Pregunta-tipo.

Cuando moderé hace unos días una mesa redonda en Boom!, una pregunta que saltó de entre los asistentes fue: ¿porqué es tan difícil encontrar cómics para niños?

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Es un estribillo habitual pero que si lo reflexionamos un poco carece de base. Bien, es cierto que yo mismo puedo decir que me resulta difícil comprar cómics a mi hijo, pero también deberé añadir “me resulta difícil comprale… los cómics que a mí me gustan para regalarle”. Si realmente eliminamos el factor selectivo como compradores adultos y dejamos que sean las características intrínsecas de los cómics los que hablen del tipo de lector al que aspiran…¿realmente hay problemas para encontrar hoy por hoy cómic infantil Hablando en plata: si consideramos todos los géneros y latitudes, ¿no hay suficientes cómics infantiles en el mercado?
He jugado, acercándome a la web Whakoom, y he recontado tebeos para niños y chavales, digamos que hasta trece años más o menos. He prescindido de rellenos: si dudo de los contenidos, no lo recuento (así, cabe la posibilidad de que títulos de por ej. Yermo Editorial puedan ser lecturas para “jóvenes” de 12 a 14 años, pero al no haberlas leído, ante la duda sencillamente las descarto) ni caros (ej, más de 20 €: salvo despiste mío, descartado).
El recuento lo he hecho solo con lo editado en marzo e inicios de abril, mes y pico, lo más actual. Y me salen unos cuantos:

Tutor hitman reborn!; Toriko; Star Wars: Darth Maul: hijo de Dathomir; Saint Seiya. Los caballeros del zodíaco; Rin-ne; Little Battlers eXperience; Jaco. The Galactic Patrolman; Dragon Ball; Detective Conan; Buenas noches, Darth Vader; Don Miki; Bim bo gami ga!; Young Ronins (Víctor Santos); The Seven Deadly Sins; Supernatural Law; Sailor Moon Short Stories; Primates. La intrépida ciencia de Jane Goodall, Dian Fossey y Biruté Galdikas; Pequeño Peludo; Nisekoi; Martin Mystère; Malicious Code; Las Flores del Mal; Hora de Aventuras; Fullmetal alchemist; El Diamante de Corazón; Death note; Ataque a los Titanes; Your Lie in April; Grey is…; Orange; Nieve en verano; El intrépido Batman; Young Ronins; Mi Ángel Caído; Lucky Luke; Marsupilami.

No cuentes, son treinta y tantos.

Sumemos los que seguramente me he colado, quitemos un par que me han engañado y realmente no son lecturas para críos, añadamos sellos específicos para infantes cuyo catálogo está disponible en cualquier librería aunque en este mes no gocemos de ninguna novedad de su sello (como Mamut, donde podemos encontrar tebeos por franjas de edad que comienzan en la prelectura, tres años), y bueno… un mínimo de 35 posibilidades en 35 días me da para regalar más de un tebeo diferente por día el mes en curso. Me parece una oferta ya no sensata, si no generosa.
Entonces, ¿porqué esa pregunta en una mesa redonda? ¿porqué respuestas-tipo, siempre lamentosas? Creo que francamente nos movemos a menudo por mareas de clichés y conceptos “pre”, que si analizamos con calma y ánimo estadístico se quedan totalmente desmontados. En aquel foro apunté que desde la ACDCómic emitimos semestralmente una lista de lecturas esenciales en la que se particularizan cómics infantiles, de modo que todo el mundo interesado en conocer obras para niños puede apoyarse en fuentes, documentarse, porque las hay. Pero más allá de “soluciones” sería mejor atajar la cuestión como improcedente. Aunque mi recuento no puede entenderse como serio o estadístico, sí funciona en tanto que una muestra aleatoria y no selectiva o malintencionada. Y en un mes previo al bombardeo del Salón de Barcelona, marzo, un mes bueno pero no feroz (como será el pleno abril).
Hay suficiente cómic infantil, quizá no haya “suficiente cómic infantil a color, formato álbum, barato y que me recuerde a Astérix porque es lo que yo leía y quiero que mi hijo o sobrino lea”, pero si no nos autocensuramos podemos encontrar de todo, desde el manga hasta posibilidades más europeas e incluso, sí, algún toque superheróico (ese Batman para chavales, tocaba en este mes). También nuevos Astérix, ya puestos (uno viene en camino). Y si nos estiramos, hay que añadir integrales de clásicos que, personalmente por características de edición y el parámetro del precio, considero diseñados antes para el coleccionista que no para su hijo. Pero bueno, son tebeos infantiles, del palo Johan y Pirluit.
Lecturas fantásticas, aventuras, historias sentimentales, o de humor, acción, amoríos, costumbrismo. Mangas, europeo, cómics nacionales, americanos. Clásicos y novedades. De todo, y para esa franja que va del niño pleno al que está dejando de serlo para pasar a buen mozo. Tebeos para niños y niñas.
A partir de este momento entonces puedo comprar. Bien, ese fue otro sutra lamentoso en esa charla. El fandom, incluso el profesional del mundo del cómic, tiende al quejío, al lacrimae. Hubo en esa charla (muy animada y participativa, por cierto) saetas a las malas ventas del tebeos español (así, sin matices, plaf catapún), pero la que me interesa comentar es “la Otra”cuestión, El Quiosco. Alarguen las “o” al leerlo. El Quiooooscooo… porqué no se vende en el quioooscoo.

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Pues por el mismo motivo que el barco de vapor ha muerto como máquina para desplazarnos. Porque las cosas cambian, así de simple e impepinable. Y porque la industria del entretenimiento va por otros lados y debemos aprender de una vez que el cómic ya no es una parte sustantiva en ese universo. Hoy los niños tienen (gratis) tres o cuatro canales infantiles de televisión activos las 24 horas del día, media docena más de canales generalistas donde picotear espacios para su edad, cine en streaming (ni entro en lo de descargas ilegales), juegos on line, estrenos de animación a cascoporo, consolas, tablets, mucha literatura infantil… ¡por haber hasta hay, aún, cromos y gogos! El cómic puede existir en medio de todo esto, pero se ha redefinido. El problema es que mientras los editores reasignan su lugar de supervivencia y sostenimiento (que en España ya no es en los medios de masas ni en las tiradas astronómicas, salvo contadísimas excepciones), muchos lectores, a golpe de cliché, quieren volver a ver los años ochenta en 2015. Los quioscos se extinguen pero queremos verlos morir colmados de tebeos. Pues no vamos a ver eso, ni hoy ni, intuyo, nunca. Es una vía que ha fenecido, que tuvo su día. Hoy el cómic es otro tipo de producto, menos popular, lo cual no es bueno ni malo, solo diferente (al menos mientras pueda ser sostenible en su propia escala, lo cual es otro tema que da para más posts).
En fin, me parece importante que comencemos a analizar los lugares comunes y pensemos si no hay que revisarlos. Urgentemente.

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