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Dos ancianos sin estudios que anticiparon la crisis antes que nuestros políticos

A veces basta con escuchar a nuestros mayores. En este fragmento de apenas cinco minutos de un documental que jamás vio la luz, dos abuelos de Soria hablaban en 2007 de las duras condiciones de vida del pasado, de los privilegios contemporáneos y de la debacle que anticipaban para un futuro inminente, esa que estamos padeciendo -casi- todos desde hace unos años cuando llamó a nuestra puerta, mostrándose desde entonces entusiasmada con nuestra hospitalidad.

Vale la pena… [Vía ShowU]

La globalización de la pobreza, el negocio de unos pocos

Imagino que tú te levantas cada mañana para ganarle la batalla al día. El objetivo es discreto: llenar el plato de alpiste -a media altura nos vale- y sobrevivir dignamente. Para algunos, muchos me temo, eso supone un auténtico desafío en cada jornada. Y, entre otras causas, ¿sabes por qué?. Pues por cosas como las que explica Josef Ajram en el siguiente vídeo, en una clase práctica de cómo cualquiera puede comprar bonos desde casa con dos golpes de ratón, apostando en contra de nuestras economías. De esta forma consiguen dos cosas: primero, crédito bancario que a ti y a mi nos niega cualquier banco y además en condiciones inmejorables; segundo, hundirnos cada día unos milímetros más en el barro. Y mientras tanto, ahí tienes a nuestros políticos contemplándolo todo desde el palco como meros espectadores, haciendo gala de una censurable inacción -punible, diría yo-, de forma insultante y sin escrúpulos…

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Cuatro multinacionales deciden quién comerá hoy y el qué

El pasado domingo, como suele ser habitual, me sumergí en la lectura de los dos o tres suplementos semanales de cabecera. Fue en el XLSemanal donde pude leer un brillante artículo que, no por esperado, me dejó helado. Titulado «GREG PAGE, el hombre que controla la alimentación del planeta«, aborda al detalle el oscuro mundo de las multinacionales que controlan lo que comemos, incluyendo en ese término el cuándo y el cómo, con una simple bajada o subida de los precios; realmente tan sórdido como previsible. Son invisibles, escurridizos, fríos calculadores y oportunistas: cuanto más sube el precio de los alimentos básicos, como los cereales, sus beneficios se triplican [las ganancias de Cargill, una de ellas, superarán los 4000 millones en el último semestre]. 
A continuación os dejo con las primeras líneas del reportaje al que podréis acceder a la conclusión del párrafo:  

«Tiene 59 años y jamás concede entrevistas. Seguramente, su nombre y el de su empresa no le digan nada. Pero por sus manos pasa la mayoría de los alimentos que usted pueda imaginar. Cargill es una de las cuatro compañías que controlan el 70 por ciento del comercio mundial de comida. Mientras el mundo se enfrenta a la mayor crisis alimentaria en décadas, ellos hacen caja ‘leyendo los mercados’… Así funciona.  [Sigue aquí]

Un plan B, ¿posible?

Cuando leí este post en 1x1Microcredit pensé que se trataba de pura ficción o tal vez de un viaje al pasado. Pero no es así. Existen nuevas formas de entender la economía financiera actual y así lo están aplicando en múltiples puntos del planeta al mismo tiempo:
[…] «Es excitante ver cómo en todo el mundo la gente se está dando cuenta de que puede crear localmente servicios crediticios. Los viejos y excesivamente inflados sectores financieros deberán achicarse, bajar sus beneficios y absorber las pérdidas de sus temerarias apuestas».
No os perdáis la lectura de ¡Florecer en tiempos de crisis! en la que se detallan algunas de esas iniciativas, como la moneda complementaria de Suiza (WIR) (que funciona desde 1934) o la estadounidense Berkshares, «con el equivalente a dos millones de dólares en circulación y la aceptación de bancos y negocios en Massachussets».

