Archivo julio 2016

La crítica de cómics hoy.

Vía el muro de David Rubín y su hilo de comentarios descubro esta crítica digna de un amateurismo en crítica de cómic evidente. Se habla de un texto sobre un tebeo que en principio dibujaría Evan ‘Doc’ Shaner al completo y que finalmente es dibujado a pachas por Shanner y… otro autor. Y dice el autor de la crítica:

No me quito el mal trago de que DC vuelva a hacer otra vez de las suyas. A que vuelva a desaprovechar la oportunidad de sacar un número 1 brillante por no haber tenido la planificación adecuada. ¿No era mejor haber sacado un cómic de menos páginas? ¿Os imagináis que el Star Wars #1 de Marvel hubiese salido con 10 páginas dibujadas por otro que no fuera Cassaday? Después de anunciar a bombo y platillo una cosa, queda mal y feo que hagan algo diferente y que, además, desluzca el resultado de un dibujante brillante como Shaner con otro que, sin ser malo, no le alcanza el nivel a pesar de intentar imitarlo.

No enlazo, no se trata de eso, no buscamos quién o dónde, si no que pretendo analizar el hecho. Sí diré que no hablamos de un blog personal o algo así.

El «imitador», el «sustituto» de Shanner (dibujante en activo desde el siglo XXI y del que conste, no estoy opinando aquí, en absoluto) es… Steve Rude.

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«Nexus», personaje y colección creados por Steve Rude y Mike Baron en 1981.

La sensación que me ha transmitido el texto es la de un fanboy que desconoce la historia del medio y que además no se ha molestado en contrastar datos. Es facilísimo sacar cuatro conclusiones de la categoría histórica de Rude (no hablo de su calidad, de si gusta o no, hablo de datos, historia, carrera, premios… cuestiones objetivas) paseando diez minutos por la Wikipedia o Lambiek, por citar lugares de consulta sencillos y al alcance de cualquier crítico de cómics.
Personalmente creo que un serio problema en la crítica de historieta actual es la falta de filtros, y el acomodo al método «personal blogger», que desde luego NO debería ser patrón en una crítica rigurosa.
Todo esto no pretende ser un ataque personal ni al firmante del texto ni al medio que lo ha alojado, pero sí un punto de reflexión, ojalá de inflexión también: creo sinceramente que el «mercado» de medios de crítica se está retrayendo y relajando. Al cierre por agotamiento (Entrecomics) podemos unir la relajación de otros que permiten párrafos como el arriba señalado. No quiero resultar incendiario ni, repito, personalizo en nadie pese a partir de un ejemplo (llamativo), si no dar un toque de atención al respecto de esta sensación, que es mía pero que, apuesto, comparto con algunos colegas. No imagino Dirigido o Rockdelux aceptando un texto tan indocumentado, ni a un colaborador de esos medios escribiendo con piloto automático y sin el sentido de la responsabilidad que debería darnos escribir crítica en medios públicos de información y divulgación.

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I.D. de Emma Ríos

La apoteosis de Emma Ríos como autora TOTAL en Estados Unidos se salda con un notable trabajo de ciencia ficción con chicha. En Faro de Vigo comenté lo siguiente (haz clic para ampliar/leer):

: Visado : Página 6 Cómics Alan Moore Emma Ríos

 

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Las cosas tras Entrecomics.

Hoy cierra Entrecomics y por eso debemos mirar hacia el futuro.
Para lágrimas, El Secreto de Puente Viejo.

Pero para mirar el futuro mejor conocer e pasado y el presente, y en ambos está Entrecomics (última reseña, publicada hace un rato, calentita, léela). La realidad es que internet ha supuesto un antes y un después para la información relativa a la historieta. Un antes y un después al menos para el usuario. Si hasta hace unos quince años para estar informado tenías que comprar Volumen, o U, o antes El Maquinista Mensual, o el Krazy o lo que fuera, con internet y a un gratuito clic, podías entrar en varias páginas, blogs personales o comunitarios, donde se subían las noticias que los editores mandaban a esos «medios» o que el gestor del blog leía en webs de las editoriales (del mundo entero) u otros blogs. Además, los gestores de las bitácoras publicaban críticas de opinión (y las publican, claro, debería decirlo todo en tiempo presente, sigue habiendo blogs). Podías encontrar a un plumilla de gustos afines de quien «fiarte» o al menos a quien leer para conocer la oferta de actualidad. Y leerlo gratis.

