El feminismo institucional nos hace un hueco
27 Ene
«No nos engañemos: en cada familia cubana hay una prostituta. ¿Es así, o no?». La mitad del público grita que sí; la otra mitad murmura indignada. Habla Pasita, una de las dos integrantes en la actualidad del grupo de hip-hop feminista cubano Krudas Cubensi. Es su forma de desmarcarse del abolicionismo y explicar que el tema del trabajo sexual es complejo, y que hay que respetar a las mujeres que han sacado adelante a sus familias y contribuido a la economía nacional a través del jineteo, tanto dentro de Cuba como emigrando a través del matrimonio con turistas. Las Krudas intervinieron junto conmigo en un debate sobre feminismo y cuerpos celebrado en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la UNEAC, ante un numeroso público en el que estaban las caras más reconocidas del feminismo institucional cubano.
Las Krudas subrayaron la necesidad de ser radicales, denunciaron la invisibilidad de las lesbianas incluso en los entornos LGTB, hablaron de lo importante que es que las mujeres nos organicemos de forma autónoma, y de la contradicción que supone que ellas, en el capitalismo salvaje, hayan encontrado espacios de encuentro y de resistencia feminista y lesbianista que un sistema supuestamente socialista y revolucionario no permite que existan. Y no es sólo lo que dijeron, sino su mera presencia: dos mujeres que se presentan como feministas y lesbianas, y cuyas estéticas no son precisamente convencionales. Nada más y nada menos que en la UNEAC, una de las instituciones cubanas de mayor prestigio.
El encuentro fue posible, recordó la anfitriona, Sandra Álvarez (autora del blog ‘Negra cubana tenía que ser’), gracias a la sororidad, a la capacidad de aliarnos que tenemos las (o muchas) mujeres. Sandra tocó a varias puertas, alguna se cerró, pero se abrió una ventana: las compañeras que llevan un programa sobre género y cultura dentro de la UNEAC, llamado «Mirar desde la sospecha», accedieron a que enmarcásemos el debate en ese espacio. Yo hablé sobre cómo se representan los cuerpos en los medios de comunicación. En primer lugar, mostré la normatividad que impera en los medios masivos: las mujeres clónicas de los anuncios de L’oreal, de la revista Cosmopolitan o de los programas de humor de La Sexta. Después, mostré ejemplos de buenas prácticas y proyectos interesantes: los talleres de drag king, el posporno, el proyecto Poses de Yolanda Domínguez, el blog Sexualidad Especial, Anatomía de Grey, las fotos de Zanele Muholi, y muchas más cositas, apoyándome a menudo en fotos publicadas en Pikara, como forma de presentar la revista.
Las Krudas, por su parte, como buenas artistas que son, engancharon al público con su espontaneidad y frescura. Hablaron de lesbianismo, de feminismo autónomo, de que el patriarcado es universal y hay que combatirlo en todos los sistemas… Sin powerpoint ni guión cerrado, e incluso leyendo versos y rapeando entre reflexión y reflexión.
Quedó poco tiempo para las intervenciones del público (la concisión no es lo mío), pero fueron muy interesantes. Una mujer intervino para preguntar a Las Krudas cómo sobrellevaban el terrible machismo mexicano. La respuesta me consta que también fue polémica y que hizo que muchas se tirasen de los pelos: en definitiva (no recuerdo cómo), que desde su vivencia personal, no existe tal contraste entre un machismo crudo mexicano y uno benévolo cubano, y que ellas en Cuba lo enfrentaban constantemente. Al hilo de que yo citase el drag king y mostrase una foto (y yo creo que también debido a la estética de Las Krudas, que se puede juzgar de agresiva y no precisamente de femenina), otra compañera cuestionó de alguna manera que el feminismo implique masculinizarse. Traté de explicar el tema del drag king (la parte de parodia, la parte de autoconocimiento y de deconstrucción), pero también comenté mi sorpresa ante la presión que hay en Cuba con la feminidad. Ya lo comentaremos más adelante, pero por ejemplo la mayoría de mujeres se hacen manicuras llamativas, y estoy convencida que el porcentaje de uso habitual de tacones altos es mucho mayor que en el País Vasco. Una señora mayor, lejos de sentirse agredida por nuestras intervenciones, se marcó un emocionante alegato feminista y celebró que haya jóvenes cubanas cañeras.
En fin, yo cuando hablo en público me pongo un poco nerviosilla y no me quedo con las expresiones de las caras. Y cuando hablaron Las Krudas me tenían tan atrapada que tampoco observé al resto de la gente. Pero varias personas nos han transmitido su entusiasmo, que les ha parecido un debate estimulante, que el simple hecho de que se haya celebrado en un ámbito institucional ya es esperanzador (porque hace diez años no hubiera sido posible), y que hemos contribuido a abrir un poco más la puerta para avanzar hacia un movimiento feminista cubano en condiciones. Inshallah.
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