David Aja

¡GARCÍA! de Luis Bustos y Santiago García y OJO DE HALCÓN de Fraction, Aja etc.

Hoy he publicado en Faro de Vigo un texto sobre dos cómics excepcionales, muy distintos y a los que calenturienamente he encontrado puntos de contacto.
Dicho artículo ya navega on line, en forma de imagen que me traigo ahora al blog para difundirlo yo también. El original se vende en quioscos, con el periódico de hoy, y en una de esas plataformas de contenidos digitales de pago.
Clic encima para leer a tamaño XXL:

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OJO DE HALCÓN: PEQUEÑOS ACIERTOS, Fraction, Aja, Pulido y… otros

Publicado en Faro de Vigo.

El mejor tebeo de superhéroes actual.

Ojo de Halcón es un miembro de Los Vengadores que, bajo las batutas de Matt Fraction y David Aja, vive una vida paralela tragicómica y lumpen.

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Los superhéroes no pasan, en términos de creatividad, su mejor momento. Convertidos en franquicia de pulpa de papel de las grandes superproducciones de Hollywood (y no al revés), pierden fuelle, emoción y magia. Perpetúan los peores tics ensayados desde los ochenta (continuidades irracionales, cruces de colecciones sin ton ni son, dibujos de poses chachis con poco empaque narrativo) y viven del cuento. Del cuento que cuentan las películas de sus respectivas franquicias (Superman, Spiderman, Batman…)
Hay que buscar entonces en las colecciones menos “fashion” para toparnos con algo de creatividad e ilusión. Al menos la poderosa Marvel luce un buen puñado de títulos decentes, moderadamente inventivos. Otros pocos notables. Y uno sobresaliente. Al menos cuando los hados hacen coincidir al guionista Matt Fraction con David Aja, su dibujante de cabecera que a veces, imposiciones de periodicidad mensual, podemos imaginar, es sustituido por otro ilustrador mucho menor que él.
Esto es un hecho y hace que una colección como “Ojo de Halcón” (Panini la edita en España, va por el segundo tomo) sea una serie con flashes cegadores, algunos de los relatos más asombrosos, experimentales y fascinantes del género. La pena es que cuando acabas de leer historias tan asombrosas como “Lo mío es la pizza” (“Pizza is my business”, en el original) Aja ha desaparecido y lo sustituye alguien. ¿Qué más da quién? “Pizza is my business” es una demostración de talento tan grande que solo merece una continuación creada por el mismo equipo. Pero hay que ser revista mensual, no importa la calidad de lo que estamos generando.
Lástima, porque cada tebeo de Aja y Fraction es una joya. El de la pizza, sin ir más lejos, está narrado desde la óptica del perro del héroe. Un perro normal y corriente, nada de Krypto, ojo. Qué ve, cómo razona un cánido, qué entiende del lenguaje humano. Un alarde de planificación al a altura de un Chris Ware, o casi. Y aunque esta es la historia más impactante de esta serie, las restantes firmadas por el dibujante de Valladolid no son mancas: ejercicios de estilo brillantes que nunca pierden el sentido del humor ni las ganas de divertirse y asombrar al lector. Los tebeos Marvel eran así. En 1970 al menos.
Pero ojo, pese a los inevitables altibajos por los cambios de dibujante, el segundo tomo en castellano de “Ojo de Halcón” (titulado “Pequeños aciertos”) incluye un relato ilustrado por Javier Pulido que, alegría, sí está a la altura de Aja. Pulido entiende perfectamente qué tiene entre manos, una comedia de acción con toques de intriga que avanza a golpes de bendita locura. La necesaria para hacer de los superhéroes los personajes chispeantes y alucinantes que eran.
Aunque en “Ojo de Halcón” jamás veremos uniformes-pijama, pocos archivillanos y escasas hipérboles propias del género. A ras de suelo, el héroe defiende a amigos y cercanos de matones y gángsteres de barrio pobre. Y con estos mimbres, ¡zaca!, Matt Fraction y David Aja han hecho historia en el género.

