Archivo abril 2013

«LOS CAPULLOS NO REGALAN FLORES» vs. «DICTADORES: LEOPOLDO Y FRANCISCO»

Dos lecturas casi paralelas para hablar del estado de la cosa sin pasar por alto la divagación respecto a esas dos lecturas. De esto va est epost. hace poco he leído dos tebeos hechos en españa que resultan interesantes de cotrastar y comparar. Por antitéticos.

Las dos portadas de «Dictadores»

La portada de los capullos y unas tijeras enormes.

Por un lado tenemos un libro de «Moderna de pueblo«, Raquel Córcoles, y por otro un comic book grapado, «Dictadores«, donde dos autores (Sergi Puyol e Irkus E. Zeberio) divagan sobre sendos sátrapas. Reconozco que «Los capullos no regalan flores» no lo he terminado, al menos de momento, pero con lo leído tengo suficiente para esta mandanga, que diría El Fary. El libro de Moderna de pueblo lo edita un gigante, Mondadori. Es pequeñito, bonito, cuidado, de precio muy asequible (ronda los 15 €). El de los dictadores es uno de esos objetos guapetones que saca Apa-Apa, un tebeo grapado pero con papel de jugoso gramaje, cubierta con solapas, y mucho mimo. 9 €, otro precio asequible para un tebeo pequeño pero detallista como objeto.

«Leopoldo/Francisco» es un divertimento travieso, donde dos autores fabulan alrededor de las figuras de Franco (un Franco del futuro ¿?) y Leopoldo II, un par de gamberradas que confluyen en la página doble central. Más allá de lo sencillo del planteamiento (aunque hay mala uva soterrada y siempre hay sustrato por debajo, cuando se habla de Franco, por muy cafremente que se haga, o de cualquier dictador, sea el Leopoldo que nos ocupe, Castro o el que sea) lo que interesa aquí es la forma, el gusto por experimentar con el diseño, desde planteamientos que me recuerdan al expresionismo y el art brut, en el caso de Zebeiro y a, bueno, al «Viaje» de Yokoyama en el delirio de Puyol.

Por su parte «Los capullos no regalan flores» es un producto del hoy, de este neo cómic para todos los públicos que parte de la red de redes como lugar de distensión de normas y preconceptos. Hace muchos años alguno dudaría de que este tebeo fuese exactamente un cómic, quizá hablase de mezcla entre historieta, relato ilustrado y yo qué sé. Pero no, esto es un cómic que quiere hacer las cosas como le de la gana y lo hace. Y además, resulta que de experimental, poco o nada. Desde la libertad de la novela gráfica y la búsqueda de lo necesario para sus intenciones, Moderna de pueblo hace verdaderos best sellers. No me atrapó demasiado, personalmente su chiste me hace gracia en primera instancia pero se me agota por repetición. Quizá mucha alforja, demasiada. Quizá el blog es más su lugar, de momento. Pero la realidad es que «Moderna» cala, es Trending Topic incluso fuera de los cercos de la tebeo-esfera, y gusta.

Si el artefacto de Apa-Apa es un delirio sobre dictadores con ganas de hacer reír, Moderna de pueblo crea un espejo de sí misma y sus relaciones sentimentales en la gran ciudad. Se ríe de lo que quiere ser, o es aquello de lo que se ríe. Y va desgranando prototipos risibles de masculinidad (y de feminidad, ¿a su pesar?) con cuya descripción quizá quien más se pone en evidencia es la retratista. Esto no es del todo malo, quizá incluso es premeditado. Un ramillete de moderniquis muy caricatura, topicazos con los que el lector sintoniza por aproximación o reconocimiento.

El hecho es que al leer ambos cómics casi a la vez, me quedé pensando que, caray, en España hay espacio para obras herméticas como «Dictadores», con su pequeña y osada tirada, y para cosas «mainstream» que, mira qué bien, se alejan en tono e intereses de todo aquello que hace años era considerado mainstream (ya sabes, pijamas voladores, bárbaros depilados, ciencia ficción con tetorras, terror… acaso el costumbrismo cheli del Vívora sea lo más parecido, y mira tú, dos gotas de agua). Moderna de pueblo habla a un lector mayoritario y generacional (veinteañero y urbano) de sí mismo, sus cosas, sus patetismos. «Dictadores» revuelve sus tripas para hacer cosas que quieren ser nuevas y tierra de nadie, o de muy pocos. Arguiñano y Adriá.

