Superwoman, ¿porque quiero?

28 Ago

La periodista Luz Sánchez-Mellado publica hoy una columna en El País titulada Feminista radical. En ella se declara de alguna manera hija de la lucha por la emancipación femenina (hace guiños a las feministas con referencias a «Ni putas ni sumisas» y a temas clave de la agenda feminista como el techo de cristal y la discriminación salarial), pero concluye que si no puede más con su ajetreada vida de periodista de éxito, madre y mujer fabulosa, es por la presión que ella misma se mete:

Por mis congéneres oprimidas mato, que diría otra clásica. Pero seamos serias: aquí y ahora, según en qué medio y estatus, otra cosa no, pero lo que es presión nos la metemos nosotras. Y te lo digo yo, que hay noches en que desmaquillarme se me hace un mundo.

Que me perdonen las ortodoxas, pero estoy hasta los ovarios de ir con la pancarta de nosotras parimos, nosotras decidimos por la vida. Me tiño porque quiero, me ciño porque puedo y llevo tacones porque me da la gana. Mis sacrificios y mis juanetes me cuesta ir medio mona. Para gustarme a mí misma, sí, pero también a los tíos, por qué no admitirlo. Bastante tienen algunos con encontrar su sitio, qué culpa tienen ellos de los milenios de patriarcado judeocristiano.

Y termina diciendo que cuando no puede más se pega un atracón de galletas o se va de compras a Zara, «porque lo que me gasto en trapos me lo ahorro en loqueros». Termina así:

Soy paritaria e igualitaria como la que más. Igual no pasaría un examen de limpieza de sangre feminista. Pero qué voy a hacer. Nadie es perfecta.

Me parece curioso que una persona que conoce el feminismo e incluso se declara feminista no sea capaz de entender o de explicar que ese es el gran triunfo del machismo en Occidente: hacernos creer que la opresión la ejercemos nosotras mismas. Nos sentimos mucho más liberadas que las árabes: nos da mucho gustito pensar que no tenemos un marido que nos obligue a llevar velo (idea simplista, ya que hay árabes que llevan velo porque quieren, árabes que no llevan velo, occidentales con maridos que no les dejan llevar falda, occidentales con jefes que les obligan a llevar falda…) Pero como bien explica Fátema Mernissi en El harén de Occidente (libro que he citado en mis blogs ocho mil veces), el patriarcado, que es universal, controla a las mujeres árabes a través del espacio (velo en el espacio público para que no lo sientan como su lugar en el mundo) y a las occidentales a través del tiempo: la tiranía de la eterna juventud, de la talla 38. Y dice Mernissi que la primera forma de opresión puede ser más cruda, pero la segunda es más eficaz por su sutileza, porque nos hace creer que somos nosotras las que decidimos ponernos a dieta.

Esta claro que la presión nos la metemos nosotras. Y sí, también lo dice una experta en presionarse, en pretender ser la mejor en el trabajo, la mejor para la pareja, la mejor ante el espejo. El patriarcado (perdonad que use un concepto que puede sonar tan poco tangible, pero es que es así) triunfa cuando nos creemos que nos presionamos tanto porque nos va la marcha. Hay mujeres que te dicen que no son feministas porque no sienten esa opresión. Mujeres que han sabido romper con los roles sexistas, que no sienten la necesidad de cumplir con el modelo de feminidad hegemónica, que viven su sexualidad en libertad. Me alegro un montón por ellas y siento envidia sana. Tal vez yo sea feminista porque no he sido capaz de romper moldes por mí misma: porque no me raparía el pelo ni loca, porque me da miedo viajar sola, porque no enseño las piernas con pelos, porque nunca iría a una primera cita sin pintarme los ojos…

Creo que entre flagelarme por mis ramalazos de chica cosmopolitan e ir por la vida de víctima del patriarcado, hay un término medio. Para mí ese término medio está en entender que existen unos mecanismos de opresión de las mujeres, pero que tenemos capacidad para enfrentarlos y construir nuestro propio modelo. Vaya, que no me diga Sánchez-Mellado que la percepción que tenemos sobre nuestros cuerpos (esa que nos lleva a vernos más bajas y gordas de lo que estamos, a pensar que necesitamos tacones y sujetadores con relleno para ser estilizadas pero con curvas) no tiene nada que ver con el mandato patriarcal de que las mujeres tenemos que estar siempre deseables para los hombres. Hay muchos intereses económicos en juego para que esa situación no cambie: recordemos el poder que ostentan las industrias cosméticas, dietéticas, farmacéuticas y de moda.

Otra cosa es que el proceso de liberarnos de esas presiones no tenga por qué pasar por la ruptura total con el modelo de feminidad hegemónica. Se trata de ser un poco más libres, pero también más felices. Llega el sábado y me gusta ponerme guapa: pintarme los ojos, enfundarme el sujetador push-up para lucir escote y los tacones para presumir de piernas. Para gustarme yo y para gustar al resto, claro. La cuestión es identificar que todo eso no es innato a mi condición de mujer, y tener claro que no lo necesito para aceptarme a mí misma.

