Archivo enero 2014

VAMPIR, de Joann Sfar

Publicado en Faro de Vigo

Los monstruos también se enamoran.

En “Vampir” vamos a dejarnos llevar por una imaginación desbordada que abreva de los mitos del terror europeo para rejuvenecerlos con humor.

vampir (portada libro 1)

La portada más bonita de 2013

Joann Sfar es un poeta del lápiz. De su imaginación brotan historias llenas de lirismo que son expresadas con un dibujo hermoso, vivaz, en una planificación austera pero que siempre otorga un aire de dulce libertad a sus páginas. Joann Sfar es una máquina expendedora de historias. Vidas de artistas, aventuras en una prehistoria imposible, relatos gulliverianos, cuentos de músicos judíos ambulantes, tebeos para niños pequeños, alambicadas gestas de espada y brujería protagonizadas por animales al estilo Disney… uno, cuando se acerca a un título surgido de la imaginación sin fin de este francés licenciado en filosofía y en bellas artes, nunca sabrá a ciencia cierta qué se va a encontrar.
Esto es así si nos ceñimos a lo argumental. Pero como el arte de Sfar es completamente autoral, sí podremos imaginarnos varias cosas. Su obra está siempre perfumada con un aire ligero, de humorada intrascendente casi gamberra (o enteramente gamberra en ocasiones), sus historias se bañan en los géneros clásicos para desmenuzarlos y utilizarlos a su antojo, y su mundo interior es tan personal que siempre brota luminoso. Da igual que hable del pintor Pascin o que fabule sobre su propia vida en un mundo prehistórico, los temas del amor, el sexo, la fe y sus mecanismos, estarán ahí. Siempre. Es la trascendencia bien entendida. La trascendencia que divierte.
Así que ya sabemos algunas cosas que podemos esperar de “Vampir”, editado por Fulgencio Pimentel, una joya de edición (sin exagerar, una belleza como objeto). Vamos a leer una historia aparentemente ligera, donde el humor es un ingrediente importante para ligar un plato sobre el amor y el desamor, los celos, la vida y la muerte, el mal, la bondad y las creencias en lo divino. Para entrar en detalles, diremos que “Vampir” viste todas estas temáticas de terror gótico. El tomo reúne los cuatro primeros libros de la serie original francesa (vendrá un segundo tomo para cerrar la obra), y en sus páginas asistimos a la vida de Fernán, un vampiro de aspecto “nosferático” (ese modelo poco sexy de vampiro lampiño y cabezón, vamos) pero de modales deliciosos, asustadizo, enamorado y rechazado, voluble como un niño y sabio como un inmortal. Poca sabiduría, porque en los mundos de Sfar todo son dudas existenciales. Dudas para encontrar la felicidad, que llega en forma de amor, o de la búsqueda del amor, al menos.
Nunca sabemos dónde estará el amor verdadero, y en el universo monstruoso de “Vampir” menos aún… ¿en una mujer fantasma, una chica árbol, una humana víctima del vampiro, una exnovia vamp sacada de un cuadro de Munch? Para descubrirlo, debemos perdernos el estas historias llenas de mitos arcanos, golems, fantasmas y Baba-Yagas. Disfrutar el relato, porque Sfar es ante todo un cuenta cuentos capaz de atrapar con las dos primeras viñetas (“Alguien llama a la puerta del castillo, y el vampiro Fernand se inquieta”, ¿quién no quiere seguir leyendo un relato que comienza de esta forma?).
Como hemos apuntado, la forma ayuda, con un dibujo que mejora en cada aventura, muy libre, expresivo, exacto en el detalle necesario para la narración. Las páginas son sencillas (sofisticando su esquema hacia el tercer capítulo, “Transatlántico en solitario”) y la lectura fluida. Mejor, vertiginosa.
Además, el lector descubrirá porqué a un vampiro le gusta ir, con furtiva nocturnidad, a visitar el Museo del Louvre.

