Archivo marzo 2014

Novedad editorial: Fabricar Historias

historias ware

En un mundo tomado por lo digital, ediciones como esta son una verdadera maravilla absolutamente necesaria para quienes disfrutan de los libros-objeto y los nostálgicos de las cajas de juegos. Así, dentro de esta caja de recuerdos que Chris Ware nos regala, encontraremos una variedad de material de lectura que hará frente a casi cualquier gusto artístico o poético imaginable. Estas «historias de edificio» son cada una una metáfora de una etapa de la vida, a las que tanto el lector como los protagonistas han de enfrentarse. En vez de descender a los estratos más infernales del alma, lo que hacemos es subir y bajar por los ascensores y habitaciones de esta curiosa representación del mundo. En la parte posterior de la caja encontramos una lista con las sugerencias sobre los lugares apropiados del edificio por los que dejarnos perder. Aunque muchas son inéditas, algunas de estas viñetas sí han aparecido en sitios como The New YorkerThe New York Times o McSweeney. En total, Bulding Stories recoge un trabajo desarrollado por Chris Ware durante más de diez años. En octubre de 2012 se publicó por primera vez en Estados Unidos y ahora desde Reservoir Books lo traemos a España, como un verdadero acontecimiento para los lectores de cómic, los coleccionistas de libros-objeto y los amantes del arte. [NdP]

Fabricar historias, de Chris Ware.Penguin Random House. Marzo.

0

Arsène Schrauwen, de Olivier Schrauwen

Pubicado en Faro de Vigo (¿conseguirá la épica chusca de mi texto convencer a lectores del periódico, «out of comic-land», de las bondades extremas de este libro tan hermoso como experimental?).

“Arsène Schrauwen”, o cuando la novela gráfica es arte.

Olivier Schrauwen ha creado un libro fundamental para conocer los últimos derroteros del más arriesgado cómic contemporáneo.

arsene

Hay cómics que experimentan con la forma, con el lenguaje de la historieta. Pero al hacerlo olvidan, acaso cegados sus creadores por el elemento formal que están desarrollando, que en el fondo la narrativa gráfica es eso, contar una historia. Y esta desaparece o resulta superficial.

Hay historietas que ponen el acento en la historia que nos cuentan. Se atiende con mimo a los personajes, el argumento es interesante, el mensaje valioso y enriquecedor para el lector. Pero en no pocas ocasiones los autores se contentan con esto y dejan la forma en los márgenes de lo ortodoxo o, peor, lo anecdótico.

En definitiva, pocas veces (porque el cómic es un arte joven y por muchos años atenazado por decisiones complejas que lo maniataron) nos encontramos con obras donde el reto de llevar al noveno arte más allá del punto en que se encontraba vaya parejo a historias fecundas, densas y valiosas en sí mismas. “Arsène Schrauwen” lo es, y logra la equidistancia entre forma, fondo, mensaje, tono, profundidad y riesgo que solo alcanzan las obras maestras.

No abundan, créanlo, las obras magnas. En el arte en general, y en el cómic en particular. Chris Ware ha creado alguna; Art Spiegelman una; “Paracuellos” de Carlos Giménez, el primer volumen, podría serlo también. Hoy en día, cuando la novela gráfica supone el mayor margen de libertad expresiva que haya gozado nunca un autor de cómic, comienzan a aparecer algunas nuevas obras maestras, tebeos que se lanzan a la búsqueda de lugares nunca explorados en el cómic, y temas y enfoques de una madurez pocas veces presente hasta el siglo XXI en los tebeos. No es exagerado (aunque sí atrevido, porque nos falta la perspectiva del paso del tiempo) señalar a “Arsène Schrauwen” como, sí, otra obra maestra de la nueva hornada. Pongámoslo en la librería al lado de “Maus”, “Fabricar historias”, “El Fotógrafo” o “Agujero negro”, porque se lo merece (y si el lector desconoce las obras citadas, hágase con ellas, de paso).

