Los signos del superhéroe (3ª parte)

(continuación de la parte II)

En definitiva, vemos cómo hay unas constantes con las que se opera y que podremos rastrear en la historia del género hasta hoy: el academicismo de Neal Adams en los setenta no busca representaciones naturalistas, sino poses hercúleas y perspectivas imposibles, Frank Miller en la década siguiente imprime plasticidad a cada página pero con un dibujo que no evita el extrañamiento. ‘Watchmen’, tenido por el paradigma de realismo dentro del género, jamás lo es en su sentido plástico o narratológico (ni su gama cromática ni el hieratismo en el dibujo de Gibbons, ni mucho menos el descarado artificio de su puesta en escena).

Neal Adams, frank Miller y Dave Gibbons: ¿superhéroes naturalistas?

Y en los noventa ‘The Authority’ es la exageración de los pilares argumentales de los superhéroes, y el dibujo de Hitch combina realismo y estilización para propulsar al género hasta el siglo XXI desde sus propias señas identitarias, mientras que X Force, de Allred y Milligan, parece mirarse en la vieja Marvel de los sesenta desde las gafas que les proporciona el cómic independiente de los noventa.

The Authority: la edad heróica

 

X-Force: estilizando los 60's vía 90's

Cada uno de esos tebeos es fruto de su tiempo como lo fueron los de la Edad de Oro o los orígenes Marvel, y en su trasfondo social, político y moral, encuentra sus variaciones, en las que no vamos a detenernos ahora. Pero siempre, desde el lejano y limpio Hombre de Acero a los mutantes sin escrúpulos de Milligan y Allred, persisten los códigos estilísticos que definen al tebeo de esquijamas. Evolucionados, con su tiempo, pero en el fondo delimitando siempre las características de cualquier tebeo de superhéroes.

Ahora pasemos a contemplar el tiempo presente. ¿Ha traído  el nuevo siglo cambios para el género? Pienso que sí, y ese cambio es lógico, ya que la sociedad misma ha cambiado: el mundo no es el mismo antes y después del 11 de Septiembre de 2001. Y sin duda vivimos una era de cambios. El atentado contra las Torres Gemelas ha desarticulado la noción de El Enemigo, en Estados Unidos. Si el malvado Doctor Muerte había arrancado el edificio Baxter hace treinta o cuarenta años en el Universo Marvel, Bin Laden duplicaba la hazaña en la realidad televisada. Y no es un suceso brillante, ni espectacular, sino terrible y angustioso. Todo es inesperado e irreal a nuestros ojos, pero sucede, sucedió. Por tanto, ya no nos vale lo imposible, el verismo de lo imperfecto, el color como signo y símbolo, ni cualquier otro atributo que defina al género en su ya larga singladura. En definitiva, el 11-S fue el minuto cero para una nueva era. La lucha entre el bien y el mal se salda con el horror, pero para un estadounidense ahora es más necesaria y auténtica que nunca: no es un cuento escapista, pues El Enemigo ha atacado realmente, y con éxito. Ya no se trata de una fantasía simbólica.

No quiero decir ahora que de un modo homogéneo el tebeo superheróico ha evolucionado estos años en una única dirección, ni siquiera podría desde mi conocimiento parcial catalogar las posibles tendencias presentes hoy dentro del género, pero sí sostengo que una de las más significativas es la siguiente: en los “dosmiles” podemos rastrear una mirada nueva. Esta nueva vía parece querer alejar al superhéroe de los signos gramaticales que lo caracterizan. Se elaboran tramas y argumentos donde seres con poderes sobrehumanos deshacen diversos entuertos, pero se realizan con formas afines al realismo: Daredevil de Bendis y Maleev posee un apartado gráfico de referentes fotográficos y de atmósferas cuidadas, estilo adecuado para el desarrollo de una historia noir. Capitán América desmonta al mito en un sobrio relato de espionaje. Gotham Central busca referentes televisivos, y sobre todo Ultimates es el paradigma de los superhéroes-verité, al tiempo que encabeza las listas de ventas en Estados Unidos (lo que da una idea de cuánto está arraigando esta nueva tendencia en el género): Ya no es simplemente que su argumento se decante hacia ideas y soluciones sostenidas por cierto aire “posibilista”, el estilo mismo ha cambiado radicalmente. El ilustrador Brian  Hitch se abandona al referente fotográfico, y sus escenas de acción se miran en la sensación de realidad palpable que emana el nuevo Hollywood, capaz de sacar a Spiderman a la calle y hacernos saltar a su lado, de liana en liana.

