Plumas y lenguas
20 Feb
Un blog recopila fotos de la infancia de gais y lesbianas para demostrar que nacieron así. Desde que leí esa noticia, no puedo quitármela de la cabeza. Me horroriza sobremanera. Vale, entiendo que en Estados Unidos hay una gran preocupación por los suicidios de adolescentes homosexuales. Entiendo que, en ese contexto, en un momento dado pueda ayudar a lograr mayor aceptación la idea de «el pobrecillo no tiene la culpa de ser como es». Pero eso no quita para que esa idea me parezca profundamente homófoba. Por más que sea una propuesta hecha por gais. Estas son las reflexiones que llevo rumiando desde que leí la noticia:
1- Consideran que la pluma en la infancia es prueba de homosexualidad de toda la vida. Me parece que esto nos lleva a caer en estereotipos. O sea que la gente sin pluma es menos homosexual, ¿no? No sé qué es la pluma ni por qué hay gente homosexual con mucha, gente homosexual con poca, gente que pese a tener pluma es hetero… Me puede generar cierta curiosidad frívola, pero darle más importancia que eso me parece un despropósito. Digo yo que en caso de ponernos a valorar la orientación sexual en la infancia, lo determinante no será el grado de pluma, sino hacia qué sexo muestra mayor atracción la criatura.
2- ¿Pero de verdad cabe valorar la orientación sexual de una criatura? Pues no sé. Yo de pequeña tenía novio porque era lo que tocaba. A partir de los 6 años me inicié en el lesbianismo: dormía con la hija de unos amigos de mi madre y nos dábamos el lote bajo el típico pretexto de imitar lo que hacen en las películas. Me lo pasaba muy bien. A los 8 años, el mariquita de clase se me declaró de una forma conmovedora. (Bueno, me dijo sin más que le gustaba mucho, pero me llegó al alma y me pareció sincero). En fin, creo que lo bueno de las criaturas es que son más libres, y que pese a notar ya que ciertas cosas son tabú, no se dejan limitar demasiado por esa necesidad adulta de etiquetar todo.
3- ¿Se hace o se nace homosexual? Pues digo lo mismo que con la pluma: entiendo que esa cuestión nos despierte curiosidad, pero creo que eso es síntoma de lo poco normalizada que seguimos teniendo la homosexualidad. ¿Por qué nos hacemos esa pregunta y no otras? ¿Nací periodista o me hice? ¿Llevo en los genes ser comunicativa o lo he desarrollado? ¿Me cuesta dar abrazos porque soy fría por naturaleza o por vete tú a saber qué carencias o sobredosis afectivas? Quiero decir, hay mil cosas que nos podemos preguntar de nosotras y del resto de las personas. Pero creo que no suelen despertar tal fijación. Pues habrá gente con talento innato para comunicar, gente que decida mayorcita que quiere dedicarse a hacer periodismo, y gente en la que se mezclen ambas cosas. Y así con todo.
4- Cuando escucho a alguien decir que siempre supo que era homosexual, me pregunto: ¿Seguro que siempre supo que le atraían y enamoraban las personas de su mismo sexo? ¿O más bien supo que no encajaba en el modelo de ser niña o de ser niño que nos meten hasta en la sopa? Pues una vez más, habrá de todo, pero yo me inclino por lo segundo. Más que nada, por lo dicho: porque creo que en la infancia los afectos y las pulsiones sexuales no entienden de etiquetas. Hasta que nos las imponen.
5- Han tachado al ídolo adolescente Justin Bieber de homófobo por decir sobre la homosexualidad que «es la decisión de cada uno hacer eso. No me afecta ni debería afectar a nadie”. Hay gente que dice que de sus palabras se desprende que la orientación sexual «se elige caprichosamente». No sé si Bieber es homófobo o no, ni me interesa demasiado. Pero preguntaría a quienes han desprendido eso de sus palabras: ¿Por qué caprichosamente? ¿Por qué se nos niega la capacidad de decidir en libertad con quién compartimos nuestros cuerpos y nuestro afecto?
6- Yo creo que cuando se defiende que se nace homosexual, como forma de proteger a quienes así lo sienten, se está dando carta blanca para juzgar a quienes eligen en un momento dado o en una etapa de su vida acostarse con gente de su mismo sexo. En el citado blog dicen: «Es nuestra naturaleza, es nuestra verdad». En fin, a mí personalmente son dos términos que me inquietan mucho (como otros esencialismos) y que se llevan mal con las nociones de libertad y diversidad.