arsene-schrauwen-02

“Arsène Schrauwen” lo edita, como siempre en un ejercicio de clase y gusto, la editorial Fulgencio Pimentel. Es cómic defendido como objeto bello a la vista, al tacto, al oído (pasar las páginas se escucha, por supuesto) y al olfato (¿quién no huele sus libros?). Y es la última obra de Olivier Schrauwen. Del autor natural de Bélgica teníamos ya en castellano dos obras notables, excelentes, que quedan en poca cosa comparadas con esta biografía de su propio abuelo. La vida de Arsène se relatará en tres libros, y este primero arrebata desde la portada, deudora (y  por petición expresa de Olivier Schrauwen) de las de la editorial Insel Verlag. Pero es el interior el que deslumbra.

Este cómic es una constante apuesta por asombrar usando el dibujo narrativo, el color, lo que se muestra, lo que se oculta y lo que se transforma, como el modo perfecto para contar una historia. Schrauwen parece tener una fe ciega en las posibilidades del cómic como arte, pero también como artefacto ideal para la narrativa, y así cada apuesta por una ruptura formal viene a hacernos empatizar más y más con la personalidad (aventurera, ensimismada, enigmática, enamoradiza) del abuelo del autor que se está describiendo. Dibujos símbolo, grafías ondulantes, imágenes en espejo, confluencias y metáforas visuales para alumbrar una narración maravillosa sobre la distancia, el futuro y quizá el amor.

Cuando se completen los tres libros que compondrán esta obra, y si se mantiene el nivel, estaremos hablando de una de las novelas gráficas más importantes de la década.

5

Novedad editorial: Pulgarcito

pulgarcito-1

 

Pulgarcito es el menor de seis hermanos (los otros son quintillizos) que, acompañado de su gato Medianoche, vive sus aventuras entre la realidad y la ficción de la literatura infantil: Nunca Jamás, el País de las Maravillas, cuentos tradicionales…  [NdP] Un clásico recuperado.

PULGARCITO 1/PULGARCITO 2, de Jan. Ediciones B. Abril

0

PLANETA TIERRA, de Aisha Franz

Prepublicado en Faro de Vigo

El costumbrismo, la introspección y un mundo “freak”.

Aisha Franz debuta en el mundo de la novela gráfica extensa con “Planeta Tierra”, una obra inesperadamente sólida sobre tres generaciones de mujeres.
PLANETA TIERRAAisha Franz es una autora alemana que ronda los treinta, y que debutó en el mundo de la historieta (tras foguearse en fanzines varios, incluido en español “Colibrí”) con “Planeta tierra”, editado aquí por La Cúpula. En 212 páginas de tamaño bolsillo (bolsillo grandote, de gabardina) la obra desgrana la vida de una familia sin figura masculina: una madre y dos hijas, una de ellas de apenas diez años, y la mayor está comenzando a descubrir la edad adulta y sus sinsabores. Adolescencia, lo llaman.

La madre es una mujer frustrada con su vida, que vive amargamente los recuerdos del pasado. La hija adolescente se enfrenta a la autoridad materna, como suele pasar, y descubre el amor, el deseo y el desamor, todo ese vendaval de emociones que atrapan más fuerte cuando menos preparado se está para enfrentarlas. Y la hija pequeña es una niña, juega, le gustan los globos y tiene un secreto. El relato avanza con su ritmo muy marcado, contemplativo, en una cadencia tranquila donde los acontecimientos se van desflorando en vez de estallar vertiginosamente. El estilo gráfico es casual pero de acabado delicado, que empapa en gris las pequeñas viñetas.