Ultimates: 'verité' en la era digital

 

No es baladí traer a colación el influyente cine-espectáculo que, merced a la tecnología, busca “ser real”. En este cine para los mass-media el miedo y la paranoia del siglo XXI se obvian, claro, en beneficio el espectáculo escapista. Pero ahora la fantasía se manifiesta desde una ilusión de realidad que finalmente contagia la estética de tebeos como la versión “definitiva” de Los Vengadores: Lo espectacular no es maravilloso sino físico, palpable pese a ser una fantasía, del dibujo claramente fotográfico ya he hablado (dibujo que no disimula el referente físico en los rostros, que compone recargadas viñetas que no escatiman detalles, que congelan a los heroes en la ejecución de sus milagros como si se tratase de instantáneas de un periódico), y el coloreado informático no busca expresividad, y hace el papel de los efectos especiales abundando en gamas oscuras, infinitos matices y degradados, todo tipo de efectos fotográficos, etc.

Si en los setenta era común trasladar al género superheróico argumentos de otros contextos (el espionaje en Nik Fury de Steranko, las artes marciales en Sang-Chi, Master of Kung-Fu de Moench/Gulacy, el terror en Tomb of Drácula, de Conway/Colan) pero manteniendo los signos característicos de los superhéroes, en la década presente se mantienen los argumentos propios del género, pero se les aplica un lenguaje propio de otro. No parece esta tendencia una moda fugaz ni un par de casos aislados, muy al contrario, su radio de acción se expande, lo que da una idea de la sintonía lograda por el viraje en  los nuevos lectores. Un ejemplo de esta expansión, así como de la reconstrucción del género en sus pautas de estilo, es la exitosa transposición de sus argumentos al serial televisivo Héroes, donde nada lo acerca a los superhéroes en sus signos… solamente la presencia de superhéroes (sin disfraces, por supuesto). En definitiva, la industria del género está haciendo con su invento lo que Polanski con el terror: desnaturalizarlo. Si esta vía da oxígeno o  asfixia a los superhéroes, es algo que sólo el tiempo nos revelará. Mientras tanto, he querido hacerme eco del palpable cambio.

FIN

Epílogo: bien, el texto que han leído, y que apenas he intervenido para bajarlo a este blog, data del año 2007. El caso es que no quiero terminar sin una coda, actualización o reflexión. El cine ha entrado de lleno en el subgénero, con obras como el Batman de Nolan, la venidera Green Lantern o las varias cintas de la factoría Marvel (Iron Man 1 y 2, Thor, Hulk 2, en breve Capitán América…) destinadas al gran pelotazo que, sin duda, va a ser el estreno de ‘Los poderosos Vengadores’ en 2012. Y los efectos especiales/digitales cada vez acercan más la fantasía a la realidad. En pantalla todo es posible y todo te lo crees. En estos años hubiera podido ser que el cómic de superhéroes viviese una evolución, pero no sabría decirlo…  lo que he leido no busca renovar los trillados caminos, sino explotar franquicias con más o menos tino, entre cierta eficacia profesional (a veces, incluso propiciando productos entretenidos, muy legibles) y la mediocridad más aplastante. Hay pequeños oasis, como ‘Omega’, de Lethem, autor más afín al mundo del cómic alternativo y autoral, o un inclasificable Paul Pope cuando se viste de mayas… pero poco que añadir. Acabábamos el texto hablando de una corriente que desnaturaliza al género para llevarlo a un cierto realismo que se inspira en los blockbuster. Han pasado unos cinco años: ¿nuevas vías?¿renovadas tendencias?. Pues temo que no, y esto es algo preocupante. Lejos del naufragio de ideas de los noventa, pero aletargados en la corrección y buen hacer de Brubaker (Capitán América -al menos al principio, que es l que yo he leido-, Daredevil -idem-) o Johns (Green Lantern), parece que los tiempos de las ideas ha finiquitado, rendida la industria mainstream a la nueva gallina de los huevos de oro, el cine, que adornan con otro producto de merchandishing más: los cómics.

