Trágatelo tuti

13 Jun

 

El zapatero del barrio pega un impúdico repaso a Bea

 

«¡Parecen cubanas!», nos suelta un mulatón despampanante que pesca en una playa paradisíaca en calzoncillos blancos de Dolce y Gabanna. Nos morimos de la risa. Nos han tomado por alemanas, italianas, francesas, rusas… Y pretende que nos creamos que parecemos cubanas, luciendo palidez rojiza en bikini. Se pasará el resto del día cortejándome: «Qué cuerpito más lindo tienes. ¿Tú eres modelo en Bilbao? Pues deberías». Y me susurra en el mismo tono confidencial en el que me ha ofrecido cocinarnos pescado (lo cuál es ilegal): «Vente a caminar conmigo. Vamos a bañarnos juntos». Yo le digo que ni de coña, que él flipa. Y me contesta: «No, si yo no quiero follal (los cubanos no dicen «follar», sólo cuando quieren dárselas de hablar nuestro idioma), eso está en vuestra cabeza, que no pensáis en otra cosa. Yo sólo quiero jugal«.

Los discursitos para camelarnos se van repitiendo a lo largo del viaje. El más recurrente: «Tienes que probarme, porque si me pruebas ya no quieres otra cosa. No hay nadie más caliente que los cubanos». «¿Alguna vez han hecho que te desmayes de placer?». O incluso: «Yo puedo hacer que te vengas [te corras] cuatro o cinco veces seguidas». Al principio nos parecía más propio de afrocubanos, ese rollo «no te puedes ir sin probar una buena pinga negra». Pero la chapa más grande nos la dieron unos universitarios que, en su infinita torpeza, nos llegaron a decir cosas como: «Los negros son sucios, huelen mal. Tenéis que probar a un cubano, pero que sea blanco». Esos mismos nos dijeron que los europeos son demasiado liberales, que ellos nunca dejarían a sus novias viajar solas. «Ni dentro de Cuba, que me la follan». No entendían que les dijéramos que por eso mismo nunca tendríamos nada con ellos. Recibieron su lección, pero os la contaré en un inminente post sobre jineterismo.

Los cubanos que ansían el contacto con la turista (ya sea por unas copas gratis, por curiosidad o por un polvo) se han creído su personaje. Se han creído que las europeas estamos frustradas sexualmente y que estar con un cubano (más si es mulato) es nuestra fantasía suprema. No les culpo. Si nos resistimos creen que es parte del juego, que las europeas nos hacemos las duras, pero que ellos pueden lograr que nos derritamos. Nos lo pasamos bien rompiéndoles los esquemas. A ver, si una es seca y marca distancias, difícilmente le dirán cosas como «yo no tengo escrúpulos; te cojo y te chupo de arriba a abajo». Para mí ver cómo intentan seducir y cómo entienden (o dicen entender la sexualidad) era parte de la antropología turística. Y, además, si les sabes torear bien, lo cierto es que te mueres de risa con sus ocurrencias. Si no te apetece y te pones seria, la mayoría te respeta.

Yo temía que el asedio machista me amargase el viaje. Lo he llevado mejor de lo que pensaba, pero aún así terminas de los besitos por la calle hasta el moño. Es intenso por partida doble: somos mujeres y turistas. Se sienten con derecho de hacer juicios sobre nuestros cuerpos. Cosas como «mira qué cocos tiene la yuma«. Aunque siempre es en positivo: imposible que en Cuba te llamen despectivamente gorda o flaca. Cada cuerpo tiene su público. Si nos ponemos bravas (como dicen ellos) nos dicen que deberíamos sentirnos halagadas, que si nos echan piropos es porque somos lindas. Está muy asumida esa concepción de la mujer como criatura que existe para satisfacer la mirada y el deseo masculino. Un taxista nos dijo al ver a una vigilante bajo el sol que él prefiere que las mujeres se queden en casa, porque si trabajan se estropean y dejan de estar bonitas.

