Los signos del superhéroe (2ª parte)

(continuación de la parte I)

Otro elemento clave es el dinamismo. Figuras en movimiento, aguerridas poses, gestos contundentes, expresan una idea de acción como revulsivo a la pasividad del colectivo que es agredido por el mal. Esa idea de movimiento es además fruto de un tiempo muy concreto, una década en que lo urbano cobra protagonismo. Es el tiempo del despunte de Estados Unidos, una era de velocidad y tecnología. El dinamismo de los nuevos héroes es en este contexto un símbolo de prosperidad y un modelo a seguir. Se sugiere por tanto que los americanos saldrán adelante tras la Gran Depresión así como tras la contienda mundial. Y lo conseguirán moviéndose, avanzando sin miedo. Lo cinético, frente a lo pasivo, es por tanto signo de éxito y prosperidad. Y es un mensaje de lo que debe hacerse, de lo que está bien, de lo que es el bien, y una causa de su triunfo.

Superhéroes tras la gran depresión: el dinamismo es el camino

Sin embargo, en estas fantasías con más trasfondo del que algunos quieren ver, lo primordial es el puro entretenimiento infantil. Los portentos que una pluma sobre un papel pueden reproducir no los consigue aún el cine de la época, y los superhéroes los llevan al límite, realizando hazañas rayanas en lo milagroso. Para reforzar esta sensación de que lo imposible se hace posible, el dibujo escapa del naturalismo que Foster o Raymond alcanzan en sus tebeos para la prensa. Superman, Wonder Woman o Batman son dibujados con trazos sencillos, en viñetas que, pese a abundar en planos generales, no insisten en representar detalles. Lo tosco de muchos de aquellos primeros autores de superhéroes, así, resulta un acierto: con su burdo acabado asimilamos sin problemas ver a un hombre volar, o correr como el relámpago.

Siegel, Shuster y Superman en los 30's: tosco ergo creíble (¡vuela!)

En los sesenta, Stan Lee ensancha los universos de los superhéroes. En perfecta sincronía con sus dibujantes, ya no entiende el movimiento como una necesidad primaria con trasfondo moral, y va más allá. Es la década que lleva al hombre al espacio trascendiendo los límites casi morales del desplazamiento (lanzar satélites, o pisar la Luna, se diría desafiar la voluntad divina, o al menos la ley natural). Por otro lado el LSD descubre otros viajes imposibles (movimientos hacia el interior que suponen descubrir nuevas realidades paralelas y filosóficas, que enfrentan al yo con su vulgar realidad cotidiana y lo acercan a su meta-realidad excepcional). Se diría que el viaje físico aleja de Dios como el viaje alucinógeno lo acerca, en un equilibrio de índole moral y filosófico. En este contexto tan excepcional para la creación fantástica Marvel atestigua la década con historias que se desplazan por nuevos universos (nano-realidades, zonas negativas…) sin olvidar al hombre bajo el disfraz (el dolor y la carencia que alimenta al héroe Marvel y de la que se sobrepone con lo intrínseco-heroico).

60's, S. Ditko: viajes y trascendencias

Y de nuevo lo temático se refuerza con un estilo, con grafismos plenos en dinamismo y velocidad, onomatopeyas sinfónicas (si cabe el símil), y brillantes colores imposibles (el característico “color de puntitos” produce con su extrañamiento la misma cualidad que los dibujos toscos de los pioneros del género: logran verosimilitud alejándose del verismo, te hacen lo imposible más próximo). Los ilustradores Steve Ditko y Jack Kirby recogieron todos los signos ya propios del género, y de la mano de los guiones de Lee los llevaron más allá. Si antaño cabía la sospecha, ahora no hay duda de que estos dos dibujantes dominan con virtuosismo la mesa de dibujo. Pero en ambos seguimos asistiendo a representaciones no veristas de la realidad. No se trata de la sencillez plástica de sus antecesores, pues en Kirby y Ditko el grado de estilización y/o barroquismo son evidentes. Lo que hacen es plasmar el mundo desfigurándolo, en vez de buscar su mera imitación. Seguimos en el terreno de hacer posible lo imposible, y los grandes maestros de la Marvel de los sesenta no hacen otra cosa que reforzar los rasgos plásticos y de lenguaje que definen a los superhéroes. Spiderman (Steve Ditko) puede pegarse a las paredes, y contemplando su silueta hierática y su gestus imposible nos lo creemos. Kirby tiene una relación especial y única con el cinetismo: congela sus figuras ciclópeas en el momento preciso, previo al verdadero movimiento. Encuentra la potencia acumulada justo antes de ser desatada, con un estilo acartonado, opuesto a los patrones del naturalismo.

Jack Kirby, adjetivando lo imposible: movimiento estático, moral ciclópea

[continúa]

Be Sociable, Share!

1 comentario Dejar comentario