Eddie Campbell

BACO, de Ed Campbell

Artículo publicado en Faro de Vigo. Podría escribir mucho más sobre Baco, un tebeo monumental, pero «no time» socios!. así que aquí os quedan mis párrafos para lectores generalistas 😉

El superhéroe de la novela gráfica.

Eddie Campbell es uno de los padres de eso que se ha venido a llamar novela gráfica, pero también lo es de un personaje tan universal como único: Baco.

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Si el título de este artículo les ha llevado a leerlo, damos por bien realizado el trabajo. La verdad, más allá de la boutade (hacer colisionar dos mundos que alguno podría pensar antagónicos, lo autoral y el cómic más comercial) la realidad es que efectivamente Campbell, con “Alec”, es uno de los primeros autores que practicó lo que se conviene en llamar novela gráfica entendido como cómic autoral y 100% personal, superando los géneros o practicando sobre ellos la autoconsciencia, y destinando la historieta a lectores adultos y hasta diría cultos (polemizando). Y Cambpbell es el autor de “Baco”, lo más parecido a un tebeo comercial que pueda salir de la imaginación libre y oblicua del ilustrador de “From Hell”.
“Baco” (editado por Astiberri Ediciones) narra las aventuras del dios del vino grecorromano en la tierra hoy. O ayer, vamos, que estas páginas datan de 1986. A su vera, acólitos más bien patéticos. En el otro lado del mundo, Teseo y un personaje delirante, Niño Ojos. “Baco” es una road movie en viñetas, un continuado relato-río donde se combinan sabiamente acción y reposo, y donde el autor desata un conocimiento y una supuesta pasión por la mitología clásica, que nos es contada aprovechando los momentos de impás, en conversaciones de barra de bar o en momentos de espera. El quid de la cuestión es que esto nos recuerda también las charlas (mucho más terrenales) de Alec en el cómic del mismo nombre (y Alec no es sino la autobiografía de Eddie, que en un acto de pudor decide cambiar su nombre para su sosias de las viñetas).

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Cuentos de viejos héroes

En el equilibrio entre lo puramente genérico (casi, casi superhéroes) y lo personal radica el secreto mayor de este cómic. Baco no se parece a ningún otro héroe de la ficción, sea en el marco de los cómics o en cualquier otro arte narrativo. Porque destila mucho de su autor. Pero “Baco” quiere ser historieta comercial, y por eso su lectura es adictiva, trepidante y divertidísima. Bien, puestos entre la espada y la pared, “Alec” debe quedar como la gran obra maestra de Campbell, su plato estrella, y “Baco” como un entremés delicioso. Pero puestos a leer, las aventuras del dios del vino en el siglo XX son más divertidas, adictivas e hilarantes que las cuitas vitales y los temas habituales de “Alec”. Mejor obra, sin duda, más honda, arriesgada, “difícil”, pero menos magnética.

“Baco”, insistamos, es todo lo comercial que puede ser Campbell. Así su héroe es carismático y su enemigo terrorífico (también divertidísimo, de puro absurdo), y las historias piden más, que venga el siguiente libro, que “esto no termine nunca”.
Afortunadamente Astiberri programa la edición integral de “Baco”, un tebeo que ya tentó hace años nuestro mercado, pero que entonces no cuajó. Posiblemente el dibujo realista pero libérrimo y expresivo, el ubicar tópicos en una extraña tierra de nadie muy de autor, y ese humor tan suyo de Eddie Campbell, hacen de “Baco” un cómic adelantado a su tiempo. Hoy se disfruta mejor que hace diez o quince años, porque hoy la influencia de este tebeo pionero está mucho más extendida que entonces.

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MI LIBRO SOBRE EL DINERO, de Ed Campbell

Publicado en faro de Vigo el 18 de Enero

Ed Campbell y el dinero como odiosa necesidad obligada.

El ilustrador de “From Hell” vuelve a su propio ego en “Mi libro sobre el dinero”, su nueva novela gráfica, para disertar con el bisturí bien afilado alrededor del dinero en la sociedad contemporánea.

No es la primera vez que Eddie Campbell visita este blog. Autor de referencia dentro del “boom” de la novela gráfica, aunque es reconocido por ilustrar los delirios de Alan Moore (“Watchmen”, “V de Vendetta”) alrededor de la figura de Jack el destripador en “From Hell”, lo verdaderamente imprescindible de este inglés errante se encuentra en su obra más personal, “Alec”, que no deja de ser una autobiografía con nombre propio cambiado. Recurso que ya no utiliza, pues hace tiempo ya que el autor en su obra se refiere a sí mismo como Ed Campbell, sin filtros.

Si en su anterior trabajo autobiográfico, “El destino del artista” (Astiberri edita todo lo relativo a Alec/Eddie, incluido “Mi libro sobre el dinero,”, claro) el dibujante se centró en el arte y su naturaleza para disertar sobre muchas otras cuestiones, en su nueva novela gráfica el dinero y sus correas sociales son lo que trae de cabeza al autor.