Hace décadas dudo que Moderna fuese superventas, no la concibo en la era del Cimoc o el Tótem. Ni siquiera en Cairo. Hace décadas Puyol y Zebreiro serían carne de Madriz o Medios Revueltos, apenas serían visibles salvo como montante de una revista de luxe (maravillosa) y se dedicarían mayormente a otras cosas, pero jamás lograrían la autonomía de una «grapa».

Y si tiramos del hilo… este mes se reedita un semiclásico de género fantástico como «Los reyes Elfos» (que ni leí ni leeré), y vuelven Atlas & Axis para los más jóvenes (que no leí y quiero leer algún día). De todo para todos, y hecho aquí. Qué bien, ¿no?

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Nela, de Rayco Pulido

Artículo publicado en Faro de Vigo el 5 de Abril de 2013. La procedencia, prensa generalista, explica ciertos tópicos como mi intencionalidad de «demostrar» que el cómic puede hacer una buena traslación de Galdós sin caer en los modos de la  serie «Joyas Literarias Juveniles», algo que al lector de este blog le va a resultar obvio, lo sé.

“Nela”, o Benito Pérez Galdós llevado a la novela gráfica.
El canario Rayco Pulido traslada al lenguaje del cómic “Marianela”, una de las más famosas obras del autor de los “Episodios Nacionales”.
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Galdós escribió “Marianela” en 1878. Hay en esta novelita corta una mirada a temas diversos, como el progreso, la injusticia social, el amor más o menos platónico, más o menos ideal, o el papel del progreso en nuestras vidas o la religión. Pero todo ello aflora en un relato de corte casi folletinesco, de intensidad a flor de piel. Una niña pobre , fea y escuálida vive enamorada de un invidente. La posibilidad de su cura acelera el drama. Un mundo de pasiones, ansias y miedos que pudo ser uno de los atractivos que Rayco Pulido vio en el material de partida.
“Nela” (Astiberri Ediciones) es una versión, cierto, y como tal se beneficia del texto original. La historia goza de gran intensidad y los personajes poseen un retrato elaborado. A partir de ahí, hay que felicitarse de los méritos de Pulido porque su adaptación es intensa y certera, y sobre todo sabe huir de tópicos como “literatura pobre”, “simplificación infantilizante” y tantos otros que, por muchos años, han perseguido a las historietas que se basaban en obras literarias.
Es cierto que, sobre todo en el mercado europeo, no pocos autores ya tentaron desde los sesenta diversas traslaciones, y alguna con éxito. Pero uno tiene la sensación de que hubo un antes y un después de que Mazzuchelli y Karasik hicieran su versión en cómic de un Paul Auster en 1994 (“La ciudad de cristal”). Allí se mostró cómo llevar a un medio completamente diferente una obra literaria, con recursos historietísticos rupturistas, innovadores.

«Nela», literatura gráfica

Pulido trabaja en esa misma onda. Su “Nela” es puro cómic, prescinde totalmente de textos de apoyo, lleva la narración a través de los diálogos (acertadamente victorianos), el dibujo es más simbólico que representativo (así el autor nunca dibujará a Pablo con ojos, para expresar su ceguera), la aparición del color genera interpretaciones simbólicas, e incluso en determinados momentos se luce en secuencias oníricas y mudas, para contar aquello que Galdós expresaba con profusión de palabras. Así, contando con efectos y modos propios de su medio, triunfa “Nela” como obra de cómic, como lectura independiente al original aunque totalmente respetuosa con aquel.
Hemos citado a Mazzuchelli, y ciertamente el norteamericano es un influjo claro en “Nela”. No es mimetismo sino entender la viabilidad de los modos y recursos que el autor de “Asterios Polyp” lleva ensayando desde que abandonó el tebeo comercial de superhéroes. También hay mucho de la nueva historieta francesa (la “nouvelle Bd”), especialmente de Christophe Blain. Pero apuntar una retahíla de nombres puede ser infructuoso. Quedémonos, mejor, con la idea de un autor joven que suelta su dibujo, que resulta expresivo y caricaturesco, en el marco de una obra repleta de recursos vistosos, imaginativos y al servicio del relato. Puede que aún no alcance a sus maestros, pero ello no resta mérito a “Nela”. Es sutil, aprende de los mejores ejemplos y se fortalece con una personalidad propia, la de un autor más que prometedor.