Wikileaks, la pesadilla de los que ocultan algo

Hace tiempo que vengo siguiéndole la pista a un asunto que me llamó mucho la atención desde que leí este artículo hace algunas semanas. Se trata de la web WikiLeaks, cuyo propietario es el hacker y periodista australiano Julien Assange, especializada en la difusión de información confidencial. Utilizan la encriptación de las comunicaciones a partir de un software especializado para conseguir que sus fuentes les faciliten todo tipo de documentación confidencial preservando en todo momento su anonimato, aprovechando toda una compleja maraña de servidores internacionales que impiden que se le pueda seguir la estela a los comunicadores. Documentos gubernamentales que revelan secretos militares y comportamientos poco éticos por parte de empresas y multinacionales, reuniones clandestinas con sede en países con regímenes totalitarios, revelación de crímenes de estado en zonas donde no se respetan los derechos fundamentales de las personas etc. En definitiva, una auténtica pesadilla para los que manejan los hilos y que pretenden seguir ocultos tras sus máscaras de impunidad. Es de orden público el interés de las fuerzas de inteligencia de EE.UU. por dar con el paradero del pirata Assange y hacerle unas preguntitas. La amenaza de publicar cerca de 200.000 documentos clasificados tiene la culpa, puesto que nadie olvida el efecto nefasto que tuvo para la reputación del país el hecho de que saliera a la luz pública un vídeo sobre un ataque aéreo a civiles en Afganistán. Su objetivo, según sus propias palabras y siempre bajo una escrupulosa supervisión legal, es éste:

[…] «Wikileaks puede convertirse en el servicio de inteligencia más poderoso de la tierra. Un servicio de inteligencia de la gente. Éste será un open source, un servicio democrático e inteligente. Y éste será más ético y menos partidista que cualquier servicio de inteligencia gubernamental. Por ello será más preciso y más relevante. No tendrá intereses comerciales o nacionales de fondo, sino que su único interés será la libertad y la veracidad de la información. A diferencia de las actividades secretas de los servicios de inteligencia, Wikileaks informará a los ciudadanos por encima del poder establecido sobre la verdad en el mundo.

Wikileaks será la valvula de escape para cualquier miembro de un gobierno, para cualquier burócrata o empleado de una corporación, que esté informado de asuntos embarazosos que la institución quiera ocultar, y de los cuales el público necesite tener noticia. Aquello que la conciencia no puede contener, y que injustamente se disimula como secreto institucional, Wikipedia lo transmite a todo el mundo…» [+ aquí]

       

Para saber más acerca de la filtración del vídeo del ataque a civiles afganos por parte de un helicóptero Apache del ejército estadounidense os recomiendo este artículo: «The strange and consequential case of Bradley Manning, Adrian Lamo and WikiLeaks» (para solventar problemas con el idioma os sugiero que paséis el enlace por Google Translate).

Estamos rodeados

Y por todas partes. Es como si hubiera un casting permanente para notas e imbéciles y las colas llegaran hasta el Monasterio de Lourdes. Todos sabemos que uno de los sectores más devastados por la crisis es el del automóvil. Resulta que al igual que otros gobiernos internacionales, el de esta España de alquiler por regiones, autonomías o países (según PIB per cápita) ha decidido hacer algo. Si contemplamos el panorama nos podemos dar con un canto en los dientes, aunque exijo que conste en acta que ni quiero ni pretendo defender a nadie. Me basta y con creces con aguantar el tirón y me importa un anca y parte de la otra si futano o mengano son conservadores o progresan adecuadamente. Pues bien, prepara tus tímpanos para lo que vas a leer (y me quedo tan ancho). Sintonizo una emisora de radio -no diremos cuál para no desprestigiarla con un oyente como yo- y escucho a una persona que representa a nosequé asociación, criticar con dureza la medida pro rescate del automóvil. El cernícalo en cuestión decía que «este plan choca frontalmente con las políticas de desarrollo de los medios de transportes públicos de los últimos años, para reducir la utilización del automóvil particular y las emisiones de CO2«.
Hay que ser burro salvaje para decir soberana gilipollez. Si no te parece bien la medida, cojonudo, adelante con tu disconformidad. Pero, como mínimo, lo que debes hacer es proponer alguna alternativa, gañán. Resulta que este purista de la preservación del medio ambiente no ha tenido en cuenta las miles y miles de familias que viven directa e indirectamente de la fabricación y mantenimiento de vehículos a motor. Si pretende proponer un debate profundo, que lo haga sin necesidad de recordarnos tan elocuentemente que venimos del simio. Por supuesto que el chollo que han tenido o tienen algunos con la dependencia del transporte privado de los combustibles fósiles es censurable y hasta punible. Qué a estas alturas de la película podríamos haber reemplazado la contaminación del petróleo por gasóleo a base de piel de legumbre; seguro. Pero llevar el escenario de una medida a la desesperada para salvar el culo y el mendrugo de pan a muchas familias, a si en las ciudades se debe o no utilizar el vehículo particular es de mentecatos. Pido encarecidamente que con la que está cayendo se incorporen sistemas de control de imbecilidades. La figura de un moderador en cada medio no estaría nada mal. Tendría potestad para interrumpir cualquier intervención de alguien mandándolo a la puta calle sin derecho a réplica. Nunca mais, cap de fava amb orelles, que esto no es el Club de la Comedia. Ya espero ansioso a ver quién será el primer perjudicado que denunciará la futura informatización de las escuelas españolas, aludiendo a un supuesto fomento del mercado negro de portátiles a precio de ganga.

