Historico | mayo, 2012

El sector crítico a la izquierda del Gobierno cubano

23 May

Actividad durante el cuarto foro social del Observatorio Crítico./ Jimmy Roque Martínez

Actividad durante el cuarto foro social del Observatorio Crítico./ Jimmy Roque Martínez

 

En enero viajé a Cuba empeñada en matizar la imagen de polarización política, dando voz a las personas y colectivos que critican al Gobierno desde la izquierda o, por decirlo de otra forma, que defienden el proceso revolucionario socialista sin dejar de arremeter por ello contra el autoritarismo del régimen cubano. He publicado un reportaje en Diagonal que resume lo que conocí, aunque en las próximas semanas os iré pasando más información sobre los colectivos que cito. El reportaje va acompañado por una entrevista a unas viejas conocidas ya en este blog: las raperas lesbofeministas Krudas Cubensi. Como la cuestión del asociacionismo en Cuba tiene su complejidad, y en un reportaje no podía explicarlo largo y tendido, debajo os pego íntegras las valiosísimas aportaciones que me hicieron dos militantes de Observatorio Crítico, Rogelio y Dmitri.

La oposición a la izquierda del Gobierno cubano

JUNE FERNÁNDEZ / LA HABANA (CUBA)
MIÉRCOLES 23 DE MAYO DE 2012.  NÚMERO 174

Revolucionarios o disidentes. A simple vista parece que en Cuba no haya más opciones que ensalzar el sistema cubano o tildarlo de cruenta dictadura. Quien discrepa es tachado de contrarrevolucionario desde las filas oficialistas, y quien defiende el socialismo, calificado de cómplice del régimen por una oposición procapitalista. Sin embargo, en ese clima polarizado afloran colectivos que arremeten contra la falta de libertades y el autoritarismo del Gobierno desde un discurso anticapitalista y antiimperialista. Redes de activistas y blogueros critican la visita del Papa, claman contra el racismo y la homofobia, alertan de la deriva de la política económica de Raúl Castro y difunden en la isla las movilizaciones del 15M. Sobre todo, exigen poder organizarse sin ser controlados por el Gobierno cubano ni utilizados por el estadounidense.

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eldiario.es

16 May

Cádiz. Semana Santa. Plácida desconexión. Me prohíbo entrar a internet más de una vez al día, apago el móvil durante ratos largos, me olvido todo lo que puedo de Pikara, con el sentimiento de culpa de la madre que se va por primera vez de vacaciones dejando a la niña con los abuelos. Me despierto de la siesta que me he echado en una torre de cristal desde la que se ve el mar, la catedral, y un paisaje calcado a mi añorada Habana, pero en blanco. Entro al correo y me encuentro con un escueto mensaje de Juanlu Sánchez pidiéndome mi teléfono. Se lo doy. Me entero por su firma de que ahora es el subdirector del periódico digital que está montando Nacho Escolar. Empiezo a fantasear con que me va a proponer colaborar. «No me voy a ilusionar, que seguro que quiere pedirme el contacto de alguien, hablar de colaboraciones con Pikara…»

Me llamó uno o dos días después, en los que ya no apagué tanto el teléfono y en los que la curiosidad me reconcomía por más que intentase centrarme en el pescaíto frito y las canaíllas. Charlamos sobre eldiario.es y me empezó a hablar de opciones de colaboración con Pikara. (Jo). Siguió: «Bueno, June, nos gustaría contar contigo. A ver qué te apetece, pero a nosotros nos gustaría que hicieras…» «Que diga ‘información’, que diga ‘información’…», pensé. «Información». Cómo no podía ver mi sonrisa de oreja a oreja, me mantuve en mi papel de feminista dura y coherente: que para sumarme quiero garantías de que se me va a escuchar, de que se van a tomar en serio la perspectiva de género, que no quiero ser la nota violeta en un medio androcéntrico… Pero estaba eufórica.