Os voy a contar un cuento, que me acabo de sacar de la manga:
Érase una vez una chica (Ainhoa, por ejemplo) que de pequeña jugaba a las barbies y no se le ocurría coger un balón o una pistola ni jarta de grifa. Siempre le han encantado los vestidos: de pequeña los quería rosas y llenos de lazos, y ahora minúsculos y ceñidos. Ha tenido dos novios, a los que ha querido y con los que se lo ha pasado muy bien en la cama. En un periodo de soltería, se le ocurrió que podía estar bien ampliar sus horizontes sexuales y afectivos. Se dio permiso para sentir deseo hacia las mujeres, o para explorar al menos esa posibilidad.
Se reconoció a sí misma que siempre se había fijado en los cuerpos de las mujeres, y que de adolescente solía preguntarse si ese amor que sentía por su amiga era algo más. Un día se besaron haciendo el tonto, y le supo muy rico. Pero, por algún motivo, nunca le dio por salir con chicas. En este momento de su vida le apetecía saber cómo es el contacto con una piel suave, con unos pechos, qué se siente al rozar su vulva contra otra vulva.
Un día conoció a Isabel, y al darle dos besos sintió un cosquilleo. La atracción fue mutua. Y al hacer el amor, comprobó que no sólo le gustaban esas sensaciones nuevas, sino que le gustaba Isabel. Incluso se enamoró de ella. Iniciaron una relación de pareja, que implicó para Ainhoa contar a su familia, a sus amistades y a sus compañeros de trabajo que su pareja es una mujer. Hay gente que se lo tomó bien y gente que no. Ya ha sufrido varios episodios de discriminación. O sea, no sé qué es, ni me importa. Pero vive como una lesbiana. «Está en lesbiana», que diría la antropóloga Mari Luz Esteban.
Moraleja: Si decimos a la gente que hay que aceptar la homosexualidad porque no es algo que se elige, sino que se nace con ello, ¿cómo explicamos ahora esta historia? ¿Cómo evitar que Isabel -lesbiana de pura cepa- despierte condescendencia y que se juzgue a Ainhoa por caprichosa y voluble?
Lo que más me atrae de la teoría queer (hay otras ideas que no comparto) es que reconoce la diversidad de las personas y defiende que cada una construya su identidad como más le plazca. Me gusta la posibilidad de transitar entre géneros, sexualidades, roles. Y me gusta la metáfora que propone Beatriz Preciado:
La sexualidad es muy comparable a las lenguas. Aprender otra sexualidad es como aprender otra lengua. Y todo el mundo puede hablar las que quiera. Sólo hay que aprenderlas, igual que la sexualidad. (…) Hay una sexualidad que constituye tu suelo de adoctrinamiento. Aquella que has aprendido a reconocer como natural. Pero en cuanto aprendes una segunda lengua sabes que hay más, que incluso puedes abandonar la primera lengua que hablaste sin mayor problema. Yo he estado años sin hablar español y lo hago bien, ¿no?
P.D.: Ojo, no soy de las que creen que todo el mundo es bisexual, ni me dedico a animar a la gente a que se ponga a aprender nuevas sexualidades. Defiendo que no hay dos personas iguales, que hay tantas identidades y orientaciones sexuales como seres humanos. Quien no sienta interés en aprender otra lengua, pues vale. Creo que es bueno descartar los prejuicios y tabúes. Si una vez descartados ves que hay un género o sexo que no te pone, pues no te pone. Es como lo del amor: si una vez que sé que no hay un modelo único de pareja, decido que lo que a mí me va es la monogamia, pues estupendo. Digo yo.
P.D. 2: He escrito con mucha seguridad, pero estas reflexiones son una mezcla de convicciones ideológicas no del todo maduradas y de intuiciones. Me interesa mucho, pero que mucho, conocer vuestras opiniones y experiencias.
Pues mira, yo sí que pienso que mucha gente, no toda, que se considera hetero es bisexual, lo que pasa es que ha decidido, voluntariamente, que no le interesa entrar en el mundo o las relaciones homosexuales no por ellas en sí mismas, sino por otra serie de razones, entre ellas, que le va muy bien siendo hetero. Y me parece perfecto.