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La percepción.

[Aviso: NO he estado en Barça este año, por lo que no pretende lo que sigue juzgar ni el Saló ni el Graf, sino a los medios de prensa en estos momentos en que el cómic está en sus redacciones y ocupa lugar en sus programas de emisión. Y hablar de una serie de sensaciones que uno tiene estos días, por lo que ve, por lo que lee]
Un salón del cómic dedicado a los vaqueros (que fue tema en la historieta, sobre todo hace cierto tiempo, eso sí es verdad). Uno dedicado a los robots hace un año (que pueden aparecer en un tebeo, eso también es verdad). En entrevistas, se amasa la idea de uno sobre los coches para el futuro…
Y mientras, al otro lado de la calle del cómic, un nuevo evento, Graf, ha atendido al autor de tebeos. Al que sería el equivalente, en el negocio musical, al alternativo, al DIY de la viñeta. Dischord es Apa-Apa, ¡Caramba! es Merge… hazlo tú mismo, sé artista y piensa como artista.
O intenta ser negocio Grande, conquista el mundo con eso que, además, puede ser arte.
Dos modos de ver el mundo de la historieta que no deben reñirse ni darse cornadas, sino viajar en el mismo tren.
Pero en el caso del salón, de los bots, de los vaqueros, algo me da mucha dentera, quizá ajeno al propio Salón, ojo. Que sí, que aquí todos somos mayorcitos y sabemos que los Zíngaros son ellos, los que desprecian la historieta o la usan de objeto risible. Que hoy si te quieres entender persona de cultura inquieta, qué menos que atender a los cómics como medio rico. Pero mientras, y aunque la prensa escrita, en mi opinión, avanza por la vía adecuada (conocer y entender, acudir a firmas que saben del tema), los mass media de lo inmediato, del fogonazo, hunden al cómic en sus propios tópicos, esos que entendemos totalmente enterrados en la era de la novela gráfica y otras hierbas, pero que en telediarios y radios generalistas, pues no (slavo escasísimas pinceladas). Me remito a las pruebas, claro.
TVE: Abre sus puertas en Barcelona el Salón del comic Ver vídeo
Abre sus puertas en Barcelona el Salón del comic

Y las radios abusan de lugares comunes, patios de colegio de su infancia, encuestas a golpe de «llámenos» para recordar «sus personajes de cómic favoritos». Eso, escuchado por menda, en la SER, para volver sobre la añoranza pueril, el recuerdo cariñoso de un sesentón por Carpanta y Goliat (nunca en crossover, claro). Y bueno,  en Onda Cero basta dejarse abofetear por la foto que ilustra la noticia para pasar de leerla (clik en el link).

No sé si todo esto de convertir el Saló en una ComiCon donde no puede haberla (España no es EEUU, ni siquiera en la potencia del motor de las industrias del ocio) es bueno o malo, pero algo habría que hacer para que la consecuencia directa de ello no sean reportajillos de temporada (de hecho, la única temporada en que radio y televisión prestan atención a las viñetas) donde, en cuarenta segundos, en vez de alabar la vitalidad del medio, arte o como lo quieran llamar, se saque a cuatro frikis disfrazados (que es parte lúdica de un salón, pero no lo fundamental ni lo importante) y tres dibujos de Mortadelo y Superman.

¿Hubo disfraces en Graf?

