Crisis (de amor)

14 Abr

Llevo meses cabreada con Cristina Yang. Es la de la foto, una de las protagonistas de Anatomía de Grey, la aspirante a médica cardiotorácica fría, ambiciosa y perfeccionista que hace lo que haga falta por quedarse con la operación más complicada, que se ríe del romanticismo y de toda forma de sensiblería. Intentaré explicaros por qué estoy cabreada con ella (bueno, con el equipo de guionistas, claro está) sin destriparos la serie. Cristina tuvo primero una relación larga e intensa con el jefe de cardio, Preston Burke, quien la dejó plantada en el altar. Le costó mucho volver a enamorarse, y lo hizo de Owen Hunt (el de la foto), exmédico militar, jefe de Trauma, traumatizado por su paso por Irak. Una vez Owen logró que Cristina no acudiese a la llamada de su nueva jefa de cardio por estar haciendo el amor con él. Ella le dijo lo siguiente:

Imagen de previsualización de YouTube

Le contó que Burke le fue arrancando pedacitos de su corazón sin que ella se diera cuenta, al punto de convertirla en alguien que no era, en alguien que accedió a mentir por él, a arriesgar su carrera y terminar vestida de novia de cuento con las cejas depiladas. Le dijo que ese día, haciendo que ella fallase en el trabajo, Owen le había arrancado un trocito de su corazón. Y sentenció llorando: «Eso nunca, nunca jamás puede volver a ocurrir». Pues ocurre. No os voy a destripar la serie, pero Cristina lleva ya demasiados capítulos en crisis con Owen, hasta el punto de que ella, para quien la carrera siempre ha sido lo primero, se pasa todo el día llorando por las esquinas, vigilando a su marido, encerrándose con él en casa durante días para intentar solucionar sus problemas. Se acercan los exámenes que les permitirán pasar de residentes a médicos especialistas, y ella está enfrascada en su crisis con Owen. Y yo me cabreo con ella.

Ha pasado año y medio desde mi última relación de pareja en la que cabían ese tipo de crisis y ya las tengo olvidadas, hasta el punto de que las miro con distancia y extrañeza. El otro día una pareja de conocidos cancelaron dos noches seguidas una quedada conmigo y otras amistades. La primera noche, porque estaban en crisis. La segunda, porque estaban de reconciliación. Tomamos algo por el día con ellos, y ella tenía los ojos hinchados de llorar (o de sueño, pero yo deduje que de llorar). Yo, desde la distancia, pensé: «Joe, fíjate tú el coste que tiene la pareja. Dos días en crisis que podían haber dedicado a tantas cosas…» Desde que se terminó mi última relación tormentosa, me he dicho mil veces que no quiero volver a eso, que no quiero que la pareja me absorba y me haga descuidar mi carrera o mis amistades, que no quiero invertir tanto tiempo ni desgaste emocional en la pareja, que me niego a volver a llorar toda la noche como si me fuera la vida en ello, a estar al borde de un ataque de ansiedad por una bronca. Hablaba de ello con otras dos amigas muy críticas del parejismo, y reconocíamos que no es tan fácil. Cuando quieres a alguien y piensas que lo bonito que habéis compartido merece la pena, es inevitable querer intentar que funcione, con el coste que eso implica.

Gracias a gente como Mariluz Esteban o Coral Herrera, hacemos una revisión crítica del modelo de amor romántico que nos han inculcado en la familia, a través del cine, de la música, de la Superpop… Vale, sabemos estar alerta para evitar relaciones de dependencia o dosis excesivas de drama, sabemos identificar lo que no hay que permitir, aunque luego en la práctica nos cueste reaccionar con firmeza cuando nuestra pareja nos monta una escena de celos o nos controla. Sabemos que la pareja no puede ser nuestro único pilar, que tenemos que mantener fuertes otros espacios. Pero es difícil, porque parece inherente al enamoramiento tener a la otra persona en la cabeza todo el rato, querer estar con ella todo el tiempo posible e incluso dar segundas y terceras oportunidades.

