Historico | septiembre, 2011

Kukutza aurrera!

21 Sep

El otro día quedé con dos amigas en la terraza de La Alhóndiga, ese nuevo centro cultural super moderno, obra del arquitecto Philippe Starck. Para cuando llegué (soy muy impuntual) ya no estaban: habían salido corriendo espantadas por el pijerío que se respiraba. Un espacio público en el que las copas valen hasta 10 euros y el público mayoritario son señoras con la frente estirada. Esa es la apuesta del señor Azkuna. En cambio, el centro social autogestionado Kukutza no tiene cabida en su ciudad de vanguardia. Escribo mientras la policía intenta desalojar el gaztetxe después de semanas de amenaza. Me llaman diciendo que hay muchas personas heridas.

Reconozco que no he frecuentado apenas Kukutza. No por nada, sino porque no suelo ir a Rekalde y no tengo amistades que hagan vida ahí. Pero tengo gratos recuerdos. La primera vez fui a hacer un reportaje para la asignatura de Reporterismo, en 4º de Periodismo. Quedé obnubilada con lo que me enseñaron: biblioteca, todo un piso para hacer malabares, otro con mesas de ping-pong en las que jugaba un equipo de personas con discapacidad… Me pareció una maravilla. No volví hasta dos años después, ya licenciada e inmersa en los movimientos sociales vascos: en Kukutza se celebró la fiesta de clausura de las Jornadas Feministas de Euskal Herria. Mi organización, SOS Racismo, también ha organizado fiestas ahí. Siempre ha sido una asignatura pendiente ir más: al comedor vegano, a los talleres de autodefensa feminista, me enteré hace poco de que dan clases de reggae dance hall… Kukutza siempre es la referencia cuando pensamos en celebrar unas jornadas, un concierto o fiesta. Es el primer sitio que se nos vino a la cabeza tanto para celebrar el primer aniversario de Pikara como el 20 aniversario de SOS Racismo.

En fin, no voy a repasar cómo ha sido todo, a rescatar los motivos del Ayuntamiento ni los argumentos del gaztetxe para que se mantenga ese espacio. Entre otras cosas, porque voy a desayunar rápido, coger la bici y pasar por Kukutza. Sólo quería expresar que es ese el Bilbao en el que quiero vivir y no ese Bilbao de rascacielos, de congresos internacionales, en el que sólo se escucha el ruido de las obras y el tráfico y se silencia a la gente que está intentando hacer de la ciudad un sitio más libre, igualitario, solidario, sostenible, colorido.

¡Hoy mani a las 17 horas desde la estación de Ametzola!

Los inmigrantes lo tienen más fácil…

15 Sep

…para ser detenidos. Y explotados, y humillados, y excluidos, y discriminados. Antes de ayer, cuando protesté contra la política xenófoba del Gobierno Vasco en materia de protección social, tuve que escuchar las chorradas habituales: que ya vale de que los inmigrantes chupen del bote, que lo tienen más fácil, que les compensa más vivir de ayudas que trabajar, que yo vivo en los mundos de Yupi y la gente no buenista está harta. Me dicen que vivo fuera de la realidad. No, son ellos los que están fuera de la realidad. Sus prejuicios no son reales. Sí que es real, en cambio, la redada de ayer en Bilbao,  en la que fueron detenidas por la Policía Nacional (a petición de la Policía Municipal) más de 40 personas que se encontraban viviendo en un tanatorio abandonado de Basurto (obviamente, porque no tenían casa, no porque les gusten las vistas).

No las detuvieron por haber cometido algún delito, sino por encontrarse en situación irregular. Es decir, por cometer una falta administrativa equivalente a aparcar mal el coche. Sólo que cuando aparcas mal el coche, te multan. Cuando estás sin papeles, te abren una orden de expulsión que eterniza más todavía el largo camino hacia la regularización. Eso en el mejor de los casos; dependiendo de las circunstancias, puedes terminar en un Centro de Internamiento para Extranjeros (o sea, sitios muy parecidos a la cárcel, en los que te pueden tener hasta 60 días y en los que se han denunciado numerosas veces malos tratos, abusos y condiciones muy lamentables) o incluso en un avión de vuelta a tu país de origen.