Nosotras nos partíamos con el reggaeton, que es lo que se escucha todo el rato. La canción de nuestro viaje es la del vídeo de abajo, el Chupi-Chupi. Dice así: «Baila el chupi-chupi. Que yo lo disfruti. Abre la bocuti y trágatelo tuti». Pero es un asunto serio: las jóvenes están expuestas a un bombardeo de mensajes exigiéndoles ser explosivas para satisfacer al macho. Claro que a cambio se ahorran otros bombardeos que sufrimos aquí, como el de tener unas medidas perfectas. Cuando eres extranjera, ese discurso de que la mujer tiene que ser sexy se funde con el de «voy a hacer que mueras de placer». Es decir, sitúan el placer femenino en el centro, pero al hombre cubano como indispensable para proporcionarlo.

Es cierto que el cubano es muy sexual (de la cubana no puedo hablar). Caminas por un barrio popular y te encuentras con chicos de 14 años sin camiseta que te echan una mirada que te sonroja. Se nota mucho la menor represión católica. El sexo no sólo no es pecado, sino que además se ve bien cultivar la seducción, el erotismo, ser buen amante. Desde una concepción machista y falocéntrica, claro. Pero, si me dejáis simplificar un poco, el machista cubano me gusta más que el machista vasco. Mi percepción es que el cubano no te juzga. Cuando vas por la calle con poca ropa, cuando hablas de sexo, cuando te determinas de alguna forma como mujer sexual, aquí te sientes juzgada. La dicotomía «madre-esposa vs. puta» sigue vigente. Si das la imagen de ardiente, querrán acostarse contigo pero no casarse contigo. No sé si en Cuba ocurre igual con las cubanas. Pero al menos con nosotras la sensación es que ser caliente, como dicen, se reconoce, se agradece, se valora como algo positivo.

Siempre hace calor, la gente lleva poca ropa, ven vídeos de reggaeton todo el rato, beben ron a casi cualquier hora, su cultura es bastante hedonista… Vaya, yo entiendo que en Cuba se esté más abierto, por decirlo fínamente. Si sumas su desparpajo, la desinhibición y ciertas cualidades que se cumplen en muchos hombres (bailar bien, ser dulces y zalameros, seducir con la mirada…) el estereotipo tiene buena parte de verdad. O, por ser más justa, hay muchos cubanos que encajan con el estereotipo. Claro que la sexualización es para bien y para mal. Una de las expresiones más cutres y pueriles de esa hipersexualidad son los llamados «tiradores», hombres que se masturban en público: en la playa, en el cine, en el parque, yendo en bici… También los hay aquí, pero en Cuba son todo un personaje de la cultura popular; ya véis que tienen nombre y todo. Así que recomiendo a las mujeres que vayan preparadas para encontrarse con uno (a nosotras nos tocó en el parque). Y que os lo penséis dos veces antes de ir al cine.

Por cierto, no es que en Cuba no haya moral. Tienen pudor, pero muy diferente al nuestro. Perrean como animales en celo, cantan «trágatelo tuti» y burradas mayores, se venden preservativos hasta en los restaurantes más clásicos, los jóvenes se llevan los ligues de una noche a casa de los padres (no sabemos si las jóvenes también lo hacen), se exhibe mucho el cuerpo… Pero, por ejemplo, no se puede hacer topless en la playa y les alucina que en Europa se haga nudismo. Yo armé cierto revuelo al intentar cambiarme el bikini cubriéndome con la toalla. También descubrimos que darle un cachete cariñoso en el culo a un chico en público es algo obscenísimo. Y decir ‘culo’. En todas sus acepciones: nada de pedir «un culito de café». Ah, y cuidado con preguntar: «¿Puedo comer un bollo de esos?» Porque ‘bollo’ significa ‘coño’.