Lo que me inquieta es lo siguiente: sabemos que el modelo de amor romántico que nos han inculcado (ese «sin tí no soy nada») es una mierda pero, ¿hay otra forma de enamorarse y de amar? Criticamos el viejo modelo, ¿pero estamos siendo capaces de crear uno nuevo? Yo ando pesimista. Cuando conoces a alguien que merece la pena pero logras mantener tu centro en ti, mantener tus espacios, la cabeza fría, es inevitable añorar la intensidad que supone enamorarse sin mesura, ese sentimiento de querer estar todo el rato con la otra persona, de que (como dicen en Cuba) esa persona te mueva el piso. En cambio, cuando el enamoramiento te pilla por sorpresa, con la guardia baja, y te posee ese vertiguillo raro que te sube por la tripa o por la espalda, ¿cómo se hace para disfrutar de esa intensidad, y a la vez no perder el norte? Para cuando te quieres dar cuenta, estás angustiada porque hace dos días que no te escribe, estás invirtiendo más tiempo de la cuenta en preparar detalles para sorprenderle, o estás cancelando compromisos para poder pasar más tiempo con ella.

Así que me entran serias dudas de que sea posible amar con intensidad, pero sin ansiedad o dependencia. En su día os conté el consejo que me dio Marta Navarro: «Ama, pero no te enamores». Os dije que me parecía buena receta, amar manteniendo nuestra identidad, autonomía y libertad. Pero, por lo que veo en mí y a mi alrededor, no veo que sea posible. Le dijo Mari Luz Esteban a Maite Asensio en una entrevista: «No se debe decir ‘no te enamores’, sino ‘protégete, hazte con los arneses necesarios». Suena bien, pero yo no lo veo muy claro. Es complicado enamorarse forrada de arneses. Y cuando te los quitas un rato a ver qué pasa, a la mínima te ves otra vez ante el precipicio de la ansiedad y la dependencia. Así que te los pones otra vez, y te ves aferrándote a una barandilla para no volver a caerte. Y si te aferras demasiado a la barandilla, como que no puedes disfrutar demasiado.

En fin, me preocupa todo esto. Para inventarse un nuevo modelo no queda otra que ir probando por el sistema de ensayo y error. Pero eso supone exponerte otra vez al desgaste del vértigo, la ansiedad, las crisis, el drama… Y una se pregunta si está por la labor. Y se dice que es una naranja entera. Y pasan los meses y una, por muy naranja entera que sea, piensa que por otro lado mola eso de tener a alguien con quien acurrucarse bajo la manta las tardes lluviosas de domingo, y a nada que se despista se imagina formando una familia, con perro y chimenea incluidos.  En fin, una jodienda.

Este post no permite ser (aunque de hecho lo sea) un desahogo personal, sino una invitación a la reflexión colectiva. Me gustaría que pasásemos de criticar el modelo de amor romántico para debatir sobre si realmente es posible otro modelo y cuáles son las claves para construirlo, más allá de recordarnos lo que no hay que hacer. ¿Alguna idea?

Be Sociable, Share!

32 Respuestas para “Crisis (de amor)”

  1. May 14 abril, 2012 en 19:17 #

    «Ama pero no te enamores»
    pero ¿quién en su sano juicio quiere perderse el enamoramiento?? ¡cuando todo es maravilloso, te sientes guapa, lista y que la vida te sonríe!
    Además es fisiológico, lo explica Punset en su libro (http://www.elviajealamor.com) ese periodo es pura química, imposible de saltárselo. y gracias a ese coctel molotov sobrevivimos como especie.
    Por otra parte las crisis de pareja sirven para crecer una misma, no importa si sigues con esa pareja o la dejas, nunca es tiempo perdido, porque siempre te habrá servido para algo.
    Estoy contigo en lo difícil que es mantenerse en pareja sin ponerse los cuernos a una misma. YO llevo casada conmigo misma casi 4 meses y me he sido más veces infiel a mi misma que a todas mis parejas juntas. Aunque tengo que decir que esto no es exclusivo de las parejas, una se puede poner los cuernos con amigas, familia, trabajo… hasta que no nos queramos a nosotras por encima de todas las cosas no habrá un verdadero cambio.
    Hay una forma nueva de relacionarse con los otros, nos la estamos inventando. Lo que tengo claro es que es desde el AMOR verdadero y que cuando estás situada allí no te hace falta ningún arnés.
    VIVA EL AMOR con mayúsculas

    • Lu 19 abril, 2012 en 21:28 #

      🙂 ¡Viva!

