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Dos ancianos sin estudios que anticiparon la crisis antes que nuestros políticos

A veces basta con escuchar a nuestros mayores. En este fragmento de apenas cinco minutos de un documental que jamás vio la luz, dos abuelos de Soria hablaban en 2007 de las duras condiciones de vida del pasado, de los privilegios contemporáneos y de la debacle que anticipaban para un futuro inminente, esa que estamos padeciendo -casi- todos desde hace unos años cuando llamó a nuestra puerta, mostrándose desde entonces entusiasmada con nuestra hospitalidad.

Vale la pena… [Vía ShowU]

Porque te lo mereces

Este es un post terapéutico. Dos vídeos -spots para ser concretos- que nos hacen sonreír y, por qué no decirlo, seguir teniendo la convicción de que hay mucha gente ahí fuera que vale la pena, aunque no sea noticia. [vía marketingdirecto.com] >

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“Bikers” de Carlsberg (Bélgica), por la agencia Duval Guillaume Modem.

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“Camaritas” de Coca-Cola (Argentina), por Wunderman Buenos Aires / Bonavena.

Un homenaje al trabajo más difícil del mundo

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Un homenaje para el que es sin duda el trabajo más duro que existe y, a la vez, el mejor: ejercer de madre. Así lo ha querido reconocer el grupo P&G elaborando este spot que pretende rendir un ‘homenaje emotivo y sincero a todas las madres del mundo’.

Para ello han aprovechado que estamos en año olímpico, utilizando aquellos éxitos de los deportistas que se encuentran en un horizonte muy próximo, para correr las cortinas del día a día y dejar que traspase el esfuerzo y la dedicación de unas madres -y padres, diría yo- que enocontrarán su recompensa en los os rostros de sus hijos durante la próxima cita olímpica. [Vía lasblogenpunto]

Buscando a Kony

Esta campaña es real, no se trata de publicidad comercial. KONY 2012 es el nombre de una vídeo campaña impulsada por Invisible Children con el objetivo de hacer famoso -visible- al que se han atrevido a catalogar como el peor criminal de guerra de nuestros días: Joseph Kony. Se le hace responsable del secuestro de miles de niños ugandeses a los que separa por sexos, colocando en las manos de los varones un arma con la que entrar en combate mientras las niñas son obligadas a formar parte del mayor ejército de prostitutas infantiles del mundo.

Hasta la fecha nadie ha conseguido poner rostro a Kony. Jason Russell, impulsor de la iniciativa y director de la cinta, quiere acabar con ese anonimato y para ello pide la colaboración de todo el mundo hiperconectado. Reclama la ayuda de los cientos de millones de internautas que en todo el mundo publican contenido en sus perfiles sociales, para que difundan esta campaña que ayude a poner cerco al genocida más buscado del momento.

En tres días el vídeo ha sido visualizado más de 55 millones de veces. No tienes excusa. Resérvate 30 minutos de tu tiempo para verlo y compartirlo. Vale la pena por un par de clics…

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Cuando fuimos los mejores…

Escribo esta entrada para purgarme las entrañas. Porque, al igual que tú, estoy hasta las pelotas de abordar cada día con la cara alta y sin perder la compostura. Porque hace días que ando descolocado, inconexo con mi entorno, incapaz de mantenerle la mirada a cada jornada. Porque estoy hasta el cipote de compartir cortijo con un ejército de indeseables, mentirosos compulsivos e hijos del mismísimo Satanás que escabullen el bulto al más mínimo contrapié. Ese coro de chupanabos que por un apretón de manos en tiempos de cosecha son capaces de venderte a su pariente más querido, ni siquiera por dos duros. Porque intento alejarme de las noticias pero vienen a ti como serpientes al acecho en la árida llanura. En el puto desierto. Como cuando pagas tu café en el bar y sobre la barra el titular de la portada de un diario te revuelve las tripas: «Los directivos de las Cajas rescatadas ganaron casi 80 millones de euros en 2011«.

