Mad Men y sus ángeles del hogar

4 Mar

Mad MenMe he enganchado a Mad Men, una de las series más aclamadas del año, ambientada en los años sesenta, en una agencia de publicidad neoyorquina. La lograda estética sesentera es una delicia: esos hombres recios, de traje siempre impecable y raya al lado; esas mujeres de anuncio, siempre perfectas con la cintura bien marcada, eyeliner y labios rojos.  Estaréis de acuerdo en que las dos cosas que más chocan de la época son la omnipresencia del tabaco y el alcohol, y el rol de las mujeres.

Es una serie dirigida y escrita por hombres, pero estoy segura de que han leído a Betty Friedan, teórica feminista que escribió en 1963 el ensayo ‘La mística de la feminidad’. En él, criticaba el arquetipo femenino del ángel del hogar y lo definía como el «confortable campo de concentración», dado que la mitificada ama de casa de clase media-alta, buena madre y esposa, se encontraba en realidad sometida y dominada por un marido que la trataba como a una menor de edad. Mad Men nos muestra esto a la perfección, a través de la mujer del protagonista, Don Draper (sentado en el centro), la adorable Betty (la rubia de la foto, ¿será casualidad que se llame como la feminista?), que sufre de ansiedad, algo inexplicable cuando lo tiene todo: un marido apuesto y con dinero que no la pega, dos hijos maravillosos, una vida apacible en un barrio residencial…

Pero lejos de victimizar a las mujeres, Mad Men va reflejando sus pequeñas resistencias y revoluciones cotidianas. No os perdáis este vídeo. Betty acepta un trabajo como modelo (profesión que dejó al casarse) y se da cuenta de la satisfacción que le reporta volver a la vida pública. Por cuestiones ajenas a su trabajo, el sueño termina pronto y vuelve a su vida de ama de casa. Al final del capítulo, descarga su frustración liándose a tiros contra las palomas del vecino (que amenazó a sus hijos con disparar a su golden retriever cuando éste le mató una paloma). Genial.

Otra de las protagonistas, Peggy (en la foto, detrás de Betty), entra en la agencia como secretaria, pero pronto empezará a demostrar que tiene talento como creativa. En la serie vemos el acoso sexual salvaje y las humillaciones que sufren las mujeres en el mundo laboral, pero también sus estrategias para hacerse respetar e ir ganando posiciones. En esta primera temporada, hay puntazos maravillosos como la irrupción en el mercado de un artilugio para perder peso que tiene mucho éxito en las mujeres. Encargan a Peggy averiguar por qué, si en realidad éstas confiesas no haber adelgazado, y diseñar un anuncio que resuma el efecto que produce. Peggy se lo prueba y descubre que… ¡vibra! En el mismo capítulo, Betty descubre que le puede dar otro uso a la lavadora. En fin, histeria y vibradores, el binomio esposa-puta, lesbianas que se declaran a sus amigas… Una delicia de serie.

Ojo: ayuda a ver cuánto hemos cambiado. Pero… ¿hemos cambiado tanto? La serie muestra la cara más sangrante del sexismo y nos alegramos de los avances, que han sido muchos y que hemos de agradecer a mujeres como Friedan y también como la otra Betty, la que se rebela en secreto contra el papel que le ha tocado interpretar. Pero podemos seguir reconociéndonos en muchas de las situaciones que muestra.

Hombres que se sienten amenazados por el éxito profesional de las mujeres o por su sexualidad. Hombres infieles que sin embargo se permiten machacar a sus parejas con ataques gratuitos de celos. Jefes acosadores que hacen comentarios jocosos sobre el aspecto de sus empleadas. Mujeres que dedican toda su vida a cuidar a los demás y que ni siquiera saben qué harían si fueran libres. Mujeres que no saben expresar con claridad lo que quieren y lo que no,  y hombres que no aceptan un no porque creen que en realidad es un sí reprimido. El pan de cada día. Así que Mad Men puede servir también como espejo en el que mirarnos para no bajar la guardia.