Esta semana el Gobierno vasco anunció nuevas restricciones para acceder a la Renta de Garantía de Ingresos. En concreto, eleva de uno a tres años el tiempo que una persona tiene que haber estado empadronada en el País Vasco para poder solicitarla. Aunque la consejera Gema Zabaleta afirmaba que ese no era el objetivo, resulta evidente que esa medida perjudicará especialmente a las personas inmigrantes. No sólo porque muchas llevan menos de tres años entre nosotras, sino porque son precisamente las que no llevan tres años empadronadas las que más necesitan acceder a una ayuda social. En la actualidad, la forma más factible de conseguir papeles es por la vía del arraigo social: es decir, la persona demuestra (normalmente a través del empadronamiento) que lleva tres años viviendo en España. Sin papeles no se puede trabajar (fuera de la economía sumergida, vaya). Esto significa que en la mayoría de los casos, si alguien no lleva tres años empadronado, no tiene papeles, por lo que no puede acceder a un empleo, por lo que tiene básicamente dos opciones para sobrevivir: las ayudas sociales o la economía sumergida.

O sea, cuando alguien está sin papeles, no pide una ayuda porque no quiera trabajar, sino porque la Ley de Extranjería no le permite acceder al mercado laboral. ¿Es posible que en esa situación le coja el gusto a cobrar ayudas y pase de trabajar? Pues difícilmente, porque su prioridad será conseguir papeles, y para conseguir papeles hace falta (además de demostrar esos tres años de residencia) presentar una oferta de trabajo por un año. Una vez conseguidos los papeles, para renovarlos periódicamente hace falta haber cotizado en la seguridad social. O sea que una persona inmigrante con permiso de residencia y trabajo no podría decidir dejar de trabajar y vivir de las ayudas sociales, porque en ese caso no podría renovar los papeles y volvería a quedarse en situación irregular.

Pero hay más motivos por los que es un auténtico despropósito plantear que las personas inmigrantes lo tienen más fácil para acceder a ayudas sociales. En primer lugar, no hay ni una sola ayuda social que esté destinada de forma exclusiva o prioritaria a las personas inmigrantes. A todas las personas se les pide que cumplen los  mismos requisitos. Pero es que además, cumplirlos resulta más difícil si eres inmigrante (a esto se le llama, por cierto, discriminación indirecta). Uno de los requisitos es, como digo, el empadronamiento (hasta ahora un año, a partir de que entren en vigor las nuevas medidas, tres años). Como ha demostrado SOS Racismo y como sabe cualquier persona que conozca a gente extranjera, las personas inmigrantes encuentran mayores dificultades para acceder a una vivienda, y más aún a una vivienda en la que se les permita empadronarse. En muchos casos incluso se les pretende cobrar por ello, pese a que el empadronamiento sea un derecho y un deber.

Otro requisito es carecer de propiedades. El problema es que en Bizkaia, por ejemplo, se pide a las personas no nacidas en Euskadi que demuestren no tener propiedades ni aquí ni en su lugar de origen, a través de un certificado de bienes en origen. Esto significa que una mujer que tiene una casita en Bolivia en la que viven sus hijas, no puede cobrar aquí la RGI, por más que se encuentre bajo el umbral de la pobreza y que esa casa en la que viven sus hijas no le reporte ningún beneficio económico. ¿Qué pretende el sistema que haga? ¿Que venda su casa por dos duros y deje a sus hijas sin techo? Pero  incluso para quienes no tienen bienes en origen esta medida resulta una traba, porque conseguir ese certificado es toda una odisea en muchos países. Mucha gente se gasta la primera mensualidad de la RGI en costear este tipo de trámites. Y podría seguir con más dificultades, pero creo que ya es suficiente.

Imagínate el panorama: el sistema te dice que no puedes trabajar de forma legal hasta que no lleves aquí tres años empadronado y consigas una oferta de trabajo de un año. También te dice que no puedes acceder a una ayuda social si no llevas tres años empadronado. Para empadronarte, necesitas una casa en la que vivir. Pero no puedes alquilar una casa porque no tienes ingresos, dado que el sistema no te deja ni trabajar ni cobrar ayudas sociales. Entonces te quedas en la calle y te enteras de que hay un tanatorio abandonado en el que vive gente que se encuentra en tu misma situación. Te vas para allá y vas tirando, hasta que una mañana te despierta un policía que te dice que no puedes estar aquí sin papeles. Esos papeles que llevas años intentando conseguir. Y te ves en un avión volviendo a tu país sin haber un cumplido ninguno de los objetivos que te habías marcado.

De verdad que si alguien sabe todo esto y sigue pensando que las personas inmigrantes lo tienen más fácil, es que es (con perdón) gilipollas.