Sin embargo todos esos sitios han adolecido de una característica. No son profesionales, la publicación suele ser arbitraria, y más bien libre y sin poda o ponderación de un consejo editorial o siquiera una segunda opinión. Y de existir esta en los blogs de autoría global, evidentemente no hay contratos de por medio, ni siquiera facturas por publicar en esa bitácora, donde todos arrimaban o arriman el hombro por satisfacción personal y poco más (a veces, por proyectarse en el paisaje laboral de los editores españoles, lo cual me parece lícito, por supuesto, y más en un mercado donde no podías demostrar de otro modo tu profesionalidad). La blogosfera, en fin, mira al cómic atendido y mimado como acto de amor, circunstancia que también hay que poner en valor y que personalmente sigo practicando. Pero cuando las cosas se hacen por amor cuando ya no hay mojo simplemente lo dejas. Es lo lógico. Y el mojo, es obvio, acaba flojeando con los años. Es evidente que mi relación con este Serie de Viñetas hoy no es la misma, ni de similar intensidad, a la que tenía cuando nació. Tranquilos, mis cuatro lectores, yo no cierro. Pero esto es distinto, es un poco mi casa, como en El Octavio Pasajero hago lo que me place dentro de un orden (porque el blog pertenece a un grupo de información generalista, pero vamos, aquí hago y deshago a mi sensato antojo). Si hablamos de algo como Entrecomics, hablamos de una estructura de varios integrantes a los que sus tareas «reales» en primer lugar pudiera estar impidiendo mantener una periodicidad que es clave. Se acabó la era de definir los blogs como diarios, eso es evidente, para los de matiz personal. Pero una bitácora creada por un equipo, que no es la voz personal de un firmante único, sí requiere, pienso, cierta cualidad de periodicidad, secciones… un aire, en fin, de revista. O la operación no tiene sentido, pienso.
Que todo (TODO) en  Entrecomics nazca de la pasión por el medio y se mantuviese diez años a base de voluntad y nuevas incorporaciones siempre primando la calidad de los nuevos miembros del asunto, da fe del mucho amor por el medio de los cuatro (cinco en origen) miembros «clásicos» del blog, a los que se uniría esa vela-broma de cumpleaños que soplas, se apaga y enciende de nuevo sin desfallecer que responde al nombre de Gerardo Vilches. Pero hasta esas velas se dan cuenta de que ya ha pasado el momento de arder. Al menos, de arder en
Entrecomics. Mejor soplar una última vez que resistir siendo solo cera.

¿Qué es lo mejor que puede decirse de un momento triste como este? En estos diez años Mar, Fer, Iñaki y Berni, Big Man Berni, con el concurso extra(ordinario) y posterior de Gerardo Vilches (permitidme que al resto os considere colaboradores externos, notables, pero externos) han crecido con el medio pero no han mostrado ni una cana en el blog: Entrecomics se ha mantenido fiel a los tiempos que le tocó vivir respetando siempre el legado del pasado, comprendiendo el presente y aspirando a un futuro desde un hoy que no sea trasnochado. Y eso es importante. Además, siempre desde la transversalidad y sin despreciar ninguna escuela, género, latitud o tendencia. Solo regidos por el gusto crítico, uno en mi opinión exageradamente bueno.

Pero bien, dice el dicho aquello de «a rey muerto, rey puesto», y ciertamente es una inercia. De momento ya parece que nos estamos empezando a dar cuenta de que Facebook o Twitter no tienen nada que ver con todo esto, las redes sociales son petardazos que se pierden como lágrimas en las viñetas de Geoff Darrow. No garantizan permanencia, no se puede recuperar un tuitt o cuesta dios y ayuda. Las rrss son solo un cacareo ruidoso en una cámara anecónica.