[NOTA: ahora sí, por si alguien quisiera comentar algo respecto al artículo, comentarios abiertos ;)]

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11 Comentarios Dejar comentario

  1. The Watcher #

    Bueno, ¡ya era hora de que dejaras comentar! Bastante de acuerdo en los rasgos estilísticos que definen al género, bastante marcado por las «coreografías», creo yo… Y el color, claro, como tú comentas. No hay nada más triste que leerse un tebeo de Kirby en B/N.

    Lo que más me ha dado que pensar es esta última parte. Tal y como yo lo veo hoy en día hay tres corrientes más o menos claras en los SH de DC y Marvel:

    -La clasicista: Johns, Busiek en lo poco que hace, Dan Slott. No es casualidad que casi siempre trabajan con dibujantes muy apegados a la tradición, a los Davis, Pérez, etc.

    -La ‘blockbuster’: Profundamente inspirada en el cine de acción y ciencia ficción. Bendis, Millar, Brubaker… Igual, les ponen dibujantes «fotorrealistas» y con una narrativa descaradamente cinematográfica, con viñetas «panorámicas» y demás.

    -La tercera vía: La «`posmoderna», la deconstructora. Acercamientos poco ortodoxos, satíricos, revisionistas… Los X-Men de Morrison, el X-Force de Allred y Milligan que mencionas, Bizarro Comics…

    Lo interesante será ver qué pasa en el futuro, si siguen conviviendo o no, o si surge una manera nueva de entender el género que lo revitalice un poco, porque en mi opinión ahora mismo está más bien flojo.

    Corto ya, un saludo.

    • octavio #

      es que cerré comentarios porque este texto está artificialmente dividido, la VO es un artículo en una revista on line, por eso no quise darle naturaleza de posts consecutivos.

      de las tres vías, yo diría que de todos modos (aunque son y están las tres, no lo pongo en duda) es la hiperrealista la que triunfó en el período 2000-2006, que sería la época de la que hablo, claro. el artículo, como tal, intenta ser reflexivo pero moderadamente vlorativo, conste, aunque evidentemente esta búsqueda de realismo a la cine digital creo que aleja al cómic de Sh de «lo maravilloso» por estilización, y que dio poco de sí. Intentar superar a un cine que ya hace posible lo imposible de un modo hiperrealista, creo que no es el camino.

  2. Pepo #

    Es lo que te decía, Octavio. Hitch es el equivalente en su época a Neal Adams. Por eso no estoy de acuerdo con lo que decías, ni creo que sea ahora sólo cuando se busca lo que tú llamas «verité».

    Por supuesto que los SH estilizan, pero eso siempre lo han hecho, en cada época a su manera, con los autores que había y con la visión de su propia época. Sobre los puntitos de los colores del comic book, lo mismo: es lo que había, luego en la visión de su momento no creo que generaran ningún efecto de extrañamiento. Teniendo en cuenta que todos los comic books se coloreaban así, era la regla, la «normal».

    Sobre el cine-espectáculo digital se ha escrito bastante ya, los teóricos del cine lo valoran como un nuevo modelo de cine que no puede enjuiciarse con las viejas categorías. En fin, es complejo todo, el género de SH, las épocas y lo del cine.

  3. Pepo #

    Cuando digo que estilizan, me refiero a también lo hace Hitch, y más dibujantes de ahora… aun buscando esa «verité». Hitch es ‘realismo romántico’, como Adams.

  4. The Watcher #

    Pepo, yo veo en Hitch mucho de Adams y de Davis, pero veo también un nivel de detallismo que es donde creo que busca el «realismo», que es una preocupación artística que no creo que tuvieran los otros dos. No sé si me explico, pero cuando uno lee los Ultimates, los uniformes, por ejemplo, buscan ser «realistas», posibles, las caras sacadas de estrellas de cine, las coreografías de las peleas… Sí veo lo que dice Octavio de la pérdida de maravilla por querer acercar la estética a lo que vemos en pelis de imagen real. No sé si habéis visto a Spider-man dibujado por Hitch: es horrible, precisamente porque parece un señor disfrazado con mallas ajustadas. Hasta se le marca el paquetazo. Es verdad que los Ultimates es un ejemplo excepcional porque incluso en su momento se vendió como una «película» de los Vengadores, pero creo que van por ahí los tiros en muchos dibujantes más.