  2. Ianire 14 abril, 2012 en 19:54 #

    ¿Y por qué necesitar un «modelo» y no considerar que cada relación que suponga bienestar es una forma válida, sin tener que ser modelo o etiqueta alguna? Quizá para desmontar un modelo tradicional no haga falta crear un modelo alternativo y de nuevo poner límites y cortapisas pero de otra forma… todos los modelos tratan de ser referencia. Yo creo que lo verdaderamente liberador es pensar que no existe un modelo, ninguno, a seguir. Liberador pero también da miedo y cansa ¡cómo no! como muy bien dices el ensayo y error puede cansar. Pero personalmente, al menos desde mi experiencia, creo que, aunque pueda cansar, también emociona 😉

  3. Jose Ibn 14 abril, 2012 en 20:27 #

    Es posible que ya se esté transformando nuestra manera de amar, pero poco a poco, y desde dentro del proceso es casi imposible ver los avances, es como cuando no te das cuenta de que tu bebé está creciendo y aparece alguien que te dice «está enorme, cómo ha cambiado».

    Yo me pregunto si no será mejor observarlo como parte de ese proceso de ensayo error, principalmente, porque no creo que haya otra opción posible. Caminamos a ciegas y solo nos queda la opción de probar y ver a posteriori que funcionó qué no, y seguir en la dirección que buenamente podamos, haciendo camino al amar.

    Caminemos todo lo relajadas que podamos, sabiendo que esto no ha empezado ni acabará con nuestro paso por este mundo. Somos parte de un proceso evolutivo abierto y en él nos toca reir, llorar, sufrir y amar. No hay salvación ni solución, hay vida y actitud.

  4. xme 14 abril, 2012 en 20:36 #

    june, ez dago modelorik eta ez dago errezetarik; horregatik da konplikatua da bizitza, baina horregatik da ederra.

    maitemindu zaitez edo ez, babestuta edo gabe, baina ez dago perfekziorik ez erregelarik.

    saiatu disfrutatzen.

  5. ZenyZa 15 abril, 2012 en 1:26 #

    Vaya jamada de tarro, June. Las cosas son más fáciles que todo eso, o lo deberían ser. Llegamos a todo esto porque tenemos demasiado tiempo para pensar, quizá. Eso, en principio, tendría que ser bueno, pero llegado a un extremo se vuelve en contra de nosotros mismos. El pensar tanto, digo, no el pensar.

    Uno se enamora y punto. O no se enamora y vive tan tranquilo. Uno necesita a otro o a otra para sentirse (también) uno mismo vivo. Necesitamos dar, recibir, vernos a través de los demás, creer en lo imposible (no digo tanto como tener fe, pero algo así) y otras muchas razones.

    Y luego está el arte, la literatura, las películas, ¿qué sería de toda esa fantasía que nos hace crecer como personas si no tuviéramos la experiencia del amor, el afecto y el sexo. Seríamos una especie de autómatas que nos conduciríamos por un código binario, malo-bueno; sí-no. Y el amor, enamorarnos también, nos hace humanos.

    Y termino con el sexo. Vale, ya sé que no hace falta estar enamorado, pero eso es como la mitad de algo, como el pan sin sal.

    Escribes muy bien, es una maravilla leerte.

    Chuff!!

  6. totamor 15 abril, 2012 en 2:07 #

    republicado en el blog de discusión sobre esos temas…. totamor.blogspot.com; seguimos en contacto!!!

  7. CORAL HERRERA GÓMEZ 15 abril, 2012 en 2:14 #

    yo no tengo ni idea de como evitar enamorarse de esta forma. me rebelo a nivel teórico contra ella, desmonto los mitos, destrozo estereotipos, pero la única respuesta que se me ocurre a este problema entre teoría y praxis, es pensar en que son demasiados siglos, demasiados cuentos, demasiadas novelas, obras de teatro, operas, ballets, series de televisión, películas, demasiado tiempo consumiendo el formato tradicional romántico.

    Creo, en plan pesimista, que aún tendrán que pasar siglos hasta que la propiedad privada desaparezca de nuestra mentalidad, hasta que amemos colectivamente sin centrarnos en una sola persona, hasta que logremos amar con libertad y generosidad, sin miedo al abandono, sin miedo a la soledad.