Lo malo no es que nos guste el escote con push-up. Lo malo es estar acomplejadas cuando no lo llevamos. Lo malo no es llevar tacones de vez en cuando. Lo malo es destrozarnos los pies y la espalda porque sin ellos nos vemos bajitas y rechonchas. Lo malo no es maquillarnos para destacar nuestros rasgos. Lo malo es no salir de casa sin pintarnos porque nos vemos feas.

La teoría queer aporta el concepto de performatividad de los géneros. Es decir, la feminidad y la masculinidad hegemónica son performances, son puro teatro, son disfraces que aprendemos a ponernos desde pequeños, hasta el punto de pensar que no se trata de un disfraz, sino de nuestra propia piel. Lo importante, desde mi punto de vista, es ver mi ritual de ponerme guapa los sábados una performance que yo elijo hacer. Una vez que me acepto como soy, yo decido cuándo y cómo me apetece performar la feminidad. Como digo, para mí las reglas son no depender de esos accesorios «feminizantes» y usarlos porque disfruto con ellos. Si no me gustase andar con tacones, no los llevaría. Si me gustase ir de compras, lo haría sin necesitar justificarme con que me sirve para ahorrarme el loquero (yo es que me lo paso bien con mi loquera).

Claro que no todo es tan fácil. Uno de los caballos de batalla para mí es la depilación. No me gusta depilarme, me parece una inversión de tiempo y dinero indignante, pero lo cierto es que en estos momentos no me veo yendo por la vida con minifalda y pelambreras. En algunos momentos de mi vida he optado por intentar reconciliarme con mis pelos. En este momento no me apetece esa batalla, prefiero hacerlos desaparecer de la forma más rápida y cómoda posible, y disfrutar del veranito sin preocuparme por ello. Ahí estoy de acuerdo con ella: hay cosas que no tenemos energía para cambiar ahora mismo; lo asumimos aunque no pasen el feministómetro, y aceptamos no ser perfectas, ni a ojos del patriarcado ni del feminismo ortodoxo.

Estaba hablando de este post con mi amiga Tina y ha aportado una idea que para mí da en el clavo: todas esas cosas asociadas a ser una mujer fabulosa, una superwoman, las hacemos para sacar nota las que podemos permitírnoslo. Otras están a sobrevivir. El problema está que las mujeres necesitamos hacer mucho más para sacar el aprobado raspado. Si hablamos del cuerpo, cubrirse las canas, quitarse los pelos y combatir la celulitis son los mínimos que se le pide a toda mujer. Otro ejemplo que ha puesto es el de la conciliación: los padres que ejercen como tales sacan nota, hay que darles la palmadita en la espalda si deciden reducir jornada; en cambio, se da por hecho que la mujer tiene que hacer malabares para no descuidar sus obligaciones familiares. No se la premia por hacerlo, y se la juzga como mala madre y mala mujer si no lo hace.

En definitiva, seguimos estando bien jodidas y lo que faltaba es culparnos por ello, pensar que si seguimos así es porque no somos capaces de hacer las cosas de otra manera. Por eso soy feminista, porque me parece injusto pedir a las mujeres que sean libres por su cuenta, que sean capaces de escapar a todas esas presiones. Si hemos avanzado, si hemos llegado a «aquí y ahora» es por las mujeres que decidieron unirse contra la dominación masculina. De no verlo así, caemos en la misoginia que tan a fondo nos  han metido: en pensar que la que se gasta el sueldo en cremas anticelulíticas y antiarrugas es porque es tonta. En pensar que Sánchez-Mellado se queja de vicio cuando se declara agotada por tener que ser la mujer-madre-profesional perfecta.

 

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46 Respuestas para “Superwoman, ¿porque quiero?”

  1. Pepita Grilla 28 agosto, 2011 en 20:25 #

    June: totalmente de acuerdo. Lo último que nos faltaba es echarnos la culpa de la presión para ser superwoman… En un estudio sobre los sentimientos de culpa de una compañera investigadora, se encontró que las mujeres, en general, se sentían más culpables que los hombres por no dedicar el tiempo suficiente para cuidar a los demás ¡y también por no dedicarse tiempo a sí mismas! ¡No tenemos escapatoria! Creo que es irreal además de absurdo pensar que todas estas exigencias desmedidas y sentimientos de culpa, nada tienen que ver con la sociedad en la que vivimos, la educación que hemos recibido, etc. Me parece todo un despropósito sentirse culpable de sentirse culpable: responsabilizarnos a nosotras mismas de la presión para ser una superwoman. Y lo cierto es que para gestionar estos sentimientos de culpa y no acabar creyéndonoslos, viene muy bien un loquero 😉
    Sobre lo que comentas de tu amiga Tina, no podría estar más de acuerdo. Recuerdo muchas veces en las que le han dicho a mi pareja aquello de «Estás hecho un padrazo». A mí nunca. Incluso personas que puedo considerar feministas, mujeres y hombres. Supongo que al menos nos queda ser conscientes de ello para así contrarrestar el desgaste, la exigencia y la culpa. Un saludo.

