
Lo grave, lo insultante, es que quien se define por político, o por asociación que esta al servicio (hostelería) o incluso que quiere vivir de toda la sociedad y defender un interés general, excusa el racismo, la discrimanción, y nos coloca a quienes denunciamos y no nos callamos ante la duda de intenciones, manipulaciones, o radicalidad antisocial . Es más, quieren dar la vuelta a la tortilla, que seamos complices de robos, delincuencia y de engaño, es decir de lo malo, sin más, porque ellos lo dicen sin prueba alguna, dejando otra vez más la relación entre inmigración y el miedo a la seguridad. La relación con inmigrantes en la duda y colaboración con un ataque antisistema (tal y como es) concebido como paz social, como vida que nos dotamos sin presencia por nunca jamas de inmigrantes.
Esto es defendido por cualquiera, el gallego llegado y de hace 40 años, el hijo de inmigrante rural a la urbe de la que presume ser de toda la vida (eso nos pasa mucho a los patateros) y solo vemos racismo en la delincuencia de los unos (los nuestros sin identificar) y los otros (siempre con su color, raza u origen declarado)
El problema es saber que se da, que tipo de conciencia creamos más alla de campañas puntuales (día internacional de.. ) para constatar una sociedad donde no hay otros, sino iguales, marginados o más marginados, con pocos derechos o sin casi ningún tipo de derechos. Lo que me preocupa es que debatimos el tipo de estudio, cuando es una realidad, y no pasamos a un compromiso colectivo conjunto por sacar esas contradicciones y buscar que los efectos de esa discrimación desaparezcan o se reduzcan. Muchas veces donde más duele es el bolsillo y también se podría tomar conciencia de la capacidad de excluir y marginar a los excluyentes, pero desde una acción masiva, clara, directa y constante.
El poder de cambiar las cosas, debe ser concienciar, denunciar y poder actuar para cambiarlo de forma imaginativa y atractiva para ser efectivos.
Si no, seguremos parecido, acercándonos y alejándonos unos a otros, pero sin avanzar.
Jabokatu: efectivamente, más que los cafres que comentan en El Correo, mucho más me han preocupado y desgastado los balones fuera que han echado algunas instituciones, y la reacción de la asociación de hosteleros sacando todos los prejuicios habidos y por haber y que tanto calan.
Los que se quejan del rigor científico son los mismos que se piensan que si hubieran vivido en la Alemania nazi se hubieran opuesto a Hitler, los mismos que dentro de 10 años jurarán que se jugaron el tipo contra ETA, cuando lo único que tienen es tortícolis crónica de tanto mirar para otro lado. Estos son los que prefieren no intercambiar una palabra con un moro no vaya a ser que le pongan ojos y voz al estereotipo, humanicen al diablo y se venga abajo ese castillo de naipes que es su línea argumental.
Quizás algún día se den cuenta de que los que sobran en esta sociedad no son los moritos que llegan a España en los bajos de un camión, sino los que usan peyorativamente el palabro «anti-racista».
Saludos cordiales.
Me ha encanado la idea de preferir no hablar con moros para que no nos rompan los esquemas.
Felicidades a todos aquellos que habéis participado en esta prueba. Me imagino que tiene que ser duro constatar lo que muchos intuyen y otros tantos sufren cada día. Desde aquí os deseo mucho ánimo para seguir luchando contra el racismo así de bien.
Soy investigadora y, sin embargo, me resulta evidente que el debate sobre su rigor científico tan solo pretende distraernos para que no prestemos atención a la cuestión esencial: la lacra del racismo de una sociedad con un índice de inmigración mínimo.
En los tiempos que corren a casi nadie le gusta ser considerado racista, y es una estrategia burda muy común definirse “realista” en contraposición a “racista”. Como si el racismo no se basará en muchos datos “reales”. Como si estuviera justificado tratar a todos los miembros de un determinado colectivo en función de los prejuicios que se tienen sobre dicho colectivo.
Supongo que este tipo de iniciativas no tienen nada que hacer para concienciar a personas que encuentran natural que no se les deje entrar en los bares a los inmigrantes. Todo lo contrario. Pero a todos los demás creo que nos pueden servir. Y también son muy útiles para incomodar a las instituciones. Incomodidades muy necesarias.
Gracias, Pepita Grilla. Se agradece mucho que nos transmitáis la confianza en que esto ha servido para algo, porque ha sido una semana dura y a veces entraban dudas.
Esto es una prueba dentro del curso Feminismo 2.0