Héroes
6 Sep
En su día, en mi viejo blog, di la razón a Elvira Lindo, quien advirtió que cuando algo que debiera de ser considerado un gesto de responsabilidad cívica se eleva a la categoría de heroicidad, se propicia que muchos miren hacia otro lado, por preferir consevar su integridad física que ser coronados como héroes. Yo subrayé además que la figura de héroe no ayuda a luchar contra la violencia sexista, ya que es un símbolo clave de la masculinidad hegemónica. Al de poco, se conoció que otro de estos héroes que intervino en una agresión machista, tenía antecedentes precisamente por malos tratos.
Repito por tanto que para avanzar hacia unas relaciones de pareja igualitarias y libres de violencia es imprescindible deconstruir el modelo de masculinidad hegemónica que ilustra la figura del héroe. No es precisamente la valentía el valor que hace falta visibilizar y premiar en los hombres. El compromiso contra la violencia de género no se demuestra con esos grandes gestos de pacificador, sino en el día a día: no tolerando discriminaciones por razón de sexo en nuestro entorno, apoyando a las mujeres que sepamos que son víctimas de malos tratos, llamando a la policía si presenciamos una agresión… Y, sobre todo, empezando por revisar las actitudes de dominación que mantenemos en nuestras propias relaciones.
A ver si entendemos de una vez que las agresiones físicas y los asesinatos son la punta del iceberg. No necesitamos héroes por un día, sino hombres humildes, sensibles, que se permiten sentir miedo en un momento de conflicto y reaccionan pidiendo ayuda. Hombres que nos apoyen en todo momento. O en casi todo momento, vaya, porque la pretensión de infabilidad también es un rasgo de la masculinidad hegemónica. No necesitamos que nos salven, sino que nos respeten.
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