Un ser civilizado anda suelto en la ciudad

Este sábado me pasó un hecho insólito. O casi. Me encontraba efectuando unas compras en un puesto callejero de muy buena reputación (las semillas que allí había sólo tenían fines decorativos y aromáticos) y justo cuando me disponía a saldar mi deuda, un extraño me sujetó suavemente del brazo. Lo primero que pensé en ese momento, mientras mi cara esbozaba una impostora sonrisa cortés como mecanismo automático con el que ponerme en guardia, es que estaba ante el principio de un conflicto sin saber muy bien por qué. Como no reconocía al sujeto, interpreté su maniobra como un claro signo de hostilidad. Menos mal que mi instinto asesino se encontraba de baja por estrés y contuve mi lengua, ansiosa por deletrear un «¡qué te pasa!» muy poco apropiado. Hasta para mí. Sin tiempo para concentrarme en tal propósito, el individuo alargó su brazo y se puso a señalar con su dedo índice en dirección a mis pies. «Ese billete de 20 euros se te acaba de caer», dijo literalmente. Y allí estaba ese dinero entre mis pezuñas.

El tipo, que debía rozar los cuarenta San Fermines y vestía de sport (seguro que encontraremos a alguien a quien le interese este dato) se dio la media vuelta y comenzó a caminar con la serenidad del que acaba de cumplir con una de las tareas, que un día sus padres le pusieron de por vida. Antes de que se alejara le dí las gracias, al tiempo que brotaba incontrolable de mi garganta la siguiente expresión: «Ya no quedan personas así». La dependienta del negocio, al oír mi sentencia más casposa que responsable, soltó un «ya lo puedes decir porque como están las cosas, 20 euros son 20 euros». Y lo vi claro. Debía insistir en mi agradecimiento y así lo hice. Miré en la dirección en la que había tomado distancia y lo encontré sentado en su vehículo con la ventanilla bajada, a punto de iniciar la marcha. Levanté mi brazo y le grité «muchas gracias» a lo que respondió sobriamente «de nada», sin sonrisas gratuitas y deseando poner fin a más reconocimientos.

Con el pifostio social y económico que tenemos montado últimamente por aquí en el primer mundo -en los otros ya hace tiempo que esto no es noticia-, que un pavo que no conoces de nada (probablemente a algunos os vendrá a la mente alguna de vuestras ex parejas) tenga este gesto de civismo, me deja esperanzado. Lástima que yo no haya estado a la altura de los acontecimientos para rematar la faena llevándome las dos orejas y el rabo -en este último punto soy más conformista-. En un mundo tan económico y financiero como el nuestro (he obviado «depresivo» porque se presupone que es así) haberle compensado con una comisión del 10% del botín recuperado hubiera sido más que apropiado, teniendo en cuenta las leyes del mercado vigentes (ya sabéis: oferta, demanda o «¡mira un tordo!, mientras te birlo el fajo gordo»). Siguiendo sus designios, me vi beneficiado por los eficaces servicios de un ciudadano profesional al que su buen hacer no le reportó rédito alguno. Para dar carpetazo al asunto me amparé en que quizá la recompensa personal del deber bien hecho haya colmado sus aspiraciones. Con esta fenomenal excusa de andar por casa aquí lo dejo.

¿Y si cambiáramos el color de los ‘bin laden’?

No os lo vais a creer pero acabo de asistir a una clase magistral de investigación financiera. El único alumno, un servidor. El docente, mi barbero. Sí, oíste bien: barbero; el de toda la vida. La verdad que es un lujo volver a disfrutar en exclusiva de las lecciones de todo un analista anónimo de nuestra política y economía. Me dice que está convencido de poder encontrar de una tacada todo ese dinero excedente que circula tangencialmente a los circuitos habituales -conocido como B– que nadie dice tener, mientras asegura que sí conoce a alguien que lo tiene. Como dijo en su día Jesús de Nazaret: «Qué tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha«, aunque me temo que en otro contexto, todo sea dicho.

