Roberta Vázquez

ROBERTA VÁZQUEZ EN TELEVISIÓN ESPAÑOLA

BOMBA:
Llevo años diciendo que Roberta Vázquez tiene el potencial de convertirse en autora referente para una nueva generación.13882471_1307358725942706_1315588471301429262_n
Que sea objeto de atención en «Página dos» (en TVE 2) supone también la demostración o una prueba, cuanto menos, de que las novísimas generaciones de autoras y autores de cómic «alternativo» español, las abonadas a salones de autoedición y circuitos «artie», no son carne de endogamia y en casos (Roberta, insisto, a la cabeza) podrán trascender.
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Potencial enorme, realidad palmaria.

Minuto 4’54, clik it!

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Bob y amigos 3

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Lecturas de microediciones, fanzines y autoedición. Roberta Vázquez tira millas e insiste en la solidificación de su universo particular con un tercer número autoeditado de las historias de Bob y  demás frikis antropomorfos. Lo hace en lo que parece un acto reflejo: un movimiento natural, conciso, casi despreocupado. Se posa la mosca, la espantas con la mano. Me siento y sigo haciendo mis cómics.

Lo mejor que ofrece «Bob y amigos # 3» es esa involuntaria confianza natural en un universo con, aún, reminiscencias (una historia de las aportadas aquí, «Una noche para recordar», por momentos parece protagonizada por Búho, el colega loser de Megg y Mogg) pero también con unas ganas de ser ganso desde su propio peso específico: funcionen muy bien, como hayku-paridas «Cejas de pitonisa», «La última croqueta» (como un chiste de exagerado anticlímax) o, muy especialmente, «Pimpinela», que parece algo así como una coña marinera autoconsciente, muy chiste de cubata a altas horas.

Cuando se es tan joven como autor (muy poco editado fuera del circuito do it yourshelf) pero ya manejas un concepto, personajes y una capacidad de desarrollo como el de Roberta Vázquez solo cabe felicitarnos del momento presente, donde de la nada, con trabajo y ganas, puedes forjar un mundillo propio en un puñado de papeles.

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HAVARTI PARTY, de Roberta Vázquez

Lo poco que conocía de Roberta Vázquez se editó en «Kovra», el fanzine de Ed. Valientes que sigue siendo un manantial para tragarte nombres nuevos, propuestas libres.
Allí Roberta ya enseñaba un universo antropomórfico tan tradicional como personal, que se extiende por su obra autoeditada, por lo que leo en red, y se consolida ahora con Havarti Party (Ed. Fosfatina), un relato generacional donde conviven pequeñas debilidades formales con una personalidad importante y un universo gráfico sólido.hav part
La historia es bastante mínima: una serie de acontecimientos llevan a una reunión de colegas thirty-something (intuyo) en lo que es un viaje al lugar en que forjaron su amistad, los locos años universitarios.

Aunque en la realización a veces sobran ciertos énfasis innecesarios y varios primeros planos (demasiado) recurrentes, el tebeo perfecciona lo que ya había leído de la autora; vence en el reto de la obra extensa, pues sus 56 páginas son lo más largo de la autora hasta la fecha; es elegante y cuida muy bien el detalle. En este sentido basta observar atentamente la primera viñeta para darnos cuenta del cuidado puesto: imagen panorámica de una habitación. Pocos muebles, solo dos pósters (sin enmarcar) de adorno, pósters de bandas sesenteras (Cream y 13 Floor Elevators). Un banderín de fiesta en un espacio nada festivo. Esto parece la bajona, el día después: comida y revistas por el suelo, un cenicero usado sobre una mesa… y el protagonista (¿un ornitorrinco?) en pose contemplativa.

En una sola imagen Roberta Vázquez transmite toda la información necesaria para adentrarnos en el relato: esto es un cuento de post-algo, esto no es la fiesta, ni el desmadre (la fiesta pretérita la vemos, de hecho, en la portada). La fiesta de Haravarti ya ha pasado, solo queda el vacío del ¿y ahora qué?

Por eso también me sorprende para bien que ante esta idea, que me parece central en un libro(la imposibilidad de recuperar lo que ya no es y de la incapacidad para aceptarlo), el tono sea de humor suave, y de moderado optimismo pese a los perdedores de molde que lo pueblan y a un final en círculo que tampoco arroja demasiada esperanza. Final que además es muy abierto: es curioso cómo la narración evita los acentos y sin embargo, como he dicho, algunas soluciones gráficas abusan de ellos… supongo que lo bueno de todo esto es que Vázquez tiene una larga carrera por delante y que estas bases, bueno, estas bases son cojonudas y cimentada en maestros claros que van de los clásicos (no voy a dar ejemplos, los evidentes, la tradición funny) a los delirios cartoon de un Simon Hanselmann.

PD. Cosas mías: me gusta el resultado full colour de la portada, espero que pronto podamos ver algo de la autora a color, sin desmerecer del fabuloso blanco y negro que ha exhibido en Havarti Party.

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