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16 Respuestas para “Mad Men y sus ángeles del hogar”

  1. El Jukebox 4 marzo, 2011 en 19:18 #

    Hola,

    Como bien dices, más que el tabaco y la bebida, que también, lo que más me impresionó de la serie es el machismo rampante que despliegan todos los personajes, hombres y mujeres. Es verdaderamente alucinante. Pero es un machismo la mar de didáctico para cualquier tío porque es que carece del más mínimo atractivo. No es sólo que los personajes masculinos estén deningrándose permanentemente al mantener con las mujeres la misma relación que con un animal de compañía -es un decir, la relación es peor- sino que en el intento aparecen desprovistos de cualquier brillo que hubieran podido tener. En otras palabras, la serie te demuestra que ser machista, al menos a esos niveles, exige un esfuerzo y una concentración fuera del alcance de alguien que sólo aspira a alcanzar un estado de indolencia ininterrumpida(como es mi caso). Por otra parte, no le veo la compensación por ninguna parte porque finalmente los personajes masculinos se ven obligados a vivir bajo el mismo techo que unas mujeres completamente neuróticas y alienadas a las que no quieren, ni saben querer.
    Si hay algún castigo peor que estar casado con Don, probablemente sea estar casado con Betty.
    Pese a todo, la serie me gusta. Captura eso que los pedantes llaman ‘el malestar de la época’, que tan bien está reflejado en las novelas de Richard Yates (El de ‘Vía Revolucionaria’).
    He visto las tres primeras temporadas y aguardo a que salga la cuarta.

    Saludos

    • June Fernández 4 marzo, 2011 en 19:27 #

      Vale, veamos en ellos una caricatura burda, nada pero nada atractiva. Pero reconozcamos que en ocasiones nos convertimos en esa caricatura.

      Y, sí, completamente de acuerdo en que no compensa ser machista. Los hombres por la igualdad basan en eso su discurso: «el machismo también nos limita a nosotros». Pero luego se topan con que no es tan fácil convencer de eso, porque muchos hombres siguen sintiendo que el poder (sea lo que sea eso) les compensa, y mucho. O les engancha, no sé. Hay estudios que dicen que los hombres menos machistas ganan también menos dinero. A ver cómo le cuentas a un tío que ser atento, sensible, compartir rersponsabilidades domésticas, etc. le va a dar más felicidad que ser un tiburón de las finanzas con esposa que le prepara la cena y amante que le alimenta el ego.

      • jabokatu 5 marzo, 2011 en 18:02 #

        ¿que no compensa ser machista? Veamos, no compensa si da quebraderos de conciencia, al contrario, discrepo.

        Resulta contradictoria esta afirmación en esa sociedad del éxito, decir que se gana menos si no se es machista, y además se puede vivir en mejor puesto y con la cena lista. Eso es mega éxito, algo que se valora y compensa desde la mentalidad placentera y egoista. Porque egoistamente, compensa dejarse hacer, ser machista o pasivo ante el machismo. Lo que compensa es esa pasividad y dominar el periódico para mantener el discurso plano (no a la maté porque era mía, pero yo piso por subir de categoría)

        Jugar al machito, ir de gracioso, seductor macho, celoso y hasta ligón de la que se ponga a tiro, rinde. Además se puede encontrar con esas mujeres con tendencia al juego con un machista progre, que aparente ser del activismo pero en su mentalidad vital, en sus relaciones personales y en su pareja muestra un comportamiento posesivo y machista. En muchas relaciones se busca esa dependencia y sobre todo con el machista, por sumisión, gusto o atractivo de ese comportamiento por parte de chicas.

        En cambio, no querer ser machista, y enfrentarse en el trabajo al machito misógino, limita mucho pues genera enemigos, incluso puedes vivir el vacío, como en todo lo que nos obliga a posicionarnos y marcamos ideas o rayas.
        También una mentalidad crítica puede dar lugar a tener amigas, a que te consideren un partido, tanto para vivir solo como con otras, pero no despiertas morbo si compartes amistad, pues te conocen como un libro abierto (y así no hay plan).
        Resulta que lo facil es no declararse agresor, machista, porque socialmente esta mal visto, pero tampoco se valora lo contrario, luego lo óptimo que impone el poderoso y esta sociedad es egoistamente dejarse querer, ser duro, dominante (machista) y tener poder en la sociedad y con las mujeres. Egoismo, comodidad, poder son resultados de un ego bien alto, con conciencia de ascenso social y tics graciosos y de atractivo ante las mujeres para socializar y dominar con esa facilidad de manipular, generar dependencia y cargo de conciencia. Muchas veces desde el discurso progre, pero desde la incoherencia y el saber estar que nos hace aparentar ese buenismo que tanto daño hace.
        Cada uno es como es, y muchos sueñan con ser tiburones con esposa engañada, amante de pago, dinero a expuertas. Exito social (para la fianzas o para el progre que aspira a un estatus) y poder que cuando no se tiene, se desea. Y cuando lo deseado no se tiene, la frustracción nos puede llevar a responder agresivamente y con falta de serenidad.