0

Alan Moore y los superhéroes hoy

Qué grande el barbudo.
Qué listo, inteligente, el chamán.
Hablamos de un tipo que es tenido por el más grande guionista de todos los tiempos, así que para una vez que quiere dar una entrevista, se viste de Black Emperor y, Godspeed you!, la arma buena.

alan-moore

Señor de las tormentas

Veamos las frases que recuerda El País en el artículo de la polvareda:

... abrazar lo que son sin ambages personajes infantiles de mediados del siglo XX indica una retirada de las abrumadoras complejidades de la existencia moderna.

nos encontramos con la nostalgia del siglo pasado dominando posesivamente el ámbito cultural y negándose a permitir que esta era sin precedentes desarrolle una cultura propia, relevante y suficiente para los tiempos que corren

Encuentro preocupante que el público de las películas de superhéroes esté ahora prácticamente compuesto por adultos, hombres y mujeres en sus 30, 40 o 50 que se apuntan ansiosamente a ver personajes expresamente creados hace medio siglo para entretener a chavales de doce a quince años.

Así que ahí lo tenemos, un Moore icono engrandeciéndose por una sabia y diletante actitud como entrevistado. Y el gallinero, aquí abajo, todo revuelto… Pero realmente ¿Ha dicho Moore algo que no sea bastante cierto (paso por alto que cada sentencia suele comenzar con un «para mí» bajo el cual toda discusión debería apagarse… esto va de gustos personales)?

Que los superhéroes son en origen, y es su naturaleza serlo, fantasías para niños y adolescentes no me parece ningún secreto, sino una obviedad. Y que la industria del entretenimiento los ordeña hoy, pues también es evidente. Por cada creación nueva, ¿cuántos reborns vacíos hemos leído/visto? Pues eso.

Pero además, si analizamos un poco los acercamientos más claros a lo superheróico de Moore, caramba, es que creo que claramente es un autor que nunca ha «apoyado» el género. Miracleman es una barbaridad que viene a demostrar el terror de alcanzar la semi divinidad. Watchmen no solo se centra en personajes tremendos sino que parece venir a reírse de las edades Golden y Silver. Quizá Supreme (que no leí entero, de hecho, leí poco porque me aburrió) sea el más «cariñoso», aunque intuyo que también tiene mucho d crítica hacia la deriva del género en cambios de siglo. La ABC va más allá de ser género sin más, y digamos que llega a él a partir de sus referentes previos en el tiempo (mitología, ficción pulp, novela decimonónica…)

Yo personalmente me he criado leyendo Marvel, y DC-Zinco, que me pilló con la bisagra de Moore y Miller cuando yo tenía la edad adecuada, 16 años más o menos. Así que disfruto el género pero sí, pocas veces lo veo como algo más que un divertimento… lo que ya es mucho, por cierto. Que vamos, no le pido a Hawkeye de David Aja y Matt Fraction que me hable de la corrupción del sistema capitalista y del modelo posible de nueva sociedad para el s. XXI,  o de las relaciones de pareja con un seropositivo a tu lado, sino algo que me divierta y entretenga. Si además resulta que sus aspectos técnicos son superlativos, pues no me empacho nada al decir que fue uno de los mejores tebeos del 2013, por encima de, no sé, Playground de Berliac, una maravilla (tomen nota) donde se analiza la función del arte a través de la figura del cineasta Cassavettes. Pues mira, por su impacto «gramatical» me parece superior lo del super-arquero y sus cuitas con mafiosos de barrio y chica-quiere-a-chico.

Por otro lado tenemos el tema del reciclaje. Que es algo preocupante, que Marvel y DC pueden perpetuar sus iconos, pero es una operación carente de sentido. Oye, ¿que en la nueva tanda de revisionismos Marvel aparecen cosas aceptables o más que aceptables y que la peli de vengadores da el tebeo de Sh perfecto, en su media hora final? Pues bien, me alegro, pero como novedoso, dar una vuelta de tuerca a Power Man o llevar al cine a Iron Man, no va a serlo. Ojalá me equivoque, pero temo que los tiempos de hacer algo nuevo con el género han pasado hace mucho. Ahora solo queda el posmodernismo, y el oficio. Yo si hay oficio, aplaudo.