Mi libro sobre el dinero, esa cosa maravillosa y horrible” es una lectura intensa, divertidísima por momentos, donde se diferencian dos partes bien definidas: la primera gravita en las cumbres más altas de la carrera del autor, un autorretrato hilarante de sí mismo y sus circunstancias monetarias y económicas. Impagable esa anécdota (bueno, de anécdota tiene poco, más bien, siendo coloquiales, marronazo) de cómo, para poder trabajar en un número del cómic de Batman, hubo de crear una especie de empresa fantasma que será causa de más jaquecas de las que, en origen, nadie hubiese imaginado.

Los recursos inventivos para narrar con imágenes-metáfora, la prosa oblicua, la expresividad del trazo gráfico, son lo mejor de un trabajo desconcertante. Porque la segunda parte viene a romper con lo anterior, y como si de otra obra se tratase comienza una investigación/disertación sobre los extravagantes sistemas económico-monetarios de los indígenas de Yap, una pequeña isla del Océano Pacífico. Aunque lo narrado es intenso y abunda en el sinsentido del sistema depredador de un capitalismo que lo anula y devora todo  aquello que se pone a su alcance,  desconcierta el cambio de tono, y más aún la experimentación gráfica que parte de imagen fotográfica sobre la que se dibuja y manipula infográficamente. La primera parte del libro, “Cómo se volvió así”, ya tantea esta idea extravagante, esta búsqueda inquieta en lo gráfico, pero posiblemente el tono documental del segundo capítulo, “Yap”, multiplique la sensación de extrañeza ante las imágenes.

Las búsquedas de Campbell

Todo esto aparenta el camino recién inaugurado por un autor siempre inquieto, en búsqueda constante de recursos, ideas y soluciones a su trabajo. Y tiene un punto interesante esta conjunción de imagen fotográfica y dibujo, coloreado infográfico y collage, pero intuyo que en el futuro, y ahondando esta nueva vía, Campbell nos ofrecerá trabajos mucho más conseguidos.

“Mi libro sobre el dinero” es una obra, por tanto, valiosa por ser de doble naturaleza. Por un lado, nueva pieza de un autor consagrado que sigue demostrando una categoría única. Y por otro, trabajo de aprendizaje. La tensión de este contrasentido da una vitalidad curiosa a este libro, una lectura que no llegando al nivel de las obras más redondas del autor sí es excelente. Y que al tiempo se diría primer paso en un nuevo “modus operandi” de Campbell, bajo el cual, apostamos, dará obras aún mejores. Entendiendo siempre que “Mi libro sobre el dinero” no baja de lo notable, ojo.

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Viñeta aislada de Eddie Campbell

«Alec«, obra de media vida, veinte años de autobiografía finalmente empaquetada en un solo y enorme volumen (en España, en dos), viene siendo uno de los textos más o menos experimentales (porque en sus páginas hay mucho de salto al vacío) más subyugante de los últimos lustros. También arrebatador, y entregado a la causa del cómic de autor.

Su denso discurso se acompaña, por supuesto, de la misma densidad formal. Su dibujo de apariencia casual esconde un estudio riguroso (los cambios según el tono de cada entrega lo atestiguan). Principalmente es un ilustrador no del acabado, sino de ‘la idea’. Dibuja hasta donde resulta necesario para, mediante este arte en secuencia que es la historieta, transmitir mensaje. Se suele especular que Miguel Ángel no terminó sus «Esclavos» porque consideró que en ese punto la obra ya transmitía lo que él deseaba. Que perfilar más aquellas estatuas sería un error que perjudicaría la obra. Me interesa la idea (sea cierta o no para el caso de Buonarotti); podemos decir que, en este mismo sentido, Campbell también «sabe encontrar el punto».

Y su método narrativo, el modo, la forma que articula para narrar, es sencillamente único, distinto a todo lo que yo conozca. En no pocas ocasiones, además, y si nos fijamos en cómo hace las cosas este pionero de la novela gráfica, encontraremos propuestas tan alucinantes como esta viñeta/grupo de viñetas… De hecho, esta es la 1ª en la frente. Disolución de fronteras cuando venga al caso. ¿Estamos ante un grupo de tres viñetas, de dos, es una sola?¿es secuencial? Pues las respuestas se vuelven, en este caso, ligeramente esquivas:

"Alec vol. 1: cómo ser artista", ed. Astiberri, pag. 297

Uno, realmente, advierte que Campbell sobrepasa límites formales, hace lo que le viene en gana y lo que le conviene para contar lo que pretende contar. Aquí vemos cómo una escena cotidiana, una conversación con un amigo, muta en metalenguaje puro y duro. El momento, cotidiano, se transforma en una imagen visual llena de contenido (apuntalando el texto de apoyo; «Alec» es una obra muy… literaria, en el sentido tópico de abundante empleo de texto puro en la página -aunque esté siempre imbricado con la imagen… eh, que me voy por los cerros…-).