Por otro lado, yo y Geraddo Vilches ya hemos recibido algún mensaje proclamando CuCo, Cuadernos de cómic como «el sustituto» de Entrecomics. Y no, NO LO ES. Porque además es otra cosa. De hecho me atrevo a decir que en un aspecto es mucho más profesional que Entrecomics, en tanto que su crédito académico es efectivo, y esa es la meta de los cuadernos, y no la divulgativa (presente en una sección de crítica, de acuerdo, pero no de estricta actualidad). Y qu eesa profesionalidad (no de lo remunerado, si no d elo reconocido) nos “obliga” a mantener en una determinada vía al proyecto, sin dedicarnos a experimentos con gaseosa. CuCO existe porque no hay dos como él, creemos, y por tanto, porque era necesario y pertinente. No nació para sustituir nada. Tampoco estoy por la labor (ni creo que Gerardo) de convertir nuestro blog, un discreto y tranquilo medio de avanzar asuntos del proyecto nada más, en un confeti de noticias y novedades. No verás eso en El nido del CuCo, me temo.
Otros blogs del palo entrecomiquero (de grupo, vamos) persisten con energía, pero carecen de la transversalidad de Entrecomics. Son, por así decirlo, sectoriales.
Pero ¿porqué en todas estas ecuaciones la parte débil es la palabra «profesional»? Este es el futuro que tenemos que tratar. Qué ha pasado lo sabemos: muchos fans han montado pequeños milagros que han servido, en parte, para lograr levantar un paisaje, el de la historieta, que languidecía.
La cárcel de papel (blog personal de Álvaro Pons que alcanzó cotas de popularidad intuyo que difícilmente soportables por un único par de hombros) traspasó las fronteras del fandom un par de veces. Entrecomics se convirtió en referente para los editores, hasta yo recibo mails de editoriales que desconozco y que se aproximan por mis labores como divulgador. Pero quizá el fin de Entrecomics pueda servir para plantear un escenario nuevo. ¿Es eso posible? Si nos vamos dando cuenta d eque se están perdiendo sitios de referencia con información, divulgación y crítica que no sean volátiles, ¿puede pasar «algo» para cambiar esto? Por ejemplo: si hay un tejido de críticos interesantes que pueden aspirar a profesionalizarse, esto es, cobrar por su trabajo :O, y si los editores ven a ese círculo de firmas como un sustancioso activo para la promoción de su oferta editorial, quizá habrá que plantearse algo. No sé, ¿La ACDCómic, se ha apuntado ya? Difícil porque caeríamos otra vez en el «dejar hacer dejar pasar» como táctica editorial y porqu ela misión de la asociación no pasa por facturar colaboraciones. Pero sí a lo mejor los propios editores pueden ser un nuevo motor. Creación de una plataforma común que centralize un servicio de novedades, y que gestione un cuadro crítico, pero al tiempo pienso que debería de tratarse de una plataforma que garantice la libertad del crítico, claro, para trascender lo meramente publicitario. Si no son los editores como conjunto o colegio, uno de ellos con arrestos (después de todo, El País tiene Babelia, referente de crítica y actualidad al que podemos poner peros, pero que ahí está, marcando e influyendo, y dinamizando el sector).

¿Sería una vía? La veo tan atractiva como peligrosa, tan posible como imposible. No pretendo haber analizado la realidad y encontrado las soluciones en Diez Recetas Místicas, son solo ideas que se me ocurren como posibilidad evolutiva. Pueden ser otras. Pero es o eso, mover ficha, o seguir viendo cómo la gente se cansa y cierra sus proyectos altruistas en beneficio del twitt rápido.
El peligro es quién tiene el caudal y los recursos para crear ese medio  y qué supondrá una plataforma semejante para los editores independientes, los micro editores y la amplísima oferta de la autoedición en nuestro país. 
Puede que ahí jugase un papel activo el compromiso de los críticos dentro de esa Gran Plataforma, pero no lo sé. Creo sinceramente que no tantos plumillas se fijan en mucho más que lo que publican cuatro editores cañón y tres curiosas editoriales literarias que se han arrimado (benditas sean) a la novela gráfica. El equilibrio para ser justos tiene que ser absoluto. No creo que Gran Danés, de Julia Huete, merezca menos atención hoy que Cuaderons Japoneses de Igort o Chiisakobe de Mochizuki, y mucho menos porque unos los edite un editor «potente» y otra un francotirador «micro». El peligro de un gigante divulgativo pasa por el peligro de toda corporación capitalista en bruto, y eso NO me gustaría.

Pero pase lo que pase, me parece que el momento es interesante, respecto a la divulgación de cómics. Y el cierre de Entrecomics merece la pena ser contemplado no como un cierre abrupto y un vacío a rellenar rápidamente con algo parecido (pero peor, ni lo dudes, peor), si no como un signo del aquí/ahora. Si todos analizamos estos tiempos (lectores, críticos, editores y autores) puede que saquemos algo más interesante que un llenahuecos, y el cierre de Entrecomics habrá servido para algo de un modo que ni sus patronos sospechaban.