Moore, más radical, piensa que con eso no basta, que hay otros temas a los que el cómic debe atender. Lo que por otro lado ya sucede, y más que nunca, diría.

0

LOS SURCOS DEL AZAR, de Paco Roca

Publicado en Faro de Vigo. Un texto que merecía una ampliación fecunda y amplia para este blog, pero voy loco de tiempo, mal es poco, así que, bueno, disfruten la versión publicada.

Un tebeo para reivindicar la historia y la memoria.

El último trabajo de Paco Roca ahonda con maestría en hechos del pasado de nuestra historia contemporánea, en una reivindicación de la memoria tan valiente como emotiva.

surcos
Los hechos son inamovibles, precisamente porque son las acciones sucedidas en el pasado. La Historia es la disciplina que interpreta esos hechos para, en cierto sentido, buscar su significado. El dato, por objetivo que sea, siempre es proclive a ser interpretado. Por suerte.
Paco Roca no es historiador si no un ciudadano de España con un oficio, contador de historias. Su medio es el cómic y su última historia trata de los años en que el republicano Miguel Campos (Miguel Ruíz en la novela gráfica) escapa de la España de vencedores y vencidos el 28 de Marzo de 1939, conoce los campos de trabajo franceses en Argel, la guerra de África y finalmente cierta gloria como parte integrante de la 9ª Compañía de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, o “La Nueve”, nombre popular de esa compañía integrada por españoles republicanos en gran medida, y que es la que encabezó la liberación Parisina en 1944.
Cuando Roca decide que ese será el hecho de “Los surcos del azar” (Astiberri ediciones) está siendo valiente en tanto que sabe (y así enfoca su obra) que este cómic no se leerá como un relato del género histórico más, sino también como una carta autoral a nuestro presente social y político. En este sentido algunos debates que ya han surgido respecto al cómic y sus contenidos podrían entenderse como un éxito, al lograr que esta novela gráfica trascienda la mera obra documental para convertirse en un postulado a favor de la memoria, y de entender que hay heridas abiertas por querer ningunear esa memoria.
Y además Roca toma un partido. Si en toda guerra hay heridas en ambos bandos, la victoria levantisca del fascismo en nuestro país se puede traducir en vencidos y vencedores. Esta es la historia de los primeros, no la de los segundos, una historia que capitanean aquellos que partiendo de la derrota (“El fin”, se titula significativamente el arranque del libro, situado en esa fuga de una España a punto de proclamarse fascista) consiguieron una victoria heroica (París arrebatado a los nazis).
surcosazar

A partir de esta doble idea (un tebeo rescata el pasado para pensar el presente, y el autor es libre de tomar partido) podemos entender la enorme categoría de “Los surcos del azar”: con forma de entrevista en presente del propio autor a Ruíz, con un aire periodístico pero lleno de una sensibilidad observadora propia del narrador puro, Roca desmenuza los hechos. El pasado se detalla, los colores naturalistas y atmosféricos nos llevan, como lectores, al sofocante desierto, al hacinamiento inhumano en un barco o a acciones bélicas secas y carentes de glamour o épica. Es sintético pero naturalista, a la manera de la línea clara (a la que no adscribiría a Roca totalmente, puntualizo). El presente, sin embargo, libera aún más al dibujo, y acude a tonos sepia. Los hechos están ahí, pero desde el presente solo cabe interpretarlos. Por tanto el presente, en eterna construcción, es menos concreto que el pasado. Es una posible lectura. Otra será la clara intención de poner el acento en la Historia y no en el “falso documental” sobre Paco Roca y su encuentro con Miguel Ruíz. Pero ese ardid es engañoso, porque, como digo, el presente es el fondo en la obra. El juego de significados se intensifica cuando sabemos que la entrevista de Roca con el republicano es en sí misma ficticia.