    • Mari Kazetari 29 agosto, 2011 en 14:09 #

      Que interesante lo que cuentas del estudio. Culpables si nos dedicamos a nosotras, culpables si no nos dedicamos a nosotras. Madre mía.

      Respecto a lo de la maternidad y paternidad, buf, seguro que yo también caigo en eso. En parte está bien estimular a los padres para que se impliquen más, pero claro, se generan unos agravios comparativos muy cutres. Tomo nota.

  2. Lucía 28 agosto, 2011 en 20:31 #

    El artículo que mencionas, o al menos los párrafos que traes, son de una vulgaridad suprema. Vulgaridad en la expresión y en el fondo que exponen.
    Hay una forma de posmachismo que consiste en decir ya sé de que me hablas, me conozco esa ideología que es el feminismo, pero nosotras somos las gandes colaboradoras de eso porque yo si me pongo tacones es porque me veo mejor y me veo mejor en relación a los hombres, que piden eso y yo soy así y a mi hombre le doy lo que me pide: juanetes.
    Me produce bostezosese discurso aparentemente progre

    • Lucía 28 agosto, 2011 en 20:32 #

      Se me ha ido el mensaje sin querer.

    • Mari Kazetari 29 agosto, 2011 en 12:13 #

      Fíjate que yo no lo había ligado al posmachismo, pero has dado en el clavo. Sí que había pensado que su postura resulta muy rentable socialmente. De la misma forma que renunciar al machismo supone para los hombres una pérdida de privilegios, salir del armario como feministas supone para las mujeres ser menos aceptadas. Bueno, es que realmente lo pienso y no sé qué contarnos la autora con esa columna. Que está agotada por ser una superwoman, pero se lo busca ella sola. Vaya, más allá de buscar esa complicidad masculina, ese «estoy jodida, pero lo asumo, no soy una de esas feministas avinagradas»… Me desconcierta.

      Por cierto, es la autora de ese reportaje sobre la sexualidad en la tercera edad que tanto disfruté. Por eso me ha decepcionado un poco.

  3. I. 28 agosto, 2011 en 22:35 #

    No sé, June, aunque me gusta la entrada y especialmente el final, cuando explicas por qué eres feminista (aunque espero que seas feminista por muchas otras razones más importantes) me he quedado pensando… Cuando dices «Una vez que me acepto como soy, yo decido cuándo y cómo me apetece performar la feminidad. Como digo, para mí las reglas son no depender de esos accesorios “feminizantes” y usarlos porque disfruto con ellos. Si no me gustase andar con tacones, no los llevaría. Si me gustase ir de compras, lo haría sin necesitar justificarme con que me sirve para ahorrarme el loquero (yo es que me lo paso bien con mi loquera).» etc…
    ¿No crees que en el fondo, esa capacidad de decisión de la que hablas que te permite performativizar a tu elección tu imagen pública -y parece que también tus hábitos de consumo- no constituye casi exclusivamente una justificación y que mientras tanto sigues colaborando en la práctica con eso que llamas «el mandato patriarcal de que las mujeres tenemos que estar siempre deseables»? (aunque entiendo que aquí la palabra «siempre» tiene mucha importancia) Dicho de otro modo, si todas esas «elecciones» te parecieran (por la razón que fuera) tan «indignantes» como te parece que lo es el depilarse… ¿Seguirían pareciéndote elecciones?
    No sé, me parece intuir un debilidad en tu argumentación por ese lado…
    También me parece un poco demagógico plantear una dicotomía entre ser feminista (en la manera en que lo entiendes en el artículo) y caer en la misoginia, como haces en el último párrafo. Como tú misma dices hay muchas mujeres que «no sienten esa presión» (aunque sospecho que no habrá muchas que no se depilen simplemente porque no les apetece, sin darle ninguna importancia al hecho en sí) y personalmente creo que son ellas las que van más avanzadas en este tema que nos ocupa, lejísimos de la misoginia y sin sentirse feministas (aunque probáblemente siéndolo).
    Gracias, te sigo leyendo.