    Para que cambie nuestra forma de amar, tienen que cambiar todas las producciones culturales y mediáticas, y el patriarcado debe de debilitarse mucho más, sin igualdad entre mujeres y hombres no son posibles las relaciones igualitarias, sin etiquetas que discriminen no es posible la proliferación de las relaciones intergeneracionales, interraciales, interclasistas, internacionales.

    hacen falta muchos años de igualdad, una primavera revolucionaria de la diversidad sexual y afectiva, y otras formas de organización política, social y económica basadas en la solidaridad humana, la hermandad entre los pueblos.

    mientras, seguiremos encerradas en relaciones de miedo, de deseo, de idealizaciones y frustraciones, tratando de reproducir los esquemas sociales, tratando de romperlos, y estrellandonos de vez en cuando. El sufrimiento es normal en relaciones tan marcadas por el dominio, el miedo y la soledad. Por eso para tener relaciones más bonitas, para poder disfrutar de verdad, hay que cambiarlo todo!!!

    muchos besos, y felicidades por este post, June!!

    Kori

  8. Nieves 15 abril, 2012 en 11:08 #

    «El buen amor» de Jorge Sinay: Un modo impecable de describir la forma de amar, que nos ayuda a entender que el amor nada tiene que ver con posesión ni toxicidad, ni tampoco con la ilusión efímera del enamoramiento.

  9. Nisamar 15 abril, 2012 en 19:40 #

    Por supuesto que es posible otro modelo, y lo digo por experiencia propia. Se puede vivir una relación enriquecedora, que no implique traicionarse a sí misma, sino que por el contrario, ayuda a reconciliarse con una misma, a confiar más en una misma, a aprender de la otra persona, y a enseñar muchas cosas a la otra persona. Se puede vivir un tipo de relación entendida como una forma de avanzar juntos por la vida, y de hecho, una vez vives algo así, ni te cabe en la cabeza otro modelo de amor.

  10. ASB 15 abril, 2012 en 22:54 #

    Me gusta este post y la reflexión que lanzas, June. Personalmente, creo que en este sentido esta reflexión de profesionales de la medicina se aplica igual a quienes nos dedicamos al periodismo. Pareja o trabajo, pareja o trabajo… Así que voy a tratar de aportar algo al debate desde mi punto de vista.

    Para mí no es tan difícil. Se trata, sobre todo, de tener la madurez suficiente y reservar espacios. El mundo no se acaba porque yo no cubra esa noticia o yo no haga esa operación, y el mundo no se acaba poque no te pueda coger en ese momento y te tenga que llamar en cinco minutos o una hora. En el fondo, relativizar y ser flexible. Claro, si uno quiere formar una fmilia, pues lo siento, pero no vale que seas corresponsal de guerra y estés seis meses fuera y uno en casa, ¿no? Hay opciones de vida que te empujan al ‘celibato’.

    Y sobre todo, se trata de saber que uno puede ser feliz tanto con una persona que como sin ella. De forma diferente, pero se puede ser feliz igualmente.

  11. Alexander 16 abril, 2012 en 1:15 #

    Eso te pasa por ver una serie de mierda, que es lo que es «Anatomia de Gray».

    Todo es química. Fin. Si quieres rebelarte contra la forma en la que se viven esos procesos químicos simplemente desnúdalos de todo artificio y de todo pensamiento que lo pueda contaminar, por ejemplo cualquier tipo de ideologia.

    De nada.

    • Gemma 30 junio, 2012 en 19:53 #

      «Todo es química» también es una ideología, y una ideología, por cierto, que pretende anular la singularidad del sujeto reduciéndolo a biomoléculas. Como si no estuviésemos atravesados por el lenguaje, para empezar. Desenmascarando esa pretendida objetividad del cientificismo, decía el médico y filósofo Ludwik Fleck que «en las ciencias naturales al igual que en el arte y en la vida no existe ninguna fidelidad a la naturaleza que no sea fidelidad a la cultura».