En el presente además tenemos más puntos de interés de “Los surcos del azar”. El mayor, que resulta un fascinante análisis del compromiso creativo y el proceso creador. Roca se dibuja practicando su oficio (aunque pocas veces lo vemos dibujando en la ficción… el oficio de autor de cómics es más que eso, claro) y también los cambios sutiles pero profundos en quienes rodean y conocen (creían conocer, ya que era reservado respecto a su vida) a Miguel Ruíz. Es exquisito así en el detalle, en la caracterización de personajes, gestos, miradas, actitudes y diálogos. La empatía lograda a través de pequeños detalles de puesta en escena, un silencio, una mirada, un diálogo inesperado, ponen en relieve la categoría del autor.

Paco Roca ha encontrado en “Los surcos del azar”, en fin, su obra más lograda, una que aprovecha la libertad del formato del libro para extender su compleja historia lo que es necesario, de modo que nada sobra, nada falta y nunca se pierde ritmo. Porque la lectura de esta novela gráfica documentada con rigor y narrada con ligereza resulta fascinante, desde su primera y terrible escena hasta las últimas y emotivas despedidas que cierran la obra. Posiblemente estamos escribiendo sobre un cómic que va a quedar como un hito de nuestra historieta, y como la obra más importante de su autor, uno que ojo, ya había hecho el superventas “Arrugas”, nada menos.

2

Moderar o no.

Tras unas semanas donde se pasaron los comentarios por moderación previa (vino bien, bloqueé algún insulto personal y algunas formas inaceptables de esas que esparcen mierda sin ton ni son),  dejo de moderar la entrada de comentarios al blog y ruego, aunque no exijo, identidad pública real o cuanto menos un apodo que sea rastreable e identificable (en redes sociales, blogs, etc, no solo a través de la cuenta de correo electrónico a que obliga WordPress y que pude ser fácilmente fantasma).

Moderaré puntualmente si considero que procede , eliminando sin más explicación todo comentario que considere ofensivo, o si, por supuesto, así me lo indican desde Gente Digital, plataforma que tiene a bien alojar este blog y otros muchos. Para mí es una cuestión higiénica: no quiero que «Serie de Viñetas» sea la bitácora que se mancha del grupo Gente Digital, me daría mucha pena, no quiero que el cómic sea la disciplina que ensucia, en un marco de blogs deportivos, de recetas y nutrición, de Apps, de cine, de caza, de tele, de noticias locales, de moda, etc. 

Ergo, puertas abiertas, como siempre. Pero esto no es una casa de citas donde todo vale, ¿ok?.

Gracias por la atención prestada, seguimos posteando críticas y reflexiones por aquí.

Ahora circulen, no me formen grupos…

0

Una malvada de cómic

Es verde, su carácter, irascible. Es malvada y peligrosa…

hulka01

No hombre… Hulka es buena, es de los buenos…¿no veis que fue de Los 4 Fantásticos?

Como os decía… es verde, es mala, MA-LA, tiene carácter, y otra pista… tiene un mojo algo subidillo. Que se nota que quiere marcha, vamos…

hulkasexy

Breaking Bed

Que no, no insistas, no es Hulka. Hablo de…

¡¡¡La bruja Verde!!! 

escanear0001

Se trata de la villana del tebeo Blue Bolt, un cómic de ciencia ficción totalmente «Soap», de Joe Simon y Jack Kirby, nacido en 1940. Podemos disfrutar de sus maldades de opereta naive en el maravilloso Science Fiction editado, hace relativamente poco, por Diábolo. Habrá que hablar de este libro en otro momento, una delicia muy de su tiempo, al que solo cabe acercarse con una sobredosis considerable de hormonas del candor encima y que atesora el genio creativo de dos firmas mayúsculas.

Pero de momento dejadme reír a placer con esta Bruja Verde que cada cuatro viñetas se pone berraca con el guapo héroe. Wetxcelsior!.

0

PROPHET 2: HERMANOS, de VV.AA.

Artículo publicado en Faro de Vigo

Espacio profundo, futuro y lejano.