    • Mari Kazetari 29 agosto, 2011 en 12:25 #

      I., no siento cátedra. Estoy llena de dudas y contradicciones. Sólo explico que esa es la senda que me he marcado para estar a gusto con mi identidad. Creo que estoy bastante enganchada a ese mandato de gustar, de ser una chica deseable y tal. Por otro lado, creo que siendo consciente de por qué hago muchas cosas, me parece bien no flagelarme y seguir haciendo aquellas con las que disfruto, las que creo que me apetecería hacer en un mundo libre de sexismo. Por ejemplo, los tacones hacen daño, eso es así. Yo sólo me pongo tacones (y de cuña, cómodos, nada de agujas) cuando me apetece, ya sea por el efecto estético, por la sensación al caminar, porque bailo salsa mejor con ellos… Me los pongo como mucho una vez a la semana. Lo que me parece el colmo es defender «llevo tacones porque me da la gana» reconociendo que te provocan juanetes. O sea, «me agredo porque me da la gana». Estoy por construir una feminidad alternativa, subversiva, libre, cambiante… Cuando mis hábitos coinciden con la feminidad tradicional, ¿estoy colaborando con ella? Pues sí, igual tienes razón. Igual sería más coherente ser insumisa de la feminidad. Pero lo siento, intento buscar un equilibrio entre ser consecuente con mi ideología y con lo que me pide el cuerpo. No sé si me explico. Es un tema super complejo que merece otro post. Le doy muchas vueltas últimamente, sobre todo ligado a los roles a la hora de ligar y tal.

      Respecto a las mujeres que no sienten esa presión, igual he generalizado. Me refiero a que me he encontrado con varias mujeres que, como no sienten esa presión, niegan que exista de forma estructural para las mujeres. Les hablas de feminismo y te dicen «yo nunca me he sentido discriminada por ser mujer». Y creo que también hay que evitar los discursos individualistas, pensar que las mujeres tienen que romper moldes por sí mismas, y la que no lo hace es porque no quiere. Pero por supuesto que creo que hay que tomar como referentes a las mujeres que construyen su identidad en libertad de forma intuitiva.

  4. Yolanda 29 agosto, 2011 en 8:35 #

    Totalmente de acuerdo en todo lo que expones June, bravo por tí, no podrías haberlo explicado mejor!!. Me identifico contigo en eso que dices de que una no puede dejar de pintarse o de ponerse tacones o de praticar esa «performance femenina», por un lado porque son muuuuchos años haciéndolo y no es tan fácil levantarse un día y decir «ya no lo hago más», entre otras cosas porque vivimos en una sociedad donde lo que se valora es eso y una no quiere sentirse sola (ser diferente implica esa soledad) y por otro lado está el hecho de querer ser atractivo al sexo opuesto, que es algo que está en nuestros genes por la propia superviviencia de la especie y es natural que sea así. Para gustar al sexo opuesto una adopta todas esas actitudes «femeninas» que se valoran en nuestra sociedad, pero sólo hay que mirar a otras culturas para comprobar que no son naturales sino «culturales», en otros contextos las mujeres se valoran más gordas, o pintadas de diferente manera, o con el cuello como una jirafa!!… la feminidad se construye diferente en cada cultura por eso es artificial.

    • I. 29 agosto, 2011 en 10:00 #

      mmmm… » por otro lado está el hecho de querer ser atractivo al sexo opuesto, que es algo que está en nuestros genes por la propia superviviencia de la especie y es natural que sea así »
      Bueno, en primer lugar no creo que tenga que ser necesariamente para gustar al sexo opuesto y en todo caso será para gustar a una parte, quizás la parte a la que te puede apetecer gustar. Hay una inmensa cantidad de hombres y mujeres ahí fuera que detestan y huyen de ese acto que estamos llamando «performar la feminidad» precisamente por que consideran que reflejan una falta de, llamemosle valentía, para salirse del flujo mayoritario (que queramos verlo o no es patriarcal). Por supuesto que no todo el mundo es tan fuerte como para ser totalmente consecuente yendo además por libre y esa es la idea, creo, de la entrada: que el feminismo también sirve para apoyarse unas a otras en esa dirección, pero como en cada movimiento o submovimiento hay una élite, unos pioneros. Y en este caso creo que esa élite está formada por las personas que han llegado al estado en que ni siquiera tienen que plantearse si quieren, deben o si tiene sentido performar su feminidad (o su masculinidad), si no que para ellas es un escenario superado.

    • Mari Kazetari 29 agosto, 2011 en 12:30 #

      Yolanda, muchas gracias por tu comentario. Pues sí, mirar a otras culturas es una buena forma de relativizar las concepciones rígidas sobre la feminidad.

      Yo también te iba a pegar un pequeño tirón de orejas por la afirmación de que llevamos en los genes querer ser atractivas al sexo opuesto (me resulta una idea esencialista, heterosexista y que da por naturales los roles de mujer que busca gustar y hombre que elige a la que le gusta), pero ya lo ha hecho I.

  5. May 29 agosto, 2011 en 9:32 #

    está en nuestra mano soltar… darnos cuenta desde donde hacemos las cosas y mandar al carajo lo que NO queremos hacer!!
    Mi caballo de batalla son las canas. Mientras los hombres las lucen las mujeres corremos a ponernos el tinte! me parece una esclavitud y un dineral, por no hablar de la pérdida de tiempo, tener que ir todos los meses a la peluquería así que he decidido no teñirme… mi peluquera se niega (normal, es su negocio) al final le he dicho que tengo alergia, por que no había manera de que me «dejara» mis canas al descubierto!!