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Salud y Roberto España y Manolín

En este día celebramos el asunto político desde la óptica, siempre rigurosa y sabia, de la historieta.
Con todos vosotros un enlace a la aventura de esos dos Hombres de España que fueron Roberto España y Manolín, criaturas de Gallardo y Vidal-Floch que homenajearon (y parodiaron) la inmortal obra de nuestra historieta del franquismo.
La historia, de 1994, comienza así:


…y para seguir leyendo, les enlazo un blog que es donde la encontré on line:

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Premios del Salón de Barcelona 2013

En tibio analizo rápidamente los premios de este año. Primero, la lista de ganadores, con mis enhorabuenas, calro que sí:

  • Votación popular «Sleepers»
  • mejor fancine, «Adobo»
  • autor revelación, Oriol Hernández por «Piel de oso»
  • obra extranjera, «Portugal» de Cyril Pedrosa
  • obra española, «Ardalén» de Miguelanxo Prado.
  • premio a una trayectoria, Purita Campos.

la votación popular es del pueblo, y no conozco el tebeo, además, y no procede criticar o alabar un premio popular (o sí, pero yo no lo haré)

Y Purita es un emblema y por tanto, bien. En cuanto al premio al fanzine, es premiar la calidad de un emergente, y creo que la mera nominación ya es algo que pone en la misma línea de mérito a los candidatos. ‘Adobo’ en concreto, bien, la fama le precedía y no me extrañó que gane.
Y al respecto de los tres, digamos profesionales, que han ganado, pues para empezar los tres son cómics de la editorial Norma. Cosa curiosa y fruto, lógicamente, del destino y de la decisión de muchos votantes (seguramente saltarán los anónimos por la red a acusar sin fundamento). Intuyo la alegría en esa casa, lógico y me alegra ver a gente alegre.
Y luego, bueno, creo que salta a la vista, los premios manifiestan una tendencia (entre los votantes) a valorar los caminos del clasicismo frente a la exploración o el riesgo. No voy a valorar más allá, pues el ‘Portugal’ está precisamente ahora en lectura, y lo de Oriol ni lo ojeé en librerías. Pero buscando en la red es evidente que el tono, como en el caso de «Ardalén» o de Pedrosa, es más clásico que otra cosa.
Ojo, esto no da un mal tebeo, no se me malinterprete ni se piense que prejuzgo las obras… especulo sobre tendencias en el gusto de los votantes, de la mayoría al menos. Pero sí que otorga un ánimo clasicista en los gustos del jurado (que es enorme, ojo, no hablamos de seis individuos cerrados en una sala decidiendo, sino de una pluralidad de profesionales involucrados).
Porque es evidente que hay una diferencia de tono abismal entre algunos candidatos…

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…y los finalmente premiados.

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Ahora, esto es algo muy personal, el triunfo de Prado (con un trabajo que a mí, la verdad, me dejó tibio al leerlo) supone una cierta alegría porque es no solo un autor gallego, sino una obra que se mira en temas y modos muy de Galicia. Y eso, qué le voy a hacer, me da también cierta felicidad aunque la obra finalmente me falle en su lectura (je, mi voto fue a otro galego que me parece que, de calle, se merece todos los premios del mundo este año) .

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PROPHET, de Brandon Graham

Recupero el texto que publiqué el 5 de Abril de 2013 en Faro de Vigo (ayer, vamos), lo amplío para este blog y rectifico una de esas gambas que se te cuelan en el cacúmen y das por cierta aunque leas la forma verdadera treinta veces. Hasta que ves, cuando nada se puede hacer, que no estabas en la vía correcta (Brandon Graham, con M, no con ‘n’ final)

El futuro es el Apocalipsis.

Brandon Graham retoma un viejo personaje para reverdecer el subgénero de la ciencia ficción apocalíptica.

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“Prophet” es un héroe surgido de la cabeza de Rob Liefeld para “Image Comics”. La editorial formada por dibujantes-estrella en los primeros noventa fue un hervidero de despropósitos, ya que entre tanto ilustrador de barroquismo epatante hubo poco talento narrativo. Afortunadamente de contar historias sí que sabe Brandon Graham, que en 2012 retomó la idea básica de Liefeld, la desnudó de todo lo accesorio (esto es, del estilo, el tono, el diseño… bueno, que dejó la idea básica nada más) y creó una odisea cósmica, futurista y severamente apocalíptica que ha triunfado por el boca a boca, blog a blog.

