Archivo mayo 2016

El camino hacia adelante

Refexión tras leer ayer Dios ha muerto de Irkus (M) Zebeiro y Gran bola de helado de Conxita Herrero. No es este post un análisis ni una crítica (ambos me gustaron, uno por sus destellos increíbles, otro por su monumental ambición y resultado).Pero lo primero que pensé es que al cómic ya no lo conoce ni la madre que lo parió (cita de un político de la transición) y que mejor así, y que si mandaran los rancios por doquier no tendríamos los discos de Aries o el cine de Carlos Vermut, por ejemplo. Y que todo sería Capitán América Civil War (peli que me gustó, con lo cual esto no es un ataque a la convención, digamos, si no una defensa de la ruptura, que no es lo mismo).

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Páginas de irkus (M) Zebeiro y Conxita Herrero, respectivamente.

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EL DÍA DE JULIO, de Beto Hernandez

Beto Hernandez nos ha entregado una obra por la que será recordado dentro de años, cuando nos dediquemos con pizpireta alegría a censar lo mejor de una década (clic para ampliar/leer):

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Darwyn Cooke

Toca hablar de Darwyn Cooke (Toronto, Ontario, 16 de noviembre de 1962–Florida, 14 de mayo de 2016), cuya muerte ayer, triste e injusta, noticiamos estos días. Su carrera es vasta y enmarcada en las más grandes editoriales de cómic del mundo: DC, Marvel. Además ha creado Parker, un poco lo que sería su proyecto personal al margen de la «industria».
Se posicionó con fuerza a partir de su colaboración con Bruce Timm en las series de animación de Batman y Superman, éxitos catódicos que le abrieron las puertas a DC Comics. Su relación con las grandes editoriales fue intensa (con obras del calado de New Frontier, posiblemente su obra más exitosa) pero no por ello acrítica. De DC llegaría a decir que “solo me llama cuando quiere hacer algo divertido. Soy algo específico para ellos.»

No soy un gran seguidor de la obra de Cooke, pero reconozco sus virtudes. Con su dolorosa y temprana muerte perdemos un gran dibujante de cómics, dueño indudablemente de un dibujo fabuloso donde, prevaleciendo por encima de modas generales del maistream más hueco, siempre se ha mostrado estilizadamente exquisito y elegante:

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PACIENCIA, de Daniel Clowes

El nuevo libro de Daniel Clowes sigue ubicando al pater del comic independiente en el pedestal qeu ocupa desde Ghost World. Muy alto.

Amplia para leer con un clic en la imagen:

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Tonterías sin importancia.

En un hilo de comentarios de un diario generalista me topaba esta mañana con una de esas frases descalificativas y prejuiciosas hacia los cómics. “La literatura, la de verdad, es otra cosa. El cómic es entretenimiento, con más o menos ínfulas”. Uno cuando lee estas cosas se siente Teseo en el laberinto, en medio de una encrucijada.

¿OCTAVIO LEYENDO MAUS? No, no... "Octave Maus Reading", de Theo van Rysselberghe (1883-84)

Ínfulas: ¿OCTAVIO LEYENDO MAUS? No, no… «Octave Maus leyendo», de Theo van Rysselberghe (1883-84)

Encrucijada, sí: es evidente que este tipo de comentarios no buscan nada, solo cierta ofensa gratuita. Lo que la era virtual ha denominado “trollear” y que la era sensata siempre ha denominado “querer tocar las pelotas sin más”. Por otro lado quien piense eso respecto a la historieta, y con esa llanura y atrevimiento público, no es objeto de mi interés. El no aprecio es lo mejor en esos casos.
PERO… cuando este tipo de boutades las manifiesta alguien en un medio generalista este Teseo se siente en el dilema: lo mejor es no apreciar, cierto… pero si contestamos, educada y razonadamente, quizá otro lector del medio —uno que no es un troll “con más o menos ínfulas” de intelectual diletante a 140 caracteres— razone sobre mi respuesta (siempre gloriosa, iluminadora y brillante, no puedo evitarlo) y decida que, bueno, igual no es así, quizá hay que entender los cómics como algo más que pseudo literatura ocasionalmente pretenciosa. Quizá puedan gustar a cualquiera y solo sea cosa de buscar el que te puede ser enriquecedor, dentro de los gustos de cada cual.
Tampoco creo que sea algo importante. Para lograr eso lo que hay es que escribir ponderada y sensatamente en todas partes sobre cómics, los buenos, los que te gustan. Hacerlo honradamente, da igual que lo hagas en tu muro de Facebook o en El País, en tu blog o en una web cultural. Lo que varía es el alcance, claro, pero no el objetivo y, con suerte, los resultados.

Y por supuesto, hay respuesta para la astracanada del anónimo comentarista del que parte toda esta diatriba sin importancia: no hay literatura «de verdad «como no hay literatura “de mentira”. La literatura ES, es algo, una disciplina, arte, con sus propios códigos de creación, desarrollados a lo largo del tiempo. Y el cómic NO es literatura como el teatro griego no es música. Son cosas distintas. De hecho, desde el “lado defensor” creo que se le hace flaquísimo favor a la historieta cuando se argumenta que “también es literatura”, porque insisto, NO lo es. En todo caso, como ella, tiene la capacidad, en tanto que arte narrativo, de emocionarnos y de tratar cualquier tema, del más banal al más trascendente. Eso sí.

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