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FOSFATINA2000

La editorial viguesa Fosfatina se hizo un pequeño nombre como abanderada de cierta vanguardia en sus primeros pasos. Publicando cosas de autores osados y muy jóvenes, pudo llamar la atención en ciertos lugares ad hoc, salones de la autoedición, por ejemplo.
Pero su pequeño hito está siendo ahora, y supone una idea tan romántica como cabal. Si el producto Fosfatina tiene algo de amateurismo (dentro de una estructura profesional, de una microeditorial hermana menor de otra literaria), mucho de mimo y todo de singularidad, ¿porqué no navegar ciertas aguas reservadas, se diría, a los autoeditores y el do it yourself? Si la era de la novela gráfica (¿está mutando, está pasando o es un concepto más elástico de lo que muchos creían?) promovía la autoridad del autor sobre todas las cosas, apegada pero no sumisa a un formato-libro que funcionaba en obras «para lectores maduros», ¿porqué un editor que defiende la vanguardia y cierto espíritu de artesanato asalmonado (quiero decir, a contra corriente de todo) no va a investigar desde la raíz, esto es, desde la propia editorial, con el formato? Así nace FOSFATINA2000, una bomba artie con forma de micro-píldoras artesanales. Una colección de intencionalidad bimensual que frente a lo que ha sido y es la novela gráfica, sí imprime unos patrones físicos totalmente preestablecidos a sus autores. El juego es usar sobre todo papel reciclado o papel volumen, formato DIN A4, y la técnica de reproducción es la risografía.
Si no sabes qué es la riso, puedes leer este post del blog de Sergi Puyol, autorazo enamorado del asunto que lo explica magníficamente.

El proyecto sistematiza así una línea de cómics experimentales en lo formal (el método risográfico tiene cada vez más adeptos en el mundo del cómic de vanguardia, y en el de la ilustración artística en general) y en el fondo , pues las obras que se acogen al sello son osadas, investigan, atomizan y reconstruyen el medio, hasta en ocasiones soslayar lo narrativo. En su seno han cabido ya trabajos diversos: Roberto Massó, Pepa Prieto, Begoña García Alén, el incraíble José Ja Ja Ja, Ana Galvañ, Andrés Magán, que es una de mis actuales firmas de cabecera,  (su trabajo es por cierto el que me falta de esta colección, prometo ir a por él pronto) y Julia Huete. Todos abrumadoramente interesantes, aunque si me apuntas con esa escopeta y me pides un podio, partiendo de que me falta una lectura (Magán), apuntaría a Huete y Galvañ sin demérito del resto. Porque en serio, hay que ser muy fosfatino para hacer maravillas como esta colección, toda ella.

Gran Danés de Julia Huete

Gran Danés de Julia Huete

La editorial, además, ha inaugurado una suscripción anual, para hacerte con todos los números de la «serie», el Club Fosfatina 2000, que claro, incluye descuentos, ahorros y regalitos. Y que acercará a tu humilde morada los trabajos ya editados o venideros de Huete (el mencionado arriba), María Ramos, Cynthia Alfonso, Berliac, Nacho García, Los Bravú, Óscar Raña y Berto Fojo.

2000 razones para apostar por «la 2000»

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Fulgenciando, que es Pimentel.

¡FUERZA CON ESTO!
IV SUSCRI

Fulgencio Pimentel, que es como decir el Martín Berasategui de la edición de historieta en España, lanzan una nueva suscripción para seis degustaciones asombrosas, delirantes, y con muchas estrellas. Un menú como siempre selecto, una cata donde el atrevimiento, la curiosidad y la fidelidad tienen el premio de los mejores platos. Olvídense de cocineros fashion con cresta, ¡Fulgencio tienen garrote!.
O dicho sin tonterías, la fe ciega en las apuestas de la editorial Fulgencio Pimentel no dejan de ser apostar a caballo ganador, a obras siempre importantes. En esta suscripción aparecen platos conocidos por los gourmet de la viñeta: ese Jose Quintanar que firma Ja Ja Ja, un Olivier Schrauwen que completa un trabajo catado ya por estos lares pero que requería revisión urgente, más punch de bruja y búho (¿hay qeu decirlo? hablo de Simon Hanselmann) y algunos nombres que serán nuevas para muchos, y que vienen para, apuesto, asombrarnos.La suscripción supone además, que en el menú te regalarán postres exóticos («alguna sorpresa loca») y otras delicatessen.
Pes eso, ya sabes, y si bo sabes, pincha acá.
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EL TRÍPTICO DE LOS ENCANTADOS de Max

Un texto a toda página para alabar mucho a Max en general y enfatizar que su mirada «bosquiana» en particular tiene mucha chicha. Amplia y lee con un clic.

