True love
7 May
Ahora que el tema del hiyab está hasta en la sopa (me estoy reprimiendo escribir sobre ello para no contribuir a tal sobredimensión de un mero síntoma de desigualdad), me apetece citar sólo uno de los velos de los que nos nubla la razón y nos resta autonomía en Occidente: el amor romántico. Aunque hemos logrado que los medios de comunicación visibilicen la violencia de género, todavía no hemos conseguido que se cuestione el mito de amor romántico como germen de la violencia, o que se critique que a las niñas se las siga enseñando a soñar con su príncipe azul. Ese que las salvará y por el que lo dejarían todo. Pero poco a poco nos quitamos el velo, o lo vamos intentando. Me gusta la teoría de expertas en violencia como Norma Vázquez de que detrás de una mujer asesinada no hay una víctima (en el sentido de pobrecita), sino una rebelde que un buen día dijo «no», «basta», «te dejo», y lo pagó caro.
Hoy han empezado los encuentros de jóvenes feministas de Euskal Herria en Hernani. (Gora gazte feministak!) Mañana, entre otras cosas, hay un debate sobre autodefensa feminista, talleres sobre pantojismo (para parodiar el amor romántico) y poliamor (para reflexionar sobre modelos alternativos de relacionarse). Espero crónicas de quienes participéis. Lo dicho: poco a poco somos más las que intentamos con más o menos éxito quitarnos ese velo. Para celebrarlo, un magnífico corto que disfruté en Momo Dice, y la versión de Pipilotti Rist de Wicked Love. Porque ya sabes que sin ti… soy yo.
Actualización:
Las blogueras feministas estamos cada vez más conectadas. Publico esto y al de cinco minutos me encuentro con que la sexóloga Mónica Quesada ha publicado dos canciones imprescindibles contra el mito del amor romántico.
– Un clásico: Libre te quiero, de Amancio Prada
– Pa’ rumbear: Bellas, de Canteca de Macao
¿Se os ocurren más?
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