  5. pepo #

    Gerardo, eso ya lo hacía Adams en los 70. «Realismo» en los superhéroes. Y sí, también usaba rostros de famosos para modelar los personajes. Ahora, con Hitch, hay que detallar aún más, son otros tiempos y otra mirada, pero para mí es equivalente. De hecho, la entrada de Adams y su impacto en los 70 supuso pegar carpetazo al «modo Kirby» de hacer superhéroes y a otros dibujantes tipo Ditko. Desde los primeros 70 y 80 hay de hecho un esfuerzo continuo en añadir textura y tonos realistas (de Speedy como yonqui al matrimonio fracasado de Atom en Sword of the Atom) a los superhéroes, que culminarán en Watchmen, el máximo esfuerzo por crear la ilusión de «los superhéroes si hubieran existido en el mundo real», y prescindiendo ya de la estilización romántica rollo Adams. Watchmen que, por cierto, es tope «cinematográfica» y «verité» en su narración visual. Se trataba de hacernos creer que eran superhéroes «reales» en un mundo «realista».

  6. octavio #

    Pepo, que evidentemente no se puede negar cómo Neal Adams acerca un tipo de cómic estilizado al naturalismo (entendido el esilizar como someter un objeto a una re-elaboración más refinada, reinterpretar una forma); Adams en cierto grado es “realista”, es obvio. Pero Adams mantiene una mirada digamos ‘superlativa’ sobre los superhéroes. En el “gestus”, en las perspectivas… Hitch es evidente, parte de la voluntad de Adams, pero va más allá. No se pueden comparar figuraciones tan exageradas como esta o esta con la planificación de Hitch en Ultimate (que puede recurrir también a exageraciones en la forma, claro, pero en menor grado, como contraste enfático,no como algo propio/intrínseco y permanente). Por no hablar de la de Maleev en Daredevil, claro. Por tanto, pienso que sí, que Adams respeta códigos de narración aunque es un paso adelante, en un sentido formal, al acercar el género a La Naturaleza, pero si vemos las páginas, los encuadres, el, ejem, “ método actoral” de los personajes en las obras de Adams (en el sentido teatral de la gestualidad, y tal), creo que no se puede comparar con lo que se hace ahora. Auqnue esa estética de naturalismo radical, ya lo dije en el artículo, peude no ser única, como Gerardo comenta. Aunque si miramos los Grandes Éxitos… durante un tiempo desde luego, son títulos como Ultimates los que lo petaron…

    Y es verdad, claro: Watchmen quiso ser, el propio Moore lo ha dicho 20 veces, una ficción plausible, el “cómo sería”. Pero ahí juega su papel alguien con un dibujo como Gibbons, que vuelve a ser enormemente antinatural, desproporcionadamente hierático. Esto tiene una lectura más cercana a Ditko que a Alex Maleev… Incluso elevar recursos de narración cinematográfica como el travelling o el zoom, convertidos en un artificio llevado al primer plano, resulta una estilización de recursos formales que tiene más que ver con Kirby, para mí, que con el Capitán América de Epting. Porque Moore y Gibbons, es este sentido de cómo narrar lo shechos, no buscan un reflejo de un acto mediante encuadres, sino otro artificio, otra estilización de lo narrado. Es curioso, dado este ejemplo, cómo en el Capi de Brubaker los “recuerdos” del Soldado durante la Guerra Mundial los ilustra un dibujante mucho más estilizado (la uso mucho, pero es ‘la palabra’, es la clave) como Lark.