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OJO DE HALCÓN, de David Aja y Fraction

ojo-de-halcon-100-Marvel-Panini-portada-fraction-ajaLa crisis de los superhéroes y todo aquello.
¿Nos importa aquí buscarle solución al tema? No, o no ahora. Además, a las megacompañías cinematográficas que ostentan los derechos de aquellas viejas y encantadoras grapas les va muy bien con el actual estatu quo. Marvel (centremos en lo que estamos hablando)  tiene su legión de compradores, además, capaces de explicarte hasta la última viñeta de cualquier número del último crossover. Perfecto.
Pero a mí, que me gusta el género, sí me importa saber qué me gusta del género y que hoy prácticamente no encuentro. O no en niveles de excelencia (sí hay títulos amenos; también olvidables generalmente). Y tengo clara una cosa. El género, cuando es como este «Ojo de Halcón», me gusta mucho. Aún. En estos tiempos en que un tebeo de 24 páginas mensual parece una rara avis (mentira, hay en la librería decenas de ellos, pero la moda es decir que la novela gráfica ha acabado con todo… también con la grapa), me encanta encontrar editado algo que solo puede ser eso, un comic-book, porque como tal es planteado, como tal se aprovecha y como tal se disfruta (aunque se edite aquí en un tomito con sus seis primeros números).
Ojo de Halcón, menudo superhéroe. Un tipo vulgar, ni siquiera diría que demasiado atlético, seguro que hasta Sang Chí se lo come a leches (la leche del dragón-Fú, que para eso es karateka). Y tiene flechitas. Tiembla, Punisher. Escóndete, Estela Plateada.
Pero he aquí la gracia. Fraction ha entendido a este sin sentido de tipo vulgaris metido en medio de los mismísimos Vvengadores. Mientras Iron Man derrumba un avión con sus propulsores y Thor convoca al trueno a la orden de El Capitán América… Ojo de Halcón gana la muñeca chochona en el tiro de arco de la feria de tu pueblo. Pero venga, no seamos malos. es un signo Marvel, la fuerza del más pequeño puesta en valor. Y además, el arquero es un tipo majo, valiente, atlético y con una puntería fenomenal, que gasta un arsenal de flechas pop letales. Así que de algo ha de servir. Matt Fraction lo ha pillado. Servirá de poco, pero en el lugar correcto, sirve de mucho. Y el lugar del arquero es el barrio y a ras de suelo, y pasando de mallas ridículas: un tipo normal con un agudo sentido de la justicia y un currículum que le hace temible entre los gansta’ de la zona lumpen de la ciudad. A ver, se ha batido con El Coleccionista, con Ultrón, y ha estado en las Guerras Secretas donde Galactus casi se lo come, Doctor Muerte se convierte en Dios, Dios monta un circo y Ojo de Halcón… bueno, Ojo de Halcón nada. Pero estaba.

Así que aquí le tenemos, el bueno de Ojo desfaciendo pequeños entuertos llenos de acción, naturalismo (ya digo, ni trajes coloridos hay) y bastante sentido del humor y autoconsciencia. Y gotas de tensión sexual. Pues fenomenal.

2 páginas de equilibrismos Aja

2 páginas de equilibrismos Aja

Pero si la cosa crece exponencialmente es por el activo de su dibujante, David Aja, que no hace más que crecer a cada número. Desde unas portadas que ya avisan (esto NO es lo de siempre, ni es el cómic que tengo al lado en la librería) a esas páginas interiores que parecen no tener fin. Son todo imaginación, una fiesta de cómic reinventándose en el siglo XXI, cercano al espíritu de los francotiradores de la novela gráfica (¡SÍ!), con la lección bien aprendida de «Asterios Polyp»; «Lint» o «El Rayo Mortal», pero con maestros en el arte del buen cómic de superhéroes bien asimilados, de Steranko a Miller.