    • Ianire 4 marzo, 2011 en 19:37 #

      Me ha encantado tu post, y además no conocía la serie, que a partir de ya pasa a mi lista de cosas pendientes que ver enseguida. ¡¡Gracias!!

  2. entrenomadas 4 marzo, 2011 en 19:34 #

    No conozco la serie, mejor dicho, no la he visto y ahora me han entrado unas ganas locas de verla, June.
    Agggg, me ha encantado el texto.
    A ver si la encuentro por ahí.

    k,

    Marta

  3. Nahum 9 marzo, 2011 en 12:23 #

    June: qué alegría que te arrimes a estas series.

    Yo estoy en la línea del Jukebox: el machismo no se glorifica, se repudia (también es cierto que hay que tener en cuanta cómo evoluciona la trama en las cuatro temporadas).

    Y la reflexión ideológica de todo el fondo es fantástica para este asunto: muestra cómo el terremoto del 68 se va fraguando mucho, muchísimo antes. Ahí, ya en la primera temporada, el personaje de Peggy es el más claro. Ella también «quiere estar en la fiesta».

    Saludicos.

  4. Begoña 18 diciembre, 2011 en 17:01 #

    ¡Hola!acabo de leer tu entrada y me parece muy buena. Yo soy seguidora de Mad Men y pienso que realmente tanto su guionista como otros creadores deben haber leído a Betty Friedan por muchísimos motivos… como «el talento desperdiciado». Así lo dice Betty Draper, cuando comenta con Francis que ella estudió una carrera…

    Bueno, también me recuerda a las pelis de Douglas Sirk, en fin que enhorabuena por el post y por el blog!

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Trackbacks and Pingbacks

  1. marikazetari - 4 marzo, 2011

    Mad Men y sus ángeles del hogar. Amas de casa con escopeta, enganchadas a ciertas vibraciones. Post sobre la serie http://bit.ly/i4erWN

  2. marikazetari - 4 marzo, 2011

    MadMen y sus amas de casa con escopeta, enganchadas a ciertas vibraciones mágicas. Post sobre la serie http://bit.ly/i4erWN #marikazetari

  3. Agencia de Publicidad | Agencia de Publicidad - 4 marzo, 2011

    […] Mad Men y sus ángeles del hogar – Gente Digital […]

  4. Seriones: The Shield, un espejo visceral y violento | El mantenido - 9 marzo, 2011

    […] Vuelvo al espejo. Aunque The Shield quizá no tenga relación con el mundo que me rodea, aunque me guste pensar que vivo en un lugar menos sórdido, enviciado y violento que en el ficticio distrito de Farmington, en Los Ángeles, plagado de pandilleros juveniles, asesinos en serie y policías corruptos, no me cuesta nada verme reflejado en los personajes de la serie. Emulando a Ortega con «yo soy yo y mi circunstancia», o a Azorín (en El escritor) con «antes era yo uno y ahora soy otro», diría que yo soy yo y mis personajes. Yo soy (o podría ser) tan rastrero como Shane, tan vago como Billings,  tan ambicioso como Aceveda. Quizá podría ser un fiel escudero como Lem o Ronnie: gente así, que podría ser intachable en otro ambiente, se escuda en la pertenencia a un grupo y en obedecer órdenes para pegarte un tiro o enviarte a la cámara de gas. Quizá podría ser, o quizá sea, tan maquiavélico como Kavanaugh, o tan perseverante y pretencioso como Dutch. (Un día de estos quizá cuelgue un post sobre la mujeres en The Shield, siguiendo los pasos de June Fernández en Mad Men y sus ángeles del hogar) […]

  5. Rabiosas | Mari Kazetari - 1 octubre, 2011

    […] Friedan, en el que retrataba a la mujer de los años cincuenta y sesenta. Os hablé de ello en este post. Como os contaba, Friedan habla del “confortable campo de concentración” que es la […]

  6. [des]Iguales - 18 diciembre, 2011

    Mad Men y sus ángeles del hogar – http://t.co/LtngRuMd

  7. June Fernández - 26 diciembre, 2011

    @pablofaustop Es de hace siglos. http://t.co/8TMrjAfX Vs. mi post sobre Mad Men: http://t.co/YSRrxzWs