Retomando el tema. Mi barbero tiene la llave para atrapar a mangantes, corruptos y demás especies comunes de nuestra selva de asfalto: «cambiar el color de los bin laden, mañana mismo» asegura. Cuando vio mi cara de asombro, matizó enseguida: «Alguien lo ha dicho en la radio y pienso que sería lo suyo. Pues no correría el personal para alquilar amigos que le hicieran el cambio a comisión, claro está», añadió. Mientras escribía estas líneas navegué por la red buscando alguna pista. Parece ser que se trata de una propuesta que ha hecho pública Cayo Lara, el coordinador general de Izquierda Unida. Se marca una fecha límite para canjear en los bancos esos billetes de 500 euros que nadie dice haber visto pero que todos sabemos que existen, y después de ahí si te he visto no me acuerdo. El carril bici no bastaría para acoger las kilométricas colas que se formarían…

Aprovechando la referencia religiosa aquí os dejo una pieza celestial.

Cita postuaria: «Cuánto más aprieten las cuerdas más se descontrolará la carga cuando aquellas revienten» (H.Romero, si nadie reclama antes los derechos de autor)

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…

Hoy he visto la luz. Y no me refiero a la de una linterna indicándome que pare en el arcén, tan familiar para más de un@. Después de esta tarde lo he tenido claro. Esto se va al garete. Y lo digo con conocimiento de causa, asumiendo el riesgo de llevarle la contraria al mismísimo presidente del Banco Central Europeo, Trichet que dice que «el momento de la recuperación está cerca». Digo yo que o no se ha parado «mucho» tiempo -por aquí utilizamos más «poco»- a observar a su alrededor, o bien habrá tenido más suerte que el del bar de abajo y no le habrán interceptado aquel ansiado paquete que venía de Colombia. Mientras, Joaquín Almunia anunciaba que «las previsiones del BCE son bastante preocupantes». Ahí es nada. Como ir de Bruselas a Burkina Faso en un pispás.

He tenido el privilegio de asistir en directo y en exclusiva para quien os atormenta, al discurso de mi peluquero. Sí, habéis leído bien, mi barbero. Cómo no me voy a fiar de un tipo que tiene mi vida en sus manos una vez al mes, desde hace casi veinte años. Ni a tu propi@ herman@ dejarías acercarse a menos de un centímetro de tu cara con una navaja del far west. Lo tiene muy claro. Ayer estuvo viendo una tertulia política nocturna (probablemente ésta) y confirmaron lo que él ya sabía. «Esto se va al carajo. El Gobierno había tomado unas medidas para el primer trimestre del año y ¿tú has visto algo? Porque yo no he notado nada», decía convencido hasta la médula. «No me extrañaría que se carguen a Zapatero. Le van a obligar a dimitir y adelantar las elecciones», concluía mientras agitaba levemente su cabeza a derecha e izquierda. Mi peluquero dixit. Y yo le creo a pies juntillas.

Cita postuaria: «No es la política la que crea extraños compañeros de cama, sino el matrimonio«. (Groucho Marx, 1890-1977)

Dudemos herman@s

Escuchando el álbum Avalancha de Héroes del Silencio, me detuve en la parte final de la letra del tema Deshacer el mundo. No sé qué ocurrió pero me vi avocado a repetir una y otra vez ese fragmento mientras lo canturreaba con mucho más énfasis que destreza. Y dice así:

«..Ponme fuera del alcance del bostezo universal
nos veremos en el exilio o en una celda
ponme fuera del reposo en mi historia personal
soy un ave rapaz: ¡mirad mis alas!»

Quizá fuera por todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor (debates apañados en televisión, despidos encubiertos por la crisis…) o por pura casualidad, pero el caso es que en un ataque reflexivo impropio de quién os escribe, mi mente -poco acostumbrada a estos alardes- se vio con lucidez suficiente como para relacionar la letra de esa canción de Héroes con las circunstancias que nos rodean, adoptando un actitud crítica con la que encarar el día a día.

O lo que es lo mismo: Cuestionaoslo todo. Ponedlo todo en duda, incluso dudad de que dudéis de todo.