Pero no me malinterpretes, yo no soy el protagonista de estas líneas. Lo cierto es que el detonante de todo ha ocurrido en mi entorno más próximo. Se trata de una historia que no le importa una mierda a nadie. La leyenda de un grupo de profesionales imponentes, formados académicamente para atender a los demás, y en especial a los más desplazados. Son unos machos y hembras que, desde hace más de 10 años, se dejan la piel -y en ocasiones también algunos rescoldos de su alma-, en escuchar las miserias que han acompañado desde la cuna la vida de la mayoría de esos tipos, des eso que todos conocemos y nadie quiere ver. Tratando de recomponer las alas a esos palomos que en la mayoría de ocasiones han padecido auténticos infiernos en vida, un día tras otro. No hay que haber estudiado en La Sorbona para deducir que el porcentaje de reinserción es bajo, pero no os equivoquéis, porque la recompensa es incalculable. Vosotros no les habéis oído contar cómo se encontraron con un «ex usuario» que hace dos años que está limpio, que ahora se gana lo que come -hasta lo acaban de ascender- y que tiene un par de herederos que le sirven de acicate cada día para levantar el culo del catre. Es la emoción del curro bien hecho, repito, el puto trabajo bien hecho, señoras y caballeros, con la pasión y el arrojo -a pares de ovarios y cojones por igual- de los que se saben poner en el pellejo del más débil, del indefenso. Porque como decía la mujer del capitán del puerto de Livorno, dónde naufragó el Costa Concordia, «lo preocupante es que gente como mi marido, personas que simplemente hacen su trabajo todos los días en este país se conviertan en ídolos o héroes».

Pues a esta Patrulla X le acaban de dar una estocada agónica. Les han retirado el 75% de su partida que procede de la subvención pública y les han dejado en el alambre, solos, mientras desde cada uno de los costados se afanan por sacudirles el cable. Porque hubiera sido muy razonable que les hubieran recortado, por ejemplo, a razón del 50%. Porque todos, tú y yo sin ir más lejos, nos estamos teniendo que atar los machos a diario con los cordones de las botas para pateamos este rancho colonizado por rastrojos. Quizá el concepto que no capto sea que para acordarse de los marginados ya está la ruleta de la vida que nos coloca a cada uno en su sitio, como debe ser. De la filosofía de tonto el último, y tal. Vamos, de una altura de miras propia de mentes presapiens, alejados de la vida real, de las putas miserias que nos rodean y ante las que a fuerza de empujar nos hacemos de hierro. Porque precisamente la vida no hace distinciones y en ocasiones, sin saber cómo, te cambia de barrio y pasas del adosado con piscina al banco del parque, solo. En esos casos ahí están ellos, terapeutas del asfalto, para ofrecerte la segunda oportunidad que la vida te estaba negando. Por lo menos hasta ahora.

Esta entrada es netamente apolítica. No habla de programas electorales ni de discursos morales. Si has llegado hasta aquí y te has llevado esa impresión, ya puedes marcharte por donde has entrado porque no has captado una puta letra, figura. Porque te declaro persona non grata y cómplice de las necedades de los tuyos, ya sean griegos o romanos, a los que defiendes a capa y espada por un puñado de dólares. Por eso maldigo a los políticos de antes y a los de ahora, sin gama de colores ni escalas de grises. A los que permitieron que se produjeran las fugas de agua y a los capitanes que saltaron por la borda, mientras redactaban su coartada. A todos los que se den por aludidos que pudiendo tender la mano y pasarla por el hombro de esas personas en las malas, sólo lo han hecho cuando enfocaban los teleobjetivos. Que la mierda os acompañe, de la manita a poder ser. Porque ni tenéis cabida en esta aldea ni estáis en la lista de espera. Si os llamara escoria os estaría piropeando porque sois de los que no creéis en las segundas oportunidades. Me repugnáis.

¿Sabes la paradoja del asunto? Que quizá, y no se lo deseo a nadie, los caprichos de la vida hagan que alguno de esos lumbreras padezca en sus propias carnes la desgracia del desheredado. Esa que culmina con un familiar -un hijo quizá- que se sale del camino marcado adentrándose en las tinieblas. Que después de someterse a los últimos tratamientos, de fugarse una y otra vez de los mejores centros de desintoxicación, se encuentre perdido sin esperanza. Y que entonces, quien sabe, alguien le comente: «Una vez escuché la leyenda de un grupo de superhéroes de barrio, espadachines de la palabra que resucitaban muertos y devolvían a la vida a los más desahuciados de la jungla, aquellos que o nunca tuvieron oportunidades o perdieron las suyas por la senda más oscura». Pero ya será tarde.

