Historico | agosto, 2010

Qué bonito es Israel

28 Ago

Magapola nos habló en su blog de Burka Babes, un libro que recopila las viñetas en las que Peter de Wit ilustra situaciones absurdas entre mujeres que visten el velo integral. Podéis ver más y leer una entrevista al autor aquí. Magapola nos lo dio a conocer en plena polémica, cuando el velo era motivo casi diario de debate y la derecha proponía prohibir el burka incluso en localidades donde ni siquiera había población inmigrante. Era todo tan surrealista que me encantó la propuesta de De Wit. Quitémonos las gafas lilas un rato, desconectemos de tanto debate exasperante y tronchémonos. Una mujer con burka le llama freak a una monja. Otra luce un burkini: bikini sobre el burka. Me encanta. 

Y el gran descubrimiento de la semana (eskerrik asko, Ander), al hilo de reirnos de absolutamente todo, es un cantante ecuatoriano llamado Delfín Hasta el Fin. Os dejo con sus dos grandes hits, uno dedicado al 11-S y el otro al maravilloso Israel. ¿No creéis que el mundo iría mejor si dedicáramos menos energía a confrontar y más a reirnos? Y para terminar, una recomendación literaria ideal para completar este post veraniego absurdo: La conjura de los necios.

 

El racismo en el ojo ajeno

27 Ago

Escribió recientemente Maruja Torres en una de sus columnas: «Migraciones. Extranjeros. Repatriaciones. Racismo. Acoso. Peligrosos delincuentes. Expulsiones. Si mezclan todo eso en la coctelera informativa oficial, les saldrá un nombre: Arizona. No hallarán Madrid, ni ciudades del Levante –zonas de alta peligrosidad para inmigrantes–, no sabrán de esas redadas nocturnas, de esos altercados, de esas exigencias chulescas: papeles, papeles».

En efecto, el proyecto de Ley de Arizona fue acogido con indignación por parte de los medios de comunicación españoles y la sociedad en general, mientras que noticias locales similares como la circular secreta de la Policía Nacional que instaba a realizar detenciones preventivas de inmigrantes basadas en sus rasgos físicos así como a intensificar la apertura de órdenes de expulsión apenas salieron a la luz y en ningún caso fueron percibidas como una peligrosa deriva xenófoba por parte de nuestras instituciones.

Ahora la expulsión masiva de gitanos y gitanas de origen rumano en Francia anima a poner el grito en el cielo por la política derechista de nuestro país vecino. Es necesario alzar la voz contra tal despropósito, por supuesto, pero es más necesario aún recordar que no estamos libres de pecado (si se permite la expresión religiosa) y tomar despropósitos como el de Sarkozy como un aviso a tiempo para combatir tentaciones similares en nuestra tierra. Y haberlas haylas: por poner sólo algunos ejemplos, recordemos la complicidad del Ayuntamiento de Trapagaran hacia el acoso vecinal al que se sometió a la familia gitana realojada en La Arboleda; la decisión arbitraria e ilegal del Ayuntamiento de Abanto-Zierbana de no empadronar a inmigrantes sin papeles (que después anunciaría también a bombo y platillo el consistorio de Vic, en Catalunya); o las palabras de Odón Elorza en una entrevista virtual, en la que lamentaba no poder quitarse encima a los rumanos gitanos.

Las asociaciones antirracistas solemos hablar de la tendencia de utilizar a «los otros», refiriéndonos normalmente a las personas inmigrantes, como chivos expiatorios a los que culpar de todos los males: la crisis económica, la escasez de ayudas sociales, la violencia machista, la inseguridad ciudadana, etc. La figura de «los otros» es muy útil para disimular nuestras propias carencias y eludir nuestra responsabilidad sobre las mismas. Al mismo tiempo que esa tendencia se refuerza, se da otra: la crítica a «los otros» gobiernos, «las otras” sociedades, para reafirmar nuestra conciencia social. Sienta bien pensar que son los otros países los que aprueban políticas racistas, en los que la sociedad apoya a líderes populistas y xenófobos, los que vulneran sistemáticamente la igualdad de derechos. Nos cebamos con Berlusconi y Sarkozy mientras el Gobierno español endurece la Ley de Extranjería, limita más aún el derecho a asilo, mantiene Centros de Internamiento para Extranjeros en los que se han denunciado malos tratos, llama a no contratar a trabajadores inmigrantes en tiempos de crisis, publicita su “lucha contra la inmigración ilegal” jactándose de expulsar por no tener papeles a ciudadanas y ciudadanos arraigados en nuestra sociedad, y un largo y lamentable etcétera.

No debe sorprendernos que buena parte de quienes se escandalizan ante la Ley de Arizona o ante la expulsión de gitanos en Francia defiendan el principio de prioridad nacional en el Estado español, se opongan al acceso de las personas inmigrantes a derechos básicos o pidan la expulsión de sus vecinas y vecinos gitanos.

Que no deba sorprendernos ese doble rasero no significa que tengamos que aceptarlo. Alcemos la voz contra las expulsiones de gitanos en Francia pero utilicemos esa indignación como revulsivo para empezar a preocuparnos de los siempre olvidados, cuando no estigmatizados, gitanos y gitanas vascos; empezando por nuestras propias actitudes prejuiciosas hacia ellos. Ojalá los despropósitos ajenos nos sirvan para revisar y frenar los propios.

June Fernández, integrante de SOS Racismo-Bizkaia

(He mandado este artículo a cierto periódico. ¿Me lo publicarán?