Alec (sosias del propio Ed) recibe un consejo sincero, y reacciona. La reacción trasciende lo narrativo entendiendo por tal un relato de acontecimientos: lo que sigue no cuenta un acto/suceso sino que expresa contenidos e ideas con una imagen simbólica, la del propio Alec penetrando en una viñeta del cómic «Krazy Kat» de 1928 (prudente y justamente acreditada en la propia imagen… más metalenguaje). Este «no-acto» en el sentido de que no es algo «que suceda») funciona entonces como ilustración/metáfora del ya mentado texto y supone la respuesta (suponemos que omitida en la conversación «real», o vamos, que Alec se calla lo que piensa delante de su interlocutor) al consejo amistoso.

La complejidad del asunto se resuelve con una sencillez de andar por casa que quita hierro. La verdad, «Alec» está tan trufado de ‘bondades graciosas’  como esta secuencia, que hace parecer a todo ardid de la narración como algo sencillo, natural. Lo que tiene que ser. Pero no, no es sencillo, es elaboradísimo, es un modo de usar el cómic absolutamente radical, desacomplejado, osado.

A sus pies.

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ALEC, de Eddie Campbell

La edición integral de “Alec”, del británico Eddie Campbell, es un punto de partida ideal para hablar de una figura capital en la historia del cómic independiente.

Si aceptamos la convención generalizada de que la novela gráfica actual tiende a los temas personales, la biografía sincera y a potenciar el “Yo” autoral del creador de historietas, la figura de Eddie Campbell se revela como una de las más importantes e influyentes en el devenir de la historieta moderna. En este sentido hay que citar su blog (“The fate of the artist”), donde ha publicado un ya famoso (cachondo y controvertido) “manifiesto de la novela gráfica” en el que, con ironía y tino, define lo que sería dicho fenómeno. Como autor de historietas, Campbell es conocido sobre todo por haber ilustrado “From Hell”, el cómic escrito por Alan Moore en que se basó la película sobre Jack el Destripador protagonizada por Johnny Depp en 2001. No obstante, restringir a este logro la carrera del autor escocés sería injusto.

Aunque ha catado las mieles del éxito comercial (no solo con “From Hell” sino coqueteando con la poderosa DC Cómics, por ejemplo), Campbell es paradigma del autor independiente, con obras como “Bacchus”, iniciada en 1987, que sería su versión de los superhéroes (culta, cargada de humor) a través de las andanzas del Dios del vino griego por el siglo XX. Y sobre todo, cabe señalarlo como dijimos, en tanto que precursor del cómic alternativo, la novela gráfica contemporánea y el género biográfico, gracias a la serie que aquí no socupa: “Alec”. Alec MacGarry es el “sosias” del propio autor. Y en las historias de Alec se cuenta la propia vida de Campbell (filtrada por el natural proceso depurativo que es todo trabajo narrativo, sea cómic, novela o cine). Como antes Harvey Peckar o Robert Crumb, el autor escocés sólo quiere contarnos su visión del mundo a través de sus vivencias cotidianas (y quizá de la fabulación personal sobre esas vivencias). Se trata, claro, de un “work in progress”; la obra de una vida en sorbos más o menos cortos, que abarca un período de más de veinte años (y que Astiberri brinda en una magnífica integral de dos gruesos volúmenes: “Alec 1; cómo ser artista”, y “Alec 2; la musa muerta”).
¿Hablamos de un argumento para “Alec”? Mejor, hablaremos de un fluir de experiencias, una evolución personal y mucha reflexión, implícita o explícita en sus viñetas, sobre la vida y el crecimiento personal. La esencia de la felicidad, la amistad, los problemas, el arte, el oficio del cómic, por supuesto, y también, porque así es la vida de Eddie Campbell, las chicas y las cervezas entre colegas ante la barra del pub. Todo contado con un estilo de dibujo en blanco y negro realista pero fresco y espontáneo, otro signo precursor de una línea habitual dentro del cómic de hoy. “Alec” es denso, literario, jocoso, es un cómic que una vez se acepta el reto de su lectura, puede adherirse al lector como lo hacen los buenos amigos, esos que no te dejan marchar sin tomarnos la última, para hablar de la vida y arreglar el mundo juntos.
La edición de “Alec”, por cierto, merece ser completada con otro trabajo del autor, editado por la propia Astiberri en 2010: “El destino del artista”, perfecto colofón a este necesario díptico biográfico.

Artículo publicado en Faro de Vigo el 21 de Enero de 2011 (como siempre en mis artículos de prensa, divulgativo y destinado a un lector qeu no es necesariamente conocedor del mundillo del cómic)
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