Aleta Ediciones se hace eco del mentado run-rún, y publica en castellano una serie en tierra de nadie. Arriesgada. En un futuro donde la raza humana ha desaparecido, cae a la tierra una nave con el último hombre, o algo así: un mesiánico John Prophet que estará destinado a reverdecer el reinado cósmico del homo sapiens… si sobrevive. Decía que arriesga Graham, porque está claro que “Prophet” es un relato evasivo y de género bien codificado, alejado de la moda de lo cotidiano que hoy es, a priori, más atractiva al editor. Y por otro lado, no se trata, ni mucho menos, de tebeo de superhéroes. Ya no solo en lo argumental sino ni siquiera en tono. Crudo, a veces feroz en la exposición de lo carnal, la serie se aleja de los estándares de limpieza que todo tebeo de Marvel o DC.

Para hacer crecer su argumento el autor cuenta en este primer tomo con un par de dibujantes aparte de él mismo, que en este primer tomo se marca un capítulo-homenaje a Moebius. Destaca Simon Roy, dibujante barroco, plásticamente potente, que puede recordar a una versión algo más amable de David Rubín, Paul Pope o incluso Geoff Darrow empapada de influencias ochenteras (a veces parece que nos ubicásemos, viendo los paisajes apocalípticos y minuciosos de Roy, en una suerte de encarte recuperado del “Zona”).

Prophet

Prophet y la fauna: el Hombre y la tierra

Arriesga, insisto. Porque no se alinea con nada (salvo quizás la corriente de cómic neocósmico que en castellano tiene su bandera en “Pudridero”) y porque no sacrifica su tacto lijoso en aras de ser más para todos los públicos. Las aventuras de Prophet, como he comentado ya, son secas, duras, diría orgánicas porque se regodean en los estragos de la carne, sufridos en una constante pugna con razas alienígenas. Amputaciones, vómitos, heridas… parecen la energía de recarga para el personaje. Y es ese tono poco dado a rodeos, afilado pero oxidado, lo que hace especial aquello que de otro modo, con otra contención, sería una ficción de aventuras espaciales más.

Porque esto no es space ópera, o en todo caso sería la que podría supurar la mente de un Cronenberg haciendo Mad Max. Por eso, posiblemente, en ocasiones nos recuerda a Jorodowsky si lo desvestimos de todo su rollo místico.

Si a mayores Graham y su equipo nos regala unas formas de narrar con un toque especial, donde el uso de cartelas sabe bascular entre la información y el despiste, y si a servidor, y sé que aquí más de uno y de dos arqueará las cejas, le recuerda en un algo, un nosequé, al mismísimo periplo del Capitán Torrezno (quizá por enfrentar al hombre solo a una realidad nueva, inesperada e impuesta por demiurgos caprichosos), pues ¿qué puedo concluir? Sorpresa muy recomendable, que además remata con una coda ilustrada maravillosamente por Emma Ríos, vecina de Vilagarcía de Arousa y reputada dibujante de Marvel (entre otras aventuras estadounidenses)

Continuará (en el tomo 2, ¡y lo quiero pronto!).

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remando al viento (sobre hundimientos sectoriales)

Hace unas semanas se levantó una polvareda descomunal ante un texto que el teórico Antonio Martín publicaba (en abierto) en su muro de Facebook. Reflejado en Entrecómics con el título de «Antonio Martín y la tormenta perfecta», la publicación en dicha web fue el ampli de un asunto que aún colea, aunque ya tibio.

Martín, que lleva una vida en el negocio, es alguien a atender y respetar. Con derecho a discrepar sobre su opinión, por supuesto.Sin embargo, ante el acaloramiento que provocó su escrito, uno se pregunta si los muchos intervinientes en los ochenta y pico comentarios en el post de Entrecómics lo conocen, lo han leído antes, o si simplemente se subieron al carro de un par de ideas para, otra vez, atacar el concepto «novela gráfica» desde todas sus posibles acepciones. Sea formato, corriente autoral, estrategia comercial o fórmula de éxito, lo genial para cierto vocerío es que el negocio se hunda con la ayuda/connivencia de la «ng»… idea por la que alguno se regocija. No entiendo estas actitudes, francamente.