    • Mari Kazetari 29 agosto, 2011 en 12:32 #

      May, me parece el colmo que haya que estar mintiendo a la persona a la que pagamos para que nos haga lo que le pedimos. Qué mierda. Lo de las canas me parece otro buen ejemplo. A mí me llegará pronto el dilema. Por un lado, es injusto, es super sexista, pero por otro lado me parece bastante inevitable que nos sintamos viejas y a disgusto con el pelo blanco. Me parece como la depilación: mi admiración hacia aquellas que logren reconciliarse con sus canas. Creo que, por desgracia, no va a ser mi caso.

      • laurita 20 noviembre, 2011 en 9:12 #

        he visto mujeres con el pelo canosos y les quedaba bien… igual que a algunos homrbes les queda bien.

        Es muy sencillo: una mujer areglada provoca estatus. Tiene dinero para arreglarse, ponerse muy guapa. Eso es lo que transmite una mujer bien arreglada, las hay que prefieren gastarse en ropa y estetica o comer bien. En serio, solo es aparentar, hay personas qeu estan forradas y pasan de ir asi… evidentemente al gente de la farandula qeu vende su imagen la usan para publicitar etc, van a tener que sacrificarse y gastarse dinero y operarse algunos. Pero eso para ellos es hacer negocio.
        Luego estan los vanidosos simplemente quieren y pueden porque tiene dinero.
        Y no hay mas. A casi todo el mundo el gustaria verse mejor de lo que se ve y si a su alcanze esta el hacerlo, no lo dudan. Yo lo veo bien si eos les ayuda a estar mejor
        Una mujer peude llevar canas con mucho estilo yo lo he visto.
        La que se tiñe es porque quiere, o porque su imagen es importante por «x» motivo.

  6. Magapola 29 agosto, 2011 en 11:26 #

    Yo creo que hay pocos modelos de mujer oficiales como para considerar la feminidad una opción. Tampoco la masculinidad es una opción real, aunque pienso que avanzan a mejor ritmo. A un hombre que se depila, se tiñe las canas o aplica crema se le llama metrosexal (ya no gay). A una mujer que no se depila, no se tiñe las canas y pasa de cuidarse la piel se la sigue llamando marimacho o camionera.

    • I. 29 agosto, 2011 en 11:48 #

      Tu comentario me parece absurdo. Pones en un lado a los hombres que se depilan y en el otro a las mujeres que no ¿y los comparas? ¿Qué tipo de lógica es esa?
      En todo caso compara mujeres y hombres que no se depilan.
      Es obvio que para los hombres resulta más sencillo renegar de los esfuerzos que supone entregar una imagen pública acorde a lo que exige la sociedad (al igual que le resulta más fácil performar su masculinidad si desean hacerlo), pero eso no significa que a los hombres no se les presione también para que, por ejemplo, tengan un cuerpo determinado. O pregúntale a algún chico que se haya quedado calvo joven cómo lo ha vivido y cuantos mejunjes ha probado antes de aceptar su aspecto (si es que llega a aceptarlo).)

    • I. 29 agosto, 2011 en 11:57 #

      Y por supuesto que eso que tu llamas feminidad es una opción. La prueba de ello es que hay muchas mujeres (en la manifestación a favor de Kukutza vi una cuantas sin ir más lejos), que ni se tiñen, ni se depilan, ni usan tacones, ni nada de eso.

    • Mari Kazetari 29 agosto, 2011 en 12:38 #

      Magapola: En parte tienes razón en la falta de modelos alternativos, aunque, como dice I., yo sí que los encuentro dentro del feminismo, el movimiento LGTB, mujeres un poquito libres que tengo cerca… Vaya, creo que sí que estamos en condiciones de dar pequeños pasos que igual no vienen a romper de raíz con la feminidad, pero al menos nos permiten no ser esclavas de los tacones, el maquillaje y la cera. Tener cerca a mujeres diversas que se han cuestionado el tema de la feminidad (como dice I.) me ha servido por ejemplo para ver el sujetador como una opción que uso por motivos de comodidad o de estética (y no lo uso por motivos de comodidad o de estética). Pueden ser ejemplos menores, pero creo que es más viable ir cambiando de modelos si lo hacemos poco a poco, desde los cambios pequeños con los que nos podemos sentir cómodas.

      Respecto a lo de los hombres, estáis diciendo lo mismo: para ellos hay menos presión, pero la hay, y va en aumento.

      • Nacho 29 agosto, 2011 en 13:01 #

        Como siempre que la leo, June aporta claridad y «terminos medios» en la locura en la que muchas veces caemos cuando hablamos de feminismo e igualdad.