    Todo esto, claro, sometido a la ley de que no lo he leido TODO, pero es mi opinión sobre mi experiencia, lo veo, creo que hay un estilo y un tono muy determinados que no se habían roto tanto con anterioridad, y que se debe a una época (porque en el sentido heróico y en la acción agresiva/destructiva que siempre impera en el género, algo como el 11-S no deja de pasar factura) y a unos avances técnicos y comerciales en el cine, que hacen bascular el soporte contenedor: hoy, desde la 1ª de X Men en 2000, los Sh se asocian al cine, cada vez con más fuerza (una generación de teenagers han crecido ya viendo cine de Marvel y Dc pero sin tocar un solo comic book), de modo que los cómics lo que han hecho es reformular sus constantes estilísticas (no de la nada, sino acentuando modelos previos, como Adams, claro, pero llevado más allá) para intentar competir: eso es lo que nunca han hecho, porque además, es que no lo necesitabasn; competir con otro medio directamente. Digo directamente porque es obvio, el cómic, pero todo el cómic, a partir de Roy Crane y sobre todo de Caniff, abandonó los caminos de un Herriman o un McCay (voy a cuatro nombres clasicotes, por entendernos) para montarse en lenguaje cinematográfico en viñetas.

    También quiero calarar que evidentemente hasta cierto punto la cuatricomía es lo que había (aunque los lectores tienen ojos, comparan con las Sundays, con el Heavy Metal desde los setenta, con cualquier otra reproducción –cartelismo, portadas de revistas…- que la sociedad industrial ya ponía a su alcance). Lo que intento decir es que evidentemente te doy la razón en tanto que no se da un efecto premeditado, pero es obvio que la contemplación de algo coloreado con ese sistema posée unas cualidades. Y esas cualidades formales consustanciales al método, involuntarias, cierto, se vuelven efectos dramáticos, narrativos incluso. Y una piel a base de puntitos provoca, subliminalmente, si se quiere, esa sensación de extrañeza, de re-elaboración de la realidad. En definitiva, estiliza y, de fondo, aporta un mensaje: esto no es mi mundo, es otra cosa. Lo dicho, todo de un modo involuntario, un efecto secundario, pero que está ahí.

    ¡¡¡CONCURSO! ¿cuántas veces repito la palabra “estilizar” y derivados? Jeje, es que creo que es la clave, un recurso muy antiguo ya, que se aplicahasta en el arte egipcio, claro. Siento esta respuesta tan larga, es una estilizada total…

  7. octavio #

    por cierto, es la 1ª vez en mi vida que enlazo desde un comentario, oh.
    Y 2º, que el finde estaré out, que os leo, si tal, el lunes, peor que tampoco voy a eternizar la charla, porque las posturas divergentes están muy bien argumentadas, claro, y aunque es un placer la charleta, no querría ahogarnos en ella durante 20 mil comentarios (no en plan tú y yo, quiero decir… ojalá más opiniones entrasen)… Sí quería contestar en el sentido de que, Pepo, entiendo y «veo» lo que me dices (no quiero quedar como si, oh pues no caí en que Adams es realista, por ej, es evidente que sí, lo sé, pero aún con todo veo matices que son los que quise recalcar 😉

    Por cierto Pepo, CREO que es la 1ª vez que escribes cosillas en «SdV», ¡bienvenido a mi blog nº 3, «a parecer Mundo Bizarro empiezo yo a «!!!

  8. The Watcher #

    Leyendo vuestros comentarios últimos me doy cuenta de que, en realidad, o eso creo, estamos hablando de lo mismo y nos separa una cuestión de grado. Veo que Pepo tiene razón con Adams, pero yo lo sigo viendo aún suficientemente apegado a la tradición en su puesta en escena y estética, la influencia de Raymond, Foster, Buscema… Pero es cierto que podemos estar simplemente ante diferencias lógicas por la época. Tal vez si Adams empezara a dibujar hoy haría algo parecido a Hitch.

    En cualquier caso, creo que el cine influye de manera decisiva en la última década, como dice Octavio, más a lo bestia, y rompe una progresión más o menos lineal y proporcional. Es tema para darle un par de vueltas, la verdad.

    Un saludo a ambos.

  9. pepo #

    Bueno, tenéis un Adams MUY reciente para comparar qué es lo que él haría hoy:

    http://pepoperez.blogspot.com/2010/07/odisea.html

  10. pepo #

    Lo que yo decía es que el cine, desde finales de los 30, lo impregna todo, muchas formas culturales, y también el cómic. Y muy en particular, el comic book, de superhéroes o no.

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