Este es mi homenaje a la pandilla taleguera: el caballero andante de La Mancha, la superwoman, la dama de hierro, el hada madrina de todos, y la mía también… Debo confesaros una cosa: os admiro y respeto como a pocas personas. Va por ustedes…

You’ll never walk alone

Cuando camines a través de la tormenta,
Mantén la cabeza alta,
Y no temas por la oscuridad;
Al final de la tormenta encontrarás la luz del sol
Y la dulce y plateada canción de una alondra.

Sigue a través del viento,
Sigue a través de la lluvia,
Aunque tus sueños se rompan en pedazos.

Camina, camina, con esperanza en tu corazón,
Y nunca caminarás solo,
Nunca caminarás solo.
Camina, camina, con esperanza en tu corazón,
Y nunca caminarás solo,
Nunca caminarás solo.

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La globalización de la pobreza, el negocio de unos pocos

Imagino que tú te levantas cada mañana para ganarle la batalla al día. El objetivo es discreto: llenar el plato de alpiste -a media altura nos vale- y sobrevivir dignamente. Para algunos, muchos me temo, eso supone un auténtico desafío en cada jornada. Y, entre otras causas, ¿sabes por qué?. Pues por cosas como las que explica Josef Ajram en el siguiente vídeo, en una clase práctica de cómo cualquiera puede comprar bonos desde casa con dos golpes de ratón, apostando en contra de nuestras economías. De esta forma consiguen dos cosas: primero, crédito bancario que a ti y a mi nos niega cualquier banco y además en condiciones inmejorables; segundo, hundirnos cada día unos milímetros más en el barro. Y mientras tanto, ahí tienes a nuestros políticos contemplándolo todo desde el palco como meros espectadores, haciendo gala de una censurable inacción -punible, diría yo-, de forma insultante y sin escrúpulos…

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El periodismo cambia con la nueva forma de comunicarnos

Cuando hablas con tu gente de manera informal y comentas la obviedad de que el acceso masivo a las nuevas tecnologías de la información está cambiando nuestra manera de comunicarnos, la cosa se tuerce en muchas ocasiones. No es mi intención abanderar nada más allá de los hábitos que me gusta llevar en mi propia vida, ni siquiera defender una parte del trabajo que hago para ganarme la vida. Lo único que pretendo es compartir con los que me rodean que la cosa está cambiando, que todos podemos tener nuestro minuto de gloria en los nuevos medios, sin intermediarios, sin esperar que alguien desde el otro lado decida no ocultar tu opinión en un cajón. Y no estoy apostando por ningún medio en concreto, ni por ésta o aquella red social y hasta incluso puedo coincidir en que algunas de ellas, ahora tan populares, no dejarán de ser un fenómeno efímero a corto/medio plazo [MySpace se ha vendido por 24 millones de euros cuando se compró por 437]. Sin embargo, las empresas quieren acercarse al cliente para definir mejor su producto y para ello están poniendo cada vez más sus ojos en las redes sociales [el 30% de los ingresos de WPP, una de las principales multinacionales de publicidad y RRPP del mundo, proviene de las redes sociales].

Por eso lo mejor en estos casos es que hablen los demás y uno se mantenga al margen. Para empezar a captar el mensaje conviene comprobar lo que está sucediendo y le espera al mundo del periodismo de aquí en adelante. Y la mejor manera de hacerlo es con la lectura de algunos de las reflexiones que aparecen en «El País del futuro» incluido en el especial que ha elaborado ElPaís.com para celebrar el 35 aniversario del periódico:

Nace el ‘Homo Digital’ | Las redes sociales han entrado en el bolsillo gracias a los móviles con Internet y han cambiado nuestra relación con el entorno y con nosotros mismos