        Yo con el articulo del Pais estoy bastante de acuerdo, y digo porqué. La autora hace alarde de su verdadera independencia, de su no «casarse con nadie» ni siquiera con un feminismo, que muchas veces es un ejercicio de cerrazón, soberbia e intransigencia. Ella dice que si, si al feminismo, pero si también al tacón, al la falda y al depilarse. Y es que puestos a presionar el «posmachismo» (largo debate ese) lo hace tanto como la intransigencia feminista en cuanto a ciertos aspectos. O no direis que no hay presión feminsta en cuanto al modelo de «ser mujer». Un modelo distinto al tradicionalmente patriarcal, de acuerdo, pero tan cerrado, tan inmovilista y tan culpabilizador como su contrario. ¿Liberador? Hace tiempo leí una noticia de una asociación conocida (feminista de libro) que decía que la sexualidad promiscua en las mujeres no era recomendable y que era bienvenida por los hombres (como si por eso, ya no fuera la cosa positiva o al menos, respetable) ¿¿feministas juzgando la sexualidad de las mujeres??. Realmente, me parece más liberada la mujer que escribe el articulo de el Pais que muchas de las abolicionistas españolas, o que gran parte de las feministas instituciionales, por cierto, todas ellas casadas y con hijos.

        • Nacho 29 agosto, 2011 en 14:00 #

          Y por cierto, aunque no quiero entrar en guerras de «quien sufre más» (se que son las mujeres), a nosotros, los vapuleados varones, nos presionan de muuuuuuuuchos otros modos también. Trabajo, éxito personal, calvicie, musculatura, obesidad, pene grande, duracíón antes de tener un orgasmo, carácter fuerte, ocultación de sentimientos (mostrarlos demasiado solo te trae disgustos, que vienen, siento decirlo, muchas veces de las propias mujeres).

          Solo recuerdo mis experiencias en el instituto que dada mi nulidad para los deportes era objeto de risión y burla por parte del resto de chicos. Pero ojo!!!1 del resto de chicas también!!!!!!. Afortunadamente canalicé mis energias hacia otras labores, por suerte bien reconocidas también, lo que permitió mi paso a la adultez en condiciones más o menos estables psicológicamente……

          • laurita 20 noviembre, 2011 en 8:51 #

            pero aver, a un calvo no lo dejan de elegir para un trabajo a no ser que sea de algo estetico, igual que no eligirian a un gordo o gorda, a una persona con acne severo o cualquier otra cosa ue sea desagradable a la vista, esto es asi! y hay que aceptarlo,yo sienod chica tambien se han burlado de mi porqueda siempre la ultima en las pruebas de gimnasia, que e vamos ahacer, y mira que se burlaron, no me hago un trauma por eso. todo lo demas que has dicho es para vender el qeu elige si se obseionea o acompleja por la calvicie, el pene pequeño, la obesidad, o cualquier otra cosa, eres tu, nadie mas te esta inculcando nada, si los hombres deciden ser rudos y no mostrar sentimientos, lo mismo, a no ser que sus padres les hayan educado para ser unos reprimidos, en ese caso la culpa tambien es de los padres, no podemos culpar a la sociedad y la publicidad de todas esas cosas, porque eso es muy cinico… claro que hay cierta presion por verse bellos, en cuanto hombres y mujeres, pero eso es porque al gente vive acomplejada buscando la aceptacions y atraccion del sexo opuesto o el mismo, hay gente que busca la aceotacion de todo el mundo, y son estas personas las que dicen sentir la presion en primera persona.

            Obviamente todos tenemos que hacer cosas que no nos gustan, si quieren verse mejor intentenlo, a mi me aprece genial la cirujia es un gran avance, que la gente se obsesione con la belleza es culpa de las personas, no de la sociedad

        • Mari Kazetari 29 agosto, 2011 en 14:20 #

          El feminismo es muy variado y diverso, Nacho. También es feminista Itziar Ziga, que se hizo famosa en nuestro mundillo reivindicando una feminidad subversiva con su «Devenir perra». Por supuesto que hay corrientes feministas que más que liberadoras son moralistas y castradoras. No me interesan. Pero me has picado la curiosidad con el texto que arremete contra la promiscuidad. ¿Me lo pasas?

          Respecto a la columna, la cuestión es que la periodista reconoce que llevar tacones le provoca juanetes y que el modelo superwoman es tan agotador, que desmaquillarse se le hace un mundo. ¿Es libre? No entiendo que una persona diga que ese modelo es agotador y, en vez de reconocer que existen presiones externas para cambiarlo, diga que es ella la que elige. ¿Entonces de qué se queja? Y no me parece un modelo de feminidad libre si canaliza su frustración de las dos formas que nos han enseñado: comer galletas compulsivamente e ir de compras. Vaya, me parece muy bien decir: yo hago esto, porque es como sobrevivo, no soy perfecta. Lo que no me cuadra es que niegue que lo hace por aprendizaje de género y diga que somos nosotras las culpables de lo jodidas que estamos.

