¿Y mañana?

10 Jul

Yo pensaba que me iba a encontrar con una Cuba polarizada políticamente, dividida entre defensores a ultranza del régimen y anticastristas beligerantes. En cambio, nos encontramos a personas que no hablan de castristas y exiliados, de revoluciones y dictaduras. Hablan de lo hartas que están de la doble moneda, de lo mucho que les gustaría viajar, de lo lamentable que es ver que la gente que progresa económicamente se deje llevar por el consumismo y la ostentación, de lo mucho que valoran tener asegurado el plato de arroz con judías, de que les da rabia no poder invitarnos a dormir en casa por miedo a meterse en un lío, de que las elecciones son un paripé porque a los de arriba no hay quien los cambie y los de abajo ni se sabe de dónde han salido… Eso también es política, claro. Pero me refiero a que nos encontramos con poco mitin y mucho baño de realidad.

Nadie nos hablaba espontáneamente ni de la clase política cubana ni de la disidencia. En cambio, cuando preguntábamos, ninguna de las dos salía bien parada. La gente con la que charlamos nos transmitía similar hartazgo hacia el Gobierno como hacia unos opositores que retrataban como oportunistas y corruptos.

El mayor contacto con personas comprometidas con el socialismo lo tuvimos en Viñales. Nuestros amigos nos invitaron a dos actos que se celebraban prácticamente a la misma hora. El primero era la presentación de un proyecto de entrevistas a excombatientes internacionalistas a fin de recuperar sus memorias y que la juventud cubana conozca su papel en guerras como la de Angola. El segundo era la inauguración de una exposición de parche (patchwork). Curiosamente, fue este segundo acto el más politizado. Andaba yo charlando animadamente cuando empezaron a sonar unas notas y se hizo el silencio: era el himno de la Revolución. Se me pusieron los pelos como escarpias cuando escuché ese «Morir por la patria es vivir». En fin, imagino que no es más terrible que cualquier otro himno patriótico. La segunda sorpresa fue entrar a la exposición y encontrarnos con que todas las obras de parche eran interpretaciones de la bandera cubana, como la que os he puesto arriba.

Expresé mi incomodidad con toda esa propaganda patriótica, y personas críticas con otros aspectos del régimen como la falta de libertad de expresión, defendieron la necesidad de mantener esa iconografía (los grandes carteles de «Patria o muerte», del Che y de Cienfuegos) con dos argumentos: que Cuba se encuentra en riesgo permanente de agresión por parte de Estados Unidos (y en una situación de conflicto el pueblo tiene que permanecer fuerte, unido, con ese sentimiento de pertenencia nacional), y que es importante que la juventud tenga presentes los valores de la Revolución que derrocó a Batista para que no los olviden a ritmo de reggaeton.

No niego que haya heridas abiertas, familias enfrentadas y rotas, conciencias sucias por anteponer la ideología a la calidad humana, suspicacias, traiciones, mucho dolor. Pero creo que una de las frases más representativas de cómo se siente el pueblo cubano hacia la política fue la que nos dijo un bicitaxista que nos llevó a los barrios populares de Trinidad. Nos estaba hablando del papel de los Comités de Defendesa de la Revolución (CDR) que sigue habiendo en cada comunidad vecinal y a los que se les ha atribuido la responsabilidad del control político y social en la vida diaria. Nos contaba que cada vez es más difícil encontrar a gente voluntaria para estar en los CDR, y que si acaso lo que motiva es una compensación económica ridícula que el Gobierno da a cambio de servir así a la patria. «No es que la gente tenga nada en contra de su país; es sólo que la gente quiere vivir». Ese contraste entre la confrontación política que dura décadas y que genera violencia, y el deseo de la gente de vivir en paz me resultó muy familiar.

Una va a Cuba en este momento de cambios (tímidas reformas políticas e importantes cambios sociales) y no puede evitar preguntar a la menor ocasión: ¿Y mañana? ¿Qué pasará cuando mueran los hermanos Castro? Nos encontramos con dos posturas encontradas: la de la gente que piensa que si el régimen sobrevivió al periodo especial podrá con todo, y la de la gente que cree que tiene que haber un cambio ya, como sea.

Una amiga con mucho que decir se decantaba por lo segundo. No quiere esa precariedad ni esa falta de libertad para sus hijos. Apelar al patriotismo no le sirve. «Esto no hay quien lo aguante. Si el país se tiene que ir a la mierda, pues que se vaya; ya encontraremos la forma de reinventar algo nuevo». El problema que le veo a ese planteamiento es que lo hace desde la confianza de que ella y los suyos están muy preparados para salir adelante. ¿Y el resto? ¿Y la gente del medio rural, la gente sin contactos en el extranjero, sin el arranque necesario para reinventarse?

Sobre la primera postura, la de quienes auguran larga vida al castrismo, algunas personas lo decían desde la desesperanza, rendidas ante la obstinación del régimen por sobrevivir a guerras frías, hambrunas y ciclones. Otras lo hacían desde el apoyo a la Revolución en su esencia, desde la convicción de que los valores socialistas siguen siendo la base sobre la que se pueden ir impulsando cambios que reviertan en más libertad y justicia social. Por ejemplo, os recomiendo este artículo de Iñaki Mendizabal Elordi publicado en Pikara, en el que Daysee Amador, a la que tuvimos el placer de conocer, defiende la necesidad de evolucionar y hacer críticas al régimen, pero desde «la fidelidad a los principios que nos inculcaron y en los que creemos». No cree en el «sálvese quien pueda», porque sabe que las personas más empobrecidas quedarán por el camino.