  12. Inés 16 abril, 2012 en 10:56 #

    Quizá se trate de aprender en pareja a no depender el uno del otro. Estoy convencida de que hay cosas que una tiene que aprender en carne propia y una de ellas es a ser independiente. Pero para aprender a ser independiente primero has de ser consciente de tus dependencias. Mi experiencia me dice que si una pareja trabaja en equipo para perder esas dependencias (que se crean en ambos) acaba construyendo una vida (a veces con perro y chimenea :-P) plena y feliz (algo que no se puede dar sin esa interdependencia que se logra después de ser conscientes de las dependencias y aprender a ser independientes cada uno por su lado).
    A mí me da la sensación, por mi entorno y mi propia experiencia, que nos exigimos una independencia sin hacer el trabajo previo de asumir nuestras dependencias (que no deja de ser otra cosa que asumir algunas de nuestras debilidades). También me parece que asumimos que la meta es ser independientes, cuando quizá lo suyo sea buscar una interdependencia: un camino en el que, viviendo en sociedad, en pareja, en familia, seamos apoyos los unos de los otros sin que eso implique la «desaparición» de alguno de los miembros.

  13. Ineritze 16 abril, 2012 en 14:53 #

    Me parece complicado, es muuuy complicado. Sobre todo porque no basta con vencer todas las dificultades en un momento dado (el final feliz que nos venden en la infancia), sino que se pelean y enfrentan día a día, en cada nueva diferencia, discrepancia, malentendido… es un recorrido de equilibrio continuo y largo. Sí, es un rollo, pero también es enriquecedor si se aprende en el camino. Básicamente o creces o te desgastas.

    Aparte de las archisabidas respeto, comunicación…etc, a mí hay dos pilares o arneses que me gusta recordarme (y exigirme). El primero es el de escucharme y ser sincera conmigo misma. Aunque no he visto anatomía de Grey, supongo que sería darme cuenta que algo que me hace llorar tanto como a Cristina su pareja, no es lo que quiero. Y es muy complicado, porque las excusas, el autoengaño, o la falta de tiempo para pararse a pensar suelen estar más presentes.

    El segundo pilar es asumir que la relación de pareja puede acabar. Y que la vida sigue. Quizá para retomar otros planes que se habían quedado parados debido a ella. O para empezar unos nuevos. A mí me ayuda, me da tranquilidad aunque también me produzca vértigo. A veces me da la sensación que cuando creemos que una relación merece la pena o estamos a gusto, creemos que es un fin en sí mismo, que siempre será así. Y cuando se tuerce, aparecen un dolor y una angustia terribles, nos hace daño soportar que lo que teníamos ya no existe. Es humano sentirlo, pero sin embargo, a veces para mantener ese «amor» (los fantasmas de la media naranja, ¿y si fuera el amor de mi vida?…etc) renunciamos a cosas muy importantes por no ponerlo en peligro, quizá más importantes para nosotrxs y que posiblemente a la larga nos anulen, nos alejen o nos hagan más daño. Cuando asumo que una relación puede acabar, SÉ que no tengo que mantener algo que se está estropeando o que me hace daño y por tanto me da libertad para enfrentarme a lo que sea. Es mi forma de afrontar la dependencia. Si se soluciona estupendo porque la relación saldrá fortalecida, y si no, superado el golpe inicial, también estupendo porque me habré liberado de algo que no quiero.

    PD: Esos son mis arneses y de momento me funcionan…:P

  14. Vandis 17 abril, 2012 en 20:49 #

    Creo que es la esta contradicción es la base de todos mis dibujos…no se podría haber expresado mejor!
    Mi conclusión final, despúes de cada galletazo en el que vuelvo a jurar que nunca más (sin comprender aún asi por que me dirijo a ellos como un avión kamikaze) es que prefiero ser el pie que tropieza que la propia piedra.
    Creo que mi labor es asumirlo y vivir en paz con ello, sin remordimiento ni coraza.

  15. Flor 29 mayo, 2013 en 2:54 #

    Bueno, yo puedo aportar algo de mi experiencia, no soy ninguna profesional y sólo tengo 21 años así que quizás me falta camino por andar… pero bueno, también es verdad que hoy en día uno empieza a relacionarse con el amor desde chiquito y que la edad no significa nada.

    Yo hace un feliz año que soy mi novia. Y qué feliz que soy! Me quiero, me gusto, me respeto, me doy los placeres que voy deseando, me permito SER de la forma que quiera. Me permito abrirme al mundo y a la gente que habita en él y que afortunadamente se cruza en mi camino.