¿Por qué? Porque hace un año dejé mi trabajo en una organización social porque tenía un síndrome de abstinencia de periodismo de la leche. Tenía los ojos puestos en Pikara, pero descubrí que cuando una dirige un medio (por muy pequeño que sea) y además necesita otros trabajos para comer, hace de todo menos escribir en esa revista que montó precisamente para escribir a sus anchas. Además, arranqué este blog, que reforzó mi faceta de opinóloga, con lo que la gente pensaba en mí para escribir artículos de opinión, participar en tertulias, comentar noticias en la radio (casi todo gratis, por cierto)…  En enero me animé a irme a Cuba por mi cuenta, a modo de auto-regalo (financiado finalmente vía crowdfunding): 28 días haciendo entrevistas y escribiendo como loca. Lejos de saciarme, me recordó que eso es lo que quiero hacer.

Total, que para mí fue muy importante la llamada de Juanlu. Frente a quienes me proponen bloguear sin cobrar (porque piensan que bloguear no es un trabajo), en eldiario.es quieren que haga información, y pagan. (Hay que ver cómo anda el patio para que haya que elogiar a una empresa porque pague a quienes trabajan para ella). Lo dicho: estoy encantada porque supone adquirir el compromiso de dedicarme a lo que realmente me gusta, para lo que estudié Periodismo, para lo que renuncié a un contrato indefinido en plena crisis. Además, voy a aprender un montón del equipazo que están formando.

eldiario.es arranca como tal en septiembre, pero hasta entonces han montado Zona Crítica, un «blog de urgencia» para informar sobre la que nos está cayendo.

 

«Te digo yo que eres hetero»

16 May

Ilustración de Emma Gascó para Pikara Magazine

 

Hace poco aprendí una palabra: «heterodesignar». Dícese de la acción de decir a otra persona lo que es. Por ejemplo, decir a alguien que se siente vasco que, le guste o no, es español porque Euskadi pertenece a España. O al revés, vaya, decirle a alguien que no se puede sentir español porque vive en Euskal Herria, que es una nación. Me la enseñó una persona a la que heterodesigné: le empecé a discutir el hecho de que no se siente mujer (sí, yo tenía el transfeminismo en modo off). Poco después me sentí heterodesignada, y me dio qué pensar.

Primero ocurrió que le dije a una amiga por teléfono que tenía ganas de echarme novia. Me contestó que eso de cambiarse de acera está muy bien como chiste, pero que no es real. Le contesté que me gustan las mujeres, que he tenido rollos, historias y cuelgues por mujeres. Pero que por circunstancias nunca había tenido novia. Me contestó que no lo sabía.

Otro día, estaba con un grupo de amistades y salió el tema de la heteronorma. Cuando dije que también me gustan las tías, se pusieron a preguntarme cosas como: «Pero, a ver, ¿te parecen guapas o te ponen?» «¿Te las follarías?» «¿Con qué tipo de mujeres te acostarías?» Todo en condicional, dando por hecho que no me he acostado con mujeres.

La tercera situación se dio cuando estaba tomando algo con tres lesbianas que conozco del entorno laboral, hablando precisamente de salir del armario. Una le dijo a otra de broma: «June todavía no entiende, pero estamos trabajando en ello». «¿Qué te hace pensar que no entiendo?», le contesté airada. «Pues porque en tu blog y las redes sociales hablas a menudo de tu vida sentimental y nunca he leído nada que indique lo contrario». Le dije que en mi blog y en Pikara me he desmarcado de la heterosexualidad, que en Facebook he hablado de chicas, y que lo que ocurre es que tengo mala suerte con las mujeres (comentario medio de broma).

He dudado en escribir este post, porque me siento muy expuesta cuando hablo de este tipo de temas. Me creo a pies juntillas que «lo personal es político», pero le doy muchas vueltas cada vez que cuento algo de mis relaciones o de mi vida sexual, porque sentirse expuesta tiene su aquel. Pero eso de que por mi vida virtual se me presuponga hetero, me dio qué pensar. ¿Debería visibilizar mi no heterosexualidad? ¿O en realidad el sesgo está en quien lee? No me identifico con ninguna etiqueta (ni bisexual, ni hetero ni lesbiana), y hablo de mi relación con las mujeres con normalidad, sin esconder nada, cuando sale el tema con las amigas, en el trabajo o incluso con la familia (ahí con menos normalidad, pero lo hago). Pero se ve que para visibilizar la diversidad sexual es importante explicitar las cosas.  (más…)

Bra-burning. Reflexiones sobre el sujetador

14 May

 

María, autora de Las princesas también friegan, nos propuso sacarnos fotos quemando nuestros sujetadores, en plan gesto nostálgico hacia las feministas estadounidenses de los años setenta. Ahí va mi foto. No quemé el sujetador porque vale una pasta. Pero me apetecía apoyar a María y, además, tratar este tema en mi blog.