Perfectamente amasados en una personalidad que sabe jugar y disfrutar del juego, lanzarse a la piscina, probar soluciones, acometer ideas. Ahora una cosa que parece Chris Ware, antes un guiño al tiempo-cronómetro de un «Dark Kight», mañana quién sabe. La incertidumbre, el no saber qué pasará en un mes. El contar algo en 24 páginas sin que dé la sensación de frugal capítulo que necesitas ensamblar en una veintena larga que forman un arco argumental. Los personajes perfectamente construidos. El humor, carai. Todo en «Ojo de Halcón» nos deja con el buen sabor de boca del mejor tebeo de género pijama.

Hasta la ausencia de Aja se hace soportable, al sustituirle un elegante Javier Pulido. No es lo mismo, ni de lejos, pero mantiene la línea.

PS: y no hablo del color, pero excelente también.

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VENGADORES SECRETOS 16, de Warren Ellis y David Aja

Artículo publicado en Fao de Vigo el 27 de Julio aumentado un párrafo final para esta ocasión.

Superhéroes con problemas.

David Aja es uno de los dibujantes más interesantes de la editorial Marvel cómics, donde ha trabajado con los mejores guionistas de la compañía. Y es español.

David Aja, la imaginación al (súper)poder

“Superhéroes con problemas” fue una frase muy usada allá por los primeros noventa, cuando los héroes en pijama se adhirieron a los presupuestos argumentales que pocos años antes habían planteado autores como Alan Moore o Frank Miller.  Sus “Miracleman” o “Daredevil” (el primero guionizado por Moore, el segundo, realizado por el autor de “300”) llevaron a los hijos de Superman a un planteamiento adulto donde se demostraban dioses terribles o personalidades inestables. Y a partir de entonces floreció una escuela, el llamado “dark and gritty”, héroes oscuros y atormentados. Con muchos problemas.

Pero hoy los superhéroes tienen otras dificultades, sin duda mucho más graves. Estructurales. Convertidos en simple médium para mantener franquicias cinematográficas, los tebeos de Marvel y DC han convertido sus muchos títulos mensuales en libelos inanes, cuando no simplemente en pésimos cómics. Hay oferta, en la vasta cantidad de propuestas, sin duda legibles o hasta profesionales y entretenidas. Muy entretenidas, vale. Pero uno piensa que los tiempos del riesgo creativo han muerto. Ya no es fácil encontrar un Jim Steranko llevando experimentos formales a las aventuras del Capitán América.

Portada de «Vengadores Secretos» #16, que contiene el cómic reseñado (y otro más).

Afortunadamente el vallisoletano David Aja piensa que no hay caminos sin retorno. Ha realizado una vibrante carrera en Marvel, y como muestra se puede señalar un tebeo: veinte escasas páginas escondidas en el número 16 de “Vengadores Secretos”. El argumento de Warren Ellis es una excusa conspiranóica y de ciencia ficción muy moderna (en su estilo, en fin, para quien conozca al autor) pero es lo de menos. Lo que hay que aplaudir es la batería de invenciones y recursos de la narración y la secuencia que Aja planifica (homenajea al artista M.C. Escher incluido). Casi cada página de esas veinte es una fiesta auténtica.

Y en esencia, esto no es más que puro escapismo, mamporros a gogo, acción y misterio en una historia concisa: presentación, nudo (tortas) y desenlace. No se puede pedir más por menos. Ha salido en España hace apenas un par de meses.

Por cierto, que en la portada del ejemplar no se hiciese ni la más mínima mención a que un autor español estaba en su interior (de hecho, la portada elegida es la del nº que no dibuja David Aja) me parece lamentablemente tipical spanish, e incomprensible. Vale, Aja no es un figurón a lo Pacheco, pero ahí está: sigue trabajando para Marvel y además haciendo que valga la pena rascarse el bolsillo por un comic-book, mercado hoy por hoy, de una esterilidad alarmante.

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