Hasta aquí lo normal en un relato “novela gráfica”, introspectivo y sensible. Para bien o para mal (si lo de uno es el reparto de galletas a doble página mientras enormes onomatopeyas omiten el fondo urbano de la acción, posiblemente este no será su cómic). Pero en Aisha Franz habita un espíritu freak, un ánimo autoral que aleja lo cotidiano de lo real y nos crea una sensación de extrañeza con la lectura. El secreto que esconde la pequeña de la casa es un extraterrestre. Real o imaginario, no queda del todo claro, pero físico en la narración, presente.

Lo fantástico irrumpe así en lo vulgar, y lo hace alejado de patrones previsibles. El alien aquí no es un encantador monstruito que llora por su casa y eleva bicicletas por los aires. Tampoco una amenaza palpable. Ni siquiera como hemos apuntado cabe la certeza de que sea real, y no una fantasía infantil. Es una presencia muda y quieta, un observador dócil pero que, como se deja intuir en uno de los mejores momentos del cómic, tiene pulsiones muy reconocibles.

Una de las buenas ideas de “Planeta Tierra” es que lo fantástico no capitalice el relato, sino que se manifiesta como un elemento de misterio y extrañeza elusivo, en el seno de una célula familiar entre lo común y un peldaño por debajo de lo común. Si bien no se trata de un grupo de seres mezquinos, sus vidas tristes y su infortunio tampoco obedecen a la mala suerte, sino a no saber capear tormentas. Esta novela gráfica trata antes de la pérdida personal que de otra cosa, y puede que su Alien (título original) permanezca mudo porque no entiende qué pasa en esa casa, porqué tanto dolor y tan poco cuajo para enfrentarlo o luchar por evitarlo.

Merece la pena adentrarse en este libro porque aunque no es una obra maestra sí resulta un debut muy personal, de una autora a seguir en el futuro.

0

«La cuenta atrás», en crowfunding

En 2008 la crisis (económica , política y social) no había comenzado, o no se sentía como en 2014. Quizá por eso hoy el relato/denuncia de La cuenta atrás sea más necesario, si cabe, que entonces.

El crowfunding nos traerá la conclusión de este tebeo.

LaCuentaAtras01

(NdP)
A Coruña, 18 de marzo de 2014
Una novela gráfica sobre el «Prestige», en busca de financiación
El guionista gallego Carlos Portela y el dibujante catalán Sergi San Julián
publicaron en 2008 la primera parte de la novela gráfica «La cuenta atrás»,
inspirada en la catástrofe del «Prestige». El álbum recibió excelentes críticas y
fue nominado al Premio a Mejor Guionista en Expocómic 2008.
Seis años después los autores han decidido autoeditar la segunda parte
siguiendo el modelo del micromecenazgo (o «crowdfunding»). El 19 de marzo
comienza la campaña de financiación de «La cuenta atrás 2» en Verkami, una
de las plataformas de crowdfunding más populares. Por delante cuentan con
tan solo 40 días para cumplir su objetivo.
Padrinos de lujo
El proyecto está arropado por algunas de las figuras más reconocidas del
mundo del cómic y de la cultura de nuestro país. En 2008, el escritor Manuel
Rivas escribió el prólogo de la primera parte. En 2014 es el dibujante
Miguelanxo Prado el encargado de introducir «La cuenta atrás 2».
Lo que han dicho sobre «La cuenta atrás»
Manuel Rivas, escritor: «Es la primera gran novela gráfica a nuestro alrededor
en una línea de thriller político-social. Una obra artísticamente madura y
valiente».
Miguelanxo Prado, dibujante: «No podemos resignarnos a que no llegue a los
lectores en su totalidad».

Juan Díaz Canales, guionista: «Es un cómic brillante y necesario».
Álvaro Pons, crítico: «Abre todas las heridas para demostrar que el chapapote
todavía está pegado en la conciencia colectiva».
David Rubín, dibujante: «No veía el momento de poder leer el final de esta
estupenda novela gráfica».

PÁGINA DEL PROYECTO EN VERKAMI
http://vkm.is/cuentaatras2
(Página activa a partir del miércoles 19 de marzo a las 10:00 AM).