En alguna otra ocasión ya he dicho cómo me tomo estas cosas. Coincido con la teoría queer en que desde pequeñas nos imponen una serie de «prótesis» (es el concepto que usa mi queridx M en Conflicto, y que me encanta) cuya función es remarcar la diferencia sexual, recordarnos que somos mujeres y no hombres, con todo lo que esto supone. Desde pequeñas, las que nos sentimos encantadas de la vida con el color rosa y queremos ser princesitas, nos probamos los tacones, el pintalabios y el esmalte de uñas de nuestras madres (bueno, en mi caso, de mi abuela y mi tía, que mi madre pasaba de esas prótesis). Recuerdo lo ansiosa que estaba por empezar a depilarme, y la ilusión que me hizo cuando mi madre me regaló los dos primeros sujetadores, después de años empeñada en usar top (pese a no tener tetas) y más años todavía empeñada en llevar las dos piezas de bikini en la playa (pese a que mi familia era nudista). Vaya, que mientras que la feminidad era una imposición horrorosa para muchas niñas, a mí me encantaba sentirme una mujercita.

Pero lo que quería decir (que ya me estoy enrollando) es que no estoy en contra de esas prótesis, sino a favor de cuestionar su uso y, a partir de ahí, hacer lo que nos dé la gana. En concreto, estoy a favor de usar las prótesis una vez que nos hemos demostrado a nosotras mismas que no las necesitamos. Es decir, primero hagamos el ejercicio de aceptarnos al natural, y después usemos lo que nos parezca estético o divertido. (más…)

Cuba y el sexo: hablan dos jóvenes comunicadoras feministas

14 May

BBC Mundo *

 

«¿Cómo viven las jóvenes la sexualidad en Cuba, teniendo en cuenta la menor influencia de la moral católica?», me preguntó una de mis minimecenas**. En pleno congreso de Sexología del Cenesex, que tenía a las expertas absorbidas, no tuve ocasión de contactar con ninguna especialista en el tema. Hablé con alguna adolescente de forma informal (y con mis amistades veinteañeras), pero tampoco dio tiempo a organizar un grupo de discusión. Un día quedé con las tres comunicadoras feministas que promueven el proyecto ‘Género y Cultura’ (que incluye organización de debates y también actividades con jóvenes), y me parecieron estupendas para que me hablasen también de este tema.

Lirians y Helen tienen 26 años (y Lirians ha sido madre recientemente); y Danae (se unió más tarde a la conversación), es treintañera y madre de un adolescente. Les agradezco mucho que hablasen tan largo y tendido tanto de sus experiencias personales, como de sus opiniones acerca de la sexualidad entre la gente joven. Hay que aclarar que les planteé la cuestión de decir «sí» y «no», y no identificaban que hubiera dificultades en ese aspecto. Sí que me hablaron en cambio de desigualdades respecto a la vivencia de la primera vez, la masturbación o los roles en las relaciones abiertas. Insistieron constantemente en que la sociedad cubana es (como todas) muy diversa y que no conviene generalizar. Esto es lo que me contaron:

¿Es importante la primera vez para las chicas?

Lirians: Cuba es un Estado laico, pero nuestra historia viene de mucho más atrás, hay una tradición judeocristiana muy enraizada y un patriarcado vigente a pesar de que en este proceso revolucionario de 50 años se haya reivindicado la participación de las mujeres en los espacios públicos. Y una de las estrategias de la cultura machista es controlar el cuerpo de las mujeres. Así es que se mantienen mitos como el de la primera vez. También depende de los espacios. No es lo mismo las mujeres de las ciudades que las de zonas rurales. Se ha avanzado en soltar prejuicios y ganar libertad, pero en determinados espacios. En mis tiempos, la primera vez era importante para muchas. Se lo imaginaban con velas, delicado… En la universidad, puede que las chicas empiecen a romper con roles.