Informar contigo | Los blogs, narraciones en vivo, comentarios y contenidos producidos por lectores cambian el trabajo de los periodistas

La prensa hace catarsis rumbo al futuro | Los medios se reinventan a marchas forzadas entre un viejo modelo industrial que se resquebraja y las nuevas posibilidades que la tecnología ofrece al periodismo

Y como reflexión final, un post muy recomendable de la periodista, consultora de comunicación y docente Cristina Aced, titulado «Periodistas, ¡no pongamos barreras a nuestro futuro!» del que me quedo con este estracto:

[…] Hoy en día todavía se habla de los departamentos de comunicación como “el lado oscuro” del periodismo, pero me sorprende que otras nuevas ocupaciones también vengan a sumarse a este periodismo que algunos consideran de segunda. Y me estoy refiriendo a los medios sociales.

Hace unos días leía en un artículo de El País que la mitad de los community managers (CM) tienen formación en comunicación o marketing […] Pensé que era una buena noticia para los estudiantes de periodismo, pero creo que muchos no lo ven así.

Sira Coll, community manager de varios sellos de Planeta, explica en este artículo que el CM “es la evolución de jefes de prensa y relaciones públicas, que gestionan los medios dentro y fuera de la Red y las redes sociales”. Y concreta que ella tiene “las mismas responsabilidades que antes de Facebook más la gestión de la reputación en Internet de los sellos”.

 

Cuando el fútbol es lo de menos

He decidido profanar este bendito blog (recordemos que me soporta a diario y eso implica una prima automática de cielo ganado) y hablar de fútbol aunque sea por una vez. Pasar por alto que los cuatro partidos entre las dos medias Hispanias -así no ofendemos a nadie- están consiguiendo lo que no ha logrado la crisis (movilizar a todo un país para defender una causa, ya sea blanca o azulgrana) merece nuestra atención, en el grado que cada uno encuentre oportuno y desde la perspectiva más o menos favorable que decida cada cuál, Mou me libre.

Si bien la primera entrega de la saga más prolífica después de Millenium no fue memorable -salvo para para el responsable del abono del Bernabéu-, sí que en el caso del segundo fascículo el espectáculo exhibido y sus consecuencias han sido contundentes. Gracias a los responsables -y amigos- del blog Zona Mixta que me ceden sus bites de tanto en tanto, me he arrancado por soleares para ofrecer mi visión del asunto, ni mucho menos la correcta. Ellos, como buenos periodistas deportivos, saben que si no fuera por la desgravación fiscal que se asocia a este gesto solidario, no me permitirían tal exceso. Será cuestión de dejarse de rodeos, hincar los tacos y colocarme las espinilleras para prevenir vuestras represalias. Empieza así:

 

El Hachazo | Daños colaterales

Por Héctor Romero

Empezaré por el principio. José Mourinho no me gusta. En concreto, lo que me desagrada especialmente es todo lo que tiene que ver con su puesta en escena lejos de la espesa hierba, retratada en esa cruzada caza-fantasmas fruto de la obsesión por colocar el foco mediático en la dirección que marque su índice, y no al revés. Un intento por encajar en la historia del Real Madrid algunas de sus actitudes requeriría de la intervención de dinamiteros ejerciendo un preciso trabajo de voladura, reduciendo a escoria valores que hasta la fecha han llevado el copyright blanco. Tal vez sea la ausencia de un currículum de primer nivel como futbolista, o tal vez no, el detonante de su goma dos verbal como el único modo de lograr posicionar su discurso a la altura del de sus colegas, que en muchos de los casos cuentan sus carreras calzando botas de tacos a base de entorchados… [SIGUE AQUÍ]

 