En definitiva, Cuba es un país estupendo para tontear, jugar, perrear, recrearte en cuerpos esculturales, lucir modelitos minúsculos sin que te juzguen, lanzarte a aventuras ligeritas. Siempre que asumas las relaciones desiguales de poder (contradictorias, porque él es el hombre pero tú la del poderío económico, aunque aquí seas mileurista), la posibilidad de que te estén jineteando (que les interese tu bolsillo y eso te haga sentirte un poco putera) o de que terminen proponiéndote matrimonio. Si buscas una relación igualitaria, sincera y profunda, Cuba no es tu país. Pero no sé qué destino lo es.

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13 Respuestas para “Trágatelo tuti”

  1. Andaluz 14 junio, 2011 en 6:57 #

    En Andalucía, bollo también significa coño.

    • Cliente X 14 junio, 2011 en 9:56 #

      Jajaja, ¡mi amol no sea tan seria, déjese lleval!

      Nosotros nos rayamos mucho al encontrarnos, repentinamente, en una sociedad en la que los comportamientos y conductas admitidos son tan diferentes a los nuestros. Una vez que uno se recupera del shock inicial en el que le parece que esté no en otro país sino en otro planeta, comienza a disfrutar de lo mejor (y tb lo peor) que tiene cualquier país: su gente.

      No he estado en Cuba, pero sí varias veces en Colombia por lo que me resulta bien familiar lo que cuentas. Allá llega un extranjero y triunfa sin proponérselo. Pasas de ser ser un cualquiera a ser el rey del mambo, el foco de atención. Y sucede tanto a mujeres como a hombres.

      Es cierto que tienen la idea (q se suele corresponder con la realidad) de que quien va allí anda buscando rollo. Es normal: va gente sin pareja, que como turistas tienen tiempo disponible y cuya piel y formas les resultan muy atractivos por ser diferentes (mira el contraste entre el zapatero y tu amiga). No creas que las mujeres se quedan atrás en sus proposiciones, aunque el papel que se sigue jugando es el de varón-cazador frente a la mujer-presa a mí me soltaron cosas que me dejaron «pasmao» como decía Alfonso Guerra.

      Por ejemplo, y ya que veo que te gusta tanto citar literalmente, la primera noviecita que tuve allí (cuando todavía no era putero… ya ha llovido desde entonces) me decía que «es la mujer la que se come al hombre». ¿Cómo así? Respondí yo. Entonces puso su mano en torno a mis dedos índice y corazón, agitándola fuertemente arriba y abajo simulando una penetración. Como ella, conocí otras mujeres que no tenían problema en hablar del sexo de una manera que aquí resultaría impensable (por lo menos estando sobrias) y que adoptaban el papel más activo, por así llamarlo, en la relación.

      En cuanto a la mujer española, tiene para ellos un atractivo especial porque existe la leyenda de que es una máquina sexual, una viciosa. Ese estereotipo se ve reforzado por las películas (¿qué crees, que no ven a Almodóvar?), por las prácticas que tan inocentemente realizáis como lo de hacer top less (ahí seguro que ganastes admiradores, o alguno se «tiró» una gayola a tu salud) e incluso, mira tú qué curioso, por «el hablado» que tenemos. Cosas como las confusiones tontas con palabras como «chorizo», «bollo», etc… En Colombia se me morían al escuchar «polla», o cuando pedía en una cafetería una «pajita» (ahí es «pitillo», pajita es… eso que estás pensando).

      Me están encantando tus crónicas de Cuba, estoy deseando ver la próxima entrega. Lo que me gustaría es que contases cómo llegastes a sentirte «un poco putera», jajaja. No me digas que la idea no te pareció atractiva. Además tb es una buena forma de conocer gente y hacer amistades: no sólo la amistad lleva el sexo, también puede darse el camino inverso. Como ya habrás sospechado encontré tu blog buscando a gente que hubiese escrito sobre la prostitución y, aunque aprecio mucho tu conversión del abolicionismo hacia una postura pro derechos, veo que todavía mantienes varios prejuicios propios de quien ve los toros desde la barrera.

      Bueno, un saludo y enhorabuena por el blog, tienes auténtica madera de escritora.