 

Pero Martín no habla (o no solo, o no principalmente) de novelas gráficas. Del texto de Martín destacan dos ideas importantes que expongo con citas literales:

 

  • «la definitiva confirmación de la práctica destrución del escaso tejido industrial de este ramo editorial  [del cómic, claro]»
  • «Mientras tanto los teóricos más especulativos y que van de gurús no hacen sino maravillarse de lo bien que a sus ojos va todo (…) sin que dichos teóricos parezcan preocuparse por la otra realidad… La cara B, la del papel que juega hoy la historieta en una sociedad que se hunde día por día en la miseria»

En la segunda cita, los puntos suspensivos incluirían las referencias a la novela gráfica y que esos críticos piensen que el cómic español va bien. Que hay calidad. El negocio se hunde y la crítica mira a otra parte.

De estos dos puntos obvio por absurdo lo segundo. Es reduccionista: 1º, ¿ha leído Martín a todos los críticos que publicamos, durante un período de tiempo determinado y demostrable, para justificar tal aseveración? Y 2º: ¿es el papel del crítico de arte denunciar la situación industrial del sector, o analizar la calidad de las obras que se le pongan delante?

Dejo sin contestar lo segundo porque me interesa ir al tomate del asunto. ¿Se hunde la industria del tebeo español?

 

Lo primero y casi el punto final del tema, será evidenciar que a falta de datos oficiales nadie puede contestar esta pregunta. Por muy «dentro» que se esté, los dimes y diretes son eso. Claro que en este país arrasa la telebasura, pero con voces en corrales (por cualificados que sean) no podremos concluir si el sector está en recesión o se mantiene o qué. ¿Hay datos oficiales de ventas del último decenio para contrastar la REALIDAD y una evolución general del sector? Creo que no, pero no soy un estudioso estadista del tema. Si alguien los enlaza, genial, prometo un segundo post.

 

Dicho lo cual y pasando a otro pero (este más subjetivo quizá), yo puntualizo que si nos ponemos a hablar seriamente del sector, no hay una Industria del cómic, sino un producto, ese cómic, sobre cuya producción y/o venta trabajan diferentes empresas del mismo ramo. Son todas editoras de cómic, sí, pero creo que Apa-Apa y Panini se parecen en su modus operandi, en su producto ofertado, en su modelo empresarial, en su “target” y hasta diría que en sus aspiraciones muy, muy poco.

 

Por lo cual para valorar ese hundimiento habrá que establecer qué tipos de editoriales existen hoy en España, cuales son sus metas más allá de no cerrar, y si las cumplen. Puede haber una tormenta perfecta, sí. Si toda editorial, de Fulgencio Pimentel a Planeta de Agostini, se va al cuerno. Pero francamente, de suceder eso, creo que la cuestión excede lo comicográfico y apunta a la crisis general, y si acaso, por concretar, a la del sector cultural general. Si definimos que el hundimiento es global, ay, me pueden alinear en su bando.

Este país se hunde, lo gobierna una oligocracia que no valora el hecho cultural, tan de medio plazo, como algo necesario. Aquí no se valora el saber, sino el beber. El país perfecto combinará compulsivamente ambos infinitivos (chascarrillo, aplaudid con ruido). Pero seamos constructivos en medio de, esa sí que sí, la tormenta perfecta que es España. 1º, si queremos parar la acida, el pueblo debe tomar la calle. Es un proceso lento, y quizá está comenzando.