    Y también, evidentemente, disfruto de los hombres. Me pasa que conozco a hombres muy distintos entre sí, pero que tienen algo en común: me atraen. Y descubro que esa atracción siempre esconde un aprendizaje detrás, que todos ellos tienen algo que enseñarme. Así que eso hago! Los conozco, disfruto, me río, comparto momentos con ellos, me encantan, me tienen pensando en la próxima vez que los vea… hasta que se me pasa. Hasta que pierdo el interés. Evidentemente no los engaño, les dejo bien claro que no quiero un noviazgo, que lo que quiero es disfrutar del presente y bueno.. cuando la razón para verlos ya no está, les explico la verdad.

    Quizás es demasiado liberal mi forma de vivir, pero bueno…yo estoy sana, feliz, alegre, y sobretodo FIEL a mí.
    Que a lo mejor no sea un ejemplo a seguir quizás es cierto, que a lo mejor no sea la «persona del año» quizás también, a veces otros han sufrido por mi culpa, pero he aprendido de ello y ya sé evitarlo.
    Quizás no es tan difícil desembarazarse de esos «modelos» que intentan imponernos, simplemente basta con saber conocerse, saber escuchar lo que uno va queriendo y hacerse caso.

    Buen blog!

Trackbacks and Pingbacks

  1. June Fernández - 14 abril, 2012

    Criticamos el modelo de amor romántico, pero ¿somos capaces de crear otro? En este post me muestro pesimista: http://t.co/JwDQB2hZ

  2. Gènere en Trama - 14 abril, 2012

    Criticamos el modelo de amor romántico, pero ¿somos capaces de crear otro? En este post me muestro pesimista: http://t.co/JwDQB2hZ

  3. Silvia Alba - 14 abril, 2012

    Criticamos el modelo de amor romántico, pero ¿somos capaces de crear otro? En este post me muestro pesimista: http://t.co/JwDQB2hZ

  4. Febrero Feminista II - 14 abril, 2012

    .@marikazetari invita a la reflexión: ¿cómo construir otros modelos de amor distintos del romántico? http://t.co/Tiz300xF

  5. José Manuel Dorado - 14 abril, 2012

    .@marikazetari invita a la reflexión: ¿cómo construir otros modelos de amor distintos del romántico? http://t.co/Tiz300xF

  6. Daileen Aris - 14 abril, 2012

    Crisis de amor – http://t.co/Un51zrpj

  7. Amaia Etxaniz - 14 abril, 2012

    Criticamos el modelo de amor romántico, pero ¿somos capaces de crear otro? En este post me muestro pesimista: http://t.co/JwDQB2hZ

  8. Review-Search-es - 14 abril, 2012

    ★: Crisis (de amor): Gracias a gente como Mariluz Esteban o Coral Herrera, hacemos una revisión… http://t.co/fLbdzy3f #ReviewSearch

  9. Coral Herrera Gómez - 15 abril, 2012

    Crisis (de amor) – http://t.co/M3NBs0cp

  10. aranburu - 15 abril, 2012

    Criticamos el modelo de amor romántico, pero ¿somos capaces de crear otro? En este post me muestro pesimista: http://t.co/JwDQB2hZ

  11. Ianire Estébanez - 15 abril, 2012

    June se pregunta si somos capaces de amar con intensidad sin caer en la dependencia, la tragedia… http://t.co/IpY82h0I @marikazetari

  12. ElBandidoSonriente - 15 abril, 2012

    Crisis (de amor) http://t.co/DONFHU7V interesante reflexión que todos nos hacemos, vía @marikazetari

  13. gentedigital - 16 abril, 2012

    Vamos ya con lo más destacado de nuestra comunidad. 'Crisis (de amor)', lo último de @marikazetari http://t.co/CEm7spIf

  14. palomapuerta - 16 abril, 2012

    Vamos ya con lo más destacado de nuestra comunidad. 'Crisis (de amor)', lo último de @marikazetari http://t.co/CEm7spIf

  15. Júlia Araújo - 17 abril, 2012

    Seguiremos desmontando el amor romántico.Cómo?Bueno… – http://t.co/sPM9QgsZ