REDES SOCIALES
Facebook – http://on.fb.me/1idIz7S
Twitter – twitter.com/lacuentaatras2
YouTube – http://youtu.be/JzMyhNNHufA

0

BATTLING BOY, de Paul Pope

Nuevo superhéroe para la muchachada.

“Battling Boy” intenta recuperar, desde la libertad creativa de la novela gráfica, el sabor de los mejores tebeos de superhéroes.

BattlingBoy-pope-portada

Se dice que el género de los tipos en pijamas coloridos que hacen justicia a sus anchas están en crisis. Su historia arrancó con Superman allá por 1938 y parece que ya todo ha sido contado. Más en un subgénero tan acotado. Pero por otro lado, las aventuras escapistas y frenéticas de Linterna Verde o los X-Men suponen un material tan idóneo para captar la pasión de lectores infantiles o adolescentes que es lógico pensar ¿por qué no seguir? ¿Por qué no refrescar ese legado? La cuestión es no hacer una papilla más, sino algo con personalidad.
Paul Pope es uno de los autores más destacados del panorama estadounidense. Su estilo gráfico es impactante y poderoso, y sus guiones suelen ser livianos pero eficaces. Y le gustan los superhéroes. Battling Boy es su nuevo cómic, y es, precisamente, de superhéroes. Lo es en todos los sentidos, una historia de iniciación donde el hijo de una especie de Thor moderno debe viajar a la tierra para culminar su tránsito de la adolescencia a la edad adulta. Ese paso consiste en enfrentarse a los peligros del mundo, monstruos imposibles y villanos malignos y sádicos. Tiene poderes para conseguirlo, pero aún no sabe usarlos demasiado bien. El tuétano d elo que hace que los superhéroes gusten está aquí, por tanto, pero filtrado por una suerte de steampunk. La estética se acerca más a Heavy metal que a DC, en fin, pero los mimbres están por debajo. Ahora, ¿funciona Battling Boy?
Cuando uno ya no tiene (ni nunca volverá a tener) catorce años y lee una obra pensada para esa edad le resulta muy difícil entrar el ella, porque, evidente, no es una narración pensada para él. Consecuentemente la distancia es inevitable. El Chico Batallador no consigue la empatía del lector si no se tiene la edad adecuada, pero esto no debe nublar el juicio. Es normal que, pongamos, un lector acostumbrado a Joe Sacco encuentre inane “Battling”, pero ¿debería ser de otro modo? Lo importante es ver que este cómic de dioses, monstruos y chicas “cool” hijas de superhéroes fallecidos mola.
Y “Battling Boy” efectivamente debería molar a, digamos, su target (perdón por el anglicismo), porque abreva de los clásicos, los mastica bien y factura un producto fresco que no inventa nada de nada pero lo presenta elegante y fresco. Y cada página, cada personaje y dialogo, está inteligentemente enfocado a un chaval o chavala que, se intuye, va a enamorarse de Battling o de Aurora (el superhéroe y la hija del superhéroe difunto, respectivamente), y sobre todo va a querer seguir leyendo las aventuras que a partir de este tomo puedan venir. Las próximas, por cierto, dedicadas a Aurora West, serán dibujadas por el gallego David Rubín.
Pero hay un problema. Uno que, nuevamente, nos pone en conflicto, el no ser este un tebeo para adultos, y serlo nosotros. Pope ha elegido un formato, de pequeño librito, para su obra. Y Penguin Random House lo ha editado miméticamente. Pero el dibujo de Pope es abigarrado, barroco, con un precioso y sabio contraste entre el vacío (ese algo nipón que desprenden a veces sus composiciones espartanas) y lo absolutamente recargado. Y no ha variado pese a la reducción de tamaño. “Battling Boy” es un desacierto formal porque pide, a gritos, un formato de álbum a la europea. Pero a la vez se intuye que la opción por el librito de tamaño bolsillo busca al joven lector a que se dirige, y ahí posiblemente esté acertado Pope. Hubiera sido el momento para tantear evoluciones formales, dejar que la forma final (rústica. 15 x 21 cm.) influyese en el estilo gráfico final, también.