 

Y si preferimos fijarnos en el sector, bien, volvamos al juego de las diferencias. ¿Podemos comparar la edición de un Jim Woordring de la de el reseteo Marvel «Marvel Now!»? Lo dicho, no. Y sin embargo si bien cada universo es muy suyo, está claro que no debemos entenderlo como celosías herméticas. Lo mainstream alimenta a lo minoritario. Declaraba en los primeros noventa el líder de Pixies que en los sesenta con un grupo como el suyo (minoritario… al menos en 1990), sería un heroinómano muerto de hambre, pero que con la industria musical de su tiempo hasta bandas de sonido más agreste pueden permitirse vivir de su arte. Y bastante bien (hablaba de un buen coche y decenas de guitarras en su casa). Es visionario y sirve para todo sector. Para que Fulgencio edite más delicatessens de unos pocos cientos de ejemplares, debe haber un tejido poderoso, y otros “subsectores” de ese tejido tirarán con su producto para masas del todo que es el mundo del cómic. Supongo que esto lo ve todo el mundo e incluso que en cierto grado ya sucede, ¿no?

Pero el problema es que tras la crisis de los ochenta hasta hace, digamos, una década (larga), diría que la historieta se había atrincherado sobre todo (no al 100%, claro) en un target determinado, en una clientela muy específica como bote salvavidas (mayoritariamente varones postadolescentes que viven fantasías endogámicas de un modo muy especial, creando efecto «parroquia»). Esto no ha sucedido con igual intensidad en otros países donde ha triunfado otro modelo de historieta (Francia), o ha tenido muchísimo más éxito que aquí y ha generado un sector potente (el mainstream USA que abona al nuestro, claro, genera mucha pasta allí y sanea, aunque solo sea como excusa para la industria del cine). Aquí, sin tradición y con un hiato que actuó como un agujero negro en los noventa, lo que está sucediendo es un cambio de patrón. Se busca un nuevo lector desde unas editoriales, mientras otras, sin desatender a esta «tercera vía», se encargan de mantener el trigal que fue el pobre brote verde de la(s) industria(s) del cómic en esa década oscurísima. Mantenerlo como puede.

Este es el problema. Como dije al abrir, carezco de datos, pero la sensación que tengo es que este supuesto mainstream… intenta sobrevivir. Tanto como lo intenta Bang! o Entrecomicscomics. Pero Entrecomicscomics no tiene vocación de editorial generalista, intuyo. O van muy ciegos. Y sus miras deben ser muy diferentes a las de Panini. como las de Foehn son opuestas a las de RCA, en símil musical.

Y si el buey que “siempre” tiró del carro no es la solución, ¿cuál será?, ¿cómo salvar los platos? Personalmente creo que cuidando todo lo que hay.  Pero también cambiando cosas. Hay que estudiar el mercado (¿se hace o las «Mayors» se dedican a cacarear los «grandes eventos» de la compañía USA mainstream que van a publicar, siguiendo por tanto un modelo dictado por un grupo estadounidense? ¿Publican las pequeñas solo cosas que «a mí me gusta», o conciben y tienen presente un mercado propio, con su escala propia?). Hay que definir qué se puede hacer.

Y entender que «Industria», al estilo Bruguera, ya no habrá jamás, pero que puede haber un mercado. ¿Cuál es la técnica, retrotraerse, compactarse y no salir de la cueva, o disiparse y buscar con cautela nuevos clientes? Yo francamente no veo más salida que la segunda sin dejar de mimar al lector sectorial, que esto no es una guerra. Pero hay que cambiar actitudes, cultivar lectores expansivos, derrumbar celosías, abrir mentes, dejar de cultivar fandoms (sé que no será una idea muy popular, pero en serio, uno es lo que es, y yo desde los 19 años decidí que lo mismo me daba Simonson que Bourgeon que Jaime Hernández… solo me importa que me guste, no su “universo”) y sobre todo, sobre todo, sobre todo, promover nuevos lectores.

Para ello, las editoriales, aparte de estudios de mercado (que no dudo que los realicen, o al menos, deseo que los lleven haciendo muchos años), debe entender la promoción de un modo mucho más activo aún (aunque diría que se está mejorando, vía adelantos on line y servicios de prensa metódicos allí donde interesa estar, aparecer).

Y los modelos de distribución, en la era on-line, pueden ser también un objetivo (ver ¡Caramba! y Entrecomicscomics y su brillante “nueva vía”), y los formatos digitales, ojo ahí. Hablemos en diez años.

