Los indignados y el Barça
5 Jun
«¡España!¡España!» Así, a gritos y con alegría, se referían los cubanos (sí, en masculino; las mujeres no nos hablaban por la calle) a nosotras, cuando no nos tomaban por alemanas, francesas o rusas. Ser española (es lo que yo era en La Habana; la identidad se construye en colectivo) tiene muchas ventajas a la hora de romper el hielo: hablamos el mismo idioma, casi todo el mundo tiene algún pariente aquí, la gente joven está enganchada a El Barco y Física o Química (nos preguntaban si los institutos son así) y la gente más mayor a La reina del Sur. Tenemos un montón de referentes culturales en común.
Pero, sobre todo, el tema es que buena parte de la gente con la que nos cruzábamos lo quería saber TODO sobre España porque quieren venirse. Para algunos es una fantasía; para otros un proyecto a corto plazo. Nos preguntaban cuánto vale el alquiler, cuánto la ropa, si se pagan muchos impuestos, en qué situación viven las personas inmigrantes, si vemos oportunidades para vivir de la música, si es mejor ir a Madrid o a las islas… (más…)
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