0

Novedad editorial: FF 2

ff2

El segundo y último tomo de la etapa de FF realizada por Matt Fraction y Mike Allred. (NdP)

FF2, Matt Fraction y Mike y Lee Allred. Panini. Mayo

0

Normalizando, un proceso

Este artículo del escritor Antonio Muñoz Molina me ha llevado a cavilar, eso tan peligroso. Y como por aquí tengo la etiqueta de «Opinión» precisamente para compartir estas cosas, aprovecho y escribo.
El autor de «Plenilunio» aborda, con motivo de la Art Spiegelman’s Co-Mix: A Retrospective en el The Jewish Museum, en Nueva York, la obra «Maus». Y todos aplaudimos que lo haga. Es un personaje mediático, no es un experto en cómics, crítico de cómics o blogger de cómics. Y se nos hace el culo pepsicola. «A Muñoz Molina le gusta Maus!».

maus1
Pues no te revienta… claro que le gusta. Como a cualquier persona con dos dedos de frente y un poco de perspectiva cultural contemporánea (su estilo gráfico responde a una sensibilidad muy concreta, y ya se sabe que hay quien no lo aprecia). Personalmente leer en 2014 un artículo de fondo (ojo, no digo un ensayo, una tesis, una nueva mirada que estudie la obra, por descontado) sobre la obra magna de Spiegelman me suena como si me hablasen admirativamente y con tono de gran descubrimiento de «Las señoritas de Avignon», «El padrino» o «La conjura de los necios». Pero parece que aún tengamos que celebrar, desde mundocómic, que un individuo mediático y «de fuera» venga a decir que blanco y en botella de leche es leche. Y sin embargo… ¡tenemos que celebrarlo!. Porque estamos hablando de una liga que no todo el mundo parece comprender: la de la visibilidad del cómic, y creo que la historieta aún no está tan reconocida como el cine, la literatura o el arte plástico, no tanto ¿verdad? Y que desgraciadamente puede haber muchos lectores de El País que desconocerán totalmente el «Maus», o que, sabiendo de su existencia, jamás se plantearán que este tebeo pueda estar a la altura de «La lista de Schlinder» (cuando realmente es una narración muy superior, a mi juicio, a la cinta de Spielberg), o del «Diario de Ana Frank» (lo lo leí, no opino).

Y desgraciadamente la firma de un crítico de cómics (pongan ahí el nombre más conocido, el crítico más «mediático» que les venga a la cabeza) pierde visibilidad frente a un personaje como Molina. Porque nadie, en realidad y fuera de los cenáculos habituales del mundo historieta, conoce esa firma. Sin embargo, ah, cuánto más visible es la firma de Muñoz Molina.
Está bien, un creador de prestigio opina y defiende una obra de cómic en El País, ni más ni menos. Pasa en todo, pasa sobre el cine y la literatura,¿porqué no alrededor del cómic? De hecho tampoco es algo nuevo, por supuesto, que un literato se aproxime a la historieta para hablar de ella. Así que bien, está muy bien que Muñoz Molina aprecie «Maus» y se lo cuente al público de El País.

Mientras, la historieta debe entender este presente como un momento de oportunidad, clave y bisagra. Hay que aprovechar este «zeigest de acercamiento» generalista para seguir abriendo brecha. Desde mi punto de vista, el futuro y la visibilidad del cómic depende mucho de conquistar espacios nuevos, ajenos al circuito de librería especializada. Y que un escritor del renombre de Muñoz Molina descubra la pólvora al respecto de Maus (ojo, en un artículo que merece la pena ser leído, está muy bien) es otro signo de que las cosas transitan una vía esperanzadora.