Anticipándome a la inevitable pregunta que sé que os ronda en vuestras cabezas, os confirmo que la semana próxima, sin falta, pido cita con mi terapeuta de cabecera, Haruki de la Mancha.

Cita postuaria: «Casi todos prefieren la mentira por ellos descubierta a la verdad encontrada por otros». (Jean-Jacques Rousseau)

Por fín entenderemos el Euribor

Cuántas veces os habéis preguntado que narices es el Euribor, y más concretamente, quién es el valiente gañán responsable de sus constantes subidas (la última de ellas ayer). Pues bien ha llegado el momento de… desahogarse, por lo menos. Por cortesía de nuestro amigos de Muchachada Nuí, hemos logrado avanzar un poquito si cabe (y si no cabe con un poquito de 3-en-uno lo arreglamos) en nuestros conocimientos sobre tan recurrente palabro.

Dadle al play.

Cita postuaria: «Cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren».(Jean-Paul Sartre)

Rescue me

Hace unos días vino a verme alguien a mi trabajo. Un compañero me alertó de que me estaba buscando un tal Walter (nombre ficticio) que, según decía, aseguraba conocerme. Le cité para unos minutos más tarde, justo después de cumplir con unos asuntos profesionales ineludibles. Antes de finalizar mis obligaciones ví pasar a un tipo desconocido pero familiar a la vez. Conseguí recordar quién era poco después. Varios años atrás se me presentó en la oficina. Era un tipo de mi quinta, de origen sudamericano y empeñado en buscarse un hueco en nuestra jungla profesional. Me dijo que era «un apasionado del deporte» y que estaba convencido de que «podía aprender rápido y hacer carrera en la formación de los más jóvenes». Se expresaba con enorme educación, a veces excesiva, y siempre finalizaba sus frases con una sonrisa en los labios. Después de aquella primera toma de contacto le perdí la pista.

Ahora, años más tarde, su aspecto apenas ha variado. Su comportamiento sigue siendo exquisito. Venía a ofrecer sus servicios, esta vez con más premura. Durante todo este tiempo había trabajado de todo: mozo de almacén, camarero, repartidor, organizador de eventos… Mientras ocupaba todos aquellos puestos de trabajo su ilusión se mantuvo intacta. Aparenta ser un tipo de convicciones firmes. Aquella ilusión era el motor que le empujaba a buscar su lugar en el deporte profesional, de la misma forma que otros muchos lo intentaron con éxito antes que él. O no. Walter siempre te cede la palabra y pide perdón antes de ofender, para cobrar ventaja por si llegado el momento le traicionaran sus impulsos. «Si no es mucha molestia» o «si te parece bien» son sus encabezamientos de frase predilectos. Quedamos en vernos nuevamente para que me deje su currículum y yo pueda facilitarle un par de contactos con los que llamar a algunas puertas. Posiblemente ya no haya nadie tras esos umbrales. Muchos no abrirán a su llamada por traspaso. Razonable. Otros no lo harán por hijos de puta. Miserable. Que le escuchen es importante para la autoestima de Walter. Lástima que no sea suficiente.

Hoy, puntual como las rodillas ovales de Lewinsky muchas felaciones atrás, ha acudido a nuestra cita. Ha sido breve. Parecía no querer abusar, increiblemente discreto a pesar de su deseperada situación. Desde mi atril privilegiado, mientras nos despedíamos le he deseado mucha suerte y que no dude en buscarme si me necesita. Después me he ido a casa a comer caliente. «La vida sigue», me he dicho. «Sobre todo la mía», me he corregido después. Walter tiene ganas de buscarse la suya con dignidad. Walter hoy es Walter. Mañana yo puedo ser Walter, y pasado él puede estar en mi lugar. Porque con trabajo la suerte llega… Pero para eso siempre necesitas que alguien confíe en ti y que ningún malnacido quiera utilizarte de felpudo o sacudirte con el mismo desprecio con el que lo hace con su prepucio tras miccionar -por que estos no mean, contaminan-. Es una estupidez olvidarse de que hoy en día hay Walters a toneladas. Una cosa es pensar que vamos a salvar el culo de todos aquellos con problemas que se topen con nosotros, y otra muy diferente es escudarse en un «lo siento pero yo no puedo hacer nada; la vida es así», para escurrir el bulto antes de entonar un «tonto el último» introspectivo, pero con dos bemoles.

Se despide, Héctor… o Walter, vosotros sabréis.

Cita postuaria: «La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respetuo mutuo». (Eduardo Galeano)