Helen: La iniciación sexual es temprana, entre los 12 y 14 años. Esto puede hacer pensar que hay más libertad. En las familias no supone un conflicto terrible que la niña de 12 años empiece a tener relaciones sexuales. En el imaginario se reproduce una idealización de la primera vez, como ese momento idílico. Ya no es la virginidad como un bien preciado a preservar, pero sí que se cree que hay que entregárselo al que sea digno de ello.

¿Y qué papel juega las ganas de tener sexo en la primera vez?

H: Te apetece tener sexo, pero eso va acompañado de una idealización sobre el lugar, la persona, la puesta en escena. En muchos casos la primera vez tiene lugar en una escalera, rápido cuando los padres se fueron de la casa, en un área deportiva… Eso supone frustración por ese ideal que no se cumple.

L: Sigue habiendo mitos sobre el placer sexual, como que el orgasmo es lo más sublime. Una relación sexual sin orgasmo, ¿qué cosa es? En la universidad es más común eso de las relaciones abiertas, el sexo en grupo, el intercambio de parejas, los tríos… Hay una flexibilidad a la hora de experimentar más allá de la pareja tradicional. Pero un amigo me dijo que los chicos no se miran ni se tocan; las muchachas sí que se intenta que tengan contacto.

¿La masturbación es tabú?

L: La masturbación en las mujeres sigue siendo tabú en lo público y, bajo mi experiencia, en lo familiar. En los espacios como los medios de comunicación en los que se habla de autoerotismo, se habla de los varones: la necesidad de respetar sus espacios, se combaten los prejuicios como que les van a salir ampollas… Se toca el tema de las muchachas como una referencia, pero no se profundiza. Se reprime. Se insiste mucho en temas de salud, el uso del condón. Pero falta hablar más de placer. (más…)

#12M15M. Por qué iré a la mani este sábado

10 May

No recuerdo de dónde saqué esta foto...

Quienes me sigáis sabréis que soy una firme defensora del 15-M. En el último año he asistido a mucho escepticismo e hipercriticismo tanto desde la derecha como dentro de los movimientos sociales en los que participo. Mucha gente piensa que no queda nada del 15-M, que se diluyó cuando se levantaron  las acampadas. Otra mucha gente piensa que no está consiguiendo nada. No es casual que no nos enteremos de las conquistas de un movimiento que busca transformar la sociedad, que cuestiona el status quo y arremete contra quienes ostentan el poder.

Yo creo que el 15-M (lamentablemente, me pilló en Cuba) fue una pasada, una reacción colectiva muy potente, espontánea, que nadie esperaba, que los medios intentaron silenciar sin lograrlo, que reunió a personas de lo más diversas, las sacó de la apatía o la desesperanza y las movilizó. Quien esperase revoluciones milagro se habrá decepcionado. Yo creo que no sólo es un buen recordatorio de que es factible unirnos y hacer mucho ruido contra este sistema podrido, sino que hay que valorar el mosaico de pequeñas grandes cosas que han salido de ese movimiento.

En muchas ciudades hay asambleas que siguen activas, que paran desahucios y redadas, que okupan edificios y les dan vida, que crean grupos feministas y transmarikabollo de los que surgen debates y acciones contra el heteropatriarcado… Hace poco estuve en Cádiz, por ejemplo, y, pese a que no pudieron parar el desalojo de Válcarcel, quienes participaban en ese espacio (nacido del 15-M) aún siguen luchando por espacios autogestionados, y cuentan lo chulo que ha sido conocerse y unirse personas tan diferentes: militantes de izquierda, intelectuales, personas en exclusión social, artistas, etc. Y así en tantas otras ciudades. Es muy importante contribuir a que esas iniciativas no se desinflen, sino que se consoliden y multipliquen.