Y adelanto respuestas: no, mi argumento no tiene base ciéntífica, aunque sí es algo empírica.
Me he planteado en infinidad de ocasiones si yo nací lesbiana o simplemente, me formé como tal. Lo he pensado mil veces y, aunque no lo tengo claro, creo que nací así. Tuve novios por no ser la rarita, lo pensaba tal cual «Venga, pues voy a decir que me gusta Mikel», aunque tampoco me gustaba ninguna niña, ¡ni me lo planteaba! Cuando conocí a la que fue mi primera novia… buf, no quiero ni recordar lo mal que lo pasé y cuando los amigos de toda la vida te dan la espalda…
A mi me gustan las mujeres, sólo las mujeres y no me planteo la posibilidad de ampliar mis horizontes sexuales y acostarme con un hombre porque no me gustan. No me ponen. Entiendo que haya gente que se enamore de una mujer sin ser lesbiana y no es menos bollera que yo por eso pero creo que, como todo, hay gente que nace siendo gay/lesbiana y otros que experimentan y les gusta, que experimentan y les repugna…
Yo nací sin que me gustaran los kiwis y los hombres 😉 No lo he elegido y aunque la vida me ha obligado a probar las dos cosas… cada intento me ha reafirmado.
No sé, no sé. Ahora ya estoy dudando… seguiré pensandolo.
Me da la impresión de que los creadores de ese blog tienen un poco de cacao entre rol de género y orientación sexual, porque el hecho de ser masculina o femenino no tiene porqué tener nada que ver con quién te seduce como compañía para la cama (aunque probablemente la gente a tu alrededor no piense lo mismo, y el fantasma de la homosexualidad te sobrevuele toda tu infancia…)
Creo que esta posición esencialista ha sido últil para el movimiento homosexual porque permitió pasar a las personas que disfrutaban con esas prácticas de delincuentes a pobres enfermos sin capacidad de decisión, lo que supuso la posibilidad de dejar de sufrir una regulaciòn de su deseo por los jueces, para caer en manos de los médicos (algo menos agresivos), y que la opinión pública sobre la homosexualidad se suavizara.
Pero, a mi entender, somos un continuo biopsicosocial, por lo que la orientación posiblemente se construya en una interacción, mediada siempre por las interpretaciones que se han hecho de la biología en la época en la que nos toque vivir (Tengamos en cuenta que hasta el s. XIX existían prácticas homosexuales, pero no personas homosexuales).
Por supuesto, sí que creo que si uno lo desea, no tiene porqué cerrarse la puerta a experimentar sexualidades diversas por pensar que su orientación sexual está escrita en sus genes. Aunque en realidad, creo que la cuestión no es de dónde viene el deseo homosexual o si es inevitable, sino que todos tengamos oportunidad de expresar nuestros deseos diversos sin sufrir ningún castigo social por ello.
En el cuento que narras, tú misma dices de Ainhoa «Se reconoció a sí misma que SIEMPRE se había fijado en los cuerpos de las mujeres, y que de adolescente solía preguntarse si ese amor que sentía por su amiga era algo más». Es decir, ella también era lesbiana «desde siempre» en sus emociones y atracciones. Otra cosa es que no viviera como tal hasta el momento de la relación con Isabel.
Muchas veces, las personas homosexuales somos los primeros homófobos con nosotros mismos. Y cada uno con sus miedos asume su esencia cuando «puede» o «le da la gana». Ahora desde la perspectiva de mis casi 30 años veo que siempre lo fui. Siempre me fijé en chicas y a cada edad, a mi manera, las amé. Otra cosa es que hasta los 20 años no me asumiera como tal por mis miedos personales, por mi carencia de referentes o no encontrar «iguales» para no sentirme un bicho raro.
¿nace, se hace? pst…. hetero? nace? se hace? TE hacen?
Lo que está claro que las/los que experimentan a una edad más madura, digamos, normalmente han tenido antes alguna connotación de atracción hacia eso, pero ha sido autofrustrado (no sé si existe esta palabra). Incluso hay muchxs que lo prueban, pueden estar hasta un año disfrutándolo para luego decir que no son homosexuales, que sólo les gustabas tú, pero que son incapaces de llevar una vida como tal. Esta gente que «experimenta» con su sexualidad y los sentimientos de las personas que tienen enfrente para luego echarse patrás, ¿qué son? ¿gente abierta de mente o cobardes que jugarán a acostarse con personas de su mismo sexo pero que serán incapaces de comprometerse y siempre acabarán en largas relaciones con gente del sexo contrario? Gente que no puede asumir ante la sociedad y que, está determinada por su contexto. Probablemente si estuvieran en un contexto social de total normalidad, actuarían de manera distinta. No lo sé.