En todo caso, unas y otras coincidían en reconocer que no existe nadie preparado para liderar una alternativa o un relevo político al castrismo.  La gente permanece expectante (o sea, como espectadora, porque no creo que vean forma de ser protagonistas de un cambio): puede que cambie todo o que cambien unas pocas cosas, ya se verá. Puede que haya un salto al vacío o que la grieta no sea lo sufricientemente grande como para que el sistema actual se tambalée. Ya se verá. Y a mí ese esperar sin sentirse parte del cambio me parece desesperante.

Claro que hay tantas actitudes vitales como personas, que hay cubanos y cubanas resignados, combativos, críticos, conformistas, acríticos, rebeldes, individualistas… Pero si se me permite generalizar un poco, me gustó la confianza en el pueblo cubano que vi en muchos de ellos. No es nada original concluir que el problema en Cuba es que la preparación intelectual de la gente choca con sus condiciones materiales, lo que explica que no se conformen con su situación, que si les dices que en muchos países de la región la cosa está mucho peor, contesten con cierta soberbia: «Ya, pero nosotros no somos Haití». Y también te dicen que no quieren ser México o Colombia.

En fin, me gusta ese amor propio, que al asomarse al precipicio se sientan al menos preparados para saltar o para construir un puente o lo que haga falta para no hundirse. Sin movimientos sociales independientes, sin acceso a internet (y por tanto ninguna posibilidad de articular movimientos por las redes sociales) y con la represión de la disidencia, resulta difícil visualizar por dónde puede la sociedad civil transformar el sistema o construir una alternativa. Pero están en un buen momento para intentarlo.

Veremos.

 

 

 

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6 Respuestas para “¿Y mañana?”

  1. GranadianWeirdo 12 julio, 2011 en 6:59 #

    Lo que no llego a entender es lo siguiente. Por lo que cuentas la gente en general está bastante descontenta, pero, ¿qué es lo que quieren exactamente? Es decir, que si quieren un cambio de gobierno, de sistema, si lo que aspiran es a ser un estado como el español… Creo que tienen todo el derecho del mundo a estar cabreados por la vida tan precaria que llevan, pero ceder ante el imperio llevará a la prosperidad a cierta parte de la población, mientras que la otra parte verá como su vida se vuelve aún más precaria.

    Me recuerda bastante a Andalucía en cierto sentido, ambos pueblos tenemos una economía muy parecida, donde el turismo y la agricultura son las principales industrias. Lo que puedo decir es que Andalucía (sin contar lo que está pasando con la crisis, que los datos han ido a peor) tiene un 15% de paro estructural, el 20% de los propietarios tienen el 90% de la tierra, de ocho millones de habitantes, un millón vive bajo el umbral de la pobreza, las condiciones laborales, sociales y culturales son de lo más precarias… Todo producto de la neocolonización de nuestros recursos y soberanía. Lo que pasa que somos una nación dentro de un estado desarrollado dentro de la UE, con eso algo mejor la cosa.

    Lo que les espera a Cuba si ceden a la economía de mercado no es mejor de lo que tienen ahora mismo. Pero bueno, si eso es lo que quieren, deberían de tener el derecho a poder decidir ir en esa dirección.

    • Mari Kazetari 21 julio, 2011 en 10:03 #

      Completamente de acuerdo contigo, Granadian, en lo de ceder a la economía de mercado. Me da pena que parezca que las opciones son o seguir igual de jodidos o pasar a un capitalismo de mierda. ¿Qué es lo que quieren? Eso es en lo que quiero profundizar en un próximo viaje. Escuchar lo que quiere la gente que ni defiende incondicionalmente el régimen ni anhela un sistema capitalista y consumista que se olvide de la justicia social. Y escuchar propuestas. Sabemos lo que la gente no quiere (algunos no quieren comunismo; otros no quieren capitalismo ni injerencia yanqui) pero no conocemos propuestas alternativas a esos dos modelos extremos.

  2. Ander Izagirre 12 julio, 2011 en 8:35 #

    «Considero un prejuicio las insignias y las etiquetas. Mi sancta sanctorum es el cuerpo humano, la salud, el intelecto, el ingenio, la inspiración, el amor y la libertad absoluta; liberarme de la violencia y de la mentira bajo cualquier forma: ése es el programa al que me atendría si fuese un gran artista».

    Antón Chéjov

  3. asturiano 26 agosto, 2011 en 23:30 #

    June, me parece muy interesante este «informe» que compartes con nosotrxs del presente y posible futuro de Cuba, a partir de tu toma de contacto con esa sociedad.

    Me parece muy verosímil la descripción de la realidad dela sociedad cubana que nos presentas y muy relevantes las reflexiones que haces. Felicidades.

    • June Fernández 26 agosto, 2011 en 23:44 #

      Muchas gracias, Asturiano. No veas lo bien que me vienen este tipo de reacciones en este momento. Estoy preparando un proyecto periodístico ambicioso sobre Cuba, y tu mensaje me anima a no dejarme llevar por inseguridades y seguir desarrollándolo. Os iré contando. Abrazos.

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  1. gentedigital - 11 julio, 2011

    ¿Y mañana?, con @marikazetari http://fb.me/OrSj1y7c