Puede que tú no supieras estas cosas y pienses: «Ya, pues sí que es injusto, sí. ¿Pero esto que tiene que ver conmigo?» Pues sí tiene que ver contigo. No sólo porque digo yo que una prefiere vivir en una sociedad más justa y humana. Pero incluso siendo egoístas, tendríamos que darnos cuenta de que todas estas políticas xenófobas no nos favorecen en nada y sí que nos perjudican. Porque cuando el Gobierno eleva a tres años el plazo de empadronamiento necesario, lo hace claramente para dejar fuera a las personas inmigrantes, pero de paso está dejando fuera a las que vienen de otras comunidades autónomas, o las que han vivido un tiempo en el extranjero y a la vuelta no encuentran trabajo. Cuando establece que pueden cobrar renta básica un máximo de dos personas por vivienda (esto fue aprobado hace año y medio), deja fuera a personas de todo tipo que comparten piso. Cuando la Diputación exige un certificado de bienes en origen, lo hace para ponérselo más difícil a la población inmigrante, pero también le está haciendo la puñeta a la señora que no tiene ingresos pero que tiene un terreno estéril en Palencia.

Y estoy ciñéndome al asunto de las ayudas sociales, pero la cuestión de fondo es que los diferentes gobiernos han encontrado en la inmigración el chivo expiatorio perfecto para desprestigiar el sistema de protección social y desmantelarlo. Es perfecto: no sólo no se encuentran con protestas, sino que ganan votos. Todo esto y más lo explica perfectamente mi compañero Miguel Angel Navarro en un brillante (y bien documentado) artículo sobre los recortes de derechos publicado en Deia.

Cuando una es consciente de estas cosas, resulta inevitable deprimirse bastante. Pero entonces salgo a la calle con los compañeros senegaleses que han enfrentado penas de cárcel por vender cedés para vivir; con los jóvenes marroquíes que llegaron siendo niños y que quedaron de patitas en la calle nada más cumplir 18 años; con militantes antirracistas, educadores, indignados. Nos desgañitamos gritando «ninguna persona es ilegal», silbamos, damos palmas, cantamos, botamos. Expresamos nuestra rabia, pero también nuestro empeño en construir un mundo más respirable, en el que se persiga al político corrupto y se deje en paz a la trabajadora del hogar que pide una ayuda para completar el sueldo. Y nos sentimos mejor. Por un rato sentimos que estamos cambiando las cosas. Y las cambiamos, aunque no tanto como nos gustaría. Pero concentraciones como las de hoy han servido para parar expulsiones. ¿Esto es creer en los mundos de Yupi? Pues que me digan dónde quedan esos mundos, que nos vamos para allá. Seguro que no nos piden visado.
*

Si quieres hacer algo, te animo a que milites en SOS Racismo. Si no tienes tiempo o ganas para la militancia, puedes apoyarnos económicamente asociándote.

 

Nuestra ciudad soñada, sin fronteras y de colores, dibujada por Inge Rodríguez Madariaga para SOS Racismo-Bizkaia

Una revista bien hecha

2 Sep

Me llena de orgullo y satisfacción mostraros la reseña que nos han dedicado en la revista Trabajadora. «Es feminista, propone temas de interés, está bien hecha. Son tres cualidades que se aprecian nada más acceder al link de www.pikaramagazine.com». No sabéis la ilusión que me hacen esas palabras de Mayka Muñoz, teniendo en cuenta que resume los tres grandes objetivos que nos planteamos al poner en marcha Pikara Magazine: demostrar que es posible hacer un periodismo atractivo y de calidad, desde la perspectiva feminista. Podéis leer la crítica en la fuente original, yendo a la página 20 de este pdf.

Pikara Magazine se acerca poco a poco a su primer año de vida y celebramos que lo que empezó como una aventura loca se va transformando en una publicación consolidada: ya tenemos más de 2.000 seguidoras en Facebook y Twitter, los colectivos feministas nos tienen como una referencia, recibimos constantemente textos de gente que quiere colaborar con nosotras… Sólo nos falta consolidarnos económicamente.

Pikara Magazine es una iniciativa sin ánimo de lucro, pero que no queramos forrarnos no significa que no necesitemos dinero para pagar los trabajos que publicamos. En estos tiempos en los que ganarse la vida está muy pero que muy difícil para las y los periodistas autónomos (lo dice una que lo es), desde el principio teníamos claro que íbamos a pagar a la gente por su trabajo. Parece algo obvio, pero creedme que para muchos medios no lo es. Si te gusta nuestro proyecto, si quieres seguir leyendo nuestros reportajes, entrevistas y artículos sobre sexualidad, solidaridad, ecología, cultura o ciencia, te pedimos que nos apoyes con la cantidad que puedas. ¡Hazte amiga o amigo de Pikara Magazine!