Luego está el feminismo. Como he dicho, una cuestión importante es que el 15-M ha servido para que la gente joven que no participaba en el feminismo haya creado sus propios espacios de debate y activismo. Hemos publicado en Pikara Magazine un análisis de Joana García Grenzner en el que repasa lo que ha aportado el feminismo al 15-M, pero también lo que ha aportado el 15-M al feminismo. Os copio esa parte:

En las plazas confluimos mujeres, lesbianas y trans con propuestas cercanas al feminismo radical, de la diferencia, transfeminista, queer, de la igualdad… Desde diferentes movimientos, orígenes, espacios, edades y clases, fuimos capaces de construir una agenda común y mantenerla el 25N, el 8M… y, al mismo tiempo, de abordar debates con posturas divergentes sobre temas como la prostitución o el uso del velo, que atraviesan el movimiento feminista, desde el respeto, el reconocimiento y el cuidado mutuo.

Un año después, es un buen momento para pensar cómo mantenemos la diversidad, la confluencia, la energía y el compromiso que hemos desplegado en estos doce meses de camino compartido; cómo nos relacionamos con feministas de estructuras partidistas y sindicales que han vuelto a la calle en la fase de oposición y de reflujo de la multitud sin siglas , y cómo afrontamos de forma articulada y unitaria la ofensiva misógina desatada por el PP.

Efectivamente, creo que urge generar un espacio de encuentro, mantener fuerte un frente común para responder a esta ofensiva que cada vez da más miedo. Silvia L. Gil, autora del libro ‘Nuevos feminismos. Sentidos comunes en la dispersión’, plantea este necesidad y, en la presentación que realizó en Bilbao, puso al 15-M de modelo al que mirar para unirnos en torno a unas reivindicaciones comunes y a la vez mantener la diversidad de discursos y prácticas que caracteriza al feminismo.

Así que el sábado participaré en los actos del #12M15M porque, con la que está cayendo, creo que es la posibilidad más viable e ilusionante que tenemos para ser capaces de reaccionar de forma potente y unitaria. «This is our best shot», que diría en inglés (no me sale una expresión similar). Es hora de aparcar recelos y reservas, y confiar en este movimiento global.

Eso sí, recordando siempre que ¡LA REVOLUCIÓN SERÁ FEMINISTA O NO SERÁ!

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Cuba y el sexo: sobre pingas caribeñas, modas europeas y prejuicios sexistas

6 May

 

No elijo esta foto (tomada en una discoteca gay) por ser representativa de nada, sino porque me encanta

En el imaginario europeo, Cuba se asocia inmediatamente al sexo. Buena parte de la población se ha creído el estereotipo. Al menos cuando hablan con las turistas: los hombres (tanto jineteros profesionales como jóvenes aspirantes) repiten como loritos el mito de que “nadie te va a follar mejor que un cubano”. Olivia, de Krudas Cubensi, habla mucho de las pingas mágicas de los cubanos; de que Cuba ha estado tan ligada tradicionalmente al turismo sexual, que los cubanos se han creído eso de que sus pingas son únicas y maravillosas, y eso influye en que la sociedad cubana sea especialmente falocéntrica. Puede ser. De las mujeres no puedo hablar; no sé si también susurran a los turistas que cuando prueben un «bollo» cubano no querrán otra cosa.

Al hilo del mito de que “en Euskadi no se folla”, he debatido con diferente gente sobre si se puede decir que una sociedad determinada es o no más sexual. Yo creo que, aunque nunca está bien generalizar, en Cuba se nota mucho la menor represión. Se nota que el sexo no sólo no es pecado ni por asomo, sino que es entendido como uno de los mayores placeres de la vida, que no sólo hay que gozar, sino cultivar, desarrollar. Otro tema además es que con el auge del reguetón, el sexo está presente a todas horas. Puedes encontrarte con vídeos como este (uno de los que más han escandalizado, debido a las escenas lésbicas y de sexo en grupo) en el taxi, en la cafetería por cuenta propia, en la discoteca…:

Imagen de previsualización de YouTube

Fui a una santera de Habana Vieja que me tiró las cartas. Entre otras muchas cosas, me dijo: “Veo poco sexo. No tienes sexo todos los días”. Me reí por dentro y pensé que eso era cultural: ¿hay alguna vasca que tenga sexo todos los días? Se lo conté a mis amistades cubanas, y la reacción fue en todos los casos una mezcla de cachondeo y lástima hacia mi escasa (según sus parámetros) vida sexual. “Por supuesto que tengo sexo todos los días, si es lo mejor que hay”, me decía la gente. No sé hasta qué punto será real o será un decir.