Una amiga mía lleva toda la vida diciendo que es bisexual, y hoy, a sus 29 añazos todavía no se ha liado/enamorado de ninguna tia. ¿moda? ¿es super guay?
Es un tema interesante a la vez que banal porque existen todo tipo de casos que te pueden apuntar todas las hipótesis. Como pasa con los heteros. Es decir, que dudo que puedas llegar sostener firmentemente algo durante mucho tiempo. Enseguida saldrá algo que te lo contradirá.
Perdona si está un poco lioso el escrito, llevó un resacón… :S
un beso
June, me ha encantado este post..
Sobretodo porque me siento super reconicida en la historia que has contado.. El de enrrollarse con una amiga de pequeña.. (imitando a los adultos..) Me ha encantado como los has plasmado y los aspectos que has pouesto sobre la mesa.. son aspectos que me rondan en la cabeza..
Oso politta!
Cada una/o que haga lo que quiera.. que disfrute, que ame, que se acueste con quien quiera.
Un abrazo para todas/os!
Gracias a todas, guapisísimas. Vamos allá:
– Magapola y Andrea: No sé, yo ni afirmaría categóricamente que todo el mundo somos bisexuales (tal vez sí que afirmaría que todo el mundo tenemos la capacidad de excitarnos con personas de ambos sexos, por ejemplo), ni afirmaría categóricamente que he nacido como soy (para empezar, porque no sé cómo soy; pero sobre todo porque me cuesta mucho entender que algo como los deseos se inscriba en los genes). En fin, seguiremos dándole vueltas.
– M en Conflicto: Gracias, guapa. Super interesante el repaso histórico que haces. Y de acuerdo en la conclusión de expresar y respetar deseos diversos.
– Itxaso: Casi todas mis amigas heteros (bueno, en realidad son heteroconfusas) reconocen haber sentido atracción sexual por las mujeres y reconocen recrearse en el cuerpo femenino. La frase que eliges sobre Ainhoa es autobiográfica: siempre me han encantado los cuerpos de las mujeres. Es que son alucinantes. Me encantan los pechos. Me encantan las curvas. ¿Eso me convierte en lesbiana de toda la vida que se resiste a reconocerlo? Déjame que lo dude. También me han atraido siempre los chicos, de otra manera. ¿Eso me convierte en bisexual de toda la vida?
Me pasé toda la adolescencia preguntándome estas cosas hasta que me di cuenta de que es una chorrada. Creo que mis deseos múltiples no se pueden reducir a ninguna etiqueta. Sinceramente, y no es por ir de diferente ni de inclasificable, pero a todas luces no se puede decir que yo sea ni heterosexual, ni bisexual, ni lesbiana, sin estar simplificando y reduciendo un montón todo lo que siento, lo que vivo, lo que deseo.
Entiendo que como lesbiana desconcierten e irriten estas chicas que seducen con una, con la que surjen cosas y tal, y que luego no den el paso. Una putada. Pero vaya, no he vivido esa situación ni he sido testigo de ella, así que no la puedo valorar. Respecto a lo de la bisexualidad sin enrollarse con tías, pues habrá de todo: gente que lo haga por ir de guay y gente que realmente lo viva así pero que realmente, por vicisitudes de la vida, no ha tenido ninguna historia lésbica. Como dices, interesante pero a la vez banal.
Eskerrik asko, Bollicao. Pues sí, son estupendos los magreos de la infancia.
Besos a todas.
Por cierto, ¿¿¿¿dónde están los hombres????
Es cierto que muchas chicas heteros no tienen problemas en reconocer que se sienten atraídas por otra mujer, y muchas fantasean con acostarse con una.
En el caso de muchos hombres, el sentirse atraídos por uno no sólo es un tabú, es EL TABÚ. Recuerdo una temporada de mi vida en la que estuve bastante perdido, y al referirme a ella digo que me cuestioné mi vida de arriba abajo, todo salvo mi orientación sexual. Mi heterosexualidad está tan asociada a mi identidad que tal vez no me permito dudar de ella porque sería como tocar un botón de autodestrucción.