Pocas series mensuales norteamericanas gozan de un aliento personal tan claro como “Prophet”, una odisea cósmica hermética y arriesgada.

                ProphetV2

“Prophet” es una creación anodina del anodino Rob Liefeld. Hizo sus tebeos anodinos, y cayó en el semi olvido hasta que Brandon Graham retomó la figura, el nombre y poco más. Y entonces la cosa cambió. En manos de Graham, “Prophet” se convierte en el relato futurista y oscuro de un posible renacer de la especie humana en un tiempo en que ya ha caído. Y poco más se puede contar, gracias al tono inteligentemente opaco de la obra.

Ese es el principal atractivo de “Prophet” (del que Aleta ediciones saca ahora un tomo 2: “Hermanos”), el retratar un momento y lugares lejanos, extraños, ajenos a nuestra realidad, perdidos en el futuro. No hay asideros, no estamos en el planeta de Han Solo, con sus ademanes de western y sus malos de péplum, sino en una civilización monstruosamente exótica, que desarrolla conceptos cercanos a la “Nueva Carne” mezclando lo orgánico y lo mecánico, consciencias en cuerpos amorfos y humanos que son cosas clónicas. Los sentimientos, las relaciones sociales, las civilizaciones en “Prophet” nos son ajenas y poco comprensibles.

La astucia de este cómic está en equilibrar lo hermético con cierto sentido de Mcguffin, por lo que el lector, que en su formato original americano se enfrenta a un comic-book mensual, tiene asideros argumentales para querer seguir comprando el título: hay una misión para Prophet y hay muchos Prophet clones.

Tebeo, en fin, de puro género fantacientífico  que desde una sensibilidad actual recupera la rudeza de Richard Corben y la imaginación sin brújula de Moebius.

En este tomo la mayor parte del acabado gráfico recae en Gianni Milonogiannis. Y sin hacer un mal trabajo (es eficazmente atmosférico, cualidad muy pertinente para “Prophet”) no logra que olvidemos el arranque de la serie, con un barroco Simon Roy que se ajustaba a este apocalipsis como un guante. OB

0

A propósito de la Historia.

Una historia. Mi abuelo se casó (con mi abuela, digo) y tras otros destinos se fue a vivir a Cartagena, donde fue destinado ya que, de carrera militar, era capitán de corbeta de la artillería de la armada. En Cartagena le sorprende el “Glorioso” Alzamiento Nacional. Es zona roja y él, artillero, está destacado en un polvorín.
Me cuentan en casa (y las biografías, como la de Borobó, aunque este parece ser que inventa más que investiga): en su base no triunfa el movimiento faccioso (será la última base naval republicana en resistir, tomada por el ejército sublevado el 31 de marzo de 1939), y finalmente se sufrieron las consecuencias que esperan a los perdedores, el bando rojo. Los fusilamientos están al orden del día, pero mi abuelo salva su pellejo. Él, que libra fortuitamente del pelotón de fusilamiento (fusilamientos aleatorios, contaría… libra por suerte) escapa de Cartagena y llega a pie hasta zona nacional con la intención volver a reunirse con mi abuela (en estado), e incorporarse al ejército en tanto que militar no político, ni levantista ni resistente. Para ello presenta documentación cartaginense que entiende le permita el reconocimiento como militar no sublevado. Cuántos casos de similar pragmatismo se vivirán en la guerra… Pero el intento resulta infructuoso, pues es enjuiciado como rojo y sufre cárcel aproximadamente durante 2 años por venir de zona republicana. Consecuencia de este juicio, además de la cárcel, es su baja y expulsión definitiva de la marina (con la democracia, será rehabilitado de cargo y sueldo). Casi diré ¡qué suerte!, pues lidiaba con el pelotón de fusilamiento.

El protagonista de «Los surcos del azar» es un republicano heroico que participó en «La Nueve». Una historia mucho mayor que la de mi abuelo, pero que viene del mismo lugar y se imbrica con ella en mi cabeza.