Utiliza Twitter para comunicar la orden de ejecución de un preso

Me considero un inmigrante digital apasionado de las nuevas tecnologías al que le fascina la capacidad de inmediatez de las nuevos canales de comunicación -blogs, redes sociales etc.-. Sin embargo eso no implica que esté de acuerdo con el todo vale y aplauda la barra libre con la que algunos descerebrados se dedican a utilizar esas herramientas.
Al loro. El último ejemplo lo tenemos en el caso de la última ejecución de un preso en EE.UU, Ronnie Lee Gardner. El fiscal general del Utah Mark Shurtleff no tiene otra brillante idea que comunicar al mundo vía Twitter que acaba de dar «el visto bueno al director de prisiones para que ejecuten» al reo. No contento con pasarse por el forro de la entrepierna la más mínima muestra de comportamiento ético y moral, en lo que hubiera tenido que ser un acto circunscrito exclusivamente a la más estricta intimidad de la familia del sentenciado a muerte, se arranca por soleares a lo pastor evangelista y suelta: «… Que Dios conceda la misericordia que él le negó a sus víctimas». Y después del eructo verbal se quedó tan pancho el gachón. ¿Nos hemos vuelto locos o qué?.

Para los más incrédulos ahí va la muestra del esperpento:

 
 
 

Demasiado humo para tan pocas señales

Hace tiempo que pretendía lanzarme sobre el teclado y no lograba juntar tiempo y argumentos en la misma coctelera. Pero lo cierto es que últimamente los asuntos no son precisamente escasos. Cuando a primera hora de la mañana de un día cualquiera -lo mismo da, son los mismos perros con distintos collares- te armas de valor y alcanzas el primer periódico libre de marca sobre la barra del bar, mientras contraes tus gónadas masculinas -suponiendo frívolamente que eso te sea físicamente posible- estás desafiando la supervivencia de tu equilibrio vital para el resto de la jornada. Me explico. Toparme de morros, por ejemplo, con la noticia de que los griegos pagarán los excesos de sus gobernantes y cómplices a base de reducir sus salarios, en el caso de que tengan, sus pensiones de jubilación, sus subsidios por desempleo o sus becas para estudios, me pone de una mala baba que me haría el haraquiri con la pajita del zumo.

En ese preciso instante recuerdas que no debes demorar más tu afiliación al Partido Pirata sueco, del que espero que cuente con un ala al puro estilo bucanero del siglo XVII para la que asaltar y atracar sean  puntos reflejados en su programa electoral, y así evitamos sorpresas posteriores. Sí, lo sé, entre nosotros conviven demasiados barbarrojas de lo público e incapaces crónicos, pero por lo menos los suecos se pasean con el parche en el ojo sin ocultar la naturaleza de su jeta. Si además defienden los derechos fundamentales en Internet, que no dentro de muchas erupciones volcánicas será lo único que me importe, miel sobre hojuelas. No hay nada que me retuerza más las tripas en esta vida que me estén dando la mano con la derecha mientras me roban al mismo tiempo la cartera con la izquierda. Soy incapaz de desenvolverme con semejante habilidad con la zurda. ¡Que impotencia, rediós!

La cosa está que arde, y si no basta echar la vista a Islandia. El drama de los parados se extiende como una plaga de tuberculosis en el Imperio Napoleónico. Nadie hace nada, nada se espera de nadie y en nada deberían convertirse los que que no pensaron en nadie cuando nos llevaron a la nada -o algo así-. Y ante tal despropósito no se conoce movilización alguna, remunerada o no, ni de los agraviados ni de sus representantes. Eso sí, hay reventa para adquirir las primeras localidades improvisadas en la recepción del hospital en el que acaba de ser intervenido El Rey. Hay oferta de tres por dos en guantazos a palma abierta para adelantar posiciones en el besamanos improvisado a la familia real. Idéntico resultado el cosechado entre los políticos de guardia para posados robaportadas. Hay casi más tráfico de cargos públicos en los pasillos de la clínica que en los juzgados de Palma.

Y después de intentar digerir todo este despelote de lo que llamamos actualidad no quedan más cataplines que seguir nadando hasta la orilla de cada jornada, y sentirme un privilegiado al poner el pie en tierra firme cada mañana porque puedo desempeñar un trabajo por el que me pagan. Es de obligado  cumplimiento el sentirme abiertamente agradecido por poder compartir mi vida con los míos, repartiendo lo bueno en pedazos y desgajando lo malo entre todos. En esas estamos. Porque lo demás no existe y no se barruntan señales de humo en el horizonte que apunten a lo contrario.