Y si hablamos de expandir, miremos a la infancia, porque sí, hay cosas, muchas, pero faltan muchas otras. Mamut es una línea deliciosa y recomendable, pero pese a ellos y otro buen puñado de propuestas, siento muy desatendido el mundo del niño pequeño. Por ejemplo, han hecho falta tres (¿o cuatro?) temporadas de “Hora de Aventura” para que alguien (Norma) se anime con su cómic [añadido post scriptum: me advierte y muy bien advertido Ces Piñol en Twitter que el tebeo original es reciente también, tontería en la que ni había pensado auqneu realmente lo sabía… por lo cual retráctome de este punto, claro ;)]. Y lo editarán en formato prestige gordo (me pareció por lo que he visto, igual no es eso exactamente), como un Prophet  o un Alan Moore más. a eso lo llamo, químicamente, disolución del soluto. No, hay que buscar formatos acordes a los críos. Aunque como “HdA” también gusta a papá, bueno, quizá sea una diana. Con todo, va en la línea: hay que interrelacionarse con el universo infantil, saber qué le está comiendo los ojos HOY (son volubles, vigilancia permanente). Yo no he encontrado tebeos de “Doraemon” porque se editó hace décadas en España. Hoy lo emiten Boing y Cartoon (y Tv33). Hoy hay lo que nunca hubo: canales 24 horas de dibus gratuitos. Esto hay que explotarlo. Hay cosas, lo sé (Batman, Teen Titans… hay cosas) pero… ¡MÁS! Diréis que ahí juegan derechos y tal. Pero hubo ocasiones perdidas, como la magnífica serie española Hero Kids. No hay cómic de Hero Kids.

Pero volvamos a los adultos. Otra cosa que está cambiando y creo, beneficia al sector, es la política de autores. Nueva concepción del autor, nuevo modo de negocio. Ceo que la comunión en vez del contrato estajanovista solo puede ser positiva, bien de un modo indirecto o directo

Y por último, ¿sabes qué? Que puedo equivocarme en cada argumento, por supuesto: no hay soluciones mágicas. La característica de todo emprendedor es que arriesga. Hoy meterte o mantenerte en el negocio de la edición de libros (cómic o no) es una aventura de final incierto. Hay que hacerlo afinando, y con MUCHAS ganas, hay que ser constructivo y positivo, pero a ver… no es telefonía móvil. La cosa está como está, y más en el sector libro. Por eso desde un blog uno solo puede dar opiniones al viento y cruzar dedos. Y pensar que, lo siento mucho, A. Martín, no te creo. Creo que se ha mejorado bastante en relación a los noventa. También creo que ahora y aquí España las pasa putas, y salvo empresas de telefonía móvil, sí, toda empresa es una aventura muy aciaga, ya ni te cuento del ramo. Pero creo que el nivel de los autores españoles hoy es artísticamente brutal y me gustaría que tuviesen dónde editar, y que lo tienen. Y que editan muy bien, añado. Y creo que hace un cuarto de siglo yo me compré los ladrillos de Cerebus en inglés porque estaba claro que jamás se editarían aquí. Y si te gusta Sandman, ahora lo tienes en tomos con cintita, y Power Paola lo edita Mondadori (¡MONDADORI!) y editoriales que salen de la nada publican cómics con un cuidado y una exquisitez que jamás vi en un Cairo o en un Rambla.

Así que algo bueno debieron haber hecho los editores en estos últimos diez años. Y por eso confío en que rescatarán al cómic de esta crisis. Que NO es del mundo del cómic, ni como arte (se ve que hay calidad, que cantaban aquellos) ni como negocio (aquí se hunde hasta la construcción, ¿no os habéis dado cuén? así que no lo dudo, afecta)

El fin del mundo nunca llega

PD, acabo de darme cuenta… evidentemente esta viñeta de Fantastic Four 50 (Lee, Kirby y Sinnot) es un chascarrillo general, el «bocazas como tú» de la Cosa NO va dirigido a NADIE. Ante todo aquí respetamos a todo el mundo (menos a Adolf Hitler, y a Sánchez Dragó).

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