¿Quiere decir eso que mi deseo sexual por los hombres está reprimido? Creo que no lo sabré nunca, pero tiendo a pensar que por ahí van los tiros.
Efectivamente, el principal ingrediente del modelo de masculinidad imperante es la heterosexualidad. Eso es ante todo lo que define al hombre.
¿Has comprado alguna vez la GQ? Yo la compré para usarla en un curso que imparto sobre mujeres y hombres en los medios, junto con la Cosmopolitan. Las portadas de ambas no diferían mucho: estaban protagonizadas por dos rubias despampanantes, voluptuosas y ardientes, Scarlett Johanson y Elsa Pataky, respectivamente. La de GQ era más caliente. Pero eso me parece muy significativo: pese a que el contenido de la GQ estuviera pensado para tíos metrosexuales o gays (mucha moda, muchas tendencias…), en la portada no puede faltar la tía buena, porque eso es la masculiniad. En cambio, en las portadas de las revistas femeninas tampoco falta la tía buena, a la que hemos de admirar y querer parecernos a ella. Desde ese punto de partida, creo que lo tenemos más fácil para reconocer deseos lésbicos.
Además, la fantasía lésbica es una de las preferidas de los tíos, y a nosotras se nos enseña a satisfacer. ¿Quién no ha hablado de fantasías lésbicas o se ha morreado con una tía para poner cachondo a un hombre (o a varios)? En las pelis porno heteros (androcéntricas por definición) abundan las escenas lésbicas, pero actúan para gusto de la mirada masculina. En cambio, si coinciden dos tíos en un trío, nunca se tocarán ni se besarán. (Por favor, si conocéis alguna excepción, pasadme la referencia de la peli).
Creo que el hecho de que reconozcas que la heterosexualidad está muy ligada a tu identidad, es un gran paso. Lo malo de los tabús con la homofobia es que a menudo no afectan sólo al hecho de no plantearte acostarte con hombres o enamorarte de ellos (lo cuál no me parece muy grave) sino a otras cosas como la amistad entre hombres, el marcaje que se da entre hombres con el fantasma de la homofobia, las escasas posibilidades de demostrar afecto a un hombre con palabras bonitas o un abrazo sentido, el tabú del sexo anal (debido al mito de la impenetrabilidad masculina)… Como ves, me encanta este tema, jejeje.
Aclaración: cuando digo que «es un gran paso», no digo que deba haber más pasos.
Todo esto me recuerda a conversaciones con mis amigos del estilo de ¿preferirías tirarte a una vieja de 80 años que llevara 6 meses sin lavarse o chupársela a George Clooney?. Y todos al unísono: ¡la vieja, la vieja!
Sabía yo que se me iba a leer mal, June, porque nadie ha dicho, y menos yo, que todos seamos bisexuales, sino que «mucha gente», «no toda», etc. Es que hay una gran diferencia a la hora de luego entender el mensaje, porque sí que pienso que hay homos y heteros que no se sienten ni se sentirán atraídos por el otro sexo.
Lo que causa confusión a la hora de saber si eres bisexual es que pensamos que nos tiene que atraer por igual ambos sexos. Pues no, puede que te atraigan más los hombre que las mujeres, o viceversa, y es posible que esa atracción cambie a lo largo de tu vida porque en ello pueden influir muchas cuestiones, entre ellas la educación, los estímulos, las propias experiencias, la vergüenza, el deseo en sí, etc.
A vuela pluma y hablando de lenguas, ¿la suya es bífida, June?
🙂
Ha sido entretenido llegar hasta aquí.
Escéptico: No es por ser mala, pero seguro que varios luego soñaban (ya sea despiertos o dormidos) con chupársela a Clooney
Magapola: Perdona por haber simplificado sin querer tu idea. Vale que la gente está confundida al pensar que ser bisexual es que «te dé igual carne que pescado» (qué horrible me parece esa expresión), pero aún así me parece complicado saber dónde establecer el límite entre cada etiqueta. En todo caso, muy de acuerdo con el apunte de no ligarlo a la identidad de por vida, sino que puede ir cambiando por etapas vitales, etc.