Equivocarse no es opcional

Con los años he ido adquiriendo la creencia que las personas se dividen en dos grandes grupos: las que tenemos claro que nos equivocamos y las que creen que nunca lo hacen. A estos últimos les cargaba el muerto de la mayoría de nuestros males, empezando por las úlceras de estómago de origen laboral sui jéferis. Hasta ahí, nada nuevo bajo el Sol. Pero qué sorpresa la mía cuando con el trastear de la vida, y tras padecer las múltiples consecuencias de haberme relacionado personal y profesionalmente con algunos cenutrios de pacotilla -de los de salir corriendo a por una granada de mano y engullirla sin trago de agua que valga- me he visto en la obligación de incorporar una tercera clase de personajes a esa teoría de teletienda que me tricoté en mis horas más intelectuales (soy consciente de que abuso del plural). Sin duda, un castigo celestial por haberme apartado de la fe sin cursar la portabilidad preceptiva y escuchar la contraoferta. A ese tercer grupo de individuos, el más peligroso a todos los efectos, pertenecen los tipos que saben que también se equivocan pero creen que los demás somos gilipollas e incapaces de detectarlo. Los últimos datos del censo apuntan a que el número de afiliados a esta causa se ha disparado últimamente en la misma proporción que ha incrementado en número de votantes arrepentidos.
Son varios los ejemplares de esa calaña que me he tenido que tirar en cara en los últimos tiempos. Pero no todo lo que se deriva de ese contacto ha sido negativo para mí. Uno de los grandes logros que me ha permitido acariciar este desafío ha consistido en el desarrollo de una natural actitud pseudo-idiota, emergente ante el contacto directo con tales sujetos. Me pone tontorrón hacer creer a estos pavos que me estoy tragando su discurso sin masticar y repitiendo postre, hasta el punto de proponerles argumentos que justifiquen sus razonamientos más perversos y, rara vez, suficientemente elocuentes. Cuando les veo desaparecer por la puerta, crecidos en talla y peso por la tremenda enjabonada que les he dispensado, vuelvo al modo tonto no detectable –o en la reserva- y me felicito por la interpretación con una media sonrisa. Es muy posible que no se trate de un comportamiento del que se pueda presumir ante un tribunal, pero mientras esto esté montado así me temo que no me queda más remedio que seguir apostando por él si quiero que la nevera de casa no me cambie los yogures por escarcha.
Asociado al temperamento de estos listos de baja intensidad, me encuentro en muchos de los casos de estudio con garrulos ciclópeos con altas dosis de egocentrismo en vena. Mamones de destete tardío que canalizan sus miedos con el despotismo por bandera. Te descalifican en público, te miran por encima del hombro y de la catadura moral que atesoran, y coleccionan enemigos potenciales cada vez que dispensan su tarjeta de presentación. Para todos ellos tengo un mensaje: sois un panda de cretinos de mierda tan confiados en vuestras posibilidades como yo en vuestro envenenamiento por exposición prolongada a tanta imbecilidad. Quizá el tiempo os ponga en vuestro sitio, pero mientras eso ocurre yo me giño en vuestra cara cada vez que cortésmente os estrecho la mano. Porque, precisamente, lo cortés no quita lo valiente y mientras mis padres me pagaban una educación para no traicionar a mis raíces, vosotros ibais preparándoos el camino hacia un futuro brillante. En vuestro ataúd de oro, cerrado a cal y canto antes de que cualquier voluntario lance la llave al contenedor verde. Como los buenos ecologistas. La basura con la basura. Mientras, vuestras tarjetas de crédito se apilarán en el recipiente azul para el plástico. Sin embargo, procuraré guardaros en mi memoria para rescataros a menudo del olvido. Y será a diario, cuando puntualmente me pidan paso mis intestinos. Tanta paz llevéis como descanso dejéis.

Los ricos también lloran… cuando pelan la cebolla

Para aquellos inquietos que no sepáis qué hacer con vuestro patrimonio (si rehipotecarlo por enésima vez o ponerlo a nombre del loro que no paga IRPF) os propongo dos lecturas que os van a poner muy tontorrones. Ánimo majetes (vía Soitu):

Un privilegio reventarles lo que queda de día.