      • June Fernández 14 junio, 2011 en 10:49 #

        Cliente X, gracias por tu extenso comentario. Pero te voy a pegar un tirón de orejas: no me gusta tu condescendencia en varios momentos, cuando me prejuzgas como seria o valoras mi supuesta evolución ideológica. Pero te voy contestando por partes.

        – En Cuba estuve a disfrutar, y disfruté. De la gente sobre todo. Otra cosa es que aquí haga un análisis serio, porque me parece más interesante que limitarme a contar batallitas.

        – Tienes razón en que igual nos rayamos con que lo que les atrae es sacar dinero, pero que hay más elementos de atracción, como el exotismo, la imagen de España (a mí los jóvenes me hablan de Física y Química o estas pelis en las que no hacen más que follar y drogarse), que creen que vamos buscando eso…

        – Sobre lo de que las mujeres tengan iniciativa, un amigo que ha estado en Cuba me decía que se entiende que una cubana vaya a donde una turista para jinetear, pero no sólo porque le guste. En el caso de una tía, puede que el cubano busque sólo sexo. En cambio, sigue estando mal visto que la cubana tome la iniciativa en el sexo. Se entiende en cambio si lo hace por interés económico. Sí que vi yo también que hablan de sexo con más naturalidad, pero los roles siguen estando muy marcados.

        – Lo de sentirme un poco putera, no voy a entrar en detalles personales, pero digamos que las mujeres estamos acostumbradas a ser un poco putas (está normalizado que el hombre te invite a cenar o al cine; está normalizado que una mujer se case con un hombre por estabilidad económica; está normalizado que un hombre nos atraiga en parte por su poderío económico…) Sin embargo no estamos acostumbradas a ser un poco puteras. Se me hacía raro invitar a todo a un chico, pensar que si alguien se interesaba por mí en parte era por interés económico… Creo que no está mal permitirnos esas relaciones si nos apetece. Y no, no me parece atractivo pagar por sexo en Cuba. Sí que me parece atractivo en otros contextos, pero sobre eso tengo un polémico post pendiente.

        – Yo nunca he sido abolicionista (y si lo he sido, lo tengo muy enterrado en mi memoria). Siempre he primado la perspectiva de los derechos de las mujeres. En lo que sí que he evolucionado es en que ahora se puede decir que soy pro-sexo. Que no critico el intercambio de sexo por dinero, sino las desigualdades por las que la que cobra es casi siempre una mujer, y en muchos casos inmigrante, sin papeles, y en condiciones en las que está expuesta a violencia y abusos.

        Gracias por la enhorabuena. Me alegro de que haya gente que lee con interés mis historias.

  2. Bartolo 14 junio, 2011 en 8:52 #

    Me temo que bollo no significa eso en ninguna parte, al menos en castellano:

    http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=bollo

    Sin embargo ‘bollera’ sí significa lesbiana:

    http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=bollera

  3. Bartolo 14 junio, 2011 en 8:55 #

    Ay! sí que significa eso, pero dice que en Cuba. No entendía lo de bollera entonces…

    Gran post. 🙂

  4. Cliente X 15 junio, 2011 en 10:23 #

    Bueno, si quieres el tema de la prostitución ya lo dejamos para cuando vuelvas a abrir otra entrada al respecto, ese post que tienes pendiente. Para mí no es sólo “pagar por sexo”, eso es una visión muy reduccionista, pero mejor lo dejo aquí que si no me enrollo mucho.

    A lo que me refería es que uno se siente genial al estar con personas con las que se puede ser uno mismo, sin andar preocupado por mantener las formas, por el qué dirán, que expresan tan abiertamente sus deseos… y que esos deseos coinciden con los tuyos.

    Lo de andar invitando me parece, fíjate, más una cuestión de educación y de sentido común que de interés o “poderío económico”. Aunque nosotros seamos mileuristas, al cambio somos ricos. Pagar unas cervezas o un almuerzo es calderilla en esos países (cuando estuve en Colombia se podía almorzar por 2500 pesos que viene a ser 1 euro), me parece razonable que la mayor parte de los gastos recaigan sobre quien tiene mayor poder adquisitivo… Lo mismo sucede a la inversa, aquí cuando ando con gente que tiene más pasta que yo es a mí a quien invitan.