“Los surcos del azar”, de Paco Roca, una novela gráfica magistral, honda, necesaria, me ha traído al recuerdo a mi abuelo, y necesariamente debe provocar una reflexión sobre tantas figuras que, en aquella España hundida, perfilan un enjambre de perdedores con historias tan absorbentes como terribles. Reflexión general, de toma de conciencia, y si la obra es el éxito que merece ser, debería avivar la memoria y la reflexión particular de tantos españoles que tienen historias parecidas a la mía (que no es mía, claro, sino de mi abuelo). Es una España que la transición no ha querido recuperar, y seguimos ahí en un limbo de olvidos nada inocentes. Es la intrahistoria que debería ser Historia verdadera, noble, reivindicable y necesaria para completar de una vez este país.

Hay que darle gracias a Paco Roca por la enorme valentía de entender la urgencia y necesidad justa de una verdadera memoria histórica, aplicándola a un cómic de valor aún por calcular. El tebeo, además, es una pasada, pero de esto hablaremos otro día.

surcos-del-azar

0

Lo mejor de 2013

Es inútil, este año no puedo.

Las listas son gracietas, sobre todo una realizada por un único votante, pero tienen su coña así que yo solía hacer la propia. Sin embargo esta año no puede ser. La calidad y variedad de obras me deja noqueado y no sé cómo dar un orden, porque según lo que mire en cada momento el orden cambia. Así que quede dicho. Hay tantos tebeos tan, tan recomendables y tan, tan distintos unos de otros, que solo puedo preguntarme si puedo valorar más ese  monumental Fran y su antecedente La cuerda del laúd (Jim Woodring) que una pieza ya tan esencial para el cómic nacional como es Los surcos del azar (Paco Roca). Si la potencia de Beowulf de García/Rubín me gusta más que la reflexión de La infancia de Alan (Guibert).

Luego tenemos los pijamas, tebeazos, este año. Los mejores, El rayo Mortal (Daniel Clowes) y Ojo de Halcón (David Aja y Fraction demostrando que un Marvel jugoso es posible).

¿Y cabe comparar algo como No os indignéis tanto (Manel Fontdevila) y Grandes Preguntas (Anders Nilsen), que se parecen lo que un huevo a una castaña en tantos aspectos, se puede decidir que uno esté «por encima» del otro? ¿Juzgamos  La Colmena (Burns) como una parte en medio de una obra inacabada o valoramos su hondura al nivel de una obra unitaria como Maestros Antiguos (Mahler)?

Quizá todos esos deban lidiar en el podio como los hermanos Marx en su camarote, y dejar aún un hueco para Conspiraciones (José Domingo), pequeña grandeza, el tebeo más divertido del año (bueno, la que Domingo monta en «Panorama» no es manca tampoco). 

Y no olvidarnos de Baco (Ed Campbell), recuperación reivindicable, la mirada autoral al cómic comercial, de uno de los defensores internacionales del concepto de novela gráfica. Ni de Nela (Rayco Pulido), revisiones literarias para demostrar que el cómic no es literatura dibujada. Brillante en lo formal, intenso y bello. O de Virus Tropical (Powerpaola): quien piense que la autobiografía es un cliché debería dejarse llevar por la intensidad de Powerpaola.

¿Y el manga? He leído poco, pero Tezuka está ahí siempre, claro…

Y una mención especial, para Panorama (VVAA) coordinado y cocinado por Santiago García. 30 autores de aquí, y de ahora. Debe estar en las listas, porque debe existir este tipo de producto antológico, y debe salir de los márgenes del lector especializado.

Evidentemente quien quiera cansarse de leer recomendaciones, mi consejo, que acuda a la ACDCómics, donde muchos profesionales de la crítica hemos elaborado, por democrático voto, una lista de recomendados hace unos meses (aquí) a la que puedes apostar, seguirá una segunda ronda que complete el 2013.

0

NO OS INDIGNÉIS TANTO, de Manel Fontdevila

Publicado en Faro de Vigo

Reflexionando el presente para cambiar el futuro.

