VAMPIR, de Joann Sfar

Publicado en Faro de Vigo

Los monstruos también se enamoran.

En “Vampir” vamos a dejarnos llevar por una imaginación desbordada que abreva de los mitos del terror europeo para rejuvenecerlos con humor.

vampir (portada libro 1)

La portada más bonita de 2013

Joann Sfar es un poeta del lápiz. De su imaginación brotan historias llenas de lirismo que son expresadas con un dibujo hermoso, vivaz, en una planificación austera pero que siempre otorga un aire de dulce libertad a sus páginas. Joann Sfar es una máquina expendedora de historias. Vidas de artistas, aventuras en una prehistoria imposible, relatos gulliverianos, cuentos de músicos judíos ambulantes, tebeos para niños pequeños, alambicadas gestas de espada y brujería protagonizadas por animales al estilo Disney… uno, cuando se acerca a un título surgido de la imaginación sin fin de este francés licenciado en filosofía y en bellas artes, nunca sabrá a ciencia cierta qué se va a encontrar.
Esto es así si nos ceñimos a lo argumental. Pero como el arte de Sfar es completamente autoral, sí podremos imaginarnos varias cosas. Su obra está siempre perfumada con un aire ligero, de humorada intrascendente casi gamberra (o enteramente gamberra en ocasiones), sus historias se bañan en los géneros clásicos para desmenuzarlos y utilizarlos a su antojo, y su mundo interior es tan personal que siempre brota luminoso. Da igual que hable del pintor Pascin o que fabule sobre su propia vida en un mundo prehistórico, los temas del amor, el sexo, la fe y sus mecanismos, estarán ahí. Siempre. Es la trascendencia bien entendida. La trascendencia que divierte.
Así que ya sabemos algunas cosas que podemos esperar de “Vampir”, editado por Fulgencio Pimentel, una joya de edición (sin exagerar, una belleza como objeto). Vamos a leer una historia aparentemente ligera, donde el humor es un ingrediente importante para ligar un plato sobre el amor y el desamor, los celos, la vida y la muerte, el mal, la bondad y las creencias en lo divino. Para entrar en detalles, diremos que “Vampir” viste todas estas temáticas de terror gótico. El tomo reúne los cuatro primeros libros de la serie original francesa (vendrá un segundo tomo para cerrar la obra), y en sus páginas asistimos a la vida de Fernán, un vampiro de aspecto “nosferático” (ese modelo poco sexy de vampiro lampiño y cabezón, vamos) pero de modales deliciosos, asustadizo, enamorado y rechazado, voluble como un niño y sabio como un inmortal. Poca sabiduría, porque en los mundos de Sfar todo son dudas existenciales. Dudas para encontrar la felicidad, que llega en forma de amor, o de la búsqueda del amor, al menos.
Nunca sabemos dónde estará el amor verdadero, y en el universo monstruoso de “Vampir” menos aún… ¿en una mujer fantasma, una chica árbol, una humana víctima del vampiro, una exnovia vamp sacada de un cuadro de Munch? Para descubrirlo, debemos perdernos el estas historias llenas de mitos arcanos, golems, fantasmas y Baba-Yagas. Disfrutar el relato, porque Sfar es ante todo un cuenta cuentos capaz de atrapar con las dos primeras viñetas (“Alguien llama a la puerta del castillo, y el vampiro Fernand se inquieta”, ¿quién no quiere seguir leyendo un relato que comienza de esta forma?).
Como hemos apuntado, la forma ayuda, con un dibujo que mejora en cada aventura, muy libre, expresivo, exacto en el detalle necesario para la narración. Las páginas son sencillas (sofisticando su esquema hacia el tercer capítulo, “Transatlántico en solitario”) y la lectura fluida. Mejor, vertiginosa.
Además, el lector descubrirá porqué a un vampiro le gusta ir, con furtiva nocturnidad, a visitar el Museo del Louvre.

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