    Yo allí solía invitar, porque la verdad ¿para qué quieres el dinero si no es para disfrutarlo? Y no tenía la impresión de que se estuviesen aprovechando de mí, en general eran muy comedidos en sus gastos. Menos cuando salía con niñas bien (“gomelas”, pijas aquí), que me salían varias veces más caras que irme de lumis. Éstas siempre iban a gastos pagados, pero todos los demás me devolvían las invitaciones cuando podían: mis novias, mis amistades, hasta las prostitutas.

    Nada más, lo de la “evolución ideológica” no te lo decía como un reproche sino como una felicitación porque a mí me pasó lo mismo. He podido ver tu blog antiguo, lo que escribistes en su día y bueno… está bien que esté enterrado.

  5. Aitor 23 diciembre, 2011 en 20:37 #

    ¿Ves como los micromachismos de un mulato con acento sabrosón son divertidos?

  6. Leo 15 octubre, 2013 en 7:32 #

    Los estereotipos tienen piel. Se alimentan de gente real tanto como esa gente le sienta bien el estereotipo y se lo pone contento. En Cuba abunda el sabrosón a ojos vistas. Claro que el sabrosón de veras es limitado y el resto trata de parecerlo, pero a efecto visual externo es lo mismo. La puta cubana es orgullosa tanto como busca su macho sabrosón que la domine. Los dos se disfrazan de placer, un campo en el que el vacío se disfraza de soltura. Nada raro, nada demasiado interesante, nada que ofrecer. Quizá lo interesante es ver el contexto en que se desarrolla ese mal teatro que no aspira a ser mejor y si a tener mas público. Veamos solo una escena: El sabrosón cubano se mira al espejo. Se viste de Armani, ríe. No ve la ropa, no ve la sonrisa. ¿Qué tiene en mente? Lo mas simple sería responder Nada. Simple pero efectivo. El sabrosón no tiene idea de que hay detrás de la marca con que se viste, detrás de esa sonrisa que tiene que llevar como atributo de vida. Se lo ha inventado todo con un mínimo de saber y otro de fuego en la sobrevivencia. Sabe lo que tiene que saber: cuálquier cosa es mejor que estar parado en este ladrillo. La puta cubana gastó sus kilos en maquillaje está cansada pero repite el gesto de maquillarse para ligar un turista. No es que sepa que hay detrás de eso. Sabe lo que tiene que saber: un poco de dinero. El mundo es lo que hay detrás de un poco de dinero. Ambos se encuentran en una esquina y hablan las palabras que intuyen que están bien. Todas palabras prestadas, pero que sus labios le ponen buen tono, suenan reales. Da la impresión de que estás ante dos personas, pero es una ilusión. El cubano no existe. El cubano es lo que queda detrás de que la vida real( horible y plena siempre en potencia) se fué cuándo alguien decidió armarles la vida: Un grial hecho de dignidad, ningún vino que verter en él.

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  1. June Fernández - 13 junio, 2011

    "¿Alguna vez han hecho que te desmayes de placer?" El sexo en Cuba (desde el punto de vista de una turista feminista) http://bit.ly/lX5UvS

  2. gentedigital - 13 junio, 2011

    'Trágatelo tuti', reflexiones antropológicas de @marikazetari sobre la sexualidad en Cuba http://fb.me/HISlZWuF

  3. El Pedo de Marito - 14 junio, 2011

    Trágatelo tuti – Gente Digital: Trágatelo tutiGente DigitalEn todas sus acepciones: nada de pedir “un culito d… http://bit.ly/kAOFzS c

  4. Perrea y rumbea | Mari Kazetari - 16 junio, 2011

    […] Cuba me ha sentado fatal. Ahora me encanta hasta el Chupi-Chupi. Ya lo canta Gente de Zona: “¿Que al reggaeton le queda poco? Ustedes están mal, ustedes […]

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