Estamos de luto

19 Ago


Publico aquí también el post que he subido al blog de Kazetarion Berdinsarea. No puedo dejar de recordar a Luis también en este espacio. Os animo además a que leáis Urbanas en Red, el medio del que era editor. Es la mejor forma de recordarle.

Ha fallecido un compañero muy querido de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, Luis María Otero, miembro de la red argentina PAR. Quienes le conocimos nos contagiamos de su arrolladora energía. Era el único hombre comprometido con la Red Internacional: un trabajador incansable que se volcó a fondo, entre otras tareas, en la redacción de los comunicados urgentes ante la vulneración grave de los derechos de las mujeres periodistas.

 

Era tal su entrega y pasión por la comunicación no sexista que se le perdonaba el masculino defecto de tender a intervenir en exceso. Se le aceptaba porque, a diferencia de otros hombres que entran en el ámbito del género como elefantes en una cacharrería, el lleva años de trayectoria en la que ha demostrado su inagotable afán por aprender de las compañeras feministas desde el respeto y el cariño. Frente a otros hombres, él nunca se sintió excluido porque hablásemos en femenino, nos declarásemos feministas o hablásemos de los derechos de las mujeres. Él creía en la necesidad de los hombres de sumarse al feminismo, sin dejar de priorizar por ello la agenda de de los derechos de las mujeres.

 

Maite y yo pasamos momentos muy bonitos con él en Bogotá. Nos preguntaba con encendido interés sobre la política vasca y nos hablaba con igual entusiasmo sobra la política argentina. Como coordinadores internacionales, pasamos largas horas codo con codo redactando informes mientras la mayoría de asistentes se iban a bailar. También hubo tiempo para brindar con ron y echar algún bailecito. Ya de vuelta, mostró su generosidad incondicional al ofrecerse a apoyarnos en nuestros nuevos proyectos a partir de su experiencia como editor de Urbanas en Red.

 

Nos cuesta muchísimo imaginarnos los próximos encuentros de la Red Internacional en 2011 en Casablanca sin ver su figura imponente, siempre con su chaleco azul y las deportivas, a menudo con la infusión de mate en la mano. Faltará su vozarrón en los debates, sus risotadas en los descansos, su expresión bonachona. Estés donde estés, te queremos mucho, Luis, y no te olvidaremos. Un abrazo muy fuerte de parte de todas a su compañera sentimental Silvina Molina, y al resto de las compañeras de la Red PAR.

Dignidad

2 Ago

Encuentro en el blog de Alberto Arce dos fotos con ciertos elementos comunes: ambas son retratos de mujeres que viven en un país en conflicto. Sin embargo, muestran dos formas opuestas de acercarse a la realidad de las mujeres en contextos de ocupación militar. La primera ha dado la vuelta al mundo y viene a cerrar un círculo. La mujer recluída en un burka fue una de las imágenes que sirvió para justificar la invasión estadounidense en Afganistán. Nueve años después, se muestra a una mujer sin nariz, torturada por los hombres de su familia, para ilustrar cómo sería dicho país si las tropas yanquis se fueran. Una lógica enrevesada, porque para Arce, para mí y para cualquier persona con sentido común, esa mujer sin nariz no habla de un hipotético futuro, sino de la actualidad: es decir, nueve años de ocupación estadounidense no han sido suficientes para combatir la violencia machista extrema que muestra la foto. No lo han sido nueve ni lo serán noventa. En cambio, se sigue utilizando la victimización de las mujeres para domesticar a la opinion pública.

 

Esta tendencia es el pan de cada día. En España es la derecha católica la que emprende la cruzada contra el hiyab y el inexistente burka, erigiéndose en defensora a ultranza de la dignidad femenina. El PSOE en el Gobierno se jacta de luchar contra las mafias que explotan a las mujeres inmigrantes para fines sexuales. Lo hace, entre otros sistemas, endureciendo el control migratorio; control sin el que buena parte de las mujeres no hubieran necesitado recurrir a una red para migrar y por el que otras tantas terminan con orden de expulsión. No son los únicos ejemplos. En todos los casos, las mujeres son reducidas a seres indefensos a los que hay que salvar. Ni hablar de reconocer sus derechos. Si se salvan por ellas mismas se acabó el rédito electoral. Es mejor que sigan siendo «las otras», esas a las que podemos ningunear, demonizar o victimizar según convenga.

 

Frente a esa foto grotesca de una mujer sin nariz como símbolo de la brutalidad de Oriente, que sólo Occidente puede combatir (en concreto, sus ejércitos; conocidos a lo largo de la historia por su buen trato hacia las mujeres) Arce mostraba en otro post la que os traigo aquí: El árbol de la dignidad de Dani Lagarto. Alucina: es mujer, palestina, anciana, lleva velo. O sea, el colmo de la indefensión. En cambio, no transmite vulnerabilidad sino fortaleza. ¿Cómo es posible? ¿Si el hiyab y el islamismo en general pisotean la dignidad femenina, cómo puede esa mujer emanar tanta fuerza?

 

Cito a Arce: «(La foto) habla de la tierra, la resistencia y la visión de género. Aquí Palestina se convierte en “matria”. Sin duda alguna. Seguro. Las mujeres crean, cultivan, recolectan. Esos brazos levantados al aire no soportan el cadáver de ningún niño, la muerte siempre la pone el hombre. La mujer no crea sino pimientos. Da vida. Comida. Futuro. Esperanza necesaria para el ghetto. (…) Quienes siguen pensando en los cohetes y los tiros no tienen media bofetada ante esta abuela y sus pimientos».