          Y respecto a quién sufre más, me parece super interesante la labor de los grupos de hombres que alertan de las consecuencias negativas asociadas al modelo de masculinidad hegemónica. Y claro que estaría bien que las mujeres cooperásemos, en vez de reclamar virilidad.

          • laurita 20 noviembre, 2011 en 9:04 #

            pues en part las mujeres si son culpables… en el sentid de que se basan mucho en lo que pensaran los demas de ellas, y los hombres lo mismo.
            Nadie nace sabiendo lo que qujiere, ni como lo quiere. Las diferencias de genero on palpables, en general las muejeres no es que sean mas sensibles sino que son ams precisas al expresar emociones, y eso ya no es solo algo aprendido, esque somos diferentes. Si una mujer sa sale de esa supuesta feminidad, la van a criticar, a un hombre lo mismo.

            A mi sinceramente me parece que las personas son las que crean este tipo de sociedad si solo les importa la apariencia allá ellos, que cada uno vive al vida como puede y no com elige, tampoco se puede elegir la personalidad, aunque si se puede hacer un autoexamen y variar algunas cosas, es muy dificil.

            Estos debtes no tienen sentido, yo como mujer lo unico que quiero es que me paguen igual que a un hombre, que tenga los mismos derechos, que no hagan leyes que favorezcan a la mujer como en los divorcios sino que se la de una oportunidad de trbajar de igual con el hombre, de poder darse de baja para cuidar un hijo ayudas del estado para tener una familia tanato a hombres y mujeres, y ya está, los demas son cliches, son generalizaciones, y cada uno tendra su punto de vista, pero si me considero feminista solo es por eeso, por conseguir mismos derehcos civiles, ni mas ni menos que ellos, la feminidad y la masculinidad estan dentro de todas las personas, unos tiene mas de un lado que del otro, y por spuesto que al feminidad es un termino creado por nuestras expectativas y nuestra historia, gual que lo son las demas cosas de este mundo, solo una percepcion de lo que vemos y de nuestra capacidad de asociacion.

      • Magapola 29 agosto, 2011 en 16:07 #

        Si se lee bien lo que he comentado digo «modelos oficiales». Por supuesto que hay modelos, pero son eso, alternativos en el sentido de marginales (en segundo plano, vaya, en esferas reducidas, no al alcance d elas masas). Yo tampoco entro en guerras de guinnes en martirio entre hombres y mujeres, solo digo que romper modelos y establecerlos nos cuesta a todos, pero aceptar unos y otros ya es diferente. Todos damos pasos, es evidentes, solo apreciaba que en el caso de masculinidades para hombres me da la sensación de que se avnaza de forma más natural y aceptada. Simplemente. Por supuesto queda mucho para todos.

  7. arasanse 29 agosto, 2011 en 20:55 #

    Uf! yo lo de los tacones lo llevo fatal; siempre soy la vecina de abajo

  8. mujer de 34 17 septiembre, 2011 en 22:52 #

    ha llegado un punto en mi vida que no uso ningun tipo de maquillajes, joyas, me depilo cuando me da la gana me visto lo más comoda que puedo, he dejado la «supuesta belleza femenina» para las liberadas y me importa un comino lo que piense cualquier hombre acerca de mi, e incluso ninguna mujer.
    no solo no pretendo ser perfecta en nada porque la naturaleza ya nos dota a los humanos de una perfección que no vemos y queda camuflada por mil errores generando mucho dinero a quienes viven a costa de ello.
    soy consciente que nuestro cuerpo es una maquina perfecta que no necesita retoques ni trapos que estilizen porque ya poseemos lo mejor que nos pudo ofrecer la vida.
    me liberado 100×100 y se vive mucho mejor por no hablar del ahorro. me dedico a observar otro tipos de bellezas como es la naturaleza y me doy cuenta que estoy más cerca que nunca de ella así.
    nunca me puesto la etiqueta soy feminista o soy tal cosa, simplemente observo la naturaleza e intentad imaginar a cualquier animal con todo lo que nos ponemos nosotras, no os parecería ridiculo? ¿aceptamos cualquier animal como bello y a nosotras no nos aceptamos como tal si antes hemos pasado por «plancha»?
    os animo a probarlo, y si, los pechos se caen con el tiempo y salen canas.
    hay que empezar aceptarse chicas, sino siempre seremos esclavas de una cosa u otra, y esto, tambien sirve para los hombres que estan entrando en el rol de la artificialidad.
    somos como somos ¿Y?

    ¡abrazos y mimos!

    • laurita 20 noviembre, 2011 en 8:39 #

      es muy bueno aceptarse pero el ser humano no se pude comparar a otros mamiferos, porque ellos estan adaptados al medio de la naturaleza, el humano ha evolucionado para adaptarse a vivir en sociedad, ademas de que somos mucho mas sensitivos y al ser racionales y tener la parte intuitiva tambien, hace quehaya normas sociales bien o mal vistas. Creo que hay que valorarse tambien, por algo tenemos manos, no hace flta cirugia ni maquillaje, pero hay que reconocer que la imagen es importante para ciertos aspectos de la vida, si trabajas en casa y nor ecibes a nadie perfecto, pero si te dedicas a estar de cara al publico no puedes dejarte los pelos de la nariz saliendote, o la uniceja, o la barba de 5 dias, osea, es un minimo de decoro y cuestion de integracion con nuestro entorno natural, en este caso la sociedad.