En todo caso, Cuba no es que sea tampoco el paraíso de la libertad sexual. De hecho, cuando charlas con la gente, ves que su realidad tiene que ver más con la nuestra que con la fantasía caribeña que nos hemos montado. Coitocentrismo, juicios morales sexistas, mitos como el de la virginidad femenina y demás patrones machistas siguen vigentes. Las conversaciones con mis conocidas de allá no distaban mucho de las que tengo con mis amigas de aquí: las mismas alegrías, problemas y frustraciones. Incluso una de las cosas que más gracia me hizo es que en Cuba a todo lo que suena a relaciones y sexo liberal le llaman: «vivir a la europea». Las pelis españolas subidas de tono y el turismo ávido de sexo salvaje son los responsables de que nos atribuyan esa fama. Ahora, que desde mi punto de vista es innegable que el erotismo está mucho más integrado en la vida cotidiana cubana, y eso es una auténtica gozada.

Norma, una de mis mecenas, me planteó la siguiente cuestión: ¿cómo afecta la menor influencia de la moral católica en la sexualidad de las jóvenes y en su capacidad para decir “sí” y “no”? Así que fue un asunto que pregunté mucho y en el que también observé mucho. Saqué las siguientes conclusiones generales (que, como conclusiones generales que son, resultan simplistas y generalizadoras): (más…)

Cirujanos que amasan pizza… y licenciadas que se abren paso en un nuevo mundo de hombres)

6 May

Fuente: Havana Times

Yusdel dejó su trabajo como cirujano en un hospital de la Habana para irse a Matanzas a regentar una cafetería por cuenta propia junto con otro socio. Su cometido es hacer pizzas. Tomó la decisión con ánimo de cambiar de aires tras una ruptura sentimental, pero también influyó la certeza de que amasando ganaría más dinero que operando. Su amigo Yoendry también acaba de renunciar a su puesto de economista para emprender su propia cafetería con sus hermanas en un barrio periférico de la capital cubana.

Durante 2011 ha habido un bum de nuevos negocios por cuenta propia, aprovechando las facilidades brindadas por el Gobierno de Raúl Castro. Así es que en las ciudades, prácticamente en todos los barrios, hay lo menos dos cafeterías por cuadra. La mayoría son mostradores instalados en viviendas a pie de calle, con un letrero rudimentario en el que anuncian la oferta, que normalmente incluye café, jugo o refresco y comida rápida. Los precios son en moneda nacional, baratísimos. Recordemos que un dólar equivale a 24 pesos cubanos. Pues el café vale un peso, el jugo natural (guayaba, tamarindo, mango, mamey…) tres pesos, las pizzas individuales a partir de 1′ pesos, los bocaditos unos 5 pesos… Algunos establecimientos venden cajitas de comida, que cuestan alrededor de 20 pesos (o sea, menos de un euro) y que contienen el tradicional plato cubano: arroz congrí (con frijoles), un trozo de carne (normalmente de puerco), viandas (boniato, plátano, malanga, papas o yuca; fritos o cocidos) y a veces algo de ensalada.

La gente se ha lanzado con ilusión al emprendizaje, pero no es fácil. En el caso de las cafeterías, si el hogar no reúne las condiciones, hay que alquilar una lonja por unos 100 pesos al día (es decir, 3.000 al mes; 125 dólares). A eso hay que sumar el pago por la licencia de cuentapropista y por la seguridad social. Y otro gran problema es cómo conseguir materia prima. Por ahora no existe venta al por mayor, salvo alguna nueva gran superficie, cuyos precios son iguales que los de los pequeños mercados. Os he contado la procesión diaria que realiza la gente para llenar la nevera; pues se convierte en odisea cuando una no necesita un queso, sino veinte. Además, no todo el mundo puede conseguir un coche para transportar la mercancía. Recordemos que, en este sistema loco de la doble moneda, los cuentapropistas se ven obligados a comprar buena parte de los alimentos en divisas (la harina, por ejemplo), para elaborar productos que venden en moneda nacional a precios asequibles para el bolsillo del cubano medio.  Por todo ello, muchos negocios han quebrado en menos de medio año y otros se encuentran reduciendo personal. (más…)