0

BREACH, de Bob Harras y Marcos Martín/Javier Pulido

Artículo publicado en Faro de Vigo, ampliado ahora.

Receta clásica para hacer un superghéroe.

“Breach” es un típico tebeo de DC, la casa de Batman y Superman, que recicla clichés del género para intentar mantenerlo fresco.

breach

Un buen hombre con una vida ejemplar, familiar, sufre un accidente en un avanzado y osado experimento científico. En vez de morir, muta en algo más que humano. Podría haberse vuelto verde, enorme, irascible y chillar “¡Hulk machaca!” pero eso ya está inventado. Así que lo que el guionista Bob Harras ha ideado es una pócima que mezcla el angst del gigante verde con la semi-divinidad reflexiva del Doctor Manhattan de “Watchmen” (Alan Moore, Dave Gibbons y John Higgins), otro producto de un accidente científico. Et voilà, ya tenemos a Breach, un no-superhéroe de temibles poderes con un enemigo que le viene casi de serie (su creación deriva del descubrimiento de una dimensión paralela, agresiva y, a partir de entonces, invasiva).
Breach hiberna durante años, y cuando despierta debe quedar confinado cual experimento ultra-secreto militar. Su toque causa muerte o devastación. Y pierde su memoria pasada: los recuerdos de una mujer e hijo son aguijones dolorosos en disolución, su confinamiento, el nuevo desierto del eremita que purga su sufrimiento. Argumentalmente lo mejor de Breach son unas cuantas ideas poderosas (mezclar el desgarro de un hombre convertido en monstruo, como si de una Cosa del Pantano guapetona se tratase, con un entorno muy “Expediente-X”). Y un arranque potente. Pero número a número estas bondades se diluyen en un relato que no muestra un claro Norte e intensifica desgarros y padecimientos personales hasta volverlos artificiosos. También se desaprovecha el ripio argumental de encontrarnos ante un superghéroe que, habiendo nacido antes de que los esquijamados irrumpiesen en su realidad, despierta rodeado de capas y coloridos trajes. Alguna frase irónica, pero nada más. Cero reflexión alrededor, pues, del género, solo un relato de superhéroes que intenta saber a conocido pero no a rancio. Hay diálogos eficaces, amenazas sólidamente construidas y personajes interesantes, al menos. Y un oficio puesto en el asunto que hará las delicias del consumidor habitual de “Pijamas”, si bien la serie quedó cerrada precipitadamente en USA, por malas ventas, lo que da una sensación de que queda mucho que contar.
¿Puede interesar a otro lector que al fan del género? No creo. ¿Me interesó a mí? No lo logró pese a, como he dicho, un inicio con potencial.
Lo mejor, sin duda, el apartado gráfico, con un Marcos Martín siempre iluminado, elegante y aportando soluciones de composición imaginativas. Y un Pulido eficaz y estiloso. Acompaña un color notable de Javier Rodríguez. Y los tres, desde luego, tienen en su haber cosas mejores en sus respectivos futuros, pero aquí hacen un trabajo remarcable. Estilazo viene de serie, vamos. Es sin duda la carta ganadora, un trío de autores españoles dando muchos puntos positivos a una serie que, en otras manos, no pasaría de trabajo del montón

2

Novedad editorial: colección «versus»

scary

 

Dios María (…) sueña con un mundo mejor, lejos de su realidad adolescente, cruda y desalmada. Iván, un adolescente que vive en los montes de Oak Paso con su madre sobreprotectora y su hermano mayor que padece una extraña enfermedad contagiosa. (NdP). Dos tebeos en formato comic-book grapado (colección «versus»).

SCARY ISSUE: TRABAJO DE CLASE / NUEVOS ROMÁNTICOS, de Ana Galvañ y Marc Torices, Apa-Apa. Marzo

0