      Los de las retiquetas es cierto, yo tampoco las comparto, ninguna se amolda del todo a las personas realmente.

      Dejando atras el convivir socialmente, lo mejor del mundo es vvir sin darle importancia a eso, solo asi seras libre con tu imagen

  9. Clara Fraile 16 noviembre, 2011 en 11:08 #

    Me ha encantado, June. Lo comparto. Has expresado en esta entrada reflexiones que llevo haciendo desde niña. Eso de soy superwoman porque quiero o porque puedo es postmachismo o una reacción ante un camino errático de cierto feminismo. No entro en disquisiciones porque, como siempre, estoy muy ocupada levantando mi empresa y dedicándole tiempo y trabajo a la gente que quiero. Un abrazo fuerte!!

  10. laurita 18 noviembre, 2011 en 13:20 #

    Entiendo lo que quiere decir June. Considerarse feminista no tiene nada que ver par mi gusto con tener ganas de arreglarte o lucir mas guapa. Yo lo veo como el que tien ganas de darse un baño relajante o guisar algo diferente para darte el gusto. Hay muchas personas que el acicalamiento les da bienestar., y la moda para el que ama llevarla no incomoda.

    como bien dijo June, la presion social es muy grande en las mujeres a nivel fisico y tambien emocional.
    Es verdad que una mujer no esta obligada a depilarse y por la calle puede ir como quiera pero si estas en sociedad solo para que no te critiquen y te acepten te depilaras aunque lo odies, igual los homrbes se afeitan la barba para ir al trabajo y a algunos no les hace ninguna gracia pero es lo que hay… son normas del PROTOCOLO SOCIAL.

    La MODA, gracias a dios que hay de todo en el mercado y la que viste embutida, con tacones altisimos, y bolsos incomodos es porque quiere y claro, la imagen publicitaria se mete en los cerebros de las personas e influyen, pero con la variedad hay ya zapatos bajos que son muy elegantes y te valen para ir a reuniones o actos sociales. Ademas si a ti no te importa el que diran ya lo tiees todo ganado

    pero respeto a quien los usan me parece genial y quedan bonitos (algunos)

    asi que hay que hacer, en la medida de lo posible, lo que uno quiera, esta claro que siempre habra gente que te critique te tilde de dejada o poco femenina, pero es algo que hay que asumir sin darle importancia, porque lo que importa es lo que piensen de ti tu familia y tus amigos y no sobre tu aspecto, sino sobre tu persona, y me alegro muchisimo de haber nacido en esta epoca por la libertad que hay de llevar lo que uno quiera me parece muy divertido ver la ropa de las personas es ver un poco su personalidad 😉

    Sobre lo de los vestidos de noche, es verdad son muy veraniegos, pero para eso se inventaron los abrigos o chaquetones, que tu no los veas en las revistas porque se los quitan para lucir ya es otra cosa.
    Y lo de la nochevieja yo tambien lo he pensado jaja, pero asi lo exige la cadena que lo emite, aunque para mi gusto es un pocp patetico.

    seran mas practicos pero la moda masculina es super aburrida… por eso hya muchos mas desfiles de mujer que de hombre. Y lo de lo tacones, sinceramente los altos me parecen ridiculos, con eso no se puede caminar, enfin, modas tontas.

    saludos a tod@s

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  1. June Fernández - 28 agosto, 2011

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  2. fem_ing - 28 agosto, 2011

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  3. Ole - 28 agosto, 2011

    A ver, superchicas… ¿qué opinan? http://t.co/5bSFJsj

  4. Mujeres Imperfectas - 28 agosto, 2011

    @IBC84 respuesta: http://t.co/5vTM4yJ

  5. gentedigital - 29 agosto, 2011

    Empezamos con una reflexión de @marikazetari sobre el feminismo a raíz de una columna en @el_pais http://t.co/eMz4C9G

  6. Yolanda Domínguez - 29 agosto, 2011

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  7. Ana Henríquez - 29 agosto, 2011

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  8. koldo castañeda - 29 agosto, 2011

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  11. MAKE IRIPERU - 29 agosto, 2011

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  12. Geu Biok! - 29 agosto, 2011

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  13. Gari Araolaza - 29 agosto, 2011

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  14. aitziber eguskiza - 29 agosto, 2011

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  15. Norma Jean Magazine - 30 agosto, 2011

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  16. barbicloud - 3 septiembre, 2011

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  17. Clara Fraile - 16 noviembre, 2011

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  18. mpatia - 17 noviembre, 2011

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