Para un hombre de verdad, «no» nunca es «no»
21 Ene
«No es no». Es un lema recurrente para concienciar contra las agresiones sexistas. Por si alguien piensa que se trata de una obviedad que sobra recordar, ahí van tres escenas cinematográficas en las que «no» resulta ser «sí». Y, por más que sea ficción, es el cine el que nos muestra grandes amores que ansiamos vivir, el que nos enseña las claves del romance, de la mano de actores que encarnan el éxito, que adornan nuestras paredes y carpetas durante la adolescencia. Ahí van las tres películas que me han animado a escribir este post:
– Troya: La están echando ahora y me estoy tirando de los pelos. Por todo, pero centrémonos en el tema de este post. Al principio de la película, Paris (Orlando Bloom) irrumpe en la habitación de Helena. Esta le pide que se vaya. «Lo de anoche fue un error». Él se acerca a ella, le acaricia el cuello y le dice: «¿Quieres que me vaya?» Helena se quita la túnica y se entrega a su amado.
Hacia la mitad de la peli, el temible Aquiles (Brad Pitt) salva de ser violada a la prima sacerdotisa de Paris y Héctor, Briseida. De noche, ella irrumpe en su cama con un cuchillo, dispuesta a matar al guerrero para evitar que corra más sangre (minuto 2′ 18» del vídeo). Él la anima sin mostrar un ápice de miedo: «Hazlo», le dice una y otra vez. Ella duda. Él la agarra de la muñeca, la tumba y la besa. Ella, cómo no, sucumbe gustosa a los placeres de la carne (en concreto, del cuerpazo desnudo de Pitt), retira el cuchillo de su cuelo y se deja hacer. Pese a que luego Aquiles la maltrata y esclaviza, se nos sigue mostrando como el héroe bruto por fuera y sensible por dentro. «Eres libre», le acaba de decir. «Si te hice daño, no fue mi intención». Se estrechan la mano. «Vete». Ella le pone cara de cordera degollada, y obedece.
– Oceans Eleven: Otra de Brad Pitt, pero en esta es George Clooney el acosador que se sale con la suya. Clooney organiza un atraco a un casino para vengarse del dueño, Andy García, que es el nuevo compañero sentimental de su mujer, Julia Roberts, quien no le esperó mientras él estaba en prisión. Se pasa toda la película cortejándola, en plan «reconoce que sigues pensando en mí», y convenciéndola de que García no es de fiar. Ella le manda a paseo varias veces. Finalmente, Clooney consigue demostrar que el magnate de los casinos no la quiere como ella se merece. Roberts podría pensar: «Vaya, se ve que no hago más que enrollarme con indeseables». Pues no, se va con Clooney, que para eso es la chica.
– Welcome: Pensaréis que eso me pasa por ver cine comercial. Pues el cine independiente también tiene tela. Os recomiendo muchísimo la película francesa Welcome, muy adecuada para sensibilizar contra las políticas migratorias. Pero suspende en perspectiva de género. Intentaré no destripárosla mucho. Un entrenador de natación ayuda a un chico kurdo a prepararse para intentar cruzar el Canal de la Mancha a nado y llegar a Londres, donde le espera su novia. El entrenador no le ayuda por altruismo, sino para impresionar a su ex, voluntaria de una ONG que le dejó por un compañero de la asociación, harta de su indiferencia hacia las injusticias. En un momento dado, se encuentran en el piso de él. Él se abraza abatido contra el regazo de ella. Ella se muestra incómoda. Él empieza a acariciarle los pechos. Ella se resiste y le pide varias veces que pare. Él no para. Follan. Ella se queda sentada sobre la mesa, con la mirada perdida. Se siente vacía. Le dice que eso no puede volver a pasar (o algo así).
Con todo esto, ¿cómo nos puede extrañar que a algunos hombres les cueste captar un mensaje tan sencillo como que «no es no»? No lo estoy justificando. Estoy diciendo que el problema no lo tienen sólo los agresores: una sociedad en la que se nos bombardea con esas escenas como esas transmitiéndonos que son románticas, apasionadas y envidiables, está enferma. Y no hablo de la imagen de violador que solemos tener en la cabeza: el desconocido que nos ataca de noche. Hablo del compañero de clase que te mete mano en el pasillo o en la discoteca, del chico con el que sólo quieres besarte y te presiona para hacer algo más… Que levante la mano la que no haya vivido una situación así de joven, en la que haya acabado haciendo algo que no quería e incluso dudando de qué es lo que realmente quería.
Maitena Monroy, formadora de autodefensa feminista, explica en sus cursos que si a la mujer se le niega su capacidad de ser sujeto de deseo y se la relega a la condición de objeto, lo único que puede hacer es provocar. El sujeto actúa, el objeto provoca reacciones. Así, el hombre machista se erige en intérprete de sus deseos para justificar sus agresiones. Y la sociedad lo acepta: si Nagore Laffage subió al piso de Yllanes, será porque algo buscaba. Volviendo al cine, Clooney, Pitt y el entrenador francés saben mejor que las mujeres lo que éstas quieren. Ellas dicen que no, pero ellos saben que quieren decir que sí. O, si no lo quieren, ya querrán. Basta con insistir un poco. Y aquí entra también ese contraste entre hombre decidido y mujer voluble. Ellos saben lo que quieren y van a por ello. Ellas dicen una cosa pero sienten otra. O cambian de idea. O dudan eternamente. Así se nos muestra sistemáticamente en el cine.
