Doblaje racista
24 Ene
En la facultad nos contaban que la industria del doblaje nació en España durante el franquismo como mecanismo de control y censura de las pecaminosas películas estadounidenses. A veces el resultado de dicho control era grotesco: en Mogambo, hicieron creer que dos amantes eran hermanos, transformando una relación adúltera en incesto. Lejos queda aquello, pero acabo de comprobar cómo el doblaje sigue imprimiendo los prejuicios más cutres de nuestra sociedad.
¿Recordáis que en el último post os recomendé Welcome? Pues la están echando en La2. Yo la he visto dos veces en versión original: hablan inglés, francés y kurdo. Como os contaba, el protagonista es un joven kurdo al que un entrenador de natación de Calais ayuda a prepararse para intentar cruzar el Canal de la Mancha a nado. Entre ellos hablan en inglés. Por motivos obvios, el chico habla mucho mejor inglés que el entrenador. Sin embargo, gracias al doblaje, el exnadador habla en perfecto castellano y al joven Bilal le han puesto un absurdo acento de morito. Claro, el del acento tiene que ser el otro, el extranjero.
No es el único caso: también les pusieron acentos absurdos a los protagonistas no blancos de la serie Perdidos: el extorturador irakí y el fornido cura nigeriano. Se ve que el responsable del doblaje no sabe que ambos países han estado bajo dominio británico muchos muchos años. En cambio, el canalla Sawyer se caracteriza por un marcado acento sureño que el doblador obvia completamente.
Hasta hace dos años, en los ciclos de cine navideños de SOS Racismo poníamos las películas dobladas. El último año, una chica se acercó a preguntarnos si las proyectábamos en versión original. Al decirle que no, contestó: «Gracias, pero yo no veo arte mutilado». Nos pareció una respuesta de lo más snob. Pero lo cierto es que estoy cien por cien de acuerdo y que cada vez soy más intransigente. Por si queda alguien a quien no le convenzan los argumentos habituales (echa por tierra el trabajo de los actores y actrices, nos perdemos un montón de matices, es uno de los motivos por los que somos uno de los países en los que peor se habla inglés…) ahí va otro más para hacer campaña contra el doblaje. Es lo que nos faltaba: que para las pocas películas en las que hay diversidad, los dobladores se encarguen de convertirlas en bodrios racistas.
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