Io: ¿Lengua bífida? Bueno, ya sabes eso de «somos malas, podemos ser peores». Muerdo a veces pero no enveneno (creo). Espero que vuelvas a pasarte por aquí
Primero. Con lengua no se muerde, salvo que se escupa un bloque de cemento ante alguien para hacer barrera infranqueable, luego usted muerda dulcemente a placer o lenguetee cuanto quiera.
Segundo. En mi caso, es común sospechar mi posible homosexualidad por no tener pareja en años. Otro juego de roles y clichés. Sexualidad? curioso pero ante los hombres no me atraen, no hay color, comparado con las mujeres y su atractivo, su erotismo. Que se le va a hacer, es lo que hay. Siendo un tipo muy cerebral, meditabundo e introvertido, a la par que sociable, creo que tengo admitidos mis gustos y mis limitaciones propias de una forma de ser. No lo se si se nace o se hace, no me preocupa ninguna de las dos opciones, salvo que se considere que no se puede ser (por nacimiento o por conciencia y gustos sexuales) como se quiera. Dado que no hay ciencia pura ni discurso doctrinal que descalifique, cada uno tendrá su criterio. Lo que no admito es que se digan dos cosas: que si no has probado no puedes decir si eres hetero o bi, pues no todo hay que probar y las opiniones son totalmente respetables, sin caer en provocaciones o faltas de consideración a lo que se piensa y considera cada cual, y por otra parte, que si surje a edad madura una relación con alguna persona del mismo género, era un cobarde o escondido del armario.
Habrá casos para todos los gustos, y también quien confiesa que no se había sentido atraido por un chico o una chica hasta que conocío a X, y X le atrae, a veces sexualmente y otras en todos los sentidos, llegando a enamorarse.
Pd.- Muchos soñarían, pero no con chupársela a Clooney, sino con ir con él de la mano, siendo deseados por hombres y/o mujeres. Ese objeto de deseo compartido puede ser, pero dudo que tanto atraiga poder chupársela. No lo se, opino y digo yo..
Muy de acuerdo con esas dos ideas que no admites. Y lo de chupársela era la broma fácil. Pero vaya, por otro lado, a menudo lo que más nos prohibimos desear es lo que más deseamos, ¿no? Estoy convencida de que más de un homófobo fantasea con chupársela a un hombre.
Creo que entender la homosexualidad como algo dado no como algo que se elige, más allá de que sea cierto en la mayor parte de los casos o no (supongo que habrá algún estudio al respecto), ha tenido otras consecuencias positivas que no se pueden obviar. En primer lugar, como señalas, ayuda a su aceptación por parte de la sociedad. Habrá quienes entiendan esta aceptación como resignación, pero también para mucha gente, entender que existen diferencias no solo de voluntad y de decisión como subrayas (que no las niego), sino en la esencia de cada uno, ha sido fundamental para aprender a respetar dichas diferencias.
Pero no solo eso. Entender que la homosexualidad es algo no elegido, algo que forma parte de lo más profundo de uno mismo, tiene además otra consecuencia más importante: ayuda en la difícil tarea de aceptarse a uno mismo tal y como es, sin juzgarse.
No sé, Pepita Grilla. Es que me cuesta un montón entender qué es eso de la esencia de cada uno. ¿Está en mi esencia ser comunicadora? ¿Y feminista? ¿Y melómana y fascinada con la música? ¿Y romántica incurable? No sé. Me cuesta entender que un bebé nazca con su orientación sexual y amorosa definida, como cualquier otra cosa. ¿Que sea más fácil aceptarse pensando que soy así y no lo he elegido? Vale, pero tenemos que trabajar para que a largo plazo no haya que aceptarse como homosexual, de la misma forma que nadie tiene que vivir el proceso de aceptarse como heterosexual.
No creo que en tu esencia esté ser comunicadora, ni feminista, ni melómana, ni romántica incurable, pero sí algunas predisposiciones que en interacción con el ambiente en el que has vivido te han ayudado a desarrollarte como comunicadora, feminista, megalómana y romántica. Por ejemplo, quizá no esté en mi esencia sufrir fobia a los ascensores, pero sí puede que lo esté una mayor tendencia a sufrir ansiedad ante determinadas situaciones.
Creo, aun a riesgo de equivocarme, que la orientación sexual, aunque puede ser influida por el ambiente, tiene mucho que ver con nuestras predisposiciones.
Y no se trata de si es más fácil aceptarme pensando que nací así, es que, sencillamente, muchas personas lo sienten así.
Muy buenooo!!!!!!!!