Manel Fontdevila vuelve al cómic con una obra reflexiva y enojada, un análisis de nuestra sociedad y del momento actual necesario y lúcido.
no-os-indigneis-tanto
Manel Fontdevila es bien conocido por su papel en la renovación de la revista satírica “El Jueves”. Además de haber dirigido la cabecera entre 2000 y 2004, en su seno desarrolla las historias de “La Parejita”, y, con Albert Monteys, “Para tí que eres joven”. Además se cuenta como uno de los mejores humoristas gráficos merced a sus dardos para el diario Público y “Eldiario.es”.
Pero hacía mucho que Fontdevila no presentaba obra nueva que no procediese de sus entregas periódicas (carne de recopilación), por lo que “No os indignéis tanto” (Astiberri editorial) ya tenía, a priori, puntos de interés. Con la lectura el apriorismo se convierte en certeza absoluta: Fontdevila es un equilibrista del lenguaje historietístico y uno de nuestros autores más importantes. Además, enormemente lúcido.
A partir del “Indignaos” de Stéphane Hessel, “No os indignéis tanto” vertebra un discurso brillante, ponderado y hasta autocrítico. No es Manel dado a erigirse en tótem de La Verdad, pero sí es indudable, a la luz de su obra reciente, que tiene las ideas claras y un modelo de sociedad definido. Su nueva novela gráfica es la cristalización diamantina de esta mirada al mundo. Como decía, autocrítico, uno de sus puntos fuertes. Porque comenzar un discurso sobre cambio social con la indignación anecdótica, mundana, de un retraso aéreo en la pista de despegue, nos da la medida de la ironía finísima del autor.
Es un punto de partida anecdótico para desarrollar un discurso perfectamente construido: la clase política, la sociedad bipolarizada, el movimiento 15-M, son los temas que a partir del “Momento avión atascado” desarrolla Fontdevila con retranca aguda. Y si, en cierto grado, hasta aquí el tebeo trata un poco los temas más “globales”, llegados al ecuador de la obra aparecen cuestiones que, desde lo específico, van a discursar sobre lo global. Me explico. A medio viaje el autor cuenta la anécdota de “Le gorille”, una canción de Georges Brassens de 1952, escándalo de su tiempo. Aquí entra en la disertación “fontdeviliana” el humor, y la obra se expande. A partir de Brassens aparecen los límites del humor, la censura, el papel catártico del bufón, los Monty Pyton o El Jueves (y el tema del secuestro de la portada de los Príncipes de Asturias). Humor a través de casos concretos para analizar sus términos, sus objetivos reales o, enorme aquí Fontdevila, ese concepto pernicioso que es el “humor inteligente”. Y finalmente, el tema de la desobediencia legítima, casi cerrando círculos.
Un texto, en fin, lúcido e incendiario que además se enriquece con su construcción. Manel Fontdevila es un autor de cómics, domina los recursos, conoce a los autores punteros, abreva como una esponja y crea. Crea con la forma, experimenta con la diagramación, innova aplicando recursos casi inauditos y que lo acercan a autores del calibre de Seth o Chris Ware. Porque “No os indignéis tanto” experimenta sin perder el norte y demuestra que en el cómic hay un universo de maneras de contar historias aún inexplorado. El noveno arte se enriquecerá mediante la osadía que demuestra aquí Fontdevila. O mejor dicho: Fontdevila enriquece al noveno arte.

1

#5cómics2013

Durante los últimos días de este año que acaba he creado e impulsado en twitter un hastag (tema del que hablar, vamos): #5cómics2013, consistente en, claro, eso mismo, mencionar cinco cómics del año. Sin más reglas, no una lista, sino simplemente los primeros que buenamente te venían a la cabeza.
La idea inicial era contabilizar, pero es imposible, la cosa creció mucho.
Así que lo que sí os ofrezco es, precisamente, la localización del hastag y todos los twitts que ha motivado:

//
Por supuesto que el juego sigue abierto, igual aparecen más cincos estos días.

0