¿Qué podemos hacer las mujeres ante tal percal? Desmontar ese aprendizaje de género. Aprender a conectar con nuestros deseos y expresarlos con claridad. Si quiero algo contigo, tranquilo que ya te lo diré bien claro. Si no te lo digo es porque no quiero nada. Así que déjame en paz. Lo único que lograrás si insistes será verte convertido en un acosador.
En estos momentos, Aquiles, herido de muerte en su famoso tendón, agoniza en los brazos de Briseida. «Me has dado paz en una vida de guerra». Ella le besa. No quiere irse. Él le ordena que se vaya. Y ella obedece.
The End?
buen post!un beso
Realmente interesante. Porque sucede así. Más todavía: la mujer ha usado el "no", cuando quería "sí", con dos significados (no soy una mujer fácil y la negativa te excita y te quiero excitado).Otras veces, imagino que la mayoría, "no es no". ¿Cómo se desmontan actitudes metidas a presión en el cráneo? ¿Cómo hay que decir "no" de modo que no se pueda entender como un "no pero sí"?Siendo optimista, supongo que estamos en un período de transición desde los códigos-juego a los códigos-voluntad.
Efectivamente, de acuerdo con NáN uno de los primeros motivos por los que puede resultar difícil reconocer un NO que significa NO (y nada más) tiene que ver con la ideología de la seducción que se nos ha inculcado social y culturalmente a las mujeres. – Nosotras hemos sido las encargadas de "no poder desear y decir sí a lo que queremos", con fuerza y con decisión, porque si deseas, o quieres, eres "una guarra"- Las mujeres hemos tenido que ser siempre las que "se hacen las duras" y las difíciles diciendo "nos" bajitos acompañados de miradas seductoras para "animar" a que él siga insistiendo"… Yo creo que los lenguajes de seducción que se consideran adecuados para las mujeres aparecen en tantos mensajes culturales, películas, libros, televisión… que resultan muy difíciles de desmontar, si no le damos un poco la vuelta. Los mensajes que no tienen tanta publicidad son precisamente los que empoderan a las mujeres para que se atrevan a decir SI!!! cuando quieren, no sólamente decir No cuando no quieren. Es decir, que nos atrevamos a desear querer y pedir!!! sin repercusiones negativas.Enhorabuena por el análisis June.Un abrazo
June, plas, plas, plas.Ayer estaba viendo la peli también, me cabreó tanto la escena que citas que acabé paseando a mi perra, ladrando como ella.Es un asco, y lo has reflejado muy bien.Un kiss.
Besos a los cuatro.Nán y Ianire, muy de acuerdo con lo de la cultura de la seducción que las mujeres tenemos que cambiar. En el post lo he dicho de una forma muy alegre,pero desde luego que no es fácil. Yo misma veo quelo tengo super metido en el cráneo. No tanto lo de decir que no, sino la actitud de "provocar", en vez de expresar abiertamente. Claro que los juegos de seducción molan, (no estamos proponiendo que todo sea en plan "¿quieres follar? vale, yo también"), pero la falta de igualdad en las relaciones complica las cosas y que los roles siempre estén marcados por género limitan todo. Nos metemos por inercia en papeles que a veces ni nos creemos, ni nos gustan ni nada.
Bueno, eso depende de lo seria que lo diga. Joder, hay muchas chicas con las que he estado que al principio se hacían las remolonas (decían «no») y luego me acababan violando ellas a mí, jajaja…
En serio, hay que hacer caso a todo. Al lenguaje verbal y al corporal. Ese «no» a veces forma parte del juego, de hacerse la difícil, de que el chico sea el que tome más la iniciativa… claro, eso forma parte del «modelo de sexualidad tradicional», pero desde luego no es una violación ni nada que se le parezca. Uno llega hasta donde la mujer le deja que llegue, va tanteando por aquí y por allá, tratando de calentarla hasta que «cae…»
Sólo me ha pasado una vez eso de que la chica se me ponga bien seria diciendo que no. Fue con una noviecita erasmus que tuve, un día que quería chuparla cuando tenía la regla. Su reacción me sorprendió y me cortó el rollo, pero bueno, algunas son muy escrupulosas con esas cosas… no pasó nada, hay muchas maneras de pasarlo bien con una mujer que no implican sexo. Además, si uno se porta bien siempre le acaban recompensando…
Me parece muy acertado el comentario de la persona que firma Ianire.
Las películas películas son. Y representan o reproducen también situaciones negativas. Si en la película Troya se mostrase de verdad como se trataban a las mujeres en la Grecia clásica hubiera sido censurada.