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Los medios y el cómic.

Me he encontrado este artículo en un diario de papel. Muy interesante, leedlo, por favor, antes de seguir con mi post:

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Vale, sí, es una broma, lo he escrito yo. ¿Pero a que leer ese razonamiento nos resulta a todos disparatado? Nadie en su sano juicio y moderada capacidad cultural, intelectual, dudaría de que a través de la literatura se puede tratar cualquier tema que un escritor se proponga. Como lenguaje no presenta trabas para el artista, en ese sentido. En realidad esta máxima se debe aplicar a cualquier disciplina narrativa: literatura, cine, teatro…. cómic, pues claro. Solo son medios distintos de contar historias. Y cualquier tipo de historia.
Somos conscientes en esta casa, sin embargo, de que pese a la formidable capacidad del lenguaje historietístico como arma narrativa, ha habido condicionantes, de tipo industrial, que prácticamente imposibilitaron durante muchos años la proliferación en el mercado de un espectro amplio y sin trabas, respecto a temas y tonos. Más aún en España. Además no nos engañemos: cuando un medio crece voluntariamente maniatado por sus mecenas (para el caso: las empresas editoras, los autores que gustan del marco de trabajo que tienen, y los lectores que quieren eso exactamente), los artistas no se mueven en el campo más óptimo para el crecimiento.

Pero creo que nadie con un poco de inquietud pone en duda hoy porhoy, en 2016, digo, que al menos desde que Maus abrió una determinada espita en los setenta, el cómic puede tratar cualquier tema y de hecho, hay ejemplos de ello. Por eso andamos todos los amantes de la historieta loquísimos con este artículo del áspero e insigne ABC (clic en la propia imagen para leerlo entero):

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La cuestión no es la mera denuncia del hecho puntual. Hay que pensar que en fin, es verdad que a nivel mediático se ha abierto una vía ancha que hasta el presente siglo no había. No la de las ventas o la consideración del cómic como producto con capacidad de enganche, si no la de la empatía con una nueva tendencia: cada vez hay más lectores de cómics, de novelas gráficas, que no tienen una cultura previa en lectura de cómic, que han accedido al medio ya adultos. Y en general, lo hacen gracias a la labor de los medios generalistas, que también han evolucionado.
Pero no tanto, en casos, como nos gustaría a algunos. Aún reverbera en mi cabeza, profundo pero insistente, Carles Francino cuando hace años, tras hablar de «36/39, malos tiempos» de Carlos Giménez, dio paso a otro tema diciendo (más o menos) «y ahora vamos a seguir con literatura, pero de la seria, de la de enjundia». Ojo, despachaba así una obra sobre recuerdos personales de la guerra civil…

Quiero decir: no pasa nada. Seguro que Francino no lee un cómic desde que usaba pantalones cortos, y no creo que fuese ni de Giménez y su producción infantil. Su criterio me importa y afecta tan poco como el del Pozí, respecto al medio. Pero la cuestión es que Hoy Por Hoy mueve miles de oyentes. Y el ABC también. Y los medios, en fin, deberían ser conscientes del papel vertebrador de lo cultural en una sociedad. El cómic es cultura, una pequeña parcela, pero debería cuidarse. Hay medios que no dejan el tema a cualquiera. Que requieren a periodistas expertos para hablar de historieta cuando creen que procede. Mientras esto no suceda en todos los periódicos, revistas, espacios radiofónicos y mass media en general, mientras los divulgadores no nos hagamos valer y protestemos (sorda protesta, pero bueno) cada vez que detectamos una barbaridad como el titular capturado, creo que aún hay camino que recorrer. Y francamente, yo quiero recorrerlo,ver que el camino hacia la respetabilidad emprendido por Art Spiegelman, Marjane Satrapi o Paco Roca conquista el universo.
Es bueno para todo el medio, de quien quiere publicar en DC a quien camina la senda autoeditora, pasando por la teoría profesionalizada, claro, porque el texto de portada/entradilla del ABC es cualquier cosa menos eso, crítica profesional.
Me ha espantado TANTO leerlo que me he largado corriendo al terminarlo:

Master Race, de Albert Feldstein y Bernard Krigstein ( revista Impact # 01